Capitulo
4
Edward
Aunque no
entendía las emociones de otras personas, entendía las mías muy bien. Y justo
ahora, estaba decepcionado.
—Explícate
—ordené.
Su
cabello aún cubría la mayor parte de su rostro, pero podía ver un gran ojo
verde mirándome con disimulo. Se veía asustada.
No. Por
la manera en que sus manos se sacudían y su pecho jadeaba, me golpeó que no
estaba asustada. Estaba aterrorizada.
Asintiendo
hacia la cartera en su mano, hablé más suave esta vez.
—Eso es
de mi hermano.
Sus
hombros se desplomaron. Pronunció un quedo pero arrepentido:
—Lo
siento.