Capitulo
16
Problemas
Edward
Sostenía la correa de
Taigi mientras regresábamos al apartamento. Isabella tuvo que apresurarse para
encontrarse con un proveedor de pintura, así que me ofrecí para pasear a Taigi.
Sólo pude correr por treinta minutos, pero no me molestaba; sentía que sí había
entrenado de todos modos. Antes de que pudiéramos girar por la esquina, Taigi
se detuvo, sentando su culo gris en la acera.
―Vamos ―dije, jalando
la correa.
Cuando se levantó,
intentó caminar en otra dirección.
Arrodillándome frente
a él, lo acaricié detrás de la oreja.
―Podemos tomar un
buen recorrido mañana, pero tengo que ir a trabajar.
Ladró, tratando de
alejarse de nuevo.
―Taigi ―dije como si
estuviese hablando con un niño travieso.
Gimió pero me siguió.
En el momento que fui
por la esquina, deseé haberlo escuchado.
Se inclinó, casi
parecía un lobo y gruñó ante el hombre que estaba de pie frente a nuestro
edificio, sosteniendo un ramo de amapolas rojas y blancas. El hecho que sabía
qué clase de flores eran prueba que había ido de compras de flores demasiadas
veces con mi madre. Cuando llegamos al hombre, los gruñidos de Taigi se
hicieron más fuertes.
―¿Taigi? ―Peter se
volteó, mirando al perro.