Capitulo 14
Edward
Meadow
Lakes. Quiero reír.
No hay praderas, ni lagos y ciertamente no hay un lago en una pradera. Es un
estacionamiento de tráileres viejos de sesenta años de antigüedad, lleno de
basureros apoyados en bloques de hormigón.
¿De
verdad creció aquí?
Estoy
empezando a pensar que Jacob no estaba tan mal, después de todo. Miro a mi
alrededor, asimilando los viejos tráileres plateados Airstream mezclados con
algunas casas rodantes de los años 80s, con persianas rotas apenas visibles
detrás de ventanas sucias y fachadas verdes con moho carcomidas por las
termitas y sus aislamientos térmicos expuestos. Todo este maldito lugar es un
riesgo de incendio esperando a suceder. No la quiero aquí. No tiene que
quedarse en mi casa, pero simplemente... no aquí.
Isabella
está sentada en el asiento junto a mí, pasa lentamente sus manos una sobre la
otra, mirando fijamente hacia abajo de forma inexpresiva, perdida en sus
pensamientos. No puedo sacudirme la sensación de que está intentado postergar
tener que mirar por la ventana tanto como sea posible.
Todavía
no está oscuro, pero el sol se ha puesto y una par de niños salen corriendo de
entre dos casas rodantes, persiguiendo un balón. Bajo la velocidad en caso que
corran hacia la calle.
—Justo
ahí —dice Isabella.