martes, 11 de septiembre de 2018

Un Alma Compartida Capitulo 33

Isabella

Me senté en el sofá, con las piernas dobladas debajo de mí, tomando mi café mientras observaba a Nessa bailando una de las muchas canciones pegadizas de los Wiggles que estaba sonando en el televisor. Ella puso sus manos en el aire, aplaudió cuando se le solicitaba, pisoteaba con sus pequeños pies regordetes, y cantó, aunque no estaba muy segura de en qué idioma pensaba Nessa que los Wiggles cantaban. Sonaba como que ella estaba con el swahili.

Edward entró con una taza de café en la mano, miró a su niña, y sonrió, sacudiendo la cabeza. Sonreí, y mis hombros se sacudieron con risa silenciosa. Él estaba preparándose para su entrenamiento, mirando el reloj, en pantalones de chándal y sin camiseta. Mi vientre se apretó ante la vista de su torso desnudo.

Esos amplios hombros sólo esperaban por mí. Y cuando teníamos nuestro tiempo a solas, yo me aferraba a ellos, sosteniéndome para la cabalgata como si nadie más importara.

La leve marca roja en el hombro izquierdo me hizo enrojecer. Podría haber utilizado ese hombro para sostenerme después de mi orgasmo, mordiéndolo y aferrándome a él, mis uñas incrustadas en sus brazos mientras gemía mi liberación.

La puerta principal se abrió y Emmett entró, aún viéndose adormilado en sus vaqueros azules y camiseta negra, caminó directo hacia la niña bailando enfrente de la televisión. No se molestó con los saludos. Cogió a Vanessa y ella gritó con entusiasmo.

Un Alma Compartida Capitulo 34


Isabella

Observé con asombro silencioso como la familia extendida Cullen se reunía, abrazos, besos y tanto charlas como risas salía de la gente de la izquierda, la derecha y el centro. Normalmente, en situaciones como esta, me habría sentido fuera de lugar, pero de alguna manera este increíble grupo de personas me incluyó como si no fuera la gran cosa.

No me importaba lo que pensaran.

Era una gran cosa, para mí.

Habíamos hecho el viaje de media hora para asistir a la pequeña boda que Edward explicó que se celebraría en el club de su primo, el White Rabbit. Nunca había oído hablar del lugar, pero cuando llegamos allí, inmediatamente entendí la apelación.

Lo entendí. Sí.

Un Alma Compartida Capitulo 35


Isabella
La primera noche de Tanya salió a pedir de boca. Era una natural, y gracias a que teníamos el mismo tamaño, fue capaz de llevar el traje de Caperucita Roja que Zafrina había comprado para mí. Le dije a Zafrina que hiciera otro pedido de trajes de mi talla, pero diferentes a los que ya tenía. Zafrina me dijo que tardarían un par de días, pero que estaba bien. No me importaba compartir con Tanya hasta entonces.

Cuando fui a hablarle sobre el coqueteo sutil, me di cuenta de que ya lo estaba haciendo.

Cuando pensé en hablarle de las botellas con mezcla de la casa, llenas de té helado, Tanya ya se había dado cuenta.

Y cuando la vi inclinándose sobre la barra para colocar un beso en la mejilla de un gran gastador, estaba un poco molesta. Estaba claro que no era necesario.

Las chicas en el escenario estaban bailando una canción de Rihanna "Bitch Better Have My Money", y yo estaba hipnotizada. Balanceaban sus caderas con delicadeza, sus pechos ocultos detrás de pasteles espumosos, y sus expresiones eran sensuales. Realmente eran bellezas, nuestras Doce Diamantes.

Un Alma Compartida Epilogo


Isabella
Llegamos del club justo pasadas las tres de la mañana, Edward y yo hicimos nuestra rutina nocturna, quitándonos nuestra ropa de trabajo, duchándonos, y preparándonos para ir a la cama. Al pasar a un Edward muy desnudo, él se giró como una serpiente y me agarró la mano y tiró de mí hacia él.

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina