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viernes, 6 de julio de 2018

Un Alma Compartida Capitulo 21

Isabella

Despertando sola pero revitalizada y bien descansada, me vestí rápidamente y me apresuré a bajar las escaleras para tomar el desayuno con Edward. Sólo que cuando llegué a la cocina, no había nadie ahí, el periódico estaba cuidadosamente doblado en el centro de la mesa.

El silencio en esta casa no siempre significaba que estaba vacía, pero hoy parecía ser así.

Eso me puso triste. Quería despertar cada día saludando a Edward, poniendo mis abrazos alrededor de él, y tomando calor de él mientras su forma me envolvía.

El reloj en la estufa leía las ocho y veintitrés. Demasiado temprano para que Edward se hubiera ido a hacer ejercicio.

¿Dónde estaba?

Yo no sería esa chica.

No le enviaría un mensaje de texto. No señor.