lunes, 18 de febrero de 2019

No puedo aamarte capitulo 6


Capitulo 6

Isabella
No he hablado con Edward desde la discusión de ayer. Me niego a llamarlo una pelea. Apenas nos conocemos. ¿Cómo podemos estar peleando?

Tampoco he hablado con Jacob desde ayer, pero por alguna razón, eso no me molesta. Así es como funcionamos. Se fue ayer, para ayudar a un amigo con su auto, y para cuando llegó a casa yo estaba en el bar. Dormí hasta tarde esta mañana, más como un esfuerzo por evitar a Edward en casa, y solo desperté una vez cuando Jacob dejó un beso de despedida en mi mejilla antes de irse a trabajar.

He tenido un nudo en el estómago toda la mañana. ¿Por qué diablos estaba Edward tan enojado? Pensé que nos llevábamos bien. No hice nada malo. De hecho, estaba cortando su maldito césped, y lo siguiente que supe fue que estaba regañándome como si estuviera tomando el sol semidesnuda en el jardín delantero mientras niños de seis años andaban en sus bicicletas por la calle.

Es tan volátil. Muy diferente a su hijo, que nunca se toma nada en serio.

No puedo amarte capitulo 7


Capitulo 7

Isabella

—Hola, ¿puedes recogerme a las dos? —Coloco el teléfono entre mi oreja y mi hombro mientras cuento el efectivo y lo pongo en la caja—. Ash no vino. Su bebé está enfermo, y no tengo quien me lleve.

—Sí, sí —dice Jacob—. Por supuesto. Estaré allí.

Después de nuestra última pelea, las cosas progresaron exactamente como lo predije. Llegó borracho y relajado a casa, se metió en la cama, y nos acurrucamos. Las cosas casi han vuelto a la normalidad, o lo que es nuestra normalidad, en cualquiera caso, lo suficiente como para que no me importara cuando trató de llevarme a la ducha esta mañana. Sin embargo, cuando entramos a nuestro baño, descubrimos que su padre había arrancado el lavamanos y había comenzado a arrancar las baldosas de la ducha, nuestro baño era lo siguiente en su lista de renovación. ¿Cómo habíamos dormido con todo eso? ¿Y a qué hora se levantó esta mañana?

—Terminaré a las dos —repito, cerrando la caja registradora.

—Sí, lo tengo. Te amo.

—También te amo —respondo y cuelgo.

Edward ha estado trabajando en mi auto, y en un esfuerzo por suavizar las cosas, estoy segura que Jacob realmente ayudó hoy. Sin embargo, no estoy segura cómo voy a pagarle a su papá, porque sé que está gastando dinero, a pesar que actúa como si compró el nuevo tubo de escape a buen precio o simplemente tenía esas llantas nuevas guardadas. He estado tratando de ir más allá en la casa, haciendo cosas como preparar el desayuno para todos esta mañana y limpiar debajo de los cojines del sofá. Incluso planté algunas flores en el patio trasero, alrededor del borde, para la estética, lo que Edward aceptó siempre y cuando no lleve flores a la casa. Me río, pensando en lo gruñón que puede ser a veces. Es bastante gracioso.

Horas más tarde, exhausta y con los pies adoloridos, no puedo esperar para regresar a casa. A casa y a la cama. Estoy tan cansada.

No puedo amarte capitulo 8


Capitulo 8

Edward
A la mañana siguiente, me sorprende ver que soy el primero en levantarse. Isabella normalmente está moviéndose de un lado a otro, bañándose o trabajando en su computadora antes de bajar, pero la casa parece estar vacía. Abro la puerta principal y veo que el auto de Jacob tampoco está en el camino de entrada.

Es domingo por la mañana. No estaría despierto todavía. ¿No volvieron a casa entonces?

Me ocupo de ms asuntos, siguiendo con mi mañana, pero cuando son las diez quiero continuar con el baño principal, arrancar la vieja bañera y levantar las baldosas del piso, pero haré mucho ruido. Toco la puerta de Isabella y Jacob para asegurarme que no estén allí.

Nadie responde, y abro la puerta para ver la cama aún hecha y el dormitorio vacío. Supongo que anoche debieron haberse quedado en casa de un amigo. Cierro de nuevo y me pongo a trabajar.

—Hola —dice Jacob mientras entra en la cocina una hora después.

Cierro el refrigerador, agarrando un refresco, y me vuelvo hacia él mientras arroja sus llaves sobre el mostrador. Se ve demacrado, con el cabello enmarañado y los ojos enrojecidos.

—Hola. —Hago un gesto hacia el gabinete a la izquierda—. La aspirina está ahí. Busca un poco de agua y dúchate. Puedes ayudarme con el baño.

Asiente, pero parece que está a dos segundos de vomitar. Su piel es de un color verde, y realmente siento pena por él. No extraño ese sentimiento.

—Estás bebiendo mucho —le digo.

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina