miércoles, 1 de junio de 2011

CAPITULO 1 "PERDONAME MI AMOR"


Isabella había estado profundamente enamorada de Edward Masen, un hombre que la había utilizado para vengarse de la mujer que realmente amaba. Cuatro años después, Edward estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para que Isabella volviera a amarle. Pero ella parecía estar interesada en otro hombre. Aun así, Edward decidió que iba a hacer todo lo posible por recuperarla antes de que fuera demasiado tarde.

CAPITULO I

Bella Swan vio el Volvo aparcado en el sendero. Aceleró deliberadamente y pasó junto a la caseta de vigilancia de la enorme finca Masen, en las afueras de Lexington, en Kentucky. Conocía el coche demasiado bien para equivocarse y sabía quién lo conducía. A pesar de sus esfuerzos por controlarse, su ritmo cardíaco se aceleró. Tenía motivos de sobra para odiar al propietario del coche.

Sus delgadas manos se tensaron sobre el volante. Respiró varias veces a fondo antes de dejar de temblar, hasta que la aprensión desapareció de sus grandes ojos chocolate.
Sin saber a dónde iba, se internó en una larga y tranquila avenida bordeada por árboles. Lexington estaba formado por una serie de pequeñas comunidades, cada una con personalidad propia y vecinos que casi formaban una familia. Con frecuencia, Bella había deseado poder vivir con su padre en la ciudad; en vez de en la granja. Pero en la casa en que vivían no tenían que pagar alquiler mientras viviera su padre. Era una especie de beneficio suplementario para los empleados de los Masen. En la inmensa granja vivían docenas de empleados: carpinteros, mecánicos, granjeros, un veterinario y un entrenador con sus respectivos ayudantes, un herrero... La lista era larga. En la granja había dos caballos de carreras que habían sido campeones. Uno había ganado la Triple Corona. Había también una selecta colección de toros de raza Angus.

El padre de Bella era un buen carpintero. Alternaba la reparación de los edificios ya existentes con la colaboración en la construcción de otros nuevos. Tres meses antes había sufrido una mala caída y se había roto la cadera. En la actualidad, se recuperaba siguiendo una intensa terapia física. Los Masen habían cuidado de él, pagando su seguro y todos los gastos, a pesar de la negativa de Bella. Su puesto de trabajo seguía esperándolo para cuando se pusiera bien, lo que según los doctores sería pronto. Mientras tanto, Bella cuidaba de él dando gracias a Dios de que no se hubiera matado. Él era todo lo que tenía.

En su adolescencia, Bella se había enamorado de la enorme casa blanca con largos y abiertos porches y elegantes columnas. Y, sobre todo, se había enamorado de Edward Masen. Aquello había sido su ruina. Sin embargo, los cuatro años de estudios de enfermería en Louisville la habían hecho madurar. Su decisión de aceptar una plaza en un hospital particular de Lexington había sido una prueba de dicha madurez. Cuatro años antes, había sucumbido al encanto de Edward y había aceptado una trágica cita con él sin conocer sus auténticos motivos para salir con ella. Desde entonces, le había odiado. Hablaba con él únicamente cuando no podía evitarlo y nunca se le acercaba. Le había costado mucho tiempo superar lo ocurrido y solamente ahora comenzaba a vivir de nuevo.

Lo que la sorprendía era que Edward había estado actuando de un modo extraño desde que ella había vuelto. No parecían importarle ni su desdén ni sus miradas de odio. No dejaba de visitar al padre de Bella en su casa. Los dos hombres habían hecho amistad y a ella le asombraba la cantidad de tiempo que pasaba con su padre. Era muy extraño porque él atendía diversos negocios y se suponía que debía estar muy ocupado.

Ahora que su padre, Carlisle Masen, comenzaba a notar la edad, Edward había asumido la mayor parte de las responsabilidades. Era hijo único. Su madre había muerto muchos años antes y los dos hombres vivían solos en Masen, la enorme finca. Masen había sido lugar de un suceso milagroso durante la colonización de Kentucky. Durante los combates entre pioneros e indios, los colonizadores se quedaron sin agua. La esposa de un pionero, según la leyenda, la misma Becky Boone, esposa de Daniel, condujo a las mujeres del campamento hasta un arroyo para recoger agua en sus cubos. Y, ¡milagro de milagros!, los indios dejaron de disparar hasta que las mujeres estuvieron a salvo junto a los hombres. Había un mojón señalando el histórico lugar, en medio de una dehesa. Los turistas seguían desafiando a los toros para acercarse a leerlo.

Bella pasó junto a la dehesa y recordó haber ido a verlo con Edward tiempo atrás. Qué ingenua había sido, qué enamorada estuvo de él. Bueno, todo había terminado ya. El propio Edward la había curado. Pero la experiencia casi le había costado la vida. Se había sentido como muerta durante muchísimo tiempo. Sin embargo, gracias a Michael volvía a sentirse viva. Le había invitado aquella noche por primera vez para que conociera a su padre. Bella confiaba en que a Edward no se le ocurriera visitar a Charlie precisamente aquella noche para jugar la acostumbrada partida de ajedrez.

Quería que Michael y su padre tuvieran la oportunidad de conocerse bien. Pensó irritada que Edward sólo sería un estorbo. Sonrió divertida al recordar sus primeros encuentros con Michael Newton. Había sido paciente suyo y se había tomado a broma sus invitaciones, pensando que se le pasaría cuando dejara el hospital. Pero no había sido así. Primero le mandó flores. Luego dulces. Se había sentido conmovida con sus atenciones y había bajado la guardia. Él había aprovechado la oportunidad, sonriendo como un gato de una tira cómica, con su cabello negro y sus ojos brillantes y divertidos al ver el asombro de Bella.

-¿Qué hay de malo en mí? -1e había preguntado-. Soy soltero, rico y sexy. Estoy algo grueso, ¿y qué? ¿Te parezco aburrido? ¿Es eso?

Había intentado explicarle que su padre y ella no eran ricos y que no le parecía buena idea comprometerse con él.

-¡Tonterías! -había contestado él secamente-. No te estoy proponiendo matrimonio. Sólo quiero que salgas conmigo. Ella había accedido, pero le había invitado a cenar en su casa en vez de en un restaurante. Pensaba que tal vez se desanimara cuando viera cómo vivía.

Era un hombre agradable y a ella le gustaba. Pero no quería comprometerse. Edward la había curado de su romanticismo. Ahora conocía muy bien las consecuencias de entregar su corazón, de confiar en que un hombre correspondiera a su amor. Su padre no tenía la menor idea de su relación con Edward y prefería que siguiera ignorándolo. Sólo habían salido una vez, una noche en la que ella había creído en las hadas. ¡Qué lástima no haber sido más sensata! Pero se había quedado atónita por el interés de Edward y no había dudado ni un instante. No había sospechado siquiera que Edward la utilizaba para recuperar a la mujer a la que realmente amaba. A menudo se preguntaba qué habría sido de Victoria James. Edward había anunciado su compromiso con Victoria a la mañana siguiente a su cita con Bella. Al oírlo, había estallado en lágrimas. Edward había intentado hablar con ella, pero se había negado a salir de su habitación. ¿Qué había que hablar? Él había conseguido lo que deseaba.

Dos meses más tarde, la pareja había roto su compromiso y habían seguido cada uno por su lado. A Bella, que asistía por entonces a la escuela de Enfermería de Louisville, la noticia la sorprendió. En su opinión, Victoria habría sido una esposa perfecta para Edward. En la actualidad, el nombre de Victoria James no se mencionaba nunca.

Bella siguió conduciendo durante media hora más, hasta que calculó que Edward se habría marchado ya. Pero aún seguía allí. No podía seguir evitándole porque Michael iba a presentarse a las seis y media. Ya eran las cuatro.

Aparcó detrás del Volvo y apagó el motor. Con la toca de enfermera en la mano, entró en la casa y luchó por controlar el nerviosismo que siempre le causaba ver a Edward.

Estaba en el salón, sentado frente a su padre. Parecía fuera de lugar en aquel sillón viejo y deslucido. Cuando ella entró, se puso de pie. Su actitud de innata arrogancia y su débil sonrisa la hicieron sonrojarse. Tenía el cabello cobrizo y desaliñado y los ojos tan verdes como las esmeraldas. Sus pómulos eran altos y sus facciones de rasgos duros y muy definidos. La boca era fina, cruel y extrañamente sensual. Era delgado y larguirucho, pero ella conocía la fortaleza de su cuerpo.

-Hola, Edward -dijo con voz firme y tranquila.

Incluso le sonrió mientras se inclinaba a besar a su padre en la frente.

-Hola, papá. ¿Has tenido un buen día?

-Muy bueno -repuso su padre con una risita-. Edward me ha llevado a la terapeuta, a Lexington. Ella dice que podré volver al trabajo dentro de un mes.

-¡Estupendo!

Edward la observaba atentamente, como de costumbre.

¬-Tengo que irme, Bella. No hemos podido encontrar el último presupuesto que hizo tu padre para construir el nuevo granero. ¿Sabes tú dónde está?

Por eso se había quedado tanto tiempo.

-Desde luego. Voy a traerlo.

Entró en el pequeño estudio de su padre y cogió la caja en la que él guardaba las facturas y los papeles de importancia. Al volverse, Edward estaba en la puerta. Se le cortó la respiración.

-¿Te he sobresaltado? Hace años que no lo conseguía, ¿verdad, Bellie?

-No me gusta ese diminutivo -dijo ella fríamente. Evitando su mirada, se sentó tras el escritorio y buscó entre los papeles de su padre hasta localizar el presupuesto. Se lo tendió a Edward.

Él se acercó a ella.

¿Cuánto tiempo vas a seguir tratándome con esa hostilidad? -preguntó suavemente-. Llevas años así.

-No tengo nada contra usted, señor Masen -dijo ella con expresión inocente.

-No me llames así. No me gusta.

-¿Por qué no? Usted es el jefe, ¿no? Vivimos en una de sus casas y le proporcionamos... todo tipo de entretenimientos.

Él apretó los labios. Enrolló el papel, formando un tubo. Lo miró fijamente antes de volver a mirarla.

-¿Por qué has vuelto?

-¿Por qué no? ¿Esperabas que me quedara lejos de aquí durante el resto de mi vida para que no te sintieras incómodo?

-No me incomodas.

-Pues tú a mí sí -repuso ella mirándole fijamente-. Detesto los recuerdos y te detesto a ti. ¿Por qué vienes aquí?

-Me agrada tu padre. Se accidentó trabajando y le he estado cuidando cuando tú no podías hacerlo.

-Lo sé y te lo agradezco. Pero ya está bien prácticamente...

-Es un buen jugador de ajedrez. Me gusta el ajedrez añadió él sonriendo pensativamente.

-Te gusta la estrategia -repuso ella-. Recuerdo muy bien cómo manipulas a la gente, Edward. Eres maravilloso para conseguir que la gente haga lo que deseas. Pero yo no. Ya no.

-No crees que pueda hacer nada si no es por un motivo egoísta, ¿verdad?

-Te olvidas de que yo conozco tus motivos.

-¡Dios! ¿No has cometido nunca un error?

-Desde luego. Contigo, aquella noche -replicó ella acaloradamente-. ¡Y lo más irónico es que no obtuve el menor placer! Él se puso rígido ante la acusación.

-¡Maldita seas! -musitó furioso, estrujando el papel.

-¿Duele? Perdóname por maltratar tu orgullo, pero es la verdad.

Se echó hacia atrás un mechón de pelo castaño.

-Te di lo que había estado reservando para el hombre al que amara, y todo para averiguar luego que yo era sólo una excusa para provocar los celos de tu novia, para que se casara contigo. ¿Le contaste hasta dónde habías llegado? -le preguntó ella con los ojos llenos de amargas lágrimas-. ¿Lo hiciste?

-Baja la voz. ¿Quieres que te oiga tu padre?

-Entonces no tendría tan magnífica opinión de ti, ¿verdad? Se echó a reír violentamente.

-¡Su compañero de ajedrez! ¡Su ídolo! ¡No te conoce en absoluto!

-Ni tú tampoco. Intenté explicártelo entonces y no quisiste escucharme. Desde entonces, lo he intentado varias veces. Incluso te escribí una carta.

-La quemé sin leerla. ¿Qué podrías haberme dicho que ya no supiera? Me llamó la misma Victoria. Disfrutó contándome todos los detalles...

Se le quebró la voz. Tuvo que morderse la lengua para no ponerse a gritar. Se volvió para que él no lo notara.

-De todos modos, como tú has dicho, ha pasado mucho tiempo. Uno de estos días lo olvidaré. ¿No tienes nada que hacer en tu granja? Ha sido un día muy largo y aún tengo que hacer la cena.

Él estaba en silencio. Le oyó encender un cigarrillo. Tenía la idea de que él había dejado de fumar. Su padre no debía saber que volvía a hacerlo.

Cuando él habló, su tono fue frío.

-No comprendí hasta mucho después cuánto me importabas. Y entonces ya era muy tarde para reparar el daño.

-No puedes imaginarte lo que significó para mi orgullo. Al menos no me quedé embarazada. A propósito, ¿qué le pasó a tu prometida? ¡Yo esperaba que la arrastraras hasta el altar para que pronunciara el sí cuanto antes!

-¡No quiero hablar de Victoria!

Bella se encogió de hombros como si no le interesara el tema y se dirigió a la puerta.

-Si todo lo que necesitas son esos papeles... Discúlpame. Tengo que prepararle la cena a mi pretendiente.

Él la contempló fijamente con una extraña mirada.

-¿Tu pretendiente?

-¿Te asombra? No esperarías que me pasara la vida llorándote, ¿verdad? Sí, tengo novio -mintió-. Es encantador, atractivo y rico.

-¿Rico?

-Probablemente le conocerás. Es Michael Newton. Él se sonrojó violentamente.

-¡No seas tonta! ¡Es un conocido Donjuán! ¡Le han pillado haciéndolo de todas las maneras menos colgado de la rama de un árbol!

-¡Qué interesante! ¡Apenas puedo esperar!

-¡Maldita seas! ¡Escúchame! ¡Sólo quiere pasar un buen rato!

-Como tú.-Bella cruzó los brazos sobre el pecho.

-Adelante, jefe, adviértame de las consecuencias. Aleccióneme sobre los hombres ricos que utilizan a las chicas pobres para satisfacer sus deseos. Usted debe saberlo perfectamente. Él estaba a punto de explotar.

-¡Isabella!

-Tranquilízate. Te va a subir la presión sanguínea, pobrecito viejo.

-No soy viejo-replicó él entre dientes-. ¡Sólo tengo treinta y cinco años!

-Bueno, pero eres trece años mayor que yo -le recordó-. Una generación de diferencia -añadió con un suspiro-. Es una lástima que hace años estuviera tan prendada de ti que no lo notara. Pero ya se me ha pasado. Deberías sentirte aliviado de que ya no te persiga. ¿No te hace sentirte mejor?

Él no parecía ni feliz ni especialmente entusiasmado.

-Michael es dos años mayor que yo -comentó con voz tensa. Ella se encogió de hombros.

-Sí, pero tiene una mente joven. Sonrió.

-Y, para colmo, no es mal chico. Frunció los labios soñadoramente.

-¿Un Donjuán dices? ¡Qué fascinante! Estoy impaciente por comprobarlo por mí misma.

Él giró sobre sus talones y salió precipitadamente sin añadir nada más. Bella contuvo la risa. Había herido su orgullo. Ahora era capaz de protegerse de él. No quería correr el riesgo de volver a enamorarse. No volvería a ser tan estúpida. ¿Y por qué habría de importarle a él lo de Michael? Probablemente le irritaba que pudiera acostarse con otro hombre.

«Bien», pensó mientras pasaba al otro cuarto. «Que se moleste! ¡Será una pequeñísima compensación por el dolor que me causó!».

Se arregló para la cena. Se puso unos pantalones verdes, una blusa de rayas y sandalias. De camino a la cocina, se asomó al salón.

-Viene a cenar Mike -anunció sonriente.

-¿Sí?-Su padre la observó sonriendo. -Por fin tendré oportunidad de conocerle.

-No acepta un no por respuesta. He tenido que rendirme.

-Me parece estupendo.

Frunció el ceño. Se parecía mucho a Bella, salvo por el pelo blanco y las arrugas.

-¿Has discutido con Edward?

-¿Por qué me lo preguntas?

-Ha salido de aquí como un torbellino, musitando algo sobre una cita. Esta noche íbamos a jugar al ajedrez.

-Se me había olvidado- Era la verdad.

-No le haces ningún caso actualmente. Recuerdo cómo lloraste cuando se comprometió. Aquella misma semana te fuiste a estudiar a Louisville.

Comenzó a llenar su pipa, consciente del rubor de su hija.

-Bella, no creo que venga aquí a verme a mí.

-No vas a convencerme de que está loco por mí. Le conozco .mejor que tú.

-Se ha quedado más tiempo para esperarte. ¿No te has dado cuenta?

 

-No quiero darme cuenta. No hagas de Cupido, papá. Edward no me interesa en absoluto. Ya no. Mike es otro asunto.

-Crees que seguirá viniendo por aquí cuando vea cómo vivimos?

-Desde luego -dijo ella con una sonrisa-. Él no es presuntuoso.

Su padre comenzó a balancearse en la mecedora mientras encendía la pipa.

-Si no te importa, esperaré a formarme mi propia opinión.

-Si crees que la casa necesita mejoras, pídeselas a tu amigo el rico granjero -le dijo ella-. Utiliza tu influencia.

-¡Jamás lo haría! Deberías recordar que tu padre ha trabajado toda su vida para conseguir el dinero. La granja Masen es... ¿Dónde vas?

-Ya he oído ese sermón otras veces. Lo sé todo sobre los Masen. Más de lo que quiero saber. Tengo que hacer la cena.

-Podrías ser más amable con mi compañero de ajedrez.

-Haré un esfuerzo. Incluso le haré una reverencia cuando entre.

-No te hagas la lista -gruñó su padre.

-De acuerdo. Le trataré con el respeto debido a su edad. Después de todo, comparada con él, soy una chiquilla. Voy a hacer espaguetis: ¿Te apetecen?

-Me parece muy bien. Pero, ¿le gustarán a nuestro altivo invitado? Ella le miró desde la puerta de la cocina.

-Debería darte vergüenza. Tienes prejuicios porque es rico.

-Sí, lo mismo que tú con Edward.

Ella le sacó la lengua.

-¿Por qué te desagrada tanto? Bella se inclinó con aire confidencial.

-Tiene ojos claro, detesto los ojos claros -susurró. Y mientras su padre se reía, entró en la cocina.
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OTRO CAP EL DIA VIERNES
ESPERO LES GUSTE















































































































































































































































13 comentarios:

lorenita dijo...

wiii!! esta genial lizzy!!! muy pero muy interesante!!..se ve que edward va a sufrir pero uno debe de aprender a pagar los errores que cometemos, pero se lee que esta enamorado de bella, y creo también que puede enmendarse.:)

brigitteluna dijo...

woah ,,,esta genial..vamos a ver como avamza ....y el que se cree que lo que iso no tuvo consecuencias que iluso

codigomarvix dijo...

jeje yo ya lei esta adaptacion :3 pero que mas da lo que tu escribas o publiques yo lo leere :)

monikcullen009 dijo...

my gustar la nueva historia jajaja espero el proximo cap!!!!!!

vsotobianchi dijo...

wow esta genial, ya quiero leer el próximo capítulo.

Caresme dijo...

Una interesante propuesta , como lo que escribes adaptas , esta muy muy bien ...

Unknown dijo...

hooo Lizzy!! que crees? ya la leí T_T

asi que quizás no comente mucho para no saltar el spoiler!! jojoj

Saludos!!!

nydia dijo...

dios que bien que le haga pagar un poquito por todo su sufrimiento....Me encanta....Besitos...

Cammy dijo...

se ve interesante!
parece que a Edward le costará conquistar a Bella

RooCh .... (Yop) dijo...

mmm me parece que Eddy jugo muy feo con Bella... ahora me pregunto ¿sera todo tal y como Bells lo piensa? OJALA que no :)
Me gustooo mucho Lizzy!!!

vyda dijo...

Hola volvi!!! y con muchas ganas de leer la nueva historia, aunque me costo un poco de trabajo encontrar los capis, pero aqui estoy, un besote enorme....

Ligia Rodríguez dijo...

No se si de ti o de alguien más pero ya la había leído... Es bien interesante la verdad, y lo que más me gusta, por una vez no es ni tanya ni mi amado Jacob la manzana de la discordia!!

EdithCullen71283 dijo...

Ahhhhh muy pero que muy interesante el capitulo, ya me atrapo la historia realmente me atrapo jejejeje
BESOS DESDE GUANAJUATO MEXICO

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina