Capítulo Cinco
Ella no llamó a Demetri ese día. Aun no estaba lista. No importaba como Edward lo hizo de parecer de fácil, no era tan sencillo. Ella se introdujo en el agua caliente, con las burbujas que flotaban a su alrededor y las velas que había encendido dando una luz suave al cuarto de baño.
El agua perfumada se deslizaba por su cuerpo cuando ella se puso de pie un tiempo después, su cuerpo se sentía suave y calmado después del largo baño. Acarició su cuerpo secándolo con una toalla y se alzó hasta liberar su cabello, cuando la puerta se abrió despacio. Contuvo su respiración, pero sin sentir miedo.
—Cierra los ojos, Bella — su amante misterioso susurró con una voz ya familiar y áspera.