martes, 10 de octubre de 2017

Amarte en Secreto Capitulo 3

**antes de leer salen una linea de puntos en el texto no tiene que ver con la historia algo paso al documentos mientra trabajaba en el **.
Capitulo 3

El comienzo de la escuela fue exactamente como esperaba. Edward ignorándome cada vez que estábamos en la misma clase o en la cafetería. Las chicas se reunían a su alrededor donde quiera que iba, y al instante se hizo popular, sin apenas tener que decir una palabra. Probablemente la última novedad sorprendente fue la reacción codiciosa de Victoria.

 ―¿Cuáles crees que son mis posibilidades?

―¿De qué?

―De darle a Edward.

 ―No me involucres en esa aventura, por favor.

―¿Por qué no? Me doy cuenta de que no te llevas bien con él, pero tú eres mi única entrada.

―Me odia. ¿Cómo voy a ser capaz de ayudarte con esto?

―Podrías invitarme otra vez, disponiendo que todos estemos en la misma habitación y luego nos dejas solos.

―No lo sé. No entiendes cómo es.


―Quiero decir, sé que no te llevas bien con él pero, ¿realmente te molesta si trato de hacer un movimiento? En realidad, podría ayudar a su relación si termináramos saliendo.

―No creo que Edward sea del tipo de citas.

―No... es del tipo de follar, y eso está bien conmigo, también. Me quedo con eso.

Mi corazón latía más rápido, y me odiaba a por ello. Cada vez que Victoria hablaba de esto, me ponía locamente celosa. Era como una lucha secreta que combatía constantemente. Nunca podría admitirle esto a nadie. Qué parte me molestaba más no estaba claro. ¿Era el pensamiento de mi amiga follando con Edward, llegando a tocarlo y  viviendo mi fantasía más oscura? Eso me molestaba, seguro, pero creo que lo que me molestaba más era el pensamiento de Edward conectando a un nivel más profundo con otra persona mientras continuaba aparentemente despreciándome.

Odiaba que me importara.

 Levanté mi mochila de mi casillero. ―Estás loca. ¿Podemos cambiar de tema por favor?

 ―Bueno. Oí que Mike quiere invitarte a salir. Cerré el casillero con fuerza por esa noticia.

―¿De quién?

 ―Hablé con mi hermano al respecto. Quiere invitarte al cine. Mike era uno de los chicos populares de la secundaria. No podía entender por qué estaría interesado en mí, ya que por lo general, salía con chicas de su propio grupo. Realmente no pertenezco a su grupo o a cualquier grupo en realidad. Allí se hallaban la gente como Mike del lado rico de la ciudad en un círculo. Luego, eran los artistas y teatrales. Luego, tenías los estudiantes de intercambio. Después, los que eran populares solo porque eran bien parecidos, intrigantes o que actuaban (Edward). Victoria y yo estábamos en una especie de nuestra propia clase. Nos llevamos con todo el mundo, sacábamos buenas notas y nos manteníamos fuera de los problemas. Pero a diferencia de mi mejor amiga, yo era virgen.

Solo he tenido un novio, Gerald, quien terminó rompiendo conmigo porque no lo dejé ir más allá de tocar mis tetas. Se corrió la voz de que era virgen y ciertas personas alrededor de la escuela bromeaban sobre ello a mis espaldas. Aunque todavía veía a Gerald en los pasillos de vez en cuando, trataba de evitarlo.
Victoria estalló su chicle. ―Así que, de todos modos, si te invita a salir, debemos totalmente invitar a Edward. Él podría ir conmigo, y tú podías ir con Mike. Podríamos ir a ver esa nueva película de terror.

 ―No, gracias. Vivir con Edward es todo el terror que necesito.

*****

Mis palabras volverían a atormentarme la mañana siguiente. Me vestía para la escuela, y cuando abrí el cajón de mi ropa interior, estaba vacío.
Me puse unos pantalones de yoga sin calzones y marché a la habitación de Edward mientras se ponía una camisa.

―¿Qué demonios hiciste con mi ropa interior?

―No se siente bien cuando alguien toma tu mierda, ¿no?

―Tomé una caja de cigarrillos por menos de cinco minutos y la devolví, por cierto. ¡Tú tomaste cada pieza de ropa interior que poseo! Hay una pequeña diferencia allí.

No podía creer que asumí que no iba a vengarse de mí por eso. Últimamente, ha estado ignorándome especialmente bien, y simplemente asumí que todo fue olvidado.

 Comencé a buscar en sus cajones. Mi mano se retractó rápidamente después de tocar una tira de condones.

―Puedes mirar aquí todo el día hasta que el sol se ponga. No están aquí. No pierdas tu tiempo.
―¡Será mejor que no los hayas tirado!

―Esas eran algunas piezas sexys. No podría hacer eso.

―Eso es porque cuestan una fortuna.

Buena ropa interior era probablemente la única cosa en la que me gastaba el dinero. Cada par provenía de una boutique en línea de lencería cara.
Cuando me arrodillé para mirar debajo de la cama, se echó a reír.

 ―Tienes el pantalón metido, por cierto.

Me levanté de un salto y apreté los dientes.

 ―¡Eso es lo que sucede cuando no tienes ninguna jodida ropa interior!

Quería provocarlo tanto, pero podría empeorar esto. Me puse de pie para enfrentarlo.

Edward me dio un vistazo. ―Los tendrás de vuelta cuando esté listo para devolvértelos. Ahora, si me disculpas... ―Pasó junto a mí y bajó corriendo las escaleras.

Ni siquiera me molesté en detenerlo porque no iba a ceder. Fui a Target camino a la escuela y compre bragas baratas hasta que pudiera averiguar cómo conseguir las mías devuelta.

Llegué a casa de la escuela ese día en un estado de ánimo muy ansioso. Entre mi ropa interior perdida y que fui realmente invitada a salir por Mike, me encontraba seriamente en necesidad de helado, no cualquier helado, sino del tipo casero que me gustaba hacer ocasionalmente en la máquina que conseguí para la Navidad del año pasado.

Vertí cada pieza sobrante de dulces de Halloween en ella y terminé con una deliciosa barra de cereal snicker, una mezcla de almendras con una base de vainilla.

Una vez que estuvo listo, me senté en el mostrador con mi tazón gigantesco y cerré los ojos, saboreando cada bocado.

 La puerta principal se cerró de golpe y poco después, Edward entró en la cocina. El olor de los cigarrillos de clavo y colonia flotaba en el aire. Odiaba su olor.


Jodidamente amaba su olor, quería ahogarme en él.
Como de costumbre, me ignoró solo se dirigió a la nevera, sacó la leche y bebió directamente de la caja. Miró a mi helado y se acercó a mí, tomando la cuchara de mi mano. Lo colocó en su boca, devorando una enorme cucharada. El metal de su anillo en el labio chocó contra la cuchara que lamió hasta que estuvo seca. Mis entrañas temblaban de solo verlo. Luego, me entregó la cuchara de nuevo. Su lengua rozó ligeramente a través de sus dientes como una serpiente. Incluso sus dientes eran malditamente sexys.

Abrí el cajón, agarré otra cuchara y le di la suya. Los dos empezamos a comer de mi tazón mientras nos decíamos nada. Una cosa tan simple, pero mi corazón latía a mil por hora. Esa fue la mayor cantidad de tiempo con que alguna vez me haya honrado de buena gana con su presencia.

Finalmente, en medio de un bocado, me miró. ―¿Qué le pasó a tu padre?

Me tragué mi helado y traté de luchar contra las emociones arrastrándose arriba. Su pregunta me tomó totalmente desprevenida. Apoyé la cuchara en el plato.
―Murió de cáncer de pulmón a los treinta y cinco. Fumaba desde que tenía doce.

 Cerró los ojos un instante y asintió en comprensión. Obviamente, ahora se dio cuenta de por qué odiaba que fumara tanto. Después de varios segundos de silencio, él miraba hacia abajo al recipiente, cuando dijo―: Lo siento.

―Gracias.

Continuamos compartiendo el helado hasta que no quedó nada. Edward tomó el tazón, lo lavó en el fregadero, lo secó y lo guardó. Luego se fue para ir al piso de arriba sin decir nada más.

Me quedé abajo, en la cocina sola, por un rato, repitiendo el extraño encuentro. Su interés por mi padre realmente me sorprendió. También pensé de nuevo en la primera vez que lamió mi cuchara y la forma como me sentí cuando la lamí después.

Mi teléfono sonó.
Era un texto de Edward.

Gracias por el jodido helado. Estuvo realmente bueno.

Cuando regresé a mi habitación por la tarde, un solo par de mi ropa interior se encontraba cuidadosamente doblada en mi tocador. Si esta era su versión de extender una rama de olivo, me quedaría con ella.

***

El "dulce" Edward fue de corta duración. Pocos días después de nuestro helado social, se presentó en la cafetería donde trabajaba medio tiempo después de la escuela. Kilt Café está en la calle de nuestra escuela secundaria y servía cosas como sándwiches, ensaladas y café.

Como si la aparición de Edward no fuera lo suficientemente malo, trajo con él probablemente a la chica más hermosa en toda nuestra escuela. Angela era rubia platino y alta con enormes pechos. Era todo lo contrario de mí luce-inteligente. Yo tenía más el cuerpo de bailarina o de gimnasta. Mi largo cabello rubio rojizo era liso recto y sencillo en comparación con su gran, animoso estilo Texas. Uno pensaría que sería una perra por su aspecto, pero era realmente agradable.

 Angela saludó. ―Hola Bella.

―Hola ―dije mientras colocaba sus menús. Edward me dio contacto visual fugaz, pero trataba de no reconocerme. No creo que supiera que trabajaba allí, porque nunca se lo dije.

Una punzada de celos me golpeó cuando me di cuenta de Edward bloqueando las piernas de Angela con las suyas debajo de la mesa.

No estaba segura de si Angela se dio cuenta de que era mi hermanastro. Nunca hablé de él a las personas en la escuela y pensé que nunca me mencionaba, tampoco.

―Les voy a dar a los dos unos minutos ―les dije antes de caminar hacia la cocina. Vi como Angela se inclinó sobre la mesa y le plantó un beso en los labios. Me sentí enferma. Le agarró el aro en el labio con los dientes. Parecía que podría haber ronroneado. Ugh. Nunca he querido tanto desaparecer en el aire.

 De mala gana regresé. ―¿Han decidido lo que quieren?

Edward miró por encima de la pizarra donde aparecen los especiales del día y sonrió. ―¿Cuál es su sopa del día?
Ese hijo de puta.

―Pollo.

―Eso no es correcto. Estás distorsionando la misma.

―Es lo mismo.

Repitió―: ¿Cuál es... la sopa... del día?

Me quedé mirándolo largo y duro, entonces apreté la mandíbula. ―Sopa de pollo Escocesa3.

 El dueño era de Escocia y, al parecer, era una especialidad allí.

Esbozó una sonrisa maliciosa.

―Gracias. Voy a tomar la sopa de pollo. ¿Angela?

―Voy a pedir la ensalada jardinera ―dijo, mirando entre Edward y yo confusa.

Me tomé mi dulce momento antes de llevarles su comida. No me importaba si la sopa estaba fría.


Después de unos minutos, Edward levantó su dedo índice hacia mí para que fuera a la mesa.

―¿Sí? ―Resoplé.

―Este pollo esta defectuoso. También esta soso y frío. ¿Puedes por favor reemplazarlo y pedirle al cocinero que ponga realmente un poco de sabor en él?

Parecía que sofocaba una risa. Angela se quedó sin habla.

Me llevé la sopa a la cocina y la tiré violentamente en el fregadero junto con el tazón de cerámica. En lugar de hablar con el chef, tuve un momento de iluminación y decidí tomar esto en mis propias manos. Agarré la cuchara y puse más sopa en una nueva tasa. Abrí una botella de salsa picante caliente y vertí más generosamente en la sopa.

 Está caliente en más de un sentido ahora. Regresé a cabo y la coloqué cuidadosamente delante de Edward.

 ―¿Algo más?

 ―No.

Caminé hacia atrás hacia la cocina y esperé en la esquina para vigilarlo. La anticipación me mataba. Su lengua prácticamente se caería cuando consiga una muestra de mi especialidad.

Edward tomó la primera cucharada. No tuvo ninguna reacción.

¿Cómo puede ser eso?

Tomó otra cucharada luego sus ojos me buscaron. Su boca se curvó en una sonrisa socarrona antes de agarrar toda la copa y comenzar a beber la sopa como una bebida. Se limpió la boca con el dorso de la mano, le susurró a Angela y se excusó.

 La espalda de Angela se volvió hacia mí cuando Edward se acercó y me arrastró por el brazo en el oscuro pasillo que conduce a los baños.
 Me puso contra la pared. ―¿Crees que eres tan inteligente? ―Mi corazón golpeaba en mi pecho. Sin palabras, negué mientras decía―: Bueno, la broma fue tuya.

 Antes de que pudiera responder, Edward me agarró la cara con las dos manos y estrelló sus labios en los míos. El metal de su aro de labio raspó mi boca mientras la abrió con la lengua con avidez y comenzó a besarme profundo. Gemí en su boca, a la vez sorprendida y excitada por la emboscada de su lengua caliente agrediéndome. Mi cuerpo temblaba. Olía increíble. Me sentí como que iba a colapsar por la sobrecarga sensorial.

En cuestión de segundos, el calor de la salsa picante en su lengua comenzó a penetrar en la mía, que ahora me quemaba. A pesar de que se sentía como si mi lengua se fuera a caer, no quería volver a alejarme.

Nunca me habían besado así.

 Entonces, así como así, arrancó su boca de la mía.

―¿No sabes para ahora no te metas conmigo?

Se alejó, y me quedé jadeando en el pasillo con mi mano sobre mi pecho.

Mierda.

Mi boca se encontraba en llamas junto con cada otro orificio. Me palpitaba entre mis piernas. Cuando finalmente gané suficiente compostura para caminar de regreso, me di cuenta de que necesitaban la cuenta en algún momento.

Decidí acabar de una vez y llevé la carpeta de cuero de la factura a su mesa, colocándola delante de Edward sin hacer contacto visual.

Oí que le decía a Angela que se encontraran enfrente y que se encargaría de todo. Metió la mano en el bolsillo y puso algo en la carpeta y, poco después, se fue.

Probablemente ni siquiera me dejó una propina. Lo abrí y di un grito ahogado cuando junto con un billete de veinte dólares se hallaba mi tanga favorita de encaje negro y escrito con bolígrafo en el cheque:

Quédate con el cambio, o mejor dicho, cámbiate por estas. Supongo que las actuales están un poco mojadas.

3Es un juego de palabras donde Cock también significa Polla.
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hola a todas muchas gracias por sus buenas vibras por sus comentarios y por leer muchas gracias.
que les parecieron estos capitulos y la
actitud de edward.

5 comentarios:

cari dijo...

Wow si q es muy canijo jajajaja, Gracias

Anónimo dijo...

Mas capitulos porfavpt

carola dijo...

Jajaja el capitulo 2 estuvo muy entretenido y este capitulo estuvo para darle a edward donde mas le duele. Que pesado se pone!!

Luz dijo...

Me encanta esta historia

Kar dijo...

Buena historia me divierte mucho la actitud chico malo de Edwards,
Te leo en el siguiente ��

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina