martes, 5 de abril de 2011

CAPITULO 5 NATA MONTADA Y ESPOSAS


Capítulo Cinco

Ella no llamó a Demetri ese día. Aun no estaba lista. No importaba como Edward lo hizo de parecer de fácil, no era tan sencillo. Ella se introdujo en el agua caliente, con las burbujas que flotaban a su alrededor y las velas que había encendido dando una luz suave al cuarto de baño.

El agua perfumada se deslizaba por su cuerpo cuando ella se puso de pie un tiempo después, su cuerpo se sentía suave y calmado después del largo baño. Acarició su cuerpo secándolo con una toalla y se alzó hasta liberar su cabello, cuando la puerta se abrió despacio. Contuvo su respiración, pero sin sentir miedo.

—Cierra los ojos, Bella — su amante misterioso susurró con una voz ya familiar y áspera.
 

Sus parpados se mantuvieron cerrados y ella escuchó como él entraba. Escuchó los pequeños y suaves soplos de aire y al oler ligeramente a humo le dijo que él había apagado las velas, por lo que abrió sus ojos para contemplar la oscuridad. Él había apagado el resto de las luces en la casa antes de llegar hasta ella.

Calientes, fueron los brazos que se aproximaron a ella y la apretaron contra un cuerpo duro y varonil, y ella tembló cuando él onduló sus caderas cubiertas con los vaqueros contra su cuerpo. —Estaba esperando que tú volvieras esta noche— susurró ella entrecortadamente cuando sus manos se arrastraron hasta los cuencos que formaban sus pechos.

Pellizcó sus pezones ligeramente cuando murmuro contra su cuello —No pude irme sin tocarte esta noche. Te necesito. — Hizo un ruido áspero cuando dijo estas últimas palabras en su oreja, mientras una mano bajaba por su cuerpo para liberar su pene. — ¿Viste mi nota?

—Sí…— siseo ella, sintiendo como él deslizaba sus manos por su torso y la obligaba a inclinarse, haciendo que ella apoyara su peso sobre el lavabo. —La encontré.

—Es verdad que te amo, Bella. Siempre te he amado —dijo él, deslizándose hasta la grieta de entre sus nalgas. Un dedo sondeó el diminuto agujero de allí y él sonrió cuando ella tembló. —Un día, tú vas a mirarme y vas a decirme que te lo haga por detrás.

Refunfuñando, preguntó — ¿Cómo podría? Tú aún no me has dejado mirarte.

Sonrío contra su hombro, y dijo —Se paciente.

Ella jadeó, cuando él deslizó dos dedos dentro de su hendidura mojada. Ella se preguntó cuando él notaría…

—Te has afeitado — susurró bruscamente, acariciando los labios desnudos de su sexo.

—Con cera. — Y esto le había dolido. Pero ella había recordado algún comentario suyo—él susurrando por teléfono como le gustaría probar a una mujer, y la amaría mejor cuando ella se quitara el pelo púbico así él podría lamer y jugar con su carne desnuda sin ningún impedimento.

— ¿Para mí?

—Sí, — dijo ella suspirando.

Edward sonrió y susurró —Bien. — Entonces él se puso de rodillas, presionado su cara contra su fragante carne, sumergiendo su lengua dentro. Sosteniéndola cuando sus rodillas se doblaban, sosteniéndola mientras él bebía de su interior, gimiendo de placer cuando la crema comenzó a fluir más pesadamente de ella.

Bella gimió y lanzó un grito, sintiendo su boca contra los labios desnudos de su sexo, estremeciéndose cuando él usó sus pulgares para separarla y así él poder empujar su lengua dentro. Él se paró y la forzó elevándola y apoyando su trasero desnudo sobre el borde del lavabo antes se zambullía otra vez en su hendidura. —Dulce — murmuro el, chupando de ella avariciosamente. Sus manos apretaron su sedoso y largo pelo, ella apartó la mirada, satisfecha por poder percibir algo de él. Sus ojos se habían ajustado a la oscuridad, pero estaba demasiado oscuro para distinguir su cara. Pelo oscuro, definitivamente, pero nada de su cara, nada que la diría alguna pista de quien era.

Entrelazando sus piernas alrededor de él, gritó, sujetando su cabeza fuertemente contra ella mientras la lamía y la chupaba hasta llegar a un increíble orgasmo. —Buen polvo, pequeño y agradable, verdad dulzura— murmuró, colocándose sobre sus pies antes de agarrar sus caderas e impulsarla así él poder girarla.

Todavía estaba temblando y temblando del orgasmo cuando un objeto grueso y fresco se adentro en su vagina. Escuchó un clic y luego sus rodillas se flexionaron cuando el consolador empezó a vibrar dentro de ella, algo en el exterior presionó su clítoris, lanzándola al éxtasis. —Oh, oh,… de ohhh— soltó un quejido, cambiando y retorciéndose contra él, meciendo sus caderas y acercándose hacia el consolador cuando este se presionaba mas arriba, en su interior.

Sintió la varilla en su ano otra vez y se calmó instintivamente. Estaba mojado, calentado por su mano, e hizo presión, dejándolo dentro sólo con muy poco esfuerzo. Gritó cuando lo empujó más hondo y rápido, sus rodillas derrumbándose, solamente su agarre la mantenían recta. La bajó al suelo suavemente antes de tomar la varilla y empezar a accionarla, despacio, dentro y fuera de su estrecho agujero.

Las vibraciones dentro de su vagina eran intensas, calientes, y exquisitas, haciéndola temblar y estremecerse mientras continuaba con la varilla por su ano, moviéndose de un lado al otro, arriba y abajo sólo ligeramente. Preparándola, pensaba con vehemencia. Para él.

—Dentro de mí— grito ahogadamente. —Quiero sentirte dentro de mí.

— ¿Sentir qué?— Molestó, saco despacio el vibrador de su cuerpo.

—Tu un… tu… oh, por favor— gimió, retrocediendo contra él por la demanda.

—Miembro — susurró él contra su espalda, bajando su cabeza para deslizar su lengua alrededor de su ano, donde la varilla estaba sepultada profundamente dentro. —Quieres mi miembro dentro de ti —sugirió él, sacando el vibrador completamente y abandonándolo a un lado antes de montarla y conducirse completamente dentro, con un profundo golpe.

—Miembro — susurró ella sumisamente, gimiendo cuando él empujó sus caderas hacia abajo y la llenó profundamente con su duro miembro, conduciendo la varilla dentro de su receptivo ano con cada golpe.

Ella había tomado la varilla fácilmente, pensó Edward, curvándose hacia bajo para asegurarse de que cada vez que él empujaba dentro de su cremosa vaina, la varilla se condujera dentro de su ano. Él había llevado una más grande que la de la noche pasada, pero no había esperado ser capaz de usarla. Pero él lo había hecho. Y tal vez próxima vez, él la jodería de aquella forma, por su pequeño y tierno orificio.

Ella estaba mojada, sus apretadas paredes agarraron su pene, cuando él se introdujo, como si ella tratara de mantenerlo dentro de ella. Un carril sedoso. Y muy apretadamente. Él tuvo que excavar dentro a cada paso, su pequeño y humedecido sexo se agarra a él, se adhería a él, con cada golpe. Él podría sentirlo, el orgasmo que ya se estaba formando en la base de su espalda y él salió, sin hacer caso del comportamiento indefenso de ella, al soltar un pequeño y hambriento grito.

—Más — susurró él contra su cuello mientras se acercaba a sus pies. —Hay tantas cosas que podemos hacer nosotros esta noche.

La luna se escondía esta noche detrás de un grueso banco de nubes así que hizo caso omiso de la venda que había tirado en el cabecero mientras la guiaba a la cama fácilmente, su visión nocturna era excelente.
—Te atare otra vez— le dijo, tomando los finos cordones de seda y atándola, por los brazos, de modo que sus manos estuvieron pegadas a sus muslos. Tardó mucho tiempo, especialmente debido a que gasto el tiempo besando sus pezones, o por detrás de sus rodillas y chupando su clítoris, o presionar la varilla en su ano.

—Te gusta así — murmuró el, elogiándola cuando ella se resistió y se retorció cuando él condujo la delgada varilla más profundamente, más adentro en su ano.

—Sí — gritó ella. Él la reclinó en la cama, posándola. Sus manos la abandonaron brevemente y ella lo oyó sacudir algo. Algo frío se coloco sobre su vientre después de un ruido y ella pudo oler la crema. Nata montada. Su cabeza se echo hacia atrás y chilló sorprendida, cuando él la lamió de su plano vientre. Entonces él lo dirigió hacia su hendidura, extendiendo sus labios y colocando la boquilla dentro de ella mientras ella chillaba y se resistía.

—Pastelitos de fresa — murmuró él sin pensar mientras la comió por completo y avariciosamente, lamiendo y chupando hasta que hubo absorbido cada rastro de nata montada, y a continuación levanto sus caderas hacia su cara rítmicamente, haciéndola gritar al llevarla hasta el final con su boca. —Dulce, dulce fresita.

Cuando él la hizo rodar sobre su vientre, ella estaba agotada, con su cuerpo todavía temblando por el orgasmo. Él apoyó su cuerpo sobre un montón de almohadas y saco la varilla despacio de su cuerpo. Bajando su cabeza, dándole un beso caliente sobre su sensible trasero, sondeándolo con su lengua y gimiendo cuando ella se abrió para él sólo un poco.

Él extendió la mano buscando con sus dedos el enchufe en el extremo, más grueso y más largo que la varilla. Después lo mojo con lubricante, Edward lo presionó contra su ano, pero antes de que él pudiera decirle que se relajara, ella ya había apretado. Ella se estremeció un poco cuando avanzó, pero él la sostenía por sus caderas, sosteniéndola a la vez que lo introducía despacio dentro de su cuerpo. —Es más grande, tiene que ser así, vamos abrirte hasta que me puedas tomar, — ronroneó contra su cuello, susurrando el elogio y el estímulo. —Relájate, disfruta. Piensa qué buena es la sensación, sobre ese pequeño dolor. Te gusta un poco de dolor, ¿no?

Gimió sin pensar, moviendo su cabeza, sus manos y brazos se esforzaron por liberarse. Los cordones de seda se apretaron a su piel deliciosamente, atándola eficazmente y completamente. Forzando a salir aire en sus pulmones, gritó cuando la presión en llamas dentro de su ano crecía y crecía, enviando llamaradas de calor por sus venas a través de ella, persiguiendo las punzadas diminutas del dolor.

Justo cuando ella pensó que ya no podía tomar más, este quedo alojado completamente dentro de ella. Él estaba sobre su espalda, con su cabeza entre sus muslos, sorbiendo y con su lengua jugando con su clítoris, atravesando sus pliegues internos y empujando dentro hasta que se elevo y monto su boca mientras se mecía, hasta gritar y pedir por la liberación. Una mano se elevó y aterrizó bruscamente sobre su trasero y la empujó, enviándola directa hacia el clímax.

Él se separó y empujó hacia abajo, agarrado sus caderas y conduciéndose dentro de ella, cabalgándola dura y ásperamente, golpeando su ano, adentrándose en su sexo y gritando su nombre.

Ella era apretada, tan apretada a su alrededor que tuvo que esforzarse por introducir su sexo dentro de ella. Las nubes se habían separado y ahora la luna brillaba por la claraboya, arrojando una débil luz plateada sobre el lugar. Edward gritó y maldijo, pero la folló duro, estremeciendo mientras se encorvaba y lloró intentando bajar sus manos, pero los cordones plateados que la ataban brillaban bajo la luz de la luna. ÉL mantuvo su cabeza bajada, en las sombras, y cuando levantó su cabeza ligeramente, presionó su mano contra su cara, impidiéndola verlo.

Bella gritó de frustración y luego de placer cuando él se condujo hacia atrás y adentro hasta el final, bramando encima de ella mientras él la llenaba con su semen caliente y cremoso.

Momentos después, Bella luchó por incorporarse, impaciente por ver su cara. Pero la puso sobre su estómago, colocándose encima de su espalda.

Y se rió cuando ella dijo —Bastardo — mientras él vendaba sus ojos otra vez.

Algo cosquilleo dentro de su cabeza, agravándolo cuando él desenrolló la cuerda de su cuerpo, besando y lamiendo las débiles señales antes de que él la impulsara a abrazarle y hasta que ellos vagaron a la deriva hacia el dulce sueño de los satisfechos.

Él había dicho algo— la habia llamado de una forma familiar para ella.

Que…

Ella soñó.

Con un niño de cabello oscuro con piel dorada, burdos ojos verdes melodiosos que la perseguía por todos los lados.

El niño se convirtió en un hombre apuesto que sonría menos. Pero todavía la miraba.

En su sueño se acercaba a ella y la besaba en medio de la calle, mientras que la lluvia caía a su alrededor

Y luego él desapareció.

Susurró —Edward— en su sueño suspiró, presionando su nariz contra su pecho mientras él permanecía allí, atontado y sobresaltado.

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HOLA NIÑAS ESTE ES EL PENULTIMO CAP
ESPERO LES GUSTE EL ULTIMO LO SUBIRE EL
DIA JUEVES NO SE LO PIERDAN.











































































































14 comentarios:

nydia dijo...

OMG mi niña eres fantastica dios estubo mmmmmmmmmmmmm bueno este capitulo ......Sigue asi hermosa...Besos....

lorenita dijo...

¡¡¡¡¡¡Me dejaste sin palabras, estuvo buenísimo!!!! WOW!!!, felicidades niña, un súper saludo!!!

brigitteluna dijo...

OMG esto nos deja sin palabras ..pero ella a empezado a recordar poco falta para que sepa quien es ese amante misterioso

Silvinha dijo...

Wow!!!!!cap excitante!!!!!
Inconscientimente ela já sabe que é Eduard,estou imaginando a cara de felicidade dele ao ouvir seu nome!!!!!!! lindo, lindo!!!!
bjs.

nany dijo...

estuvo super bueno tu cap

Unknown dijo...

OMG!!! OMG!!! Este cap!!! haaaa las imagenes!!! OMG!!

Me encantó y sobre todo el final (claro sin menospreciar el encantador encuentro del baño jojo) pero es que ella ya lo visualiza!! hooo me emociono jajaja

Saludos y grax por la actualización!!

FairyDark dijo...

Hola !!!!!
Definitivamente me va a dar un infarto XD
que capitulo tan excitante =O
me encanto completamente
espero el proximo
bye

PD: gracias por aceptarme en el blog, eres un amor =)

Lucy dijo...

OMG Lizzy! este capitulo estuvo G-E-N-A-L! ya espero con ansia el siguiente!! Un beso :D

joli cullen dijo...

omg no puedo decir nada mas ella lo sabe

madaswan dijo...

¡GENIAL! No hay palabra que defina mejor el cap. Y Bella ya va sospechando quien puede ser él. Bueno, otra Hª que me leo de tirón, aunque sea de madrugada en mi país. Eres magnífica!!

fabiola León dijo...

de maravilla!!!!huyy pero ya sabeee.... huy huy que buenaaa que esta jajaja
bess
val

Anónimo dijo...

me gustaria saber como hago para ver todos los capitulos de esta historia.






Anónimo dijo...

me gustaria saber como hago para ver todos los capitulos de esta historia.






Anónimo dijo...

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ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina