CAPÍTULO 2
Emmet casi sonrió ante la mirada de
indignación en los rasgos de Rosalie. Había estado teniendo dificultades para formar oraciones completas desde que había tomado el control sobre ella y ahora no era la excepción.
Su rostro se enrojeció mientras extendía la mano para tironear su
top para bajarlo. Él agarró sus
dos muñecas en una de sus manos, obligándola a detenerse. Todavía tenía su agarre
sobre su cabello trenzado, impidiéndole mover la cabeza. Para su diversión y
su excitación, incluso
sus pechos
se ponían color rosa cuando estaba enfadada. Luchó contra su agarre.