miércoles, 15 de abril de 2020

Capitulo 11 corazones oscuros


CAPÍTULO 11
Llegaron a casa bien entrada la mañana. Al final, el padre de Isabella no tenía el esternón fracturado, solo una contusión grave: buenas noticias. Seth sí que tenía una fractura costal, pero el TAC no había revelado nada grave en la cabeza, y la laceración del cuero cabelludo no había causado daños en el hueso. Cuando llegaron a la casa de los Swan, todos ayudaron a acomodar a Charlie y a Seth antes de irse a sus propias Camas.

—Anoche fuiste mi héroe, ¿lo sabes? —dijo Isabella, medio dormida junto a Edward en su estrecha Cama. Incluso exhausta estaba preciosa, y la luz de la mañana daba vida a los tonos rojos de su cabellera.

Edward sacudió la cabeza. Nunca se había sentido cómodo con aquella denominación. Héroe. Porque siempre se preguntaba si había hecho lo suficiente, si sus acciones habían bastado. Los héroes eran valientes e intrépidos, cualidades que no describían su lamentable estado de ansiedad constante. Se conocía a sí mismo y sabía la verdad.

—Yo solo... Solo hice mi trabajo. Es a lo que me dedico.

Capitulo 12 Corazones oscuros


CAPÍTULO 12
Edward se lanzó sobre Isabella en cuanto cruzaron el umbral de la puerta de su apartamento. La alcanzó en un instante y la arrinconó contra la encimera de la cocina. Dejó su bolso en el suelo. Le quitó el abrigo a toda prisa.

Estaba utilizándola. Era consciente de ello. Usándola para acallar todas las mierdas que le llenaban la cabeza. Porque cuando estaba con ella, cuando estaba dentro de ella, todo lo malo desaparecía. Siempre desaparecía.

Pero ella parecía tan dispuesta como él. Le arrancó el abrigo, deslizó las manos bajo su Camiseta y se la subió. Se la quitó con su ayuda.

Sus besos eran urgentes, profundos, salvajes. Edward la estaba devorando: su piel, su lengua, sus gemidos. No bastaban para saciarle.

—Demasiada... ropa... —jadeó Isabella contra la comisura de sus labios, manoseando el botón de sus jeans.

Capitulo 13 Corazones Oscuros

CAPÍTULO 13
Las pesadillas estaban empeorando. Lo habían atormentado durante el poco rato de sueño que había tenido esa noche, así que se había levantado y había estado dando vueltas por el salón; al final, se había ido porque no quería enfrentarse a la mirada omnisciente de Isabella por la mañana. Entonces, durante un rato sin llamadas en la centralita del parque de bomberos, se había amodorrado de nuevo, pero solo le había valido para que regresaran las pesadillas.

Todas empezaban igual.

Lo que cambiaba era el final.

En una pesadilla, Isabella y él se encontraban en el asiento de atrás cuando el automóvil volcaba, y era ella la que no sobrevivía mientras él sí. Gritaba su nombre una y otra vez, pero Isabella nunca respondía.

En otra, Sean se convertía en Isabella y revivía otra versión del sueño. Eran los ojos de ella los que lo acusaban. La voz de ella la que decía «debería haber sido yo. Debería haber sobrevivido yo».

Capitulo 14 Corazones Oscuros


CAPÍTULO 14
Isabella entró sola en la consulta de su médico el martes por la mañana. Tras darle muchas vueltas al asunto, había decidido que lo mejor sería informarse tanto como fuera posible antes de darle la noticia a Edward. En particular, quería saber si el niño estaba sano. Asumiendo que fuera así, se lo contaría a Edward al salir del trabajo. Se lo contaría todo.

Ya iba siendo hora. Isabella apenas podía contenerse.

Informó al recepcionista de su llegada y se sentó a esperar. Había más personas esperando, entre ellas dos mujeres muy embarazadas. Una oleada de emoción recorrió a Isabella: en pocos meses, ella estaría igual. Un hombre estaba sentado junto a una de las embarazadas, susurrándole algo al oído que la estaba haciendo reír. El hombre apoyó la mano en el vientre de ella mientras hablaba.

Y aquel hombre... sería Edward. Edward, que hacía tanto tiempo que no tenía una familia. Santo cielo, Isabella esperaba que se alegrara de formar una nueva. Aunque tuviera miedo (¡mierda!, no sería el único), ella guardaba la esperanza de que la alegría pesara más. Porque, al fin y al cabo, aquello terminaría en una personita que formaría parte de los dos. Y aquello, a Isabella, le parecía increíble.

La puerta de la sala de espera se abrió.

—¿Isabella Swan? —preguntó una enfermera que vestía una casaca médica rosa.
Isabella siguió a la mujer hasta la consulta, y el corazón le latía con más fuerza a cada momento. Estaba a punto de ver a su hijo por primera vez.

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina