sábado, 11 de junio de 2011

PERDONAME MI AMOR CAPITULO 5

Capítulo Cinco
Bella se quedó en su habitación hasta que tuvo la segu¬ridad de que Edward se había marchado. No quería verle mien¬tras no hubiera recuperado el control de sus emociones. ¿Cómo podía haberse imaginado que, después de lo ocurrido cuatro años antes, seguiría siendo tan vulnerable? Pero no permitiría que volviera a acorralarla de aquella manera. Al recordarlo, se ponía furiosa. Sabía que tardaría varios días en tranquilizarse.

Lo que más la preocupaba eran los motivos de Edward. Al final, él también había perdido el control. Sabía que la deseaba. Nunca lo había ocultado, pero lo más difícil de soportar era su acusación de que ella lo había deseado tanto como él. Era la verdad, pero no quería que él lo supiera. Tenía que recordar lo ocurrido en otra ocasión. Tenía que recordar que no podía con¬fiar en él. De lo contrario, iba a meterse en un buen lío.

Por último, se reunió con su padre en el cuarto de estar. Se había retocado el maquillaje y, salvo por la ligera hinchazón de los labios, tenía buen aspecto.

Pero los penetrantes ojos de su padre se fijaron en la hin¬chada boca. Su expresión demostró complacencia.

-¿Cómo es que te has marchado con Michael y vuelves con Edward? -preguntó.

Ella carraspeó.

-En realidad, Edward mandó a sus huéspedes irlandeses a comprar uno de los caballos de Michael y luego me secuestró antes de que éste pudiera ofrecerse para traerme a casa. Fuimos de picnic.

-¿Te secuestró? ¿De verdad? -preguntó su padre. Sonreía ampliamente.

 
-Es un hombre que sigue los dictados de su propio corazón -añadió.

-Yo esperaba ir a navegar con Michael.

-Edward tiene un barco. Si se lo pidieras, te llevaría a navegar con él. Estoy seguro.

-A él le encantaría -rezongó ella- que yo le suplicara.

-Dudo que se lo hayas pedido siquiera -dijo su padre calmadamente-. Es fácil ver que está interesado por ti. Creo que siempre lo ha estado.

-¿Quién te has creído que eres? -le acusó ella-. ¿Cupido? Te faltan el arco y las flechas.

-Podrías darle una oportunidad en vez de andar perdiendo el tiempo con ese Michael.

-Le di una oportunidad hace cuatro años. Y se comprome¬tió con Victoria. ¿Lo recuerdas? No me va a hacer la misma faena dos veces. ¡Oh, no! Ahora soy más vieja y más prudente y no voy a dejar que tu héroe me manipule.

Él arqueó una ceja y le miró fijamente la boca.

-Parece que tu afirmación llega un poco tarde, ¿verdad? Ella comenzó a decir algo, pero levantó las manos en un gesto de impotencia y salió de la habitación. ¿Para qué se iba a molestar en discutir? Edward tenía su mejor aliado en su propio padre. Si pudiera contarle toda la verdad, no se mostraría tan ansioso de empujarla a los brazos de Edward. Pero debía guardar su secreto.

En momentos como aquél, deseaba que su madre siguiera viva. Reene Swan sólo era un tenue recuerdo. Había muerto en un accidente cuando ella tenía diez años y su padre había sido toda su vida durante los años siguientes. Bella se preguntaba cómo habría sido tener alguien con quien hablar. Estaba charlie, pero una madre era diferente.

No vio a Edward en los días siguientes. Fue a su trabajo y el martes por la tarde volvió rápidamente a su casa a arreglarse para su cita con Michael.



Su padre estaba hundido en su sillón con expresión ceñuda.

-¿Qué ocurre?

-Has echado a mi compañero de ajedrez.

-¿Se ha ido? ¡Magnífico!

-No, no se ha ido. No ha venido. Va a una fiesta con esa chica irlandesa.

Ella se volvió rápidamente para ocultar su mirada dolida.

-¿Y qué tengo yo que ver con eso?

-Si él... ¡Por amor de Dios, hija! ¡Se va a comprometer con una de esas tontas egoístas! ¡Y será culpa tuya!

-Si ese es el tipo de mujer que le gusta, no es problema mío hacerle cambiar. Papá, no me interesa Edward. Lo siento, pero tendrás que hacerte a la idea.

Él la miró como si acabara de perder a su último amigo.

-Sí, supongo que sí. Bueno, que lo pases bien.

Miró aprobadoramente el conjunto azul claro y los zapatos de tacón.

-Estás preciosa.

-Gracias. ¿Necesitas algo?

-No, veré la televisión un rato y me acostaré. Tal vez pueda volver al trabajo la próxima semana. Estoy harto de estar sen¬tado aquí como si fuera un mueble.

Ella se inclinó y le besó en la calva.

-Me lo imagino. Que descanses. Volveré pronto.

-Que te diviertas -gritó él mientras se acercaba el coche de Michael.

Michael la ayudó a entrar en el coche con un gesto galante. Estaba muy atractivo con la chaqueta azul marino y los panta¬lones blancos.

-Lamento lo del domingo, pero conseguí venderle dos po¬tros a O'Clancy. Perdóname por haberte dejado con Edward.

-Ya te disculpaste el domingo por la noche -le recordó Bella- y acepté tus excusas. No fue tan malo. Me trajo a casa entera.

-¡Qué raro que estuviera en el muelle el domingo! –dijo Michael-. -No suele andar por allí sin su padre. Supongo que se debió a esos papeles que tenía que recoger.

Ella no mencionó que Edward no había recogido ningunos papeles. No quería recordar lo que había ocurrido el domingo.

-Te eché de menos -le dijo a Michael con una sonrisa.

-Y yo a ti -murmuró él-. Aunque esa chica irlandesa es todo un bocado. Bonita cara, buenos modales... Un poco intere¬sada, pero nadie es perfecto.

-Papá está enfadado con ella por haberle dejado sin contrin¬cante para su partida de ajedrez. Por lo visto, Edward va a salir con ella esta noche.

-Chico afortunado -dijo él. La miró de reojo-. No es que tú no seas un buen bocado, cariño. A propósito, ¿qué opinas de los amoríos ardientes?

Bella no creía que estuviera bromeando. Y era mejor apro¬vechar la ocasión para dejar las cosas claras.

-No me interesan. Lo lamento, pero soy producto de una educación estricta.

-No necesitas disculparte. En realidad, es un cambio agra¬dable. Me gustará pasarlo bien charlando con una mujer para variar. A veces, es un poco incómodo llevar la máscara de play-boy.

Disminuyó la velocidad al acercarse al restaurante. La miró de reojo y sonrió. Pero en esta ocasión su sonrisa parecía diferente.

-¿Siempre eres tan sincera?

-La mayoría de las veces. ¿Por qué empezaste a salir con¬migo, si lo único que querías era una aventura breve? Segura¬mente habrías oído que no soy una chica fácil.

-Desde luego. Eso era parte de la atracción.

Michael suspiró y sonrió. En esta ocasión fue una sonrisa sincera.

-Supongo que tú también habrás oído hablar de mí. ¿Qué dicen?

Ella recordó lo que le había dicho Edward.



-Que te han cogido haciéndolo de todas formas, menos colgado de la rama de un árbol.

Él soltó la carcajada.

-¡Oh! ¡Eso es estupendo! ¡Realmente muy bueno!

Cogió una mano de Bella y se la llevó a los labios.

-En realidad, hay algo de verdad en ese rumor. Pero sólo en parte. No soy el lobo feroz.

-Eres un hombre estupendo -dijo ella y le devolvió la sonrisa-. Me gusta estar contigo.

-A mí también me gusta estar contigo. Creo que debemos darnos una oportunidad mutua. No intentaré seducirte si tú no intentas seducirme. ¿Te parece justo?

Ella le sonrió.

-Muy justo.

Él le besó la punta de los dedos y le abrió la puerta. La cena fue exquisita. Bella comió cosas cuyo nombre apenas podía pronunciar y Michael la enseñó a saborear el vino.

-Soy muy torpe -rezongó ella mientras luchaba con el nombre de un plato.

-No -dijo él, hablando en serio-. Eres un cambio refres¬cante. Me gustas, Isabella Swan. Puedes considerarlo un cumplido porque no hay mucha gente que me guste, ya sean hombres o mujeres. A lo largo de mi vida, he aprendido que la mayoría de la gente va a por lo que pueda sacar. Y un hombre rico es el blanco perfecto.

Unos años antes, le había oído decir algo similar a Edward.

-Me gustarías aunque no tuvieras un centavo -le dijo a Michael-. Para estar podrido de dinero, eres un tipo estupendo. Él le dirigió una sonrisa y preguntó:

-¿Te diviertes?

-Sí. ¿Y tú?

-Esto podría convertirse en una costumbre -dijo él, lle¬vándose la copa a los labios-. ¿Qué quieres de postre?

Ella le devolvió la sonrisa. Michael tenía una cara atractiva. Muy morena. Sin pecas...



En aquel momento, vio a Edward entrar en el restaurante con la chica irlandesa del brazo. Bella deseó que se la tragara la tierra.

Michael se echó a reír.

-Tengo la impresión de que nos está siguiendo. ¡Eh! ¡Edward!- Edward los vio y sonrió, acercándose a su mesa.

-¡Vaya! ¡Qué coincidencia! Michael, Bella, quiero presen¬taros a mi invitada, Lauren O'Clancy. Lauren, Michael Newton e Isabella Swan.

Michael se levantó sonriendo y cogió la mano de Lauren.

-Me alegro de volver a verte -musitó mientras se llevaba la mano a los labios con una sonrisa maliciosa.

-Yo también me alegro -replicó la joven irlandesa con un ligero acento-. Disfrutamos mucho en la visita a tu granja. Sus ojos azules sonrieron a Michael. Entonces pareció darse por enterada de la presencia de Bella.

-¿No nos hemos visto antes?

-En la fiesta de los Blake -intervino Edward.

-¡Ah, sí! Tu padre es uno de los carpinteros de Edward ¿no?

-¡Qué amable por tu parte recordarlo! -repuso Bella sin inmutarse-. ¿Verdad que la sociedad de Lexington es ma¬ravillosamente democrática? Permitir que los empleados asistan a los acontecimientos sociales...

-Vamos a sentarnos, Lauren -la interrumpió Edward al notar el tono orgulloso de su voz-. Encantado de haberos visto. Arrastró a Lauren de la mesa mientras Michael intentaba en vano sonreír.

-Arpía. ¡Qué desagradable! -comentó mientras se sentaba.

-¿De verdad piensas eso? -preguntó Bella sonriéndole con los ojos brillantes-. ¡Gracias!

Él movió la cabeza.

-Veo en ti grandes posibilidades, Bella. Podrías ser la esposa ideal para un hombre de negocios. Sabes defenderte de las fieras.

-Me he endurecido. 0 enseñas las garras o te comen viva.

-Sin embargo, es una chica interesante -añadió, mirando hacia la mesa en donde estaban sentados Edward y Lauren-. Ima¬gínate cuántos años le habrá costado conseguir que su nariz tenga ese ángulo.

-Debería darte vergüenza -la reprendió Michael-. Ten. Cómete el pudín y déjalo estar. Quiero llegar a tu casa a tiempo de jugar con tu padre una partida de ajedrez.

Ella le miró boquiabierta mientras él le ponía delante el plato con el delicado pudín.

-Bueno, le gusta jugar al ajedrez, ¿no? Incluso le dejaré ganar.

-Él le gana a Edward. Y Edward no es de los que se dejan vencer.

-Edward gana a todo el mundo.

-No en esta ocasión -dijo ella entre dientes.

Miró de reojo hacia la otra mesa y sintió una punzada de dolor. Era una viejísima táctica. Edward jugaba a enfrentar a una mujer con la otra y la irlandesa lo ignoraba. O tal vez no le importara. Pero a Bella sí. Sentía como si Edward le hubiera pertenecido siempre y le dolía verle con otra.

Era comprensible que se sintiera así. Al fin y al cabo, Edward había sido su primer hombre. Pero le gustaría no ser tan vulnerable.

Entonces él apartó la vista de la cara de la joven irlandesa y la miró. Ella levantó su copa e inclinó la cabeza en un gracioso gesto. Luego se volvió hacia Michael con un gesto desdeñoso.

-¿Qué significa esto? -preguntó él con una tenue sonrisa.

-Es un brindis de felicitación -replicó ella con aire ino¬cente-. Ha cobrado otra pieza.

Él se rió entre dientes.

-Hablas de él como si fuera un cazador.

-¿Y no lo es? Su reputación es peor que la tuya. Él arqueó ambas cejas.

-¿Crees que lo habrá hecho incluso colgado de una rama? Ella rompió a reír y casi se atragantó con el vino. A través de la sala un par de ojos verdes la observaron nublados por el dolor. Pero ella no los vio.

13 comentarios:

monikcullen009 dijo...

q buen capitulo, me pregunto q pasara despues jajaja creoq lo sabre hasta el prox capitulo, x lo pronto un besot yn abrazo y nos seguimos leyendo!!!!!!

lorenita dijo...

estuvo genial...el amor si que es complicado, pero también lo más hermoso.saluditos:)

vsotobianchi dijo...

estuvo muy bueno el capítulo, ejejje me encanta la actitud de Bella, bien orgullosa, pero por dentro se derrite por Edward, quien no lo haría ejejje saluditos y esperando el próximo capi, besos. :-)

brigitteluna dijo...

estuvo genial el capitulo bastante refrescante..vamos a jugar a mi casa es mas grande..quien ganara edward o mike

nany dijo...

hola me encanto tu cap

Maria dijo...

que buen capi cada vez se pone mas interesante nos leemoos en el proximo jejejej

Unknown dijo...

hola nena!!! no quiero comentar mucha - ya sabes esos mendigos spoilers- pero muchas gracias por el capi!!!

Saluditos!!!

nydia dijo...

dios estubo buenisimo como se muere de celos Edward y se los tiene merecido ...Sigue asi hermosa,besos y cuidate...

Cammy dijo...

awww me da penita u.u ya quiero saber que pasa entre estos dos! obvio que a edward le dolió verla con Michael :/

Caresme dijo...

O por dios , ayer no decision dificil , los dos son encantadores .
Buen inicio de semana

Ligia Rodríguez dijo...

Que se chupe Edward su dolor, y con el las consecuencias de lo que el mismo creo!!

fabiola León dijo...

creo que me agrada cada vez más este fic!!! bella es osada una mujer, pero a su ves enamorada de un man que no se si la aprecia mucho :(
bess

EdithCullen71283 dijo...

Me encanto el capitulo
BESOS DESDE GUANAJUATO MEXICO

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina