Capitulo
5
Isabella
Dios mío,
¿Edward era intenso o qué?
El coche
se alejó y esperé dos minutos completos antes de salir del callejón y comenzar
la caminata de tres cuadras hasta mi callejón.
Me
abaniqué la cara al pensar en él. Dioses supremos, era simplemente divino.
Me miré a
mí misma y mi cara se calentó. Ahí estaba yo, pensando en mi guapo ángel de la
guarda, mientras yo parecía un extra de la película Swamp Thing.
Me abracé
con mi brazo libre. Aferrando el reloj en mi mano, decidida a no arriesgarme,
me lo puse. Desafortunadamente, mientras luchaba con el cierre, me di cuenta un
poco tarde de que incluso en la posición más pequeña, me quedaba demasiado
ancho. Aun así, lo empujé hasta mi antebrazo.