miércoles, 18 de abril de 2018

No Esperaba Enamorarme de Ti Capitulo 20


Capitulo 20
Isabella

Edward vino a verme a la mañana siguiente, pero mantuvo una actitud distante, distraída, casi fría, y no hizo nada para consolarme. Me sentía herida y desesperada. El dolor de mi cuerpo era el menos doloroso de todos.

Alice llegó a casa un par de horas después que yo y tuvo que haber notado mi rostro magullado, porque me despertó y me exigió que le dijera qué me había pasado. Lloré entre sus brazos como ella había llorado en los míos al ser abandonada a los pies de la colina por el hombre que tomó su virginidad y luego se marchó.

El chico que había tomado la mía no me había herido físicamente, y yo no lloraba por el golpe que había recibido en la cara. Lloraba por el dolor que sentía en el corazón.

Los minutos pasaron lentamente ese fin de semana. Me quedé encerrada en la caravana, pegando un brinco cada vez que escuchaba un ruido, con la esperanza de que fuera Edward. Después de la primera mañana, él no regresó, y yo no lo busqué. Había hecho su elección, y aunque habíamos estado lo más cerca físicamente que podían estar dos personas, para él no había cambiado nada. En su mente, ya se había marchado. Lo entendí perfectamente. Y me rompió el corazón.

No Esperaba Enamorarme de Ti Capitulo 21

Capitulo 21
Isabella
 Cuatro años después

No hay nada como regresar a casa, o eso dice el refrán. Ya era tarde cuando pude ver los Apalaches por la ventanilla del coche. Apreté el volante con fuerza; a pesar del nerviosismo y la ansiedad que sentía ante un futuro un tanto incierto, también corría por mis venas una débil corriente de excitación, la sensación de que estaba de regreso al lugar al que pertenecía. Bajé la ventanilla cuando dejé atrás la autopista y cogí una profunda bocanada del aire fresco de la montaña, con olor a pino, tan diferente de las cálidas brisas saladas que había estado respirando en San Diego durante los cuatro años que había estudiado en la universidad. No había vuelto a casa ni siquiera los veranos o en Navidad, prefiriendo seguir las clases durante todo el año para graduarme antes. Había preferido quedarme en San Diego un par de meses más para terminar algunos flecos de mi titulación de Ciencias de la Educación y no tener que ir en coche hasta casa en pleno invierno. Y aquí estaba ahora, cuando las montañas renacían en primavera. Dios, había echado de menos Kentucky. Algo después, cuando doblé una curva hacia el camino que llevaba a la caravana, una inesperada paz me inundó, haciendo que esbozara una sonrisa.

—El hogar —susurré. Todo iba a ir bien. Estaba de vuelta porque tenía un objetivo. Un propósito.

Mientras subía por el camino, miré las deterioradas casas que había a ambos lados de la carretera. Para mi sorpresa, algunas parecían estar mejor de lo que recordaba. Varios vecinos habían limpiado los patios, lo que sin duda era una gran mejora.

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina