lunes, 7 de mayo de 2018

Capitulo 28 No Esperaba enamorarme de Ti


Capitulo 28
Isabella

Estaba en brazos de Edward. Me llevaba a su cama, que no eran más que mantas en el suelo. Y no me importaba ni un poquito. Aunque la casa se encontraba en un estado triste y patético, y me daban ganas de llorar por la forma en la que había vivido todo este tiempo, estaría con él en cualquier lugar. Estaba así por mí.

«Edward…».

Capitulo 29 No Esparaba Enamorame de Ti

Capitulo 29
Edward

Ese fin de semana fue el más feliz de mi vida. Pasamos la mitad del tiempo en el suelo del dormitorio, envueltos en la suave brisa que entraba por la ventana con olor a lavanda, haciendo el amor hasta que nuestros cuerpos se convirtieron en uno y no recordábamos dónde empezaba y dónde terminaba cada uno. Isabella era mía, la única mujer que calmaba mi alma y mi cuerpo, excitando ambos a la vez. Nada había cambiado en ese sentido.

Cuando empezó a dolernos la espalda por estar demasiado tiempo tumbados, dimos un paseo por las montañas. Una vez solo había visto desesperación y pobreza aquí, solo había dolor y lucha en los Apalaches. Pero ahora, caminando de la mano de Isabella, solo veía la belleza salvaje de los bosques que volvían a la vida después de un largo invierno. Las flores silvestres florecían por todas partes, los campos se inundaban de color, los ríos brillaban bajo los rayos del sol, y el aire era caliente y sabía a la dulzura de la primavera. Llevaba esas colinas en la sangre, era la tierra de mi padre y de todos sus antepasados antes que él, la tierra que habían trabajado y amado, en las minas de carbón y en los campos, enamorándose de mujeres que les darían orgullosos hijos e hijas de Kentucky. Por primera vez desde que era niño, sentía la fuerza del amor por mi hogar, por esas montañas, por las personas que vivían aquí, tratando siempre de volver a intentarlo, que se aferran con uñas y dientes a su orgullo y a su perdurable amor por los Apalaches.

Capitulo final No esperaba enamorarme de ti


Epilogo
Edward
Seis años después

Mi esposa estaba ante el ventanal, contemplando las montañas doradas por el sol, una vista que siempre me dejaba sin aliento. Era temprano, justo después de la salida del sol, pero el aire dentro de la casa estaba tranquilo y húmedo, y en él flotaba el lejano sonido de las cigarras que cantaban en los árboles. Iba a hacer calor. Isabella se levantó el pelo que le cubría la nuca y se lo llevó hacia delante, como si estuviera trenzándolo.

Me acerqué a ella y rodeé con los brazos su dilatada cintura para poner las manos sobre su vientre y sentir cómo se movía el bebé en su interior.

—Hola, guapa —dije con la voz ronca por el sueño. Puso las manos sobre las mías mientras yo apoyaba la barbilla en su hombro, aspirando su aroma—. ¿El bebé te mantiene despierta? —pregunté.

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina