Edward arrancó el tapón del decantador de brandy. En lugar de servirse la medida normal de dos dedos, se sirvió cuatro. Luego, cinco. Bebió la mitad del brebaje en el primer trago y cerró los ojos.
Bella levantó la mirada hacia la figura que se alzaba detrás del féretro. El pánico le hacía latir el corazón locamente. Se preparó para la lucha, pero luego, la persona se alejó de las sombras y le quitó el pañuelo de la boca.