jueves, 23 de abril de 2020

Capitulo 15 Corazones Oscuros


CAPÍTULO 15
Isabella se quedó contemplando la puerta de su apartamento; el ruido que había hecho al cerrarse todavía le resonaba en los oídos. ¿Qué diablos acababa de ocurrir?

Se llevó una mano al vientre, comprendiendo entonces que no había tenido oportunidad de darle la noticia a Edward. Dios santo, ¿cómo iba a decírselo ahora? Si oír que Isabella lo quería ya le había causado un ataque de ansiedad tan grave. (Jamás, desde que lo había conocido, lo había visto palidecer y adquirir una expresión tan distante, o... bueno, quedarse en blanco de aquella manera.) Le había parecido estar contemplando la carcasa vacía del hombre al que había conocido.

Puesto que el abandono había sido un tema recurrente en su vida, Isabella había sospechado que oír que ella lo quería podría desencadenar un ataque de ansiedad en Edward. Pero nunca había imaginado que sería tan serio.

Instintivamente, se lanzó hacia la puerta y la abrió de golpe, pero en el vestíbulo ya no había nadie. Se apoyó contra el marco de la puerta y contempló el vacío.

Capitulo 16 Corazones Oscuros


CAPÍTULO 16
Poco después de las diez, Isabella por fin regresó al apartamento. Tras irse del parque de bomberos, se había dirigido con el Prius a su restaurante mexicano favorito y había cenado sentada en la barra (una mesa para una sola persona le había parecido más deprimente de lo que podía soportar). Luego había vagado hasta la librería y había pasado un rato allí, hasta que se había percatado de que estaba hurgando por la sección de ofertas en busca de novelas de suspense que pudieran gustarle a Edward.

Al abrir la puerta del apartamento, lo primero que vio fue la luz de la cocina encendida. Igual que la de su habitación.

—¿Edward? —preguntó. Sintió que la esperanza le llenaba el corazón y que una oleada de alivio la recorría entera—. ¿Edward? —preguntó de nuevo, apresurándose hacia la habitación.

Pero su casa estaba vacía.

Volvió a la cocina. Porque lo segundo que había visto había sido un enorme jarrón con un ramo de rosas reposando en la encimera. Entre las flores, alcanzaba a distinguir algunas palabras:


«Te quiero. M.»

—Dios mío —murmuró, con un nudo en la garganta. Edward había estado allí. Había venido a decirle que la amaba. Y mientras tanto, ella había estado evitando volver a casa.
Soltó la tarjeta del clip que la sujetaba. Y el estómago le dio un vuelco.

«Tómate tanto tiempo como necesites. Estaré esperando. Te quiero. M. N.»

M.N. Maldito Michael. Mierda.

miércoles, 15 de abril de 2020

Capitulo 11 corazones oscuros


CAPÍTULO 11
Llegaron a casa bien entrada la mañana. Al final, el padre de Isabella no tenía el esternón fracturado, solo una contusión grave: buenas noticias. Seth sí que tenía una fractura costal, pero el TAC no había revelado nada grave en la cabeza, y la laceración del cuero cabelludo no había causado daños en el hueso. Cuando llegaron a la casa de los Swan, todos ayudaron a acomodar a Charlie y a Seth antes de irse a sus propias Camas.

—Anoche fuiste mi héroe, ¿lo sabes? —dijo Isabella, medio dormida junto a Edward en su estrecha Cama. Incluso exhausta estaba preciosa, y la luz de la mañana daba vida a los tonos rojos de su cabellera.

Edward sacudió la cabeza. Nunca se había sentido cómodo con aquella denominación. Héroe. Porque siempre se preguntaba si había hecho lo suficiente, si sus acciones habían bastado. Los héroes eran valientes e intrépidos, cualidades que no describían su lamentable estado de ansiedad constante. Se conocía a sí mismo y sabía la verdad.

—Yo solo... Solo hice mi trabajo. Es a lo que me dedico.

Capitulo 12 Corazones oscuros


CAPÍTULO 12
Edward se lanzó sobre Isabella en cuanto cruzaron el umbral de la puerta de su apartamento. La alcanzó en un instante y la arrinconó contra la encimera de la cocina. Dejó su bolso en el suelo. Le quitó el abrigo a toda prisa.

Estaba utilizándola. Era consciente de ello. Usándola para acallar todas las mierdas que le llenaban la cabeza. Porque cuando estaba con ella, cuando estaba dentro de ella, todo lo malo desaparecía. Siempre desaparecía.

Pero ella parecía tan dispuesta como él. Le arrancó el abrigo, deslizó las manos bajo su Camiseta y se la subió. Se la quitó con su ayuda.

Sus besos eran urgentes, profundos, salvajes. Edward la estaba devorando: su piel, su lengua, sus gemidos. No bastaban para saciarle.

—Demasiada... ropa... —jadeó Isabella contra la comisura de sus labios, manoseando el botón de sus jeans.

Capitulo 13 Corazones Oscuros

CAPÍTULO 13
Las pesadillas estaban empeorando. Lo habían atormentado durante el poco rato de sueño que había tenido esa noche, así que se había levantado y había estado dando vueltas por el salón; al final, se había ido porque no quería enfrentarse a la mirada omnisciente de Isabella por la mañana. Entonces, durante un rato sin llamadas en la centralita del parque de bomberos, se había amodorrado de nuevo, pero solo le había valido para que regresaran las pesadillas.

Todas empezaban igual.

Lo que cambiaba era el final.

En una pesadilla, Isabella y él se encontraban en el asiento de atrás cuando el automóvil volcaba, y era ella la que no sobrevivía mientras él sí. Gritaba su nombre una y otra vez, pero Isabella nunca respondía.

En otra, Sean se convertía en Isabella y revivía otra versión del sueño. Eran los ojos de ella los que lo acusaban. La voz de ella la que decía «debería haber sido yo. Debería haber sobrevivido yo».

Capitulo 14 Corazones Oscuros


CAPÍTULO 14
Isabella entró sola en la consulta de su médico el martes por la mañana. Tras darle muchas vueltas al asunto, había decidido que lo mejor sería informarse tanto como fuera posible antes de darle la noticia a Edward. En particular, quería saber si el niño estaba sano. Asumiendo que fuera así, se lo contaría a Edward al salir del trabajo. Se lo contaría todo.

Ya iba siendo hora. Isabella apenas podía contenerse.

Informó al recepcionista de su llegada y se sentó a esperar. Había más personas esperando, entre ellas dos mujeres muy embarazadas. Una oleada de emoción recorrió a Isabella: en pocos meses, ella estaría igual. Un hombre estaba sentado junto a una de las embarazadas, susurrándole algo al oído que la estaba haciendo reír. El hombre apoyó la mano en el vientre de ella mientras hablaba.

Y aquel hombre... sería Edward. Edward, que hacía tanto tiempo que no tenía una familia. Santo cielo, Isabella esperaba que se alegrara de formar una nueva. Aunque tuviera miedo (¡mierda!, no sería el único), ella guardaba la esperanza de que la alegría pesara más. Porque, al fin y al cabo, aquello terminaría en una personita que formaría parte de los dos. Y aquello, a Isabella, le parecía increíble.

La puerta de la sala de espera se abrió.

—¿Isabella Swan? —preguntó una enfermera que vestía una casaca médica rosa.
Isabella siguió a la mujer hasta la consulta, y el corazón le latía con más fuerza a cada momento. Estaba a punto de ver a su hijo por primera vez.

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina