martes, 10 de mayo de 2011

CAPITULO XXI LOS BUSCADORES DEL PLACER

VEINTIUNO


He aquí, he obrado como un insensato y he cometido un gran error.

1 Samuel 26:21
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Bella miraba por la ventana del altillo y observaba cómo el sol se iba desvaneciendo en el cielo, dejando tras de sí una cinta de colores vivos, una vista que la hubiera inspirado hasta hacía sólo una semana. Ahora simplemente significaba el paso de un día más.

Después de la cruel despedida, Bella había creído que Edward sólo estaba enfadado con ella por haber intervenido en favor suyo con Olivia y que regresaría. Poseía una gran cuota de orgullo y ella había peleado la batalla de él en su lugar.

Pero cuando al tercer día le siguió el cuarto, y luego al quinto, el sexto, ella se dio cuenta de que tenía que dejar de engañarse. Edward la había usado y la había olvidado, tal como se lo había dicho.

Eso debía ser razón suficiente para odiarlo, pero los sentimientos no le concedían la ventaja de ponerse de acuerdo con el sentido común. Se descubrió derramando lágrimas sin querer, lo que casi le hace sucumbir al pánico al pobre Jacob, que nunca la había visto llorar.

Ella jamás se hubiera imaginado que se convertiría en el tipo de mujer que amara a un hombre hasta el punto de sentir deseos de pasar por alto su comportamiento indecente o permitirse creer que le importaba cuando él le había dicho lo contrario. Pero era exactamente en ese tipo de mujer en quien-se había convertido. Sólo el tiempo marcaría una diferencia.

Solo la distancia. Y a esas alturas Edward seguramente ya estaría bien lejos de París.

Alguien tocó levemente la puerta, pero Bella se sentía demasiado desganada como para responder a la llamada Un momento después la puerta se abrió y el ruido de la vajilla le indicó que había entrado alguien con una bandeja de comida; el paso fuerte y el suspiro aún más fuerte le indicaron que se trataba de Jacob.

-Te traje algo de comer -le dijo, sonaba molesto con ella

-Gracias -murmuró ella mientras observaba el Moulin de la Galette que giraba lentamente.

Jacob masculló un improperio y depositó la bandeja haciendo ruido y expresando su disgusto.

-Aquí todavía hay dos platos llenos. ¡Mon Dieu tienes que comer! Te estás consumiendo en vano.

-No tengo hambre.

-Ya he escuchado eso antes y estoy bastante harto.

Vas a comer aunque tenga que obligarte a pasar cada bocado por la garganta.

Bella estaba tan perdida en sus pensamientos, que no lo escucho acercarse por detrás. Se sobresaltó cuando él le puso las manos sobre los hombros.

-Relájate, ma bolle. Estás tan tensa... -Comenzó a masajearle los hombros con delicadeza y Bella esperó a que la regañara, pero sólo un silencio agradable se extendió entre ambos.

-Lo siento -dijo ella finalmente-. Sé que últimamente no he sido la misma.

-Lo comprendo, y no me gusta verte sufrir

-Lo sé.

Él hizo una pausa y luego dijo:

-¿El inglés todavía te interesa?

Aunque era ridículo y evidente mentir, Bella lo hizo de todos modos.

-No, hace tiempo que él está olvidado. Yo sólo estoy... agotada. -Parecía que el mundo entero se había convertido en un abatimiento. Pero lo superaría. No tenía alternativa.

-Eso es porque no has comido y no has tomado aire fresco. Te has encerrado en este cuarto como en una torre, cual princesa melancólica. Esto no es propio de tí. Tú eres una mujer de temple y pasión.

Bella se dio la vuelta para mirarlo, con una lágrima de temor recorriéndole la mejilla.

-¿Qué fue lo que me sucedió? -susurró con voz trémula.

Jacob le cubrió la mejilla y le secó la lágrima.

-El amor, mi niña. El amor es lo que te ha sucedido. Yo lo sé, ya que me he enamorado muchas veces y cada vez que lo hago estoy seguro de que el dolor no será tan grande, pero lo es. No se alivia ni un poco. Pero pasará.

-¿Cuándo?

-En gran parte depende de tí. Debes asumirlo y obligarte a continuar. Y antes de que te des cuenta, las cosas volverán a ser como antes. Y no hay mejor momento que el presente para comenzar. Esta misma noche iremos al Moulin.

-No. -Bella negó con la cabeza-. No, no podría. No esta noche. Todavía no.

-Oui, esta noche.

-Es muy pronto.

-Tonterías. Te hará bien.

-Pero...

-Iba a mantenerlo en secreto, pero ahora ya me veo forzado. Manet estará pintando allí esta noche y pidió especialmente que fueras tú.

Bella olvidó sus problemas momentáneamente.

-¿Manet preguntó por mí? -Ser invitada por un artista no sólo era atípico sino codiciado. Él era un hombre absolutamente reservado que sólo frecuentaba a unos pocos elegidos.

Jacob asintió con la cabeza.

-El ha visto algunos de tus trabajos y opina que tienes un futuro prometedor. ¿Y bien? ¿Quieres perderte la oportunidad de verlo pintar?

Ella había sido admiradora de Manet durante muchos años y una de las miles de personas que acudían al Salón para presenciar muestras de su trabajo.

Muy en su interior, la vieja llama volvió a encenderse a la vida. Tal vez Jacob tenía razón. Quizás ella necesitaba obligarse a salir, a olvidar. Probablemente Edward ya la había olvidado por completo. De hecho, tal vez estaba brindando por su buena fortuna y llevándose a la cama a alguna prostituta de pecho atrevido con ojos de cierva que no le causara problemas, ni le diera sermones, ni nada más que placer. Infinitas horas de placer.

-Oh, Dios mío, ¡lágrimas de nuevo no! -dijo Jacob con un tono mezcla de exasperación y preocupación, al tiempo que la rodeó con los brazos.

-Lo detesto -susurró Bella con voz cargada de emoción, secándose las lágrimas con rabia.

-Y así debe ser. Él es un sinvergüenza de la peor calaña.

-Pero yo lo amo.

-Por supuesto -suspiró él, agitando un pañuelo frente a la vista nublada de ella.

Bella alzó la vista con las pestañas húmedas de lágrimas y murmuró un débil "gracias". Luego se enderezó, decidida a que esa sería la última vez que derramaba una sola lágrima por un hedonista autoproclamado. Sorbió una vez más por la nariz y levantó el mentón para decir:

-Dame unos minutos para prepararme.

Edward había perdido la cuenta de los días, al haber pasado la mayor parte del tiempo bastante consumido por la bebida. Aunque prefería mucho más su nuevo papel de bebedor de Montmartre que el del mayor bastardo e imbécil número uno de Inglaterra.

Cuando estaba ebrio, al menos las imágenes de Bella no le resultaban tan claras y penetrantes, aquellos ojos marrones no parecían tan dolidos y confundidos, ese mentón con gesto menos obstinado y orgulloso, aquellos labios no temblaban por el dolor que él le había causado.

Él había estado tan sumido en el alcohol y la frustración, que no había sido capaz de levantar un solo dedo para dale un puñetazo a ese estúpido franchute cuando el hombre se había sentado audazmente a la mesa de la taberna que Edward había ocupado casi permanentemente desde que había dejado a Bella de pie en la calle.

El franchute había tenido el valor de mirarlo fijamente a la cara y decirle lo absolutamente imbécil que era y que no merecía a Bella, y que en París, media docena de hombres estaban enamorados de ella. Edward había atinado a lanzarle una mirada agresiva, pero el canalla tenía razón. Aunque si uno solo de esos malditos mequetrefes le llegaba a poner una mano encima, él se la cortaría.

Miró fijamente el trago y luego se lo llevó a los labios preguntándose (como lo había hecho durante las últimas se-manas) si en el fondo del vaso finalmente encontraría el olvido que buscaba.

Bella miró a través de la ventana del coche de alquiler mientras éste rodaba estruendosamente por los surcos de la calle. El tiempo estaba empeorando, los chaparrones grises que se deslizaban por el horizonte dejarían por la mañana la ciudad con las calles cubiertas de lodo y las copas de los árboles relucientes.

Ella había traído consigo el bloc de dibujo y los carboncillos para hacer algunos bosquejos por su cuenta. La vida nocturna de Montmartre estaba repleta de los personajes más inusuales, muchos de los cuales deambulaban justo fuera de su ventana mientras el coche subía la colina con dificultad.

Ella observó a una pordiosera que buscaba entre los desechos de la basura. La mujer levantó la cabeza cuando comenzaba a caer una leve niebla, su rostro quedó al descubierto bajo el reflejo amarillo de su propio farol. Isabelle Bourdreaux, un personaje conocido del bulevar.

Debajo de la pañoleta desgreñada asomaba una piel pálida, delgada como el papel, con una boca desdentada como un nicho y unos ojos inflamados y magullados. Una ráfaga de viento le azotó los cabellos que solían ser como hilos de seda.

Alguna vez Isabelle había sido una mujer hermosa, la élite entre las mujeres de baja reputación, y París entera había follado con ella. Pero sus admiradores habían fallecido hacía mucho. La enfermedad y la adicción al ajenjo la habían consumido por completo.

Bella la llamó, queriendo proteger a la mujer de la llovizna. Pero cuando Isabelle levantó la vista, una expresión sombría le nubló el rostro. Era la mirada de alguien que había sido testigo de demasiada privación y abuso. Se escabulló rápidamente en la oscuridad de los callejones de los alrededores.

Con un suspiro de derrota, Bella volvió a hundirse en los cojines. Las mujeres como Isabelle eran la razón por la que ella pintaba. Su rostro, como el de muchos otros, era como el lienzo de la vida dura que les tocaba vivir, de la lucha diaria por la supervivencia.

Tal vez era por Isabelle y las de su clase por lo que Bella viajaba hasta un club nocturno tan empedernido para reunirse con Manet. Edward tenía razón: ella necesitaba dar el siguiente paso, mostrar su arte. Si lograba ganar el interés de Manet, podría tener la posibilidad de exponer sus pinturas en la próxima Gran Muestra.

El carruaje se detuvo rechinando frente al Moulin de la Galette, molino que Bella solía contemplar desde su ventana. El edificio yacía encima e inclinado, con una fachada de bordes desmoronados. No obstante, el aspecto descuidado no le restaba en absoluto el atractivo acogedor.

En medio del alboroto de las voces que salían por las puertas abiertas se escuchaba una mussette cantada con una voz gutural, acerca de una niña muerta que llega al fin de su vida de manera trágica y prematura. La melodía era un retrato absolutamente preciso, pensó Bella mientras espiaba a una indigente ofrecerle su cuerpo a un transeúnte.

Un fino velo de humo envolvió a Bella y a Jacob cuando entraron al salón. Sobre el escenario, bailarinas con enaguas de múltiples capas batían las faldas, mostrando retazos fugaces de tobillos y pantorrillas.

Bella encontró sitio en un rincón desde donde podía observarlo todo, con la mirada fija y ansiosa buscando por doquier algún indicio de la presencia de Manet.

-No lo veo -dijo ella, mirando a Jacob que aparentaba estar inquieto. Había estado comportándose de manera extraña desde que habían salido del apartamento.

-Debería llegar en cualquier momento. ¿Te apetece algún refresco? -Antes de que Bella respondiera, él se mezcló con la multitud, abriendo un sendero detrás de su paso fugitivo.

De repente, la mirada de ella chocó con unos feroces ojos azules y el mundo se tambaleó. Edward estaba sentado justo enfrente de ella, con postura desgarbada, meditabundo y salvajemente apuesto, empuñando una copa vacía. Se había quedado en París. En Montmartre. ¿Por qué?

El júbilo que ella sintió al verlo se eclipsó un instante después, cuando una camarera ligeramente vestida se acercó en su dirección y se sentó en su regazo descaradamente, echándole los brazos al cuello de manera desvergonzada, y apretándole sus generosos senos contra el pecho de él. Un grupo de espectadores ulularon ruidosamente ante el espectáculo.

Bella rogaba que él apartara a la mujer, pero en lugar de eso le puso las manos en la cintura y, sosteniéndole la mirada a Bella, atrajo aún más a la camarera hacia sí y le dio un intenso beso que dejó a los parranderos dando alaridos.

Aquel golpe había sido el peor que le podría haber dado, y aunque ella sentía deseos de salir corriendo los pies no le respondían.

De pronto una mano le agarró del brazo. Ella alzó la vista bruscamente pensando que iba a encontrase con Jacob: jamás esperó ver al conde de St. Giles mirándola fijamente.
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SE ME OLVIDABA QUE HOY QUEDE DE SUBIR CAP JEJE
SORRY
AQUI LES DEJO EL PROX CAP, ABRIRE EL BLOG EL DIA 27
DE MAYO POR SI TIENEN AMIGAS QUE QUIERAN LEER Y NO TENGAN INVITACION. BES0S
YA CASI NOS APROXIMAMOS AL FINAL DE LBDP PROX LES SUBIRE EL PROLOGO DE LA NUEVA HISTORIA BES0S

15 comentarios:

Elizabeth Abigayl Masen dijo...

OMG Q BN ESTUBO EST CAP INTENSO ME IMAGINO Q EDWARD SE IMAGINO A BELLA Y X ESO BESO A LA...... WOW YA QUIERO VER EN Q TERMNINA ESTA HISTORIA WOW POBRE DE BELLA ESE BESO HASTA MI ME DOLIO :'(
BY:LIZZY98

Belu dijo...

no puedo creer lo q le hizo edward!!
pobre bella... no se merece sufrir asì! es re feo.. y edward es un testarudo! no puedo creer q no se de cuenta dl error q esta cometiendo..
espero q tenga final feliz la historia :)

lorenita dijo...

Bueno....testarudo=Edward, no debe de hacer sufrir así a Bella, ellos se aman,por que no reacciona!!!

nany dijo...

pobre bella ojala y ed reaccione proto y no la pierda

Silvinha dijo...

Se eu fosse a Bela, cheguava junto a Eduard, arrancava a garota pelos cabelos e jogava no chão e abofetava a cara dele.Era o minimo que ele merecia.

brigitteluna dijo...

edward es un tero de lo peor..ojal cuando reccione no sea demasiado tarde

Cammy dijo...

arrrrgg! por qué se porta así Edward? me carga!! pero ahora que apareció St. Giles supongo que reaccionará :)
Me encantó el cap :)
besitoss nos leemos!

Vianey dijo...

Sin duda edward esta cabando su propia tumba, por querer alejar a Bella de el la sigue lastimado y de que manera; pero ojala con ese acercamiento de St. Giles hacia Bella reaccione y las cosas se arreglen entre ellos pq ambos merecen ser felizes.

Caresme dijo...

O eso fue trampa de jacob muy malo , niño malo lastimo mas el corazon herido de bella...

RooCh .... (Yop) dijo...

Ah noo!! asi no!! Me paro en frente de Edward con mis brazos en la cintura, repiqueteando mi pie izquierdo contra el suelo y le digo - Vos no sos mas cabeza dura por que no te da el tiempo queridoooo!!!- *rochu muy ofuscada!!* Que feo lo que le esta haciendo vivir y sentir a Bella.. (ojo! para el tampoco debe ser facil... mmm lo siento soy debil frente a el y no puedo no defenderlo un poquito... jajajaja)
Me da miedo el acercamiento del St. Giles, no me inspira ninguna confianza...

Muy ansiosa por el prox capitulo!!
Besitos Lizzy!!

Unknown dijo...

haaaayyyyyyyy noooooooooooooooooo noooooooooooooooooo

cuando pensaba que estos dos ya habian avanzado y ya estabamos cerca del felices para siempre pasa esto!!! ese mugre Edward!! que fregados tienen en esa cabeza!!! como le hace eso a Bella!!! haaaaaaaa estoy muy molesta Lizzy en serio que quiero golpearlo con la piedra de moler!!! haaaaaaaaaaaaaaaaa

Besos a ti por la actualizacion

RooCh .... (Yop) dijo...

mmmm estaba segura que habia comentado este capitulo.... *pensativa*
Este Edward se gana el premio al Mas Malvado!! como esta haciendo sufrir a Bella!! y todo por cabeza dura y testarudoooo!!!
Este tipo St. Giles no me inspira nada bueno....

nydia dijo...

dios y que le esta pasando a este loco de Edward ahora si sque se paso....Sigue asi mi niña hermosa...Besos...

vyda dijo...

No lo puedo creer que le pasa a Edward??, y ahora que pasará con St. Giles???, espero que por lo menos la deienda si es q algo le va a hacer...

Ana dijo...

Graciaaaas

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina