Capitulo 10
Dieciséis.
No se sentían diferentes a los quince. ¿Y el 4 de julio? Seguía siendo el
cumpleaños más patético. Empezó igual que siempre desde que tuve la edad
suficiente para no estar en la guardería en verano.
Mamá
y papá entraron a mi cuarto a las siete de la mañana, cantando un muy
desafinado feliz cumpleaños. Mamá se sentó al borde de mi cama y me envolvió
con sus brazos. —Saldré un poco más temprano del trabajo así podemos ir a la
autoescuela antes de que cierre. ¡Tendrás tu licencia antes de que termine el
día!
Podría
estar emocionada por eso si tuviese un coche para conducir, pensé. Pero no lo dije. Forcé una
sonrisa y dije—: Gracias mamá.
—Y
nosotros iremos a buscarte un auto mañana por la mañana — dijo papá, empujando
a mamá para darme un abrazo él—. Pero mientras tanto, estaré en casa a las seis
y saldremos con tu hermana por una cena de cumpleaños y luego veremos los
fuegos artificiales. ¿Qué te parece?
Patético. Tampoco dije eso. —Suena bien.