Capitulo 2
Mierda, su pene lo estaba matando.
Edward Cullen apretó el puno, resistiendo la urgencia
de jalarla hacia sus brazos y violarla. Si, violarla porque exactamente así era
como se sentía sobre ella. La mujer temblando con indignación ante él, cazaba
sus sueños, su vida, su cuerpo. Desde el primer momento en que su mirada cruzo
la suya, el supo que la quería; incluso a los dieciocho, el sabia que ella
seria suya un día.
Ella curvo sus dedos en su palma y soltó su brazo a su
lado, evidentemente
Dándose cuenta que él no estaba rompiendo su munición
– su consolador.