CAPÍTULO 3
Bella
se mordía el borde de una uña con los
dientes. Ni Edward, ni Jake habían
llamado todavía. Había mantenido su promesa y no había llamado a Edward. No
había dicho, sin embargo, nada acerca de no espiar.
Había visto a Edward entrar
en el bar como de una hora atrás. ¿Cuanto tiempo era posible que pudieran
hablar con una sola pregunta que hacer, y responder?
La
emoción había teñido su día entero. Eso y la paranoia. ¿Podría alguien oler lo
excitada que estaba? Por enésima vez desde que llegó a su casa, Bella paseó a
través de su sala de estar y luego de vuelta a la ventana. Y una vez más
comprobó su teléfono celular. Sin mensajes.
¿Qué
si Edward cambiaba de opinión? Tal vez debería...