domingo, 24 de abril de 2011

CAPITULO XV LOS BUSCADORES DEL PLACER

SEGUNDA PARTE

Francia

El amor es una fuente de agua profunda donde se puede beber muchas veces, pero en la que se puede caer una sola vez.

Ellye Howell Glover
QUINCE

Marcharse es morir un poco, es morir por aquello que uno ama.

En todas partes y siempre, uno deja atrás una parte de sí mismo.

Edmond Haraucourt

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La Ville Lumiére.

París -La Ciudad de la Luz.

Pero esa noche, el sector de la ciudad donde se encontraba Bella estaba a oscuras. Apenas había una luz de la calle encendida fuera del apartamento que ella compartía con su madre en Rué de la Chaussée d'Antin.

Hacía casi una semana que estaba en casa, decidida a quitarse a Edward de la cabeza, aunque el objetivo se volvía cada día más difícil. La rabia era lo único que evitaba que se sintiera frustrada por cómo había comenzado a creer que en realidad él podía necesitarla.
Él le había dicho que debía rechazarlo, alejarlo, pero ella no había tenido la fortaleza para hacerlo. Echarle la culpa de su hundimiento resultaba más fácil que culparse a sí misma, ya que al hacerlo podría significar reconocer sentimientos más profundos.

Le llevó algunos días reunir el coraje para escribir a su padre, para indagarlo acerca de lo que había ocurrido entre él y Anthony Masen. Se resistía a creer que el padre podía haber estado involucrado en destruir la vida a otro hombre, pero tenía que saber la verdad, para su propia tranquilidad. Justo esa mañana, había recibido la respuesta.

Mi querida hija:

No entiendo qué ha sucedido que te precipitara a indagar sobre este tema, aunque sospecho que pudiste haberte enterado de esta terrible tragedia, según me informas, al viajar a Northcote.

Tal vez tendría que haberte preparado para esa posibilidad, pero llegado el momento confieso haberme acobardado. Temía por lo que pudieras pensar de mí, pues yo sabía el motivo que había detrás de la muerte de Anthony Masen, aunque no era de público conocimiento.

Espero que me creas cuando digo que con gusto le hubiera concedido al conde más tiempo para devolverme el dinero que me debía. Conocía a Anthony desde hacia años y lo consideraba un hombre honesto. Jamás le hubiera deseado daño alguno.

En cuanto a su hijo, estoy desconcertado por lo que me has comunicado. Edward jamás ha venido a verme, pues de haberlo hecho, seguramente hubiera hablado con él.

Tal vez yo debí de haberme acercado a él, pero admito no haber encontrado las palabras apropiadas para consolarlo. Me preocupaba que pudiera pensar que yo sólo quería aliviar mi propia conciencia. Por primera vez en mi vida, me faltaron las palabras.

Aún estoy desconsolado por la pérdida de Anthony, y me siento un poco responsable con respecto a su hijo. Quizás tú podrías convencer a Edward de venir a Londres y tomar su lugar en la Cámara de los Lores, Si lo hiciera, contaría con todo mi apoyo.

Te extraño, hija. Regresa pronto. Y dile a tu madre... bueno, dile que espero que le esté yendo bien.

Tu padre que te adora.

A propósito, tu primo Emmett me acaba de informar que tiene intención de pedirle matrimonio a Lady Rosalie Hale. Yo apruebo la pareja absolutamente.

Te envía saludos.

A Bella la recorrió un alivio mientras doblaba la carta y la guardaba en un cajón. Su padre era inocente de los cargos de Edward, como ella sabía que lo sería. ¿Entonces por qué Edward creía que su padre había tenido que ver con la muerte del conde? ¿Es que su acusación sólo se debía al dolor mismo? ¿O a una necesidad de echarle la culpa a alguien, en lugar de creer que su padre fuera capaz de quitarse la vida? ¿O es que había sucedido algo más? ¿Algo que podía haberlo llevado a pensar que el padre de ella tenía la culpa? ¿Pero qué?

Bella dejó las preguntas a un lado. Edward ya no era de su incumbencia, jamás lo había sido. Tenía que concentrarse en seguir adelante, pensar en las buenas noticias que su padre le había comunicado.

Emmett iba a contraer matrimonio. A ella no la sorprendía; él había quedado absolutamente enamorado de Lady Rosalie. Bella estaba segura de que ambos serían felices. Sólo sentía pena por haberlo preocupado al anunciarle su decisión de abandonar Northcote un día antes y regresar a París.

Él se había enterado de que ella estaba huyendo y de que esa huida tenía algo que ver con Edward. Ella rogaba que nunca descubriera hasta dónde había llegado su insensatez. Jamás se perdonaría si sus propios actos egoístas provocaran que él perdiera a Lady Rosalie ni que él interviniera imprudentemente y hablara con Edward.

Desde que había regresado a casa, Bella se había esforzado afanosamente por quitarse a Edward de la cabeza, manteniéndose ocupada trabajando en retratos para sus clientes habituales. Tenía el estudio ubicado en el altillo, un sitio luminoso y alegre, y era la única habitación de la casa que ofrecía una vista del pleno centro de Montmartre.

No había nada más encantador que la colina cuando el sol jugaba con el suelo color rojo ocre y sazonaba con un tono pimienta los sinuosos barrancos y estrechos senderos O el cielo vespertino, cuando se transformaba de un azul pizarra claro a un rosado carmesí.

Pero sin importar lo ocupados que estuvieran sus días, no había forma de evadir las largas noches solitarias cuando no tenía nada en qué ocupar sus pensamientos y los sueños de Edward la perseguían.

Algunas mañanas había despertado con la almohada húmeda por las lágrimas derramadas, lágrimas que no se permitía derramar durante las horas diurnas. No por alguien que la había utilizado como herramienta de venganza. Otras mañanas caía en un sueño irregular, plagado de imágenes de la posesión ardiente de Edward, con sus manos y sus labios dejándole su sello en la piel al unirse a ella con el ritmo sensual de su cuerpo.

Algunas veces ella se acariciaba las partes que él le había tocado, sintiendo un hormigueo que le brotaba de los pezones, deseando ardientemente que los cálidos labios los jalaran, la lengua ardiente, el masaje erótico de los dedos cuando jugueteaba y la torturaba. Él le había embrujado el cuerpo la había atrapado en una red de lujuria de la que ella no podía liberarse.

-Soñando de nuevo, ¿non?

Aquella voz masculina, tan querida y tan familiar, la despertó de sus pensamientos. Se giró y encontró a su amigo modelo, confidente y a veces temperamental, Jacob Black, que la miraba desde su pose en el sofá, con las cejas alzadas en un gesto de interrogación, con un aspecto angelical que se contradecía con el encantador diablillo que ella sabía que era.

Había conocido a Jacob hacía cinco años, cuando andaba por Avenue de Clichy retratando a un grupo de pilluelos flacuchos y a niños de la calle desgreñados, y su ira había crecido al observar en el siguiente paseo a un par de adinerados que insensiblemente pasaban junto a aquellos rostros jóvenes y hambrientos sin siquiera volver la mirada.

Jacob, que había permanecido a sus espaldas, la había asustado al dirigirse a ella. Alguna vez él también había pertenecido a la condición de los pobres, le había dicho. Abandonado a los siete años de edad, había huido del orfanato donde solían golpearlo regularmente.

Se había abierto paso en la vida en las calles, vendiendo su cuerpo, entregándose a hombres lujuriosos quienes disfrutaban de los ágiles encantos de los muchachos jóvenes.

Entonces, un respetado artista lo había encontrado y había quedado prendado de su sobrecogedora belleza. Rescató a Jacob de las calles y lo incluyó como uno de sus modelos.

Desde entonces, Jacob había posado para la mayoría de los artistas prometedores del Salón, y se jactaba con orgullo de haber sido retratado en pelotas por notables artistas de la talla de Renoir, Bazille, Degas y Maitre. El hombre que lo había rescatado pertenecía a un grupo de la élite. Su nombre era Manet.

Aún con el pincel en la mano, Bella se volvió hacia el lienzo apoyado encima de un caballete en medio de la habitación.

-No estoy soñando -le respondió al tiempo que secaba el manchón de pintura amarina que le había goteado en el pulgar. Después de limpiar el pincel, lo untó apenas en el hueco azul.

-Chérie, me doy cuenta cuando alguien está soñando. Después de todo, yo soy un experto en ese tema. Me he perfeccionado en el arte de andar a la deriva en un estado de melancolía, con aspecto pálido y trágico. Tú me has retratado en ese estado -hizo una gesto aéreo con la mano—cientos de veces, mais oui.

-Yo no luzco pálida y trágica.

-Pálida quizás no, ya que pasas bastante tiempo con la cara al sol, pero tú, mon ange, luces definitivamente trágica. Percibo tu dolor.

-Por favor, Jacob, no te pongas dramático.

-Eso es algo en lo que también me destaco. Nosotros los franceses tenemos una inclinación por el drama. Lo llevamos en la sangre. Ahora cuéntale a tu adorado Jacob, a quien más aprecias, ¿quién te ha dejado en tal estado de infelicidad?

-No soy infeliz -Ella casi sonaba convincente, pero Jacob era demasiado listo como para perderse de algo.

-Pobre Jacob, ¿ahora le van a mentir? -Suspiró-. Me rompes el corazón, jolie. ¿Piensas que no me doy cuenta de que no has sido la misma desde que regresaste de la pagana Inglaterra?

-Inglaterra no es pagana. -Aunque algunos de sus ocupantes sí lo fueran.

Él inspiró con desdén al tiempo que la miraba con ojos de traicionado que transmitían que había sido horrendamente malinterpretado y estaba gravemente herido.

Alegó que su antipatía por todo lo que fuera inglés era heredada, pero Bella sabía que su animosidad había comenzado cuando un inglés le había causado gran daño al rechazar su adoración. Para un francés, ser despreciado en el amor era como ser cortado en pedazos con un cuchillo de carnicero desafilado.

-Mírame -le dijo-. Estoy a punto de explotar de la curiosidad. ¿Por qué tienes que torturarme de este modo? Ya sabes lo sensible que soy a la perturbación innecesaria. ¡Y ya estoy viendo venir una terrible angustia mientras estamos hablando!

-Vuélvete hacia tu derecha y levanta el brazo un poco más -lo dirigió Bella, con la esperanza de que abandonara el tema.

-Esta es la primera vez que requieres de mis servidos desde que regresaste a casa. Si yo no te quisiera tanto, me sentiría herido sin posibilidad de recuperación por no haberme llamado en el preciso instante en que pusiste un pie de nuevo en París.

-Levanta el mentón, por favor.

-Fille mechante -resopló él al volverse más impaciente con ella-. ¡Eres tan difícil de soltar información cuando estás irritable...!

-Yo no me siento irritable. -Melancólica, quizás, pero pronto estaría de nuevo metida en su vida normal. Sus sentimientos hacia Edward seguirían su curso y eso sería todo. Sólo deseaba saber cuánto tiempo llevaría, porque la sensación de vacío de su interior todavía tenía que menguar. Había algunos días en que casi la agobiaba-. Ahora quita la sábana, por favor.

Él hizo lo que le pidió; retiró la sábana a un lado, cual desafiante conquistador romano y dejó al descubierto lo que sus admiradores masculinos más apreciaban de él. Le gustaba decir que no necesitaba de la horca para estar bien colgado.

Generalmente, a ella no le interesaba en absoluto la imagen de aquella parte de él orgullosamente erecta. Era simplemente una parte más del cuerpo humano, como un brazo o una pierna, de valor únicamente estético.

Pero ese día, la imagen de esa parte tan elemental le recordaba a Edward: el placer que él le había dado, todas las cosas deliciosas y maravillosas que le había practicado en el cuerpo, y se descubrió ardiendo hasta un extremo incómodo.

Se esforzó por erradicar todo pensamiento ligado a Edward y concentrarse en la tarea que la ocupaba, en las pinceladas suaves y fluidas sobre el lienzo. Estaba tan absorta que no se percató de inmediato que la imagen que estaba dibujando lucía menos similar a Jacob y mucho más a Edward.

-¿Mon ange?

Distraída, Bella le echó una mirada a Jacob.

-¿Sí?

-Por una de esas casualidades, ¿te has acostado con un hombre?

Por un instante, Bella lo miró y parpadeó en silencio, luego un rubor repentino le subió por las mejillas. Debió de haber esperado aquella pregunta tan directa y perspicaz, pues Jacob no tenía escrúpulos al abordar ningún tema.

Ante su rubor delator, Jacob se sentó de un salto, mirándola fijamente como si le virgen María se acabara de materializar frente a él.

-¡Díeu doux dans le ciel! ¡Lo hiciste! Oh, me has roto el corazón, niña sinvergüenza -se quejó-. Yo iba a ser el primero. Yo iba a iniciarte en el arte de hacer el amor. Ningún hombre lo hace con la habilidad de un francés.

Bella evitó su mirada acusadora y examinó el lienzo.

-No recuerdo haber tenido esta conversación jamás.

Jacob agitó una mano con gesto desdeñoso.

-Detalles insignificantes. No comprendes el punto.

-¿Que sería?

-Mon Dieu, ¿no aprendiste nada en el país de esos cerdos? Te han echado a perder. Jamás volverás a desear tener a un verdadero hombre entre tus piernas. Te resultaría demasiado. -Como si aquella hubiera sido la frase más espantosa lanzada desde el firmamento sobre un mortal, él levantó las manos y se volvió a hundir entre los cojines en lo que fue su mejor imitación de alguien malhumorado y molesto.

-No estuvo tan mal. -Bella aguardó a que un trueno rasgara el cielo con su estruendo por aquella obvia subestimación. Jamás había imaginado que hacer el amor con un hombre podía ser tan maravilloso.

Jacob levantó el antebrazo que tenía apoyados en la frente para mirarla con ojos afligidos.

-¿No estuvo tan mal? La primera vez de una mujer debe ser la experiencia más memorable de su vida, no una rotura torpe. Me has dado un golpe mortal. Creo que jamás me recuperaré.

-Y yo creo que te recuperarás no bien el salón de baile abra sus puertas esta noche.

Él le echó una mirada.

-Ese canalla no sólo tomó tu virginidad sino que te dejó cual bruja con lengua de víbora a quien le han usurpado el afecto de tu amado Jacob. Creo que mataré a ese intruso.

-Estás olvidándote de algo -dijo Bella, esforzándose por sonar indiferente mientras volvía a poner atención en el lienzo.

-¿Eh? -peguntó con tono ofendido.

-Tú prefieres a los hombres.

-Eso... -Se encogió de hombros de manera indiferente- No es lo mismo, chérie. En este instante, yo hubiera sido capaz de dejar de lado mi repulsión natural hacia la carne femenina. Tú eres la excepción, por supuesto.

-Por supuesto. -Rió Bella con tono suave.

-Yo soy tu amigo, por lo tanto, tenía cierta obligación de hacerte ese favor tan importante. Pero -dijo con un suspiro desconsolado-, el hecho está fait accompli. Así que ahora la pregunta que queda es: ¿quién es ese hombre que se gano tu corazón?

-No se ganó mi corazón.

La mirada de Jacob era alarmantemente directa.

-Tú, que has descartado a hombres como si fueran pasto...

-Yo jamás he descartado a nadie como pasto.

-Tú, que has dejado corazones desparramados por todo París, sin ofrecerle jamás a un hombre algo más que una mirada superficial, dejándoles el orgullo por los suelos...

Un golpe en la puerta salvó a Bella de la pregunta que iba a asomar en el horizonte. En ese momento sería capaz de darle la bienvenida al mismísimo demonio si eso lograba distraer a Jacob.

Al llegar a la puerta, Bella la abrió de golpe, pensando que era su madre con una bandeja con comida.

En cambio, calzado como al descuido en el marco estaba el mismo demonio que ella había invocado, con aspecto aristocrático mirara por donde se lo mirara: vestido con una chaqueta extrafina de color azul marino que moldeaba sus hombros robustos, un chaleco de Brocato color crema que realzaba su ancho pecho, y pantalones de color gris plomo, que se ceñían a las piernas musculosas.

Aquel demonio llamado conde de Masen.

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HOLA NIÑAS ESPERO QUE LES GUSTE EL CAP PROX ACTU HASTA EL DIA MIERCOLES POR QUE INICIO EXAMANES MAÑANA
QUE ESTEN DE LO MEJOR BESOS Y ABRAZOS






























































































































































































10 comentarios:

lorenita dijo...

interesante cap. bella se debate con sus sentimientos..aunque a veces el amor duele y es super complicado..es el mejor sentimiento!! felicidades lizzy:)

karely.32 dijo...

como hacess esooooooo como ke hasta el miercoles esta genial el capitulo !!

nydia dijo...

dios mi niña mala como me dejas asi en todo lo bueno,,perdon es de cariño y lo sabes...Me encanto...Besos..

nany dijo...

hola me encanto tu cap

Angeles dijo...

JAJA, Y AHORA QUÉ? QUE TAL VERA ED A JACOB DESNUDO CON BELLA? PASARÁ DEL ROJO DE IRA AL MORADO DE FUSTRACION¿¡ SE LO TENDRÍA MERECIDO! ME VOY CORRIENDO A CLASE QUE NO LLEGO...

Silvinha dijo...

Olá lizzy,otimos exames para vc.
li todos os capitulos hoje e amei todos, aguardando próximo.
bjs.

Unknown dijo...

nuevamente haaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa haaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

Edward esta en Paris!! la ciudad del amor jajaja

Y Bella con Jake desnudo!!! haaaaaaaaaaaaaaaaa hay ojalá y no se enojen y hablen!!! Dios la fue a buscar!!!! haaaaaaaaaaaaaaaaa siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii corro al siguiente cap!!!

Grax por la actualizacion!!!

vyda dijo...

JAJAJAJAJAJA Estoy esperando la reacción de Edward al ver a Jacob desnudo... u.u.

Cammy dijo...

no puede ser! como nos dejas asi!!! y más ahora que llegó Edward y verá a Jacob desnudo!

Lo bueno es que la fue a buscar!
ahh ya quiero el sgte!

besoss

Ana dijo...

Nooooo se va a liar. Gracias

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina