lunes, 6 de agosto de 2018

Un Alma Compartida Capitulo 31


Isabella

Fue un día triste en la casa Cullen. Después de que Edward confesara su participación en la muerte de Irina, aunque me doliera el corazón, tranquilamente le pedí que me contara la historia completa.

Edward explicó que había estado planeando algo grande durante meses. Esme había estado esperando el momento adecuado para meter las drogas, preferiblemente después de que Irina saliera de juerga toda la noche, lo que ocurrió la noche anterior. Esme llamó a la policía desde la casa justo después de las siete de la mañana, y cuando llegaron los escoltó a través de la casa hasta la sala de estar, donde Irina supuestamente dormía en el sofá.

Cuando Esme trató de despertarla, supo que algo andaba mal. Su cuerpo estaba rígido e Irina ya estaba fría.

Un Edward confundido me dijo que nunca había tenido la intención de que esto ocurriera. Odiaba a Irina, pero no quería que muriera. Sólo quería que los servicios sociales le quitaran a Irina la custodia de Vanessa para que pudiera volver a casa.

Eleazar Denali llamó a Edward poco después para decirle que Irina había fallecido. Eleazar estaba devastado. 

Edward estaba realmente sorprendido.

Eso no era parte del plan.

La policía contactó con Edward, y él les dijo que estaría allí tan pronto como le fuera posible para recoger Vanessa.

Le pidió a Esme que se quedara con la niña hasta que él fuera capaz de volar hasta allí, de forma que Nessa no se angustiara por la situación.

Cuando Edward pidió hablar con Esme, le dijeron que ella estaba siendo interrogada y que Vanessa estaba jugando actualmente con un oficial de los servicios sociales.

Edward entró en pánico.

Él iba a perder a su hija.

Edward me pidió que fuera con él para recoger a Vanessa, le dije que aunque no me quisiera ahí, habría ido. Cuatro horas más tarde, salimos para traer a Vanessa a casa. Eso, o a que Edward fuera arrestado.

Mi pecho se sintió apretado todo el camino. Sabía en mi corazón que si Edward había sido la causa de la muerte de Irina había sido de forma accidental. Edward simplemente no podía fingir la conmoción plantada por todo su tenso rostro. Planeaba estar allí, a su lado, todo el camino. Elegí creer que Edward no tenía nada que ver con la muerte de Irina.

El pensamiento de lo contrario era demasiado malditamente doloroso. Y hasta el momento en que la policía tuviera una evidencia que sugiriera que él lo había hecho, yo estaría allí, sosteniendo su mano.

No habló en todo el camino, y se aferraba a mí como a un salvavidas. Cuando llegamos a la comisaría eran cerca de las 3 a.m. Le pidieron a Edward su identificación y, una vez confirmada su identidad, una especie de policía nos escoltó.

—Siento su pérdida, Sr. Cullen.

Lev respondió en voz baja:

—La señorita Denali y yo no éramos cercanos. Lo único que teníamos en común era nuestra hija, pero gracias.

El policía asintió, comprendiendo.

—Aun así, es muy preocupante cuando alguien se quita así la vida.

Apreté la mano de Edward con fuerza y pregunté, con los ojos muy abiertos.

—Lo siento. ¿Qué dijiste?

El policía parpadeó, sorprendido.

—Lo siento. Pensé que ya estarían informados sobre la situación.

Edward negó con la cabeza.

—Me dijeron que murió de una sobredosis.

El hombre asintió con la cabeza.

—Sí, creemos que lo fue. Encontramos tres contenedores vacíos de pastillas cerca del cuerpo, así como una nota. Creemos que fue un suicidio por sobredosis intencional de medicamentos recetados. Pero la familia ha solicitado una autopsia. Los informes de toxicología tardan normalmente de entre cuatro a seis semanas, pero la causa de la muerte ha sido catalogada como suicidio.

Miré a Edward. Él me miró.

Tuvimos una conversación silenciosa utilizando sólo nuestros ojos.

Oh Señor.

Oh, gracias, Dios.

No tenía nada que ver con esto.

Edward era inocente.

Nos llevó a una pequeña habitación donde nos dijeron que esperáramos. Lo hicimos en completo silencio, y cuando la puerta se abrió, entró Esme sosteniendo a una Vanessa dormida, seguida de una mujer con traje.

Esme trató de sonreír, pero parecía cansada. Le entregó a Vanessa a Edward y él sostuvo a su hija dormida con fuerza.

La mujer, que se presentó como la detective Maria Palmer, le pidió a Edward que le hablara un poco sobre su relación con Irina. Edward le dijo que él no tenía ninguna relación con Irina Denali.

Ella asintió en comprensión. Cuando le preguntó si sabía si Irina había estado en tratamiento por una depresión, Edward respondió que no lo sabía.

La detective Maria Palmer nos dijo que la muerte de Irina no sería tratada como sospechosa, ya que tenían razones para creer que Irina había estado planeando esto durante un tiempo. Cuando la policía buscó en la computadora de Irina, encontraron en el historial una búsqueda titulada “maneras más fáciles de matarte a ti mismo”.

Miró a Vanessa y sacudió la cabeza con tristeza.

—Mis más profundas condolencias. Es libre de llevar a su hija a casa. No queremos causarle ningún estrés innecesario. Si tenemos alguna pregunta más, llamaremos.

Edward pensó en tomar el siguiente vuelo de vuelta a casa, pero le aconsejé que no lo hiciera. En cambio, tomamos una habitación en el hotel del aeropuerto, y una vez allí, Edward puso a Vanessa en una de las camas dobles, arropándola. Luego se volvió hacia Esme y le preguntó en voz baja:

—¿Lo hiciste tú?

Esme sacudió la cabeza con cansancio.

—No.

—¿Cómo sucedió esto? —cuestionó.

—No lo sé —respondió—. Irina debe de haber estado planeando esto durante un tiempo. Ella estaba claramente enferma.

—Entonces, ¿qué pasó con las drogas que metiste en la casa?

—Confiscadas, junto con todo lo demás. —Esme lo miró—. La bolsa estaba intacta, Sr. Edward. Lo juro.

Se sentó en la cama con un suspiro.

—Mierda. Entonces, ¿yo no la maté? ¿Ella realmente se liquidó a sí misma?

Esme habló en voz baja:

—Sí, creo que lo hizo.

Me senté en la cama junto a él, apoyando mi cabeza en su brazo antes de girar mi cabeza y besar su hombro.

—¿Ahora qué?

Miró de Mirella a Lidiya y luego de nuevo a mí.

—Ahora tenemos a Vanessa en casa y le daremos la vida que se supone que tendría que haber tenido. —Miró a Esme—. ¿Vienes?

Esme sonrió débilmente hacia la niña durmiendo en la cama.

—Dónde Vanessa va, yo la sigo.

A la mañana siguiente, volamos a casa. Vanessa se aferró a su papá todo el camino.

Alice y Emmett nos recibieron en la puerta, esperando obtener algo de amor de Vanessa, pero tristemente, se había quedado dormida en el coche.

Esme la llevó a su habitación para que durmiera en paz, y Emmett abrazó a su hermano, dándole unas palmadas en la espalda con fuerza.

—¿Todo bien?

Edward suspiró.

—Sí. Creo que sí.

Alice preguntó suavemente:

—¿Qué pasó?

Edward me miró antes de volverse hacia su hermano y su hermana.

—Irina se tragó un puñado de pastillas. —Resopló—. Dejó una nota diciendo que lo sentía.

Alice jadeó suavemente y el ceño de Emmett se frunció.

—¿Se suicidó?

Edward asintió.

—Sí, la policía no está tratando su muerte como sospechosa, así que supongo que sí, lo hizo.

Emmett puso manos a la cuestión principal.

—¿Y Vanessa?

Edward suspiró con cansancio.

—Ella estará en casa para siempre.

Alice sonrió con pesar.

—Sabía que la querías en casa, pero estoy segura que no querías que viniera a casa de esta forma. —Envolvió sus brazos alrededor de la cintura de Edward—. Lo siento, Edward.

Él le dio un ligero apretón.

—Gracias.

Cuando Alice lo soltó, Emmet le apretó el hombro.

—Te tenemos. Si necesitas algo, nos lo dejas saber.

Con su amable oferta, se fueron, y tomando a Edward de la mano, lo llevé arriba a nuestra habitación, cerrando la puerta detrás de nosotros. Llevé a Edward hacia la cama y él tomó la indirecta, acostándose. 

Me acurruqué a su lado y esperé.

Me acarició durante un rato antes de que susurrara:

—Creía que la había matado.

Besé su pecho cubierto por una camisa y hablé en voz baja:

—No lo hiciste, cariño.

—Lo sé —soltó en una respiración inestable—, pero creí haberlo hecho.

No respondí. Se había torturado a sí mismo lo suficiente durante las pasadas veinticuatro horas. Le estaba persiguiendo la idea de que podría haber sido él la causa de la muerte de Irina. Necesitaba tiempo para afrontar el hecho de que no había hecho nada.

Y yo estaría ahí, incluso en silencio, si eso era lo que necesitaba.

***

Pasó una semana con bastante rapidez.

Bajo las circunstancias imprevistas, Emmett decidió cerrar el club hasta el siguiente jueves y re-abrir el próximo viernes, dándonos a todos tiempo con nuestra pequeña oso Nessa.

Se había adaptado bien, si las risitas chillonas eran algo con lo que medirlo. Todos luchábamos por su atención, pero el lugar en el que parecía más cómoda era en los brazos de Lev, sólo viendo el mundo desde muy arriba.

El cambio en Edward era increíble.

Sonreía más, reía más, y ni siquiera sólo a Vanessa, a todo el mundo. Mi dulce hombre estaba tratando de ser el papá que Vanessa merecía, pero Edward, era Edward. Él era especial de esa manera, y un día, yo sabía que Vanessa lo vería por el hombre que era.

Ramos de flores comenzaron a llegar a la casa. Le siguieron cartas de condolencias. Elazar Denali le pidió educadamente a Edward que asistiera al funeral de Irina, pero Edward declinó respetuosamente. Le dijo al hombre:

—Lo siento por su pérdida, Eleazar, pero no finjamos. Irina hizo de mi vida un infierno de cualquier forma que pudiera. Siento que esté muerta, pero no voy a ir a su funeral. Tampoco Vanessa.

Fue un momento triste, pero estaba orgullosa de él.

Eleazar le preguntó a Edward si él y su esposa serían capaces de ver a Vanessa en alguna ocasión, y Edward le dijo que tendría que pensar en ello. Hablamos sobre ello largo y tendido, y Edward llamó a Eleazar para decirle que si querían ver a Vanessa, tendrían que venir a la casa y hacerlo bajo la supervisión de Edward. 

El anciano se sintió ofendido por la oferta y le colgó a Edward.

Dos horas más tarde, su esposa llamó y aceptó la oferta.

Entendíamos que estaban de duelo, pero después de toda la mierda que habían sacado, tenían suerte de que Edward estuviera ofreciendo siquiera eso. Eleazar Denali no se merecía ver a Vanessa, pero ambos entendíamos que sinceramente amaban a Vanessa, y ella no debía ser castigada porque sus familias no se llevaban bien. El hecho de que Edward les estuviera dando la oportunidad de verla en absoluto era un milagro, en mi opinión.

Entré en la sala de estar, sonriendo ampliamente ante el sonido de la risa salvaje de Vanessa. La encontré en el suelo, dando patadas de la risa, con Emmett fingiendo ruidosamente comerle el vientre.

—¡Para, Emmi! —gritó a través de su gozo—. ¡No má! ¡No má!

Era muy gracioso ver a un hombre con traje reducirse a esto.

Emmett levantó la cabeza.

—¿No más? ¿Estás segura? Porque todavía tengo hambre.

Otro repique de risitas.

—No má. No. ¿Emmi jega comigo? —preguntó mientras se levantaba y corría hasta la esquina, donde había establecido su juego de té.

Emmet miró su reloj.

—Cariño, me encantaría jugar contigo, pero tengo que irme. —Se acercó a ella—. Ven acá.

Vanessa ya estaba sosteniendo sus brazos hacia arriba. Yo observé desde la puerta como Emmett la levantó y la abrazó con fuerza, sosteniendo con una mano la parte posterior de su cabeza con ternura.

—Te amo —le dijo en voz baja.

Ella se echó hacia atrás, frunciendo sus labios carnosos.

—¿Beso?

Emmett sonrió, dándole un sonoro beso en los labios antes de ponerla abajo.

—Adiós, princesa. Sé buena.

Se sentó en la alfombra, moviéndose de esa manera que una bebé de casi tres años hacía, de arriba a abajo y súper flexible. Le sonreí a Emmett al pasar. Me hizo un gesto con la barbilla y salió.

Entré en la habitación y me senté junto a Esme.

—¿Cómo lo llevas? —le pregunté en voz baja.

Ella dejó escapar un largo suspiro.

—Lo llevo bien. —Estaba mintiendo claramente.

—Necesitas un descanso —le dije con sinceridad—. Estás agotada.

Negó con la cabeza, pero su boca la traicionó por bostezar.

—Estoy bien.

Me puse de pie, levantándola por el brazo.

—Ve. Buu. Duerme un poco. Y no te atrevas a bajar hasta mañana por la mañana. Estás fuera de servicio.

Ella sonrió, parpadeando con cansancio.

—Si estás segura...

—Estoy segura —pronuncié, empujándola suavemente por la puerta—. Ahora lárgate.

Esme fue arrastrando los pies por el pasillo hacia su habitación y cerró la puerta detrás de ella. Era bueno tenerla alrededor, pero la pobre mujer necesitaba un descanso de vez en cuando. Era natural que estuviera por sucumbir a la fatiga.

Vanessa tiró de mi mano, y sonriendo, me agaché para recoger a mi conejita regordeta.

—Oye, tú —dije, dándole un beso en la mejilla regordeta—. ¿Quieres jugar conmigo?

—Jega comigo, Bella.

Pateó sus pequeñas piernas, tratando de bajar. Me reí y dejé que sus pies tocaran el suelo. Corrió hacia el juego de té y la seguí. Vertió fingido té y comimos fingidas galletas, y ella dijo lo mismo que había estado diciendo durante toda una semana.

—Mama eta dumiendo.

Me rompía el corazón cada maldita vez. Con la expresión triste, repetí suavemente:

—Sí, cariño. Mamá está durmiendo.

¿Cómo le explicas a una niña de dos años que su madre estaba muerta?

No lo hacías. Ya era suficientemente angustioso que fuera a estar separada definitivamente de Irina, e independientemente de la cantidad de veces que me habían dicho que Irina era una mala madre, estaba segura que Vanessa no lo veía de esa manera. Me gustaba creer que Vanessa amaba a su madre. Los niños eran divertidos de esa manera. Cuando daban una emoción, lo daban todo. Quería creer que incluso Irina no era inmune al amor de su hija.

Vanessa pronto se cansó de jugar y agarró su frazada, lanzándose el pulgar a la boca. Se acercó a mí como si no fuera gran cosa venir y acurrucarse en mi regazo, sus piernas colgando y su cabeza apoyada en mi pecho.

Me encantaban estos momentos, en los que sólo éramos Nessa y yo, donde daba ese amor tan libremente, casi como si supiera que lo necesitaba. Sabía que no era mi hija de sangre, pero ella era la hija de mi corazón.

Diez minutos pasaron, y el pequeño ángel estaba definitivamente dormido con todos los miembros colgantes. La besé en la frente y la abracé con fuerza. No necesitaba nada más que esto.

Le susurré en el cabello:

—Hubiera dado cualquier cosa por tener una hija como tú, mi Nessa. Me alegro de que estés en casa.

Desde detrás de mí, en la puerta abierta, vino:

—¿Quieres hijos?

Volviendo la cabeza, vi a Edward allí de pie, con una expresión suave al ver a sus dos chicas favoritas. Sonreí.

—Me encantan los niños. —Añadí rápidamente—: Pensaba que estabas trabajando, señor.

Él inclinó su cuerpo alto contra la pared.

—Me encuentro distraído.

Entendía. El intento de Edward por enterrarse en los libros de Bleeding Hearts no funcionaba.

—Ven aquí —le dije.

No dudó. Yo sabía lo que necesitaba.

Una vez que estuvo sentado a mi lado en el sofá, le pasé suavemente a Vanessa. La pequeña niña regordeta fue levantada sin esfuerzo al regazo de Edward. Ella resopló en sueños, pero rápidamente se acomodó contra su padre. Él dejó escapar un suspiro de alivio y presionó besos suaves en su cabello.

La amaba condenadamente tanto. Me encontré a mí misma ahogándome por ello.

Apoyando la mejilla en su pequeña cabeza, se volvió hacia mí.

—Yo hago buenos niños, si te interesa —terminó con una sonrisa.

Me reí y sacudí la cabeza ante su terrible broma. Mi sonrisa vaciló, como si supiera que era el momento de traer a colación algo que había estado temiendo. Lo había estado conteniendo por una semana completa. Se sentía rastrero mencionarlo después de la muerte de Irina.

—Edward, cariño —comencé—, tengo que preguntarte algo, y necesito que no te enojes conmigo, ¿de acuerdo?

Frunció el ceño, meciendo a Vanessa.

—De acuerdo.

Con la boca seca, traté de explicarlo de la manera rápida.

—James encontró a los Black por mí.

Por la forma en que su cuerpo se puso rígido, tuve mi respuesta. Pero tenía que preguntar.

—Necesito saber si tú los encontraste primero. Necesito saber si me mentiste.

La decepción me inundó cuando respondió en voz baja:

—No estaba preparado para que los vieras. —Continuó—: No estaba preparado para que me dejaras.

Mis ojos se cerraron, pronuncié un suave:

—Te amo, Edward, pero esto... esto no era sobre ti. —Mis ojos se llenaron de lágrimas detrás de mis párpados cerrados—. Te rogué que los encontraras. Me dijiste que lo harías. Saber que podía haberlos visto hace más de un mes... duele.

—Lo siento —dijo en ese tono robótico suyo.

Mis ojos se abrieron de golpe.

—No creo que lo hagas. —Negué con la cabeza—. Creo que sientes haber sido atrapado.

Me levanté y hablé suavemente:

—Voy a verlos esta semana, y voy a llevar a James conmigo. No trates de detenerme. —Me detuve un momento—. Estoy enojada contigo, cariño. —No había calor en mí diciendo eso, solamente decepción.

Él parpadeó hacia mí, casi como si mi declaración tranquila lo sorprendiera. Repitió con más sentimiento:

—Lo siento, Isabella.

Con mi voz plana, salí de la sala de estar, murmurando:

—Yo también.

13 comentarios:

saraipineda dijo...

Hoooooi atrapado con las manos en la masa por los black Graciassssssssssss

crysty.katy dijo...

ahhh edward se puso a la orden para hacer bebes con bella
este tema me preocupaba porque teniendo encuenta lo de irina pense que el no queria tener mas niños
y bueno atrapado por mentiroso ahora esperar el encuentro con los black

Kar dijo...

Hola hola Annel, siempre he pensado que la decepción es más dura que el enojo y creo que ahora si Edward la jodio con ocultar el paradero de los Black,
Gracias por el capítulo nena
Saludos y besos 😘😘😘😘
PD. Corro a leer Desenmascarado 😜

vani dijo...

Hola gracias por actualizar...

TataXOXO dijo...

Pobrecito!!! Me duele mucho que por tratar de protegerla, la haya herido.... sólo espero que a Bella le vaya bien con James, porque no sabemos nada de los black....
Por lo menos ahora se quitaron a Irina de encima.... y ahora tienen algo menos en que pensar!!!
Besos gigantes!!!
XOXO

Unknown dijo...

Que mal lo que hizo Edward, no debió ocultarle nada a Bella.

Adriu dijo...

Ohh....
Qué dolor este capítulo primero nessa queda huérfana de madre y luego Edward está muy triste y Bella también
Ohh
Gracias por la historia
Se pasaron dos nombres de la historia original..

MELANY dijo...

Yo sospechaba de Em 😲😲
Creo k aunque estubo mal Ed lo hizo por su falta de experiencia en esto de los sentimientos

Unknown dijo...

Ohhh pobecito Edward ya lo cacharon espero q no sea una jugarreta de James

cari dijo...

GRACIAS ❤

Anónimo dijo...

Gracias por la actu..

Unknown dijo...

aww!!! Pobre Vanessa, diciendo que su mami está durmiendo, y como dice bella yo creo que Irina si quería a Nessa, a su modo pero la quería.
Y aaa!!! Ya pensando en más babys 7u7
Todo sea por el bien de Nessa ;) xD
A ver qué hace edward para reponer este desastre con bella :/
Y como será el reencuentro con la familia black???
Aaa!! Ya necesito leer el próximo capi
Gracias!!! :D

Anónimo dijo...

por el maldito trabajo me perdi
estos ultimos cap
pero los leere con ansias
pobre nessa perdio a su mama
y que penita escucharla decir que su mama esta durmiendo :(
uff ed metio la pata ocultandole eso a bella
no debio sabe que puede confiar en ella
mas por todo lo que han pasado juntos

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina