CAPÍTULO 4
Esme arrancó su
boca de la de Aaron y
culminó con un grito que debió haber desgarrado
a través de la casa entera. El orgasmo la golpeó con la
fuerza de un tsunami y se sintió como si estuviera
siendo estrellada contra las rocas por la
poderosa fuerza del agua. Sentía un silbido en la cabeza y
todo su ser quería disolverse y derramarse en el piso como si estuviera
hecho de
agua.
Pero no podía dejarse ir y
colapsar en una masa de huesos, como quería hacer. Su cuerpo
se resistió y se agitó contra los tres hombres,
tratando de conseguir que dejaran todo lo que estaban haciéndole.