jueves, 14 de abril de 2011

CAPITULO XI LOS BUSCADORES DEL PLACER

ONCE

Es imposible enmarcar conceptos equivalentes a los deseos del alma; y la tarea más difícil es "mantenerlos" a la altura que el alma es capaz de alcanzar.

William Wordsworth


Las palabras de Edward le encendieron un calor que se dispersó en su interior y Bella se dio cuenta de lo que sentía, de lo que había estado reprimiendo una y otra vez.

Su propio deseo.
Ya no podía negar la atracción que sentía. Pero la necesidad que Edward le despertaba no era simplemente una respuesta a la inmensa belleza física, a esa ardiente virilidad que se le adhería a cada sinuosa curva del cuerpo, ni al profundo deseo reflejado en sus ojos que la hacía pensar que él podría perderse en ella.

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina