miércoles, 25 de abril de 2018

Capitulo 26 No Esperaba Enamorarme de Ti


Capitulo 26

Isabella

Me quedé inmóvil después de que Edward saliera de la biblioteca. No estaba segura de qué pensar…, de qué sentir. ¿Qué había hecho? ¿Qué habíamos hecho? ¿Estaba valorando realmente la posibilidad de empezar algo con Edward? ¿De verdad estaba dispuesta a arriesgarme a amarlo de nuevo? ¿Había dejado de amarlo en algún momento realmente? ¿Me había despojado de verdad de los pantalones y me lo había cepillado contra la estantería? Gemí y me llevé una mano a la frente. No sabía qué hacer.

Se abrió la puerta de la biblioteca y entró Jacob.

—Hola. ¿Estás bien? Tienes mala cara.

Gemí por lo bajo.

—Creo que estoy mal, sí. Por desgracia, no existen medicamentos para mi dolencia.

—He oído que consumiendo heroína no te duele nada.

—Tranqui, colega. No tengo pensado automedicarme con sustancias ilegales por el momento. Sin embargo, el quid está en «por el momento».

Capitulo 27 No Esperaba Enamorarme de ti

Capitulo 27

Edward

Me estremecí cuando un fuerte golpeteo sacudió la puerta. ¿Qué cojones…? Supuse que era uno de los vecinos de las colinas, pero no sabía por qué estaba llamando con tanta brusquedad. Dejé el trabajo a un lado y fui a la habitación para coger una camisa, pues después de ducharme solo me había puesto los vaqueros. Sin embargo, los golpes se hicieron más insistentes y me volví hacia la puerta maldiciendo por lo bajo. Cuando la abrí, la sorpresa me dejó sin palabras. Era Isabella quien estaba allí de pie, jadeante, con unos vaqueros oscuros y una camiseta blanca con el cuello en uve que dejaba a la vista una buena porción de su escote. Se había cambiado de ropa, pues no era la misma que por la mañana. Estaba preciosa. Mi cuerpo despertó ante su presencia. Sin embargo, cuando nuestros ojos se encontraron y vi que los suyos se llenaban de lágrimas, se me enfrió la sangre en las venas y di un paso adelante. Ella levantó una mano al tiempo que cogía aire temblorosamente.

—Fuiste tú quien ganó la beca. —Movió la cabeza—. Yo no la gané, lo hiciste tú.

Me quedé helado y me olvidé de respirar. Nos limitamos a mirarnos el uno al otro durante un tiempo muy largo.

—¿Cómo lo has sabido? —logré articular finalmente.

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina