lunes, 26 de febrero de 2018

Enredos de Amor Capitulo 21


Capitulo 21
La inquisición de Edward Cullen
Edward
Era lindo lo preocupada y nerviosa que estaba por mí, pero no había nada que ella pudiera hacer o decirle a su padre que lo aliviara, ni quería que lo hiciera. Lo que su padre quería era que le probara que era digno de su hija. En la mayoría de los casos, para los padres, eso es imposible. Nunca sería digno, sólo sería tolerable. Eso estaba bien; tolerable era bueno. Era sólo que no tenía mapa de camino para llegar allí, y lo que empeoró fue que la última persona que lo había intentado era un completo bufón absoluto. Charlie Swan tenía ahora tanta fe en mí como creer que un muñeco de nieve duraría en el desierto.

―Hice todos tus favoritos, Bella. ―Su madre la condujo hasta la mesa donde había colocado diversos platos, desde pollo al horno y salmón hasta salsa, pan, arroz y pasteles.

Isabella miró a lo largo de la mesa de madera y luego volvió a su padre.

―Gracias, pero por favor, dime que no has estado comiendo así. Papá, tuviste un infarto. ¿No deberías comer frutas, verduras y frutos secos?

Tenía razón.

―¿Te parezco un ciervo?

Enredos de Amor Capitulo 22


Capitulo 22
Terror y tiro mortal
Isabella
―¿Lamentas no haber corrido esta mañana? ―le pregunté a Edward mientras caminábamos por el sendero en el bosque detrás de mi casa.

Acababa de vestirse para correr, llevaba el mismo tipo de camiseta sin mangas con capucha y pantalones oscuros y sueltos como antes.

―Está bien, ambos dormimos hasta tarde. Además, no habría sabido cómo volver de todos modos ―dijo, lanzando un palo para Taigi, quien lo vio volar sobre su cabeza y luego corrió a toda velocidad.

Mis padres caminaban sólo unos metros delante de nosotros, de la mano.

jueves, 22 de febrero de 2018

Capitulos Seducido por un angel

Sinopsis
Isabella es una niña traviesa, seduciendo a su ex padrastro, su ex tío y a su ex primo. Síguela mientras que ella lleva un miembro de la familia tras otro a su cama para algo de rudo, sexo duro.

***Esta adaptación contiene escenas de sexo explicito y lenguaje explicito***

enredos de amor Capitulo 19


Capitulo 19
El juramento que hacemos
Isabella
―¿Cuánto tiempo va a estar así? ―le pregunté al Dr. Seo, observando a Edward mientras cosía el brazo de una anciana en la sala de emergencias. Durante las últimas noventa y seis horas, ni siquiera estaba segura si realmente había comido algo. Básicamente estaba viviendo en el hospital y, por la apariencia de la barba creciendo en su mentón, no había pensado en traer una rasuradora.

El Dr. Seo mordió su manzana, apoyándose contra la pared. Su cabello rosado estaba ahora negro de nuevo y recogido en una mitad de cola de caballo.

―Depende. Si no lo has notado, Edward no maneja bien la muerte. Piensa que sólo porque es médico, puede salvar a todos si tan sólo fuera un poco mejor. Cuando él y yo éramos internos, perdimos a un hombre mayor. Entró con su hijo después de haber sufrido un accidente automovilístico. Su hijo parecía más herido, así que Edward se concentró en él, sin darse cuenta de que el padre del chico estaba sangrando internamente. No fue culpa suya; su hijo estaba realmente herido. Después de que el hombre murió, Edwatd apenas comió o dejó el hospital por un mes. Sólo durmió porque su madre amenazó y juró que le impediría entrar al hospital. Así que hizo una cama improvisada en el cuarto de guardia. Nadie más se atrevió a dormir en ella, tampoco.

―¿Qué puedo hacer por él? ―Parecía un fantasma… peor después de lo que sucedió con Charlotte.

―¿Esperar a que siga adelante de nuevo? Desde que lo conozco, nada más funciona. Debe espabilarse, pero quién sabe cuánto tiempo va a estar así. Es raro que no me insulte.

Sonreí.

―Te encanta sufrir, ¿no es así, Ian?

Me guiñó, luego sacó una hoja.

―Tengo que irme. Te veré más tarde. No te estreses demasiado, ¿de acuerdo?

Es más fácil decirlo que hacerlo.

Asintiendo, lo saludé, mirando de regreso a Eli, que estaba con el siguiente paciente, cambiando sus guantes mientras caminaba.

Asintió y le sonrió al paciente, pero incluso entonces, parecía muerto.

Quería agarrarlo por ambos lados de su rostro y gritarle, despertarlo. Pero, ¿realmente tenía derecho a hacerlo? Pensé en Molly y Emmet… Me pregunté si al superarlo haría lo correcto.

Girando, lo dejé y me dirigí a la pared del mural. Finalmente terminé y se suponía que lo revelaría ese día, pero sentí que había un aura oscura alrededor del hospital. Quería esperar hasta que todo el mundo estuviera de mejor humor.

―¡Bella!

―¿Vicky? ―dije cuando ella se acercó, vestida con un vestido a lunares blanco y negro, abrigo rosa y sombrero de sol―. Bonita ropa.

―Oh, no empieces conmigo. ―Tomó mi brazo, cerrándolo bajo el suyo y dirigiéndose hacia la cortina―. Vine a ver tu obra maestra. ¿Vas a dar un discurso?

―Odio hablar en público.

―Sigues diciendo eso, pero siempre has sido buena en ello ―respondió, tomando un asiento delante―. ¿Y qué hay de malo con mi atuendo? ¿Es el sombrero?

Reí cuando se lo quitó y mechones de su cabello rojo se levantaron. Cepillándolo por ella, negué.

―No, te ves bien. Edward me dijo que, como una persona rica, ya no puedo tener prejuicios contra los ricos.

―He estado diciendo eso durante años. Supongo que solo tuvieron que venir de tu sex…

―No termines esa frase.

―Iba a decir sexy novio. ―Me ignoró, mirando alrededor―. ¿Dónde está el buen doctor? No he podido darle mi sello de aprobación de mejor amiga todavía.

―Trabajando. ¿Te arreglaste así por mí?

―Tristemente, no. Vamos a los Hamptons esta noche. Uno de estos días realmente tienes que ir, Bella. Es tan hermoso vivir justo al lado de la playa.

―Vivías en el lago en Cypress.

Puso los ojos en blanco.

―Sí, eso fue lindo, pero te lo digo, los Hamptons tiene un ambiente de romance. Pídele a tu novio que te lleve.

―Está trabajando.

―¿Así que no lo vas a llevar a conocer a tus padres? ―Frunció el ceño―. He oído hablar del ataque al corazón de tu padre. ¿Por qué no me lo dijiste?

―Para decírtelo, alguien iba a tener que decírmelo. ―Aún estaba molesta por eso―. Mi mamá y papá decidieron no “preocuparme” y al parecer él “está bien ahora, cariño”. Han estado conduciendo por la costa. Deberían estar en casa el miércoles, y esperaba volar el sábado, pero…

―¿Pero?

Suspiré.

―¿Qué haces cuando James está lidiando con algo duro? Quiero decir, se ocupó de las cosas por su cuenta antes de que estuvieras en su vida, pero ahora que estás con él, deberías hacer algo, ¿verdad? ¿No sólo dejar que lo resuelva por sí mismo?

Lo pensó por un momento, luego se encogió de hombros.

―Depende. Cuando se trata de problemas familiares, le digo que estoy allí si quiere desahogarse, y luego trato de estar cerca tanto como sea posible, sólo un poco de paciencia. Cuando realmente no está de humor, le hago de cenar y lo emborracho. El sexo suele seguir, y después de eso, no puedo hacer que se calle.

Reí, negando hacia ella.

―Hombre, cambiaste, Vicky. ¿Recuerdas cuando dijiste que nunca besarías a un chico?

―¿Recuerdas cuando dijiste que ibas a casarte con Mario López, luego Orlando Bloom? ―Me dio un codazo―. Y entonces, ¿con quién querías casarte después de eso…? El príncipe Harry, te gustaba mucho el príncipe Harry.

―Habría sido una princesa increíble, gracias. Incluso suena agradable: Princesa Isabella de Cambridge ―dije, lentamente para molestarla.

―Por supuesto hay que decir que ninguna de las dos estaba en buenas condiciones mentales.

―Puedo estar de acuerdo con eso. ―Me reí, mirando hacia la cortina―. Si le pido que venga conmigo, ¿crees que lo haría?

―La única manera de averiguarlo es preguntar. Ahora, ¿qué vas a ponerte?

Ella era muy útil.

Edward
―Él me está demandando ―dije suavemente, de pie detrás de las sillas de su oficina.

Mi madre asintió.

―Está sufriendo, Edward. No sabe a quién culpar. Miré las estadísticas. Hablé con casi todos los neurocirujanos de este hospital. Lo hiciste bien.

―Entonces, ¿por qué? ―espeté―. Si haces todo bien, siguiendo el libro, ¿por qué todavía tiene que ser este el final? Ese hombre no tiene a nadie más.

―¡No es tu culpa! ―Se puso de pie, poniendo su mano en mi rostro―. Cariño, ya te lo he dicho antes: no puedes salvar a todo el mundo. No eres Dios. Vienen muy mal, y nosotros hacemos lo mejor que podemos como seres humanos, con todo lo que tenemos para sanarlos, y a veces aún no es suficiente. No la mataste. No eres la razón por la que su familia se ha ido. Eso no es asunto tuyo.

Suspirando, asentí. Sabía que tenía razón, pero aun así no ayudaba.

Apartándose un paso de mí, agarró su abrigo.

―Vas a tomarte una semana libre.

―Mamá…

―Estás siendo demandado, Edward. No importa cuán injustificado sea, los abogados se ocuparan de eso. Pero no puedes estar aquí así. Mírate a ti mismo. Estoy diciendo esto como la jefa: debes irte y pensar, Edward. No te quedes aquí. No veas a los pacientes, porque si los atiendes en este estado de cualquier manera, todo será diez veces peor.

―¿Qué voy a hacer por una semana, mamá?

Se encogió de hombros.

―No lo sé. Rasúrate, come, duerme, habla con tu novia.

―Sabes…

―Por supuesto que lo sé. Sólo porque soy tu madre no significa que estoy ciega. Pude ver el momento en que cambió y ustedes dos ya no estaban fingiendo pelear. ¿Has hablado con ella desde entonces?

No dije nada.

―Así que por lo que sabes, ni siquiera podría ser tu novia.

Suspiré, realmente no quería tener esta conversación.

―¿Sabías que ha terminado con su mural? Me voy a verlo ahora. ¿U olvidaste que el mundo sigue girando, incluso cuando te detienes? ―Abrió la puerta―. ¿Vienes o no?

―Voy ―murmuré, sosteniendo la puerta para que ella saliera. Con toda honestidad, no me había dado cuenta que Isabella había terminado. Ella estuvo intentando encontrarse y hablar conmigo, pero la había alejado. Aún no estaba listo para sentirme mejor.

―Bueno, mira qué producción ―dijo mi madre, echando una ojeada a los doctores, enfermeras, unos cuantos pacientes lo suficientemente bien e incluso a algunos de prensa.

Isabella se paró frente a ellos, retorciendo con fuerza sus manos, su nervioso hábito. Se había puesto una sencilla falda rosada y camisa de cuello en v negra, su cabello trenzado a un lado.

Se veía linda. Había puesto mucho esfuerzo, incluso usando maquillaje. Cuando vio a mi madre, asintió y luego sus ojos se movieron hacia mí y sonrió antes de enfrentarse al resto de la multitud.

―Gracias a todos por venir. Para muchos de ustedes, sé que la presidenta no les dio realmente una opción ―dijo, provocando algunas risas.

Mi madre sólo cruzó los brazos, mirando a los que se reían.

―Cuando me pidió por primera vez que pintara este mural, honestamente no tenía ni idea por dónde empezar. Por lo tanto, paseé por los pasillos del hospital, a veces me vieron, pero en su mayor parte no tanto, porque todo el mundo tenía ojos sólo para los pacientes. Y ser médicos, ¿no es eso lo que quieren? En las semanas que he estado aquí, muchos se han ido, a veces felices, y a veces tristes. Las personas se quedaron, no importa quiénes eran los médicos. Espero que esto sirva como un recordatorio de la promesa que todos ustedes han hecho, y lo agradecidos que estamos por ello. ―Se volteó, asintiendo a la gente por encima de la cortina.

Bajó en un rápido movimiento y nos dejó a todos sin habla. Había dibujado pacientes en diferentes puntos de la pared con un parque de fondo, los más ancianos en sillas de ruedas y otro con un bastón descansando en un banco del parque, los adolescentes escuchando música, los padres sosteniendo a sus hijos, todos ellos viniendo desde muy lejos. En la esquina de todo, de arriba a abajo, estaba el Juramento Hipocrático, que explicaba por qué había necesitado mi libro. Mi madre, yo y el resto de nosotros no podíamos dejar de leerlo de nuevo:

Prometo cumplir, en la medida de mis capacidades y de mi juicio, este pacto: Aplicaré todas las medidas necesarias para el beneficio del enfermo, buscando el equilibrio entre las trampas del sobretratamiento y del nihilismo terapéutico.

Recordaré que la medicina no sólo es ciencia, sino también arte, y que la calidez humana, la compasión y la comprensión pueden ser más valiosas que el bisturí del cirujano o el medicamento del químico.

No me avergonzaré de decir «no lo sé», ni dudaré en consultar a mis colegas de profesión cuando sean necesarias las habilidades de otro para la recuperación del paciente.

Respetaré la privacidad de mis pacientes, pues no me confían sus problemas para que yo los desvele. Debo tener especial cuidado en los asuntos sobre la vida y la muerte. Si tengo la oportunidad de salvar una vida, me sentiré agradecido. Pero es también posible que esté en mi mano asistir a una vida que termina; debo enfrentarme a esta enorme responsabilidad con gran humildad y conciencia de mi propia fragilidad. Por encima de todo, no debo jugar a ser Dios.

Recordaré que no trato una gráfica de fiebre o un crecimiento canceroso, sino a un ser humano enfermo cuya enfermedad puede afectar a su familia y a su estabilidad económica. Si voy a cuidar de manera adecuada a los enfermos, mi responsabilidad incluye estos problemas relacionados.

Intentaré prevenir la enfermedad siempre que pueda, pues la prevención es preferible a la curación.


Recordaré que soy un miembro de la sociedad con obligaciones especiales hacia mis congéneres, los sanos de cuerpo y mente así como los enfermos.

Si no violo este juramento, pueda yo disfrutar de la vida y del arte, ser respetado mientras viva y recordado con afecto después. Actúe yo siempre para conservar las mejores tradiciones de mi profesión, y ojalá pueda experimentar la dicha de curar a aquellos que busquen mi ayuda”.

―Gracias a todos por permitirme entrar en su hospital, y gracias a los estudiantes y al departamento de arte de la UNY por su ayuda; no podría haberlo hecho sin ustedes ―dijo mientras aplaudíamos.

Mi madre se acercó, envolviendo sus brazos alrededor de ella. La gente le hablaba para tomarle fotos y hablara a la prensa. Cuanto más se dividía su atención, más celoso me ponía, porque todos tenían la oportunidad de felicitarla y de estrechar su mano ante mí. Era increíble, talentosa y hermosa, y yo sólo quería abrazarla y decirle eso.

―No estás pensando en caminar entre la multitud y besarla, ¿verdad? ―Ian se acercó a mí, sacando su gorro de K-POP.

―¿Y si estuviese pensando en eso? ―Me miró como si estuviera impresionado, incluso inclinándose hacia atrás.

―Bienvenido, Dr. Cullen. No esperaba que volvieras del lado oscuro durante unos cuantos días. Supongo que todo lo que necesitabas era un impulso de IS.

―¿Un impulso de IS?

―No pretendas que no sabes cuáles son las iniciales. Ahora, si me disculpas, voy a tomarme una selfie frente al mural. ―Sonrió, pasando delante de mí.

―Eres un idiota.

―¡Me amas de todos modos! ―Hizo una señal de paz mientras caminaba.

Negando hacia él, me quedé en mi lugar. Esperaría hasta que la multitud se fuera y la emoción se redujera, y luego iría a ella. Por el momento, estaba más que feliz de verla brillar.

Isabella
Me sentí como si hubiera estado sonriendo y cegada por destellos por una eternidad, pero viendo a unos pacientes tomarse fotos enfrente del mural lo compensó todo. Me senté, mirándolo fijamente, prácticamente asombrado con él mismo. No es realmente la pintura, sino el juramento. Sentí que quien lo leyera realmente creería en el amor entre el arte y la ciencia. Ambos estaban uno en el otro, en realidad.

―¿Está ocupado este asiento?

Mirándolo, me encogí de hombros.

―Mi novio podría golpearte.

Se rió.

―Tu novio merece una patada en el culo por apartarte, y por gritarte bajo la lluvia. Es sólo romántico si el beso viene después, ¿verdad?

Estaba tratando de bromear, pero podía decir que no le resultaba gracioso.

―Lo siento, sólo estaba molesto por…

―Lo sé ―terminé para él―. Al principio estaba confundida y molesta, entonces supe, y lo primero que quise saber era si estabas bien… bueno, eso es mentira. Quería saber si Emmet estaba bien, aunque sabía que no lo estaría. Pero también estaba preocupada por ti.

Se echó a reír, tomando mi mano, sosteniéndola en la suya y besándola.

―Estaré bien. Emmet, está sufriendo. Será así por el resto de su vida. Sólo necesito recordar que habrá más Mollys, e intentar más para ayudarlas en el futuro.

―En el futuro, ¿me dirás más? ―le pregunté suavemente―. Sé que no puedo entenderlo todo, pero odiaría si sintieras la necesidad de darme una versión censurada de lo que realmente es tu día. Nunca antes me habías hablado de tu trabajo.

―Lo intentaré, pero la razón por la que no digo mucho es porque cuando estoy contigo, me gusta olvidarme de todo lo demás.

―Entonces, ¿tienes tiempo de huir conmigo? ―Sonaba tan cursi diciéndolo así. Por la expresión de su rostro, pude ver que estaba de acuerdo.

―¿Huir contigo?

―Eso salió mal. En realidad, no. Salió bien. Mi padre tuvo un ataque al corazón hace unas semanas y no me lo dijo. Así que quiero volver a casa, y estaba esperando que me acompañaras… si quieres.

―¿Cuándo te enteraste? Me refiero a lo de tu padre.

―El mismo día de la muerte de Molly. Pasaron muchas cosas. Si no quieres ir, está bien. Sólo pensé en ofrecerte esto, pero tienes trabajo…

―Voy a ir ―dijo, apretando mi mano―. Vamos a huir a Cypress.



Enredos de Amor Capítulo 20

Capitulo 20

Cypress, Alaska les da la bienvenida
Edward
No podía apartar la mirada de ella. Estaba seguro que nadie más podría tampoco. Se aferró al brazo de la silla como un gato sujeto a una cortina de ducha, con los ojos cerrados. El avión tembló de nuevo y se mordió el labio inferior, respirando hondo.

―¿No vuelas a casa a menudo?

―Conduzco.

―¿Conduces de Nueva York a Alaska? ―Tenía que estar bromeando.

Asintió.

―No está tan mal. Tardo unos tres, casi cuatro días, y me detengo a tomar fotos de paisajes y lo que sea. ―El avión tembló de nuevo, y parecía que iba a llorar.

Necesito calmarla, pensé, poniendo mi mano sobre la suya. Sólo entonces abrió los ojos por primera vez desde que despegamos. No había estado tan mal en el primer vuelo, el viaje fue tan suave que se durmió, pero ya que este era mucho más pequeño, ahora podía sentir cada golpe de las nubes.

―¿Por qué tu acrofobia es tan mala? ―Hablar a menudo ayudaba.

lunes, 19 de febrero de 2018

Enredos de Amor capitulo 17

Capitulo 17
La primera cita oficial
Edward
―¿Ya pensaste a dónde la vas a llevar? ―me preguntó Ian cuando me cambiaba―. Me parece una chica angelical. No estoy seguro que llevarla a la ópera sea su tipo de cosa.

―Ian…

―Además, ha estado trabajando todo el día, estoy seguro que se sentiría fuera de lugar. Oh no, vas a hacer una de Edward Lewis y llevarla de compras y dejar que compre cualquier cosa que su corazón desee, ¿cierto? Podría parecer agradable en las películas, pero ella podría tomarlo como que tienes aversión hacia su estilo.

Cerrando mi casillero, lo miré.

―¿Quién infiernos es Edward Lewis?

―¿Pretty Woman? ¿Cómo es que no has visto esa película?

Enredos de Amor Capitulo 18

Capitulo 18
Milagros y Tragedias
Isabella

Había pasado una semana desde nuestra primera cita oficial, y todavía no podía sacármela de mi cabeza. Lo que él hubiera querido de mí esa noche, podría haberlo conseguido, pero en lugar de eso, lo hicimos. Sí, fue… apasionado, y la lujuria nos invadió, pero sólo nos desnudamos hasta nuestra ropa interior y nos besamos. Hubo momentos en que hablamos de cosas al azar, como su hogar en la infancia y cosas que le gustaban hacer, aparentemente también le gustaba nadar. Hablamos hasta que me quedé dormida con sus brazos alrededor de mí. Su razón para no dormir conmigo era simple: era nuestra primera cita. Dijo que no duermes con la chica en la primera cita… al menos, así funcionaba para él. La gente suele decir que salir en citas es un juego, y si lo era, Edward lo había dominado como una forma de arte. Fue gracioso, al menos para mí: el hecho que no dormimos juntos hizo la noche aún más memorable.

―Dr. Cullen, por favor, haga la cirugía.

Cuando fui por la esquina, oí un sollozo.

Allí estaba Emmet McCarty, agarrando la bata blanca de Edward.

Seducido por angel capitulo final

Capitulo 9
En un momento, estamos frente al elevador, esperando, esperando, esperando. Hay otra pareja ahí de pie, y siguen lanzándonos miradas preocupadas, como si no estuvieran seguros cómo reaccionar a nosotros. Bueno, Jasper, en realidad. Él está prácticamente vibrando. Un fino camino de semen baja por mi muslo y me provoca un cosquilleo en la parte de atrás de la rodilla. Otro escalofrío de deseo, excitación, deseo y necesidad.

Dios, quiero solo bañarme en semen, cubrirme a mí misma con la prueba del disfrute de mi hombre en mi cuerpo. Cuando el elevador finalmente llego con un suave sonido, Jasper se apresuró en la caja de metal, empujándome con él, y me aleja lo suficiente como para poder levantar una mano y detener la otra pareja.

sábado, 17 de febrero de 2018

Enredos de amor Capítulo 15

Capitulo 15

Lo que se dijo en la cama
Isabella
Me desperté, y la primera cosa que noté fue cuán suave era la cama. Pasé mi mano por las sábanas de satén azul y los recuerdos inundaron mi mente. Todavía podía sentir su piel en las yemas de mis dedos. Sentándome y envolviéndome la sábana, escuché correr la ducha. El reloj a mi lado marcaba solo la una de la mañana.

Puedo fugarme ahora… o puedo unirme. Mi corazón se aceleró. Sabía mi respuesta y dejé ir la sábana.

Enredos de Amor Capitulo 16

Capitulo 16
Problemas
Edward
Sostenía la correa de Taigi mientras regresábamos al apartamento. Isabella tuvo que apresurarse para encontrarse con un proveedor de pintura, así que me ofrecí para pasear a Taigi. Sólo pude correr por treinta minutos, pero no me molestaba; sentía que sí había entrenado de todos modos. Antes de que pudiéramos girar por la esquina, Taigi se detuvo, sentando su culo gris en la acera.

―Vamos ―dije, jalando la correa.

Cuando se levantó, intentó caminar en otra dirección.

Arrodillándome frente a él, lo acaricié detrás de la oreja.

―Podemos tomar un buen recorrido mañana, pero tengo que ir a trabajar.

Ladró, tratando de alejarse de nuevo.

―Taigi ―dije como si estuviese hablando con un niño travieso.

Gimió pero me siguió.

En el momento que fui por la esquina, deseé haberlo escuchado.
Se inclinó, casi parecía un lobo y gruñó ante el hombre que estaba de pie frente a nuestro edificio, sosteniendo un ramo de amapolas rojas y blancas. El hecho que sabía qué clase de flores eran prueba que había ido de compras de flores demasiadas veces con mi madre. Cuando llegamos al hombre, los gruñidos de Taigi se hicieron más fuertes.

―¿Taigi? ―Peter se volteó, mirando al perro.

Seducido por unAngel Capitulo 8

Capitulo 8
Todavía no he sido presentada a mi primo Jasper, el hijo del tío Emmet. Todos estamos aquí por él, pero papi y llegamos tarde después de registrarnos en el hotel, así que me lo perdí.

Maldita sea.

Por otra parte, si Jasper es tan caliente como su padre, no puedo esperar por el final de la ceremonia.

Graduado tras graduado pasa por el escenario, diferentes áreas de la multitud aplauden y gritan por su respectivo estudiante. Estamos llegando a las ‘Cs’ ahora y me imagino que Jasper llegara pronto.

Gente continúa desfilando... Sr. Esto y la Srita Tal... bla, bla

—Sr. Jasper Cullen. —El orador anuncia el nombre de mi primo en un vozarrón y me espabilo, gritando por todo lo que valgo mientras obtengo un vistazo.

Mierda. El primo Jasper es caliente.

jueves, 15 de febrero de 2018

Enredos de Amor Capitulo 13

Capitulo 13
Ganadores y perdedores
Edward
Dos veces en menos de veinticuatro horas, fui forzado a someterme a una ducha fría gracias a Isabella Swan. Dos días antes, no habría pensado en ella así; no me lo permitiría. Sin embargo, al segundo que lo admití, sentí que una barrera cayó y pude verla de un modo que… me dejó cachondo. Mi mente puso todos los pedazos juntos como un rompecabezas. No había comprendido que ya había sentido mucho por ella. Sabía que ella tenía pies delgados por el tiempo que pasé envolviendo su tobillo, la suave piel por el tiempo que pasé tratando de quitarle el vestido, lo que también me recordó cómo se veía su trasero, y cuán llenos eran sus pechos.

No ahora, me reprendí, agarrando mi bolso, aunque sonreí hacia los tenis que ella me había dado. Cuando salí a mi sala de estar, vi que Jasper estaba sentando en mi mostrador, comiendo mi cereal.

―¿No deberías estar en clase?

―Es sábado. ¿Por qué estabas sonriendo cuando saliste? ―preguntó a medio mordisco.

―No es tu problema… ―Me detuve, queriendo hacerle una pregunta―. ¿Qué piensas de Isabella? ¿Como una mujer?

Sonrió ampliamente.

Enredos de Amor Capitulo 14

Capitulo 14
Mucho ruido y pocas nueces
Edward
Sentí como si hubiese estado en el hospital una eternidad. Me dolía todo el cuerpo y estaba más que dispuesto a relajarme con Isabella. Sin embargo, cuando bajé del ascensor, me di cuenta que la persona que esperaba en mi puerta era Jasper.

Se apoyó contra la pared, y bajó la mirada.

―Jasper, estoy muy ocupado esta noche, tú estás…

―Necesito hablar contigo ―dijo serio, con las manos en los bolsillos―. Estoy seguro que luego de escucharme no voy a estar mucho tiempo aquí.

―¿Jasper? ¿Qué es? ―Bajo mis cosas, poniendo toda mi atención en él.

Tomó una profunda respiración, me miró, y luego bajó la cabeza de nuevo.

―Abandoné la escuela de medicina hoy.

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina