lunes, 18 de julio de 2011

EL ARTE DE LA SEDUCCION CAPITULO 15

Capítulo 15
El deseo de la polilla que busca la estrella,
De la noche que busca la mañana,
La devoción a algo lejano,
De la esfera de nuestro pesar.
Percy Bysshe Sheiley
Bella se alegró de contar con el amparo de la oscuridad que la envolvía como un manto y que ocultaba su vergüenza y desesperación cuando abrió la puerta sin ruido y entró en la residencia de Park Lane por la entrada de servicio.
Se recostó sobre la puerta y cerró los ojos, absorbiendo los sonidos de la casa, buscando un bálsamo para su corazón lastimado y su orgullo herido, pero sus pensamientos se negaban a soltarla. Los recuerdos demasiado recientes del acto de amor con Edward frustraban sus intentos de recuperar el equilibrio y lograr cierta apariencia de paz. Podía oler al Duque en su piel, sentir su boca en sus pechos, sus manos ahondando entre sus muslos, la gruesa cresta de su astil penetrándola, llenándola, haciendo realidad sus fantasías.

¿Cómo iba a volver a mirarlo a la cara sabiendo lo que habían hecho juntos? ¿Lo íntimamente que la había acariciado, la forma que había tenido ella de retorcerse y jadear bajo sus expertas caricias, rogándole que no parara? Apretó el puño contra el estómago para contener el sollozo que se henchía en su interior ante todo lo que había logrado y después perdido. ¿Por qué había permitido que las cosas llegaran tan lejos? Debería haber escuchado a su voz interior y no haber ido a aquella casa. Edward al fin sabía lo que le había hecho, la forma que había tenido de engañarlo. Bella había visto la expresión de sus ojos después de hacerle el amor. El Duque lamentaba sus acciones. Su necesidad de llegar al éxtasis había eclipsado su sentido común y su excelencia había hecho lo impensable con ella, y no podía perdonárselo. Bella sabía demasiado bien lo que era actuar con temeridad. Su vida estaba plagada de comportamientos impulsivos, siempre vacilando al filo del peligro. Tenía la esperanza de haber dejado atrás tal comportamiento malsano pero después de esa noche, estaba claro que no había cambiado. Hundió los puños todavía más en el estómago y recordó que le había dicho a Edward que lo había querido y que él no le había contestado. Ni esa noche ni cuando Bella tenía dieciséis años. Le había dado la oportunidad, había permitido que aquel hombre traspasara sus defensas y solo para ver cómo rechazaba sus sentimientos una vez más. Se había convertido en la clase de mujer que lady Escrúpulos no soportaba y había permitido que esa parte de ella fuera quedando en un segundo plano desde el regreso de Edward. Su excelencia había insinuado entre risas que lady Escrúpulos era una mujer amargada que quería crucificar a los hombres porque no tenía en su vida a nadie a quien amar, ni nadie que la amara. Bella no había permitido que aquellos comentarios la afectaran pero en ese momento le parecieron insidiosos, la sondeaban, la hacían mirar en lo más hondo de su ser en busca de la verdad.
¿Podría haberse convertido en una persona amargada? ¿Resentida? ¿Podría ser esa la verdadera razón que había hecho que lady Escrúpulos cobrara vida y por lo que se había desvanecido una vez que había regresado Edward? Bella no quería creerlo porque hacerlo anulaba todo lo que había llegado a ver como real y loable y la convertía en una impostora. Un sollozo brotó de sus labios cuando todo su mundo se hizo pedazos a su alrededor y no había nada que pudiera hacer para evitarlo. No había forma de volver atrás para levantar las barreras ni evitar que los muros de la vida que había conocido se derrumbasen. Se apartó de la puerta, le pesaban los pies mientras atravesaba la cocina y salía al vestíbulo, dirigiéndose por instinto hacia su dormitorio. Cuando empezó a subir la escalera principal, algo le llamó la atención. Se quedó sin aliento cuando una figura indefinida cruzó disparada el rellano y desapareció tras la barandilla. ¡Alguien andaba con sigilo por la casa! Bella se apretó contra la pared e intentó recuperar el aliento, el corazón le palpitaba con fuerza mientras cien pensamientos caían unos sobre otros en su mente. ¿Se había tropezado con un ladrón en pleno robo? ¿La había visto? ¿Estaba allí arriba, esperando para abordarla? ¿O acaso tenía algo mucho más siniestro en mente que un simple robo? Bella miró hacia la puerta principal pero sabía que jamás podría dejar a su familia en peligro. Los niños estaban arriba, además de Rosalie, Victoria y su madre. Bella se tragó el miedo y mantuvo los ojos clavados en el rellano mientras cogía el objeto que tenía más cerca, un grueso candelabro de plata antes de empezar a subir poco a poco las escaleras. El corazón le latía con tanta fuerza que pensó que la casa entera podía oírla. Al coronar las escaleras, sus ojos examinaron el pasillo negro como la boca de un lobo. Ya se habían consumido todas las velas y solo persistía en el aire el leve olor a cera. Tras ella sonó el crujido de una tabla. Bella giró en redondo y levantó el candelabro por encima de la cabeza, un grito ahogado brotó de repente de sus labios cuando la figura salió de las sombras hacia ella.
— ¡Bella, soy yo! — ¿Rosalie? —jadeó Bella con el corazón en la garganta. La oscuridad se aclaró un poco y reveló el semblante pálido de su prima—. Dios mío, ¿qué estás haciendo? Casi me matas del susto. —Pues imagínate cómo me sentí yo —respondió Rosalie en voz muy baja—. Creí que estaba sola y entonces vi una persona al final de las escaleras cuando sabía que todo el mundo estaba en la cama, o debería estarlo, por lo menos.
Y casi a la vez las dos muchachas observaron que ninguna iba vestida con su camisón. — ¿Dónde has estado? —preguntó Bella, sorprendida al ver que Rosalie también llevaba su disfraz de tabernera. —Yo podría hacerte la misma pregunta. —Rosalie alzó una ceja cuando su mirada rozó el atavío de Bella. Esta suspiró.
—Supongo que las dos nos hemos pillado. —Eso creo.
Al final del pasillo se oyó un sonido ahogado que atrajo las miradas de las dos en esa dirección. —Creo que deberíamos salir del pasillo —dijo Rosalie—, antes de que alguien descubra nuestras actividades nocturnas. Bella asintió y bajaron por el pasillo, después se deslizaron en silencio hacia la habitación de Bella, donde las dos dieron un suspiro de alivio. Bella encendió la lámpara de aceite de la mesa que había junto a la puerta mientras Rosalie se hundía al borde de la cama. Una luz cálida y dorada desterró la oscuridad.
— ¡Dios bendito, Bella! —Jadeó su prima—. ¿Qué te ha pasado?
La joven vio su reflejo en el espejo y se dio cuenta de que tenía la blusa rasgada y que la falda lucía un jirón en la bastilla, además de que el pelo era un desastre alborotado que le enmarcaba la cara. Rosalie se levantó de la cama con la preocupación grabada en cada uno de sus rasgos cuando se colocó delante de Bella. — ¿Quién te ha hecho esto? —No me lo hizo nadie. Yo… — ¿Cómo explicar que había estado a punto de matarse precipitándose delante de un carruaje de alquiler en su alocada huida de Edward?—. Fui muy torpe, eso es todo. — ¿Por qué será que no te creo? —Es la verdad. —Pero Bella no podía mirar a su prima a los ojos. Rosalie cogió las manos de Bella entre las suyas.
— ¿Por qué no quieres contármelo? ¿Qué he hecho para que desconfíes así de mí? —No es que desconfíe de ti. Soy yo. He… he hecho cosas de las que no estoy orgullosa y no quiero que tú también me odies. —¿También? ¿Pero quién podría odiarte a ti?
Bella vaciló y después respondió con voz temblorosa. —Edward. —¿Edward? —Rosalie se quedó mirándola, confundida—. No lo entiendo. ¿Por qué iba a odiarte?
Bella se dio cuenta de que ya no había razón para seguir guardando sus secretos. ¿De qué le habían servido? —No he sido honesta con él. —¿He de suponer que descubrió que no eras una moza de taberna?
Bella asintió, incapaz de confesar el resto del engaño, aunque lo tenía en la punta de la lengua. —No me sorprende —comentó Rosalie—. Ese hombre es demasiado listo para poder engañarlo mucho tiempo. ¿Fue allí donde has estado esta noche? ¿Con Edward? —Sí. —¿Le has hecho el amor?
Bella abrió la boca y casi al mismo tiempo la cerró mientras se preguntaba por qué la sorprendía la pregunta. Su prima siempre había sido muy astuta y nunca dudaba en decir lo que pensaba. Bella confesó con un suspiro.
—Sí. —Y después, para aumentar su vergüenza, añadió—. Dos veces.
En lugar de mostrarse escandalizada, Rosalie incluso sonrió. —¡Oh, Bella, eso es maravilloso! Sabía que lo querías y que él te quería a ti.
Las palabras de su prima la atravesaron como una lanza y Bella se soltó de las manos de Rosalie. —Edward no me quiere. —¡Ah, pues en eso te equivocas! He visto el modo en que te mira. Te devora con los ojos cuando no te das cuenta. Y le oí decir a Mary que «el tío Edward parecía más enfadado que un nido de avispones cuando lo agitas» cuando os vio a Jacob y a ti juntos. Esas, mi querida y tonta prima, no parecen las acciones de un hombre que no está locamente enamorado de ti. Bella no había sido en toda su vida de las que lloran pero esa noche, al parecer, no podía parar y se cubrió la cara con las manos. —Oh, Bella. —Su prima parecía angustiada—. Ven conmigo. —Rosalie la llevó hasta la cama y se sentaron las dos—. Por favor, cuéntame lo que ha pasado.
Las lágrimas fluían sin parar y Bella ya no podía seguir conteniendo la marea de emociones. —Me odia, Rosalie. Pensó… que yo… era la moza de la taberna y… y… —¿Te besó?
Bella asintió con gesto débil.
—Después descubrió la verdad y las cosas llegaron demasiado lejos.
—Si no te deseara, podría haber parado, Bella.
—No, fue todo culpa mía. Yo… lo excité.
—¿Y eso es malo?
—Sí. Porque estaba todo basado en una mentira. Podría haberle dicho quién era muchas veces y sin embargo no dije nada, igual que aquella noche hace ocho años. — Las palabras brotaron de la boca de Bella antes de que esta pudiera evitarlo. Entonces Rosalie sí que la miró anonadada.
—¿Estás diciendo que Edward y tú…?
Bella bajó la cabeza y se miró las manos. —Sí. Lo quería tanto… pero él no me correspondía. Debería haber dejado que se fuera pero no pude. Estuvo fuera tanto tiempo esa última vez, después de irse a Cambridge, que pensé que no iba a volver a casa. Y entonces volvió y yo solo quería tener algo suyo antes de que volviera a irse, y quizá ya para no regresar.
Sus padres celebraban su baile anual de disfraces así que me vestí de cortesana, con una máscara y una peluca empolvada y… y lo seduje en el jardín de sus padres. Igual que lo seduje esta noche. Llevo todos estos años enfadada con él pero él no me engañó como lo engañé yo. Nunca me hizo creer que habría algo más entre nosotros que una simple amistad. Él deseaba a Victoria, no a mí. Y entonces se anuló el compromiso… y él se fue. —Y tú nunca le dijiste que eras tú la de esa noche, en el jardín, ¿verdad?
Bella negó con la cabeza. —Iba a hacerlo pero luego… bueno, ya no tenía sentido, en realidad. Nunca pensé que repetiría el mismo error. Pero esta noche lo hice. —¿Estás segura de que no te estás imaginando lo mal que están las cosas? Edward acababa de hacerte el amor. Quizá sufría de la misma confusión que sientes tú. —Deberías haber visto la expresión de sus ojos. Eran tan fríos.
Rosalie abrazó a Bella por los hombros. —Los hombres son criaturas veleidosas, prima. A veces necesitan más tiempo para ver lo que tienen delante de las narices. —Estoy viviendo una mentira, Rosalie. Todo este tiempo he estado interpretando el papel de lady Escrúpulos, y aquí estoy, ¡seduciendo a Edward! No una, sino dos veces. Si un hombre hubiera usado esas tácticas estaríamos indignadas. —Los caballeros, y utilizo ese término con mucha libertad, a los que nos proponemos enseñarles una lección se merecen exactamente lo que reciben.
—¿Incluso lord Stratford?
Rosalie se puso rígida al oír mencionar al Conde. —Sobre todo él. El muy canalla. —Bella vio que había sacado un tema espinoso—. ¡Cómo se atreve a ser, después de todo, una contradicción andante!
Habría que azotar a ese hombre, hace creer a una mujer que es un auténtico viejo verde y luego, cuando ella quiere que le demuestre lo perverso que es, ¡se convierte en un santo y habla de casarse primero! ¡Incluso cuando ella ha acudido a su casa con el único propósito de dejarse seducir! Durante diez segundos enteros lo único que pudo hacer Bella fue quedarse mirando a su prima.
—Fuiste a casa de Emmett McCarty para… —dijo con tono incrédulo cuando por fin pudo hablar. —Para hacerle el amor, sí. ¡Pero ese hombre horrible me rechazó! —La expresión indignada de Rosalie se derrumbó—. Creí que yo le importaba. Pero no quiso… ya sabes.
A Bella le apetecía zarandear a su prima. —Pues claro que le importas, Rosalie. ¡Te pidió que te casaras con él! ¿Y quién está siendo ridícula ahora? —No me casaría con él aunque fuera el último hombre sobre la faz de la tierra —afirmó su prima con vehemencia y una expresión de lo más desdichada—. ¡Apuesto a que nunca vaciló a la hora de llevarse a ninguna de sus otras mujeres a la cama! Bueno, pues si no me desea lo suficiente como para hacerme el amor, entonces yo… yo tampoco lo quiero. —La mentira estaba grabada en la cara de Rosalie, era obvio que su prima no tenía intención de mostrarse racional sobre aquel tema.
Bella suspiró. —Parece que a ninguna de las dos nos ha ido demasiado bien esta noche.
Rosalie asintió y se secó los ojos. —Es verdad pero sospecho que ese bobo de Duque tuyo recuperará el sentido común por la mañana. Seguramente está conmocionado. Dios nos libre de que una mujer persiga lo que quiere. Los hombres se quedan hechos pedazos.

estamos a 5 capitulos incluido el epilogo  para el final de esta historia muchas gracias

10 comentarios:

brigitteluna dijo...

guah porfin le dijo a alguien lo que habia hecho antes sera que edward entendera

Ligia Rodríguez dijo...

Ahh por fin hablo la sonsa esta!! Me gusto mcho el capitulo, de verdad que si!! Besitos!!

lorenita dijo...

Por fin Bella hablo...debe decirle a Edward la verdad...:)

Anónimo dijo...

al fin!!!!
me encanto

V dijo...

O sea Bella sedujo a edward hace 8 años y el no supo que era ella?? si es asi ahora entiendo pq la reaccion de edward al darse cuenta que no era "virgen"; sin duda las cosas se ponen muy interesantes.

Quiero mas...

nydia dijo...

me encanta cada vez mas esta historia sigue asi...Besos...

joli cullen dijo...

xd que le dga que fue ella el piensa que fue con vic wque se acosto

Unknown dijo...

haaaaaaaaaaaaaa me muerdo mis uñas!!!! me encantó el capi!!!

pero ojalá que la tonta Bella reaccioné y le diga que era ella en lugar de victoria!! en serio se ahorrarían tantas confusiones...

Muchas gracias por los capis!!!

saludos

fabiola León dijo...

Hai nooo, pero que buena...hay cosas que se tienen que aclarar!!! XD que buen capi lizzy ya me imagino los que vienen!!!
bess

ELIANA dijo...

o.0 todo ha salido a la luz... ya se me aclararon muchas dudas de los caps anteriores.... entonces edward no se acosto con victoria..ummm

lizzy no vas a seguir la historia... con ansias XD

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina