lunes, 12 de septiembre de 2011

SEDUCIR A LA DONCELLA epilogo

Epílogo

Víspera de Navidad

Las luces de Cornualles brillaban sobre el mar nocturno coronado de espuma, esparciendo estrellas doradas a través de la superficie de cristal y reflejándose en los relucientes ventanales recién lavados de Moor's End.
Bella se rodeó el cuerpo con los brazos, sintiendo una felicidad sublime al estar de pie allí donde generaciones de Swan habían contemplado su trozo de cielo. 

Una vez que se hubo entregado sin reservas al amor que sentía por Edward, éste no había perdido el tiempo; obtuvo un permiso especial para casarse con ella el mismo día que consiguieron su liberación del confinamiento en la habitación de él.

Desde entonces, Edward le había demostrado su amor de mil maneras. La había llevado a vivir a Cornualles. Se había enterado de la deuda que pesaba sobre Moor's End y la había pagado en secreto, entregándole el título de propiedad de la casa el mismo día en que la había cargado para cruzar el umbral. En cierto sentido la había hecho renacer, renovando la esperanza que alguna vez ella había creído perdida para siempre.

La invadió una oleada de expectación al verlo mantener en equilibrio una brazada de leña para la chimenea y la imagen de él haciéndole el amor junto al fuego, como casi todas las noches de esa semana, hizo que las mariposas danzaran en su estómago. La nieve se adhería a su cabello y hombros. Había estado nevando todo el día, inaugurando la primera de lo que Bella esperaba sería una larga serie de hermosas Navidades por venir.

Alejándose de la ventana, se apresuró a comprobar su aspecto. ¿Quién hubiese pensado que una diablilla que solía vivir enfundada en pantalones en realidad disfrutaría de verse como una dama?

Se dio un pellizco en las mejillas y giró para mirar hacia la puerta cuando su marido entró con su carga a cuestas, trayendo consigo un estimulante vigor de aire invernal y copos de nieve.

—¿Necesitas ayuda? —preguntó con una mirada coqueta y un descarado balanceo de caderas.

Él le sonrió con picardía mientras se agachaba delante de la chimenea a apilar la madera.

—No me vendría mal un beso. ¿Conoces a alguien que pudiese querer darme uno?

Bella ladeó la cabeza y se dio unos golpecitos con el dedo en la barbilla.

—Creo que podría llegar a encontrar una mujer dispuesta.

—¿Crees que esa mujer podría darse prisa? Mis labios necesitan un poco de calor.

Bella no necesitaba más estímulos. Se apresuró a acercarse y arrodillándose delante de él tomó entre sus manos tibias ese rostro apuesto (y ahora tan frío) y apretó sus labios contra los de Edward. A él le llevó sólo un segundo avivar las llamas de un simple beso transformándolo en algo mucho más ardiente, arrastrándola hasta tenerla muy junto a su cuerpo, abrazándola como si desde la última vez que se habían visto hubiera transcurrido una eternidad, en vez de una hora. Sabía hacerla sentir amada y ella atesoraba esta bendición porque sabía que en cierto modo era George quien le había enviado a este hombre.

El sonido de un carraspeo se filtró en la conciencia de Bella, quien parpadeando abrió lentamente los ojos, para encontrarse con Henry, el mayordomo de Edward, de pie en la puerta, con las mejillas usualmente pálidas ahora encendidas y la mirada desviada hacia el techo.

—¿Qué sucede, hombre? —gruñó Edward, la voz ronca de deseo.

—Ha llegado un paquete para usted, señor. —Sacó un gran sobre de atrás de la espalda y se lo entregó a Edward.

Éste se quedó mirándolo fijamente; la marca en el lacre era inconfundible. El emblema del Conde de Vulturi.

—¿El señor va a necesitar alguna otra cosa?

Edward sacudió la cabeza y se pasó una mano por el pelo.

—No, eso es todo.

Con una inclinación de cabeza, el mayordomo se marchó.

Él miro largamente el sobre. Bella lo observaba, temerosa del contenido de la misiva, siguiendo con la mirada el desplazamiento de Edward por la habitación.

La luz de la luna entraba a raudales por la ventana, revelando la vulnerabilidad de sus ojos mientras le entregaba el sobre a ella.

La mano de Bella temblaba al recibirlo y tomando el abrecartas sacó el papel que había dentro del sobre. La primera hoja estaba escrita con delicada caligrafía femenina.

Mi muy estimado Edward,

Leyó Bella en voz alta las palabras escritas por Lady Jane Vulturi:
Espero que esta carta lo encuentre bien y feliz y si aún no la ha arrojado al fuego, entonces queda una esperanza para el futuro.
Supongo que el pedirle que no desprecie para siempre el nombre Vulturi sería demasiado. Yo no lo desprecio a usted, ni tampoco Alec, aunque dudo que usted me crea. Entiendo a mi querido hermano mucho más de lo que él mismo cree y creo que también lo entiendo a usted.
Mi deseo para todos nosotros es que podamos dejar atrás los pecados del pasado y mirar hacia el futuro. Con miras a tal fin le adjunto algunos documentos que he recibido recientemente del abogado de mi padre. Al parecer, estos archivos estuvieron perdidos por años y fueron remitidos tras la muerte de mi padre. Le ruego no piense que Alec tenía conocimiento de esta información y se la mantuvo oculta a usted. La caja fue encontrada y abierta ayer.
Espero que encuentre en estas páginas lo que está buscando y que eso le brinde algún consuelo. De todo corazón deseo verlo feliz.
Feliz Navidad.
Jane.

Bella miró a los ojos a Edward mientras le entregaba los documentos. Él tragó saliva audiblemente, vacilando antes de bajar la vista para leer lo que Jane había enviado.

Luego cerró los ojos, mientras las hojas se arrugaban en su puño. Trabajosamente Bella logró que las soltara y mientras les echaba un vistazo a las palabras, se le escapó una lágrima.

La tumba de la madre de Edward había sido hallada.



* * *

Despuntaba el día siguiente cuando el coche se detuvo con un traqueteo. Edward no había dicho palabra durante el trayecto. Con semblante sombrío le tendió la mano a Bella para ayudarla a apearse del coche. El corazón de la joven sufría por él.

Los rayos dorados moteaban la hierba descuidada que marcaba Pauper's Field , donde la madre de Edward había sido sepultada hacía casi doce años, tras haber enfermado de neumonía en una prisión de deudores.

Ella y su marido habían sido enviados allí por no haber podido devolver un préstamo.

Albert Cullen había sido asesinado allí, acuchillado por la espalda por otro recluso cuando trataba de robar los zapatos de un hombre muerto, y estaba enterrado en otro lugar.

Sin embargo, aún quedaba un rayo de esperanza. Entre los papeles estaba el registro de pasajeros de un barco con fecha de hacía sólo algunos años. En él figuraban los nombres de los hermanos y hermanas de Edward. El barco había zarpado para los Estados Unidos. De modo que el clan Cullen estaba allí, en algún lugar. Ella y Edward no pararían hasta encontrarlos.

Edward le indicó que se detuviera delante de una anodina marca que era el único medio de identificación entre las atestadas filas.

Bella se arrodilló y limpió con un trapo la tierra que cubría la pequeña placa, colocando las flores que había traído.

—La sepultaron aquí como si fuera basura —dijo Edward, toda una vida de amargura derramada en su voz.

Bella le apretó la mano con suavidad mientras se incorporaba.

—Podemos trasladarla. Y conozco un lugar maravilloso.

—¿Dónde?

—Al lado de mi madre. Es un lugar hermoso, en lo alto de una colina que da al mar, a Meadow's Cove. Creo que a ella le gustaría.

Edward alargó la mano y le acarició el cabello.

—Te amo, sabes.

—Lo sé. —Bella lo abrazó fuerte—. Siento mucho lo de tu madre.

—Siempre esperé que mi padre tuviera un final abyecto. Pero mi madre... —Volvió la cabeza.

Bella le rodeó una mejilla con la mano e hizo que la mirara.

—Tu madre te amaba. Hubiese estado orgullosa del hombre en el que te has convertido. Y sé que ella hubiese querido que fueras feliz.

—¿Yo te hago feliz? —preguntó él, con una tímida pregunta en la mirada.

—Muy feliz —prometió ella, besándole—. Y esto no termina aquí, Edward. Tus hermanos y hermanas están vivos aún. Tenemos un punto de partida para emprender su búsqueda. Los encontraremos.

—¿De verdad lo crees?

—Sí —dijo ella—. Ahora eres mi familia y puede que hayas notado que soy muy protectora con aquellos a quienes amo. Se me conoce por haber golpeado unas cuantas cabezas.

—Lo sé —dijo él riendo por lo bajo y llevándose la mano hacia la parte trasera del cráneo.

—Ten eso en cuenta, esposo mío, porque tienes una obligación que cumplir.

—¿Y cuál es esa obligación, amor?

Bella se apoyó contra él y le echó los brazos al cuello.

—Darme la bendición de tener muchos bebés a quienes amar y cuidar.

Los labios de Edward se curvaron en una sonrisa pícara.

—Dalo por hecho, querida esposa.

* *

muchas gracias a las que leyeron esta historia y las personas k me regalon un comentario y las fantasmas que tambien han leido esta es mi segunda adaptacion y me alegra mucho saber k les encanta la historia, como les habia dicho antes la siguienten historia esta entrelazada con esta bueno se supone k es la continuacion la historia de alice pero la adaptare con edward y bella y como amiga usare a alice invertire papeles... espero tambien les guste muy pronto tendran noticias de cuando la subire...
muchisisisisismas gracias...

9 comentarios:

V dijo...

Ahhhh lastima q termino; voy a extrañarla, sin duda fue una linda e intensa historia q tuvo de todo.

Muchas gracias por compartir la adaptacion y ya sabes por aqui seguire a la espera de otra mas.

joli cullen dijo...

xd ubiese quetido q enconteara u sus hnos meencanto grsciad

Ligia Rodríguez dijo...

Ay que lindo todo!! Muy bonito final!! Ansio leer la nueva adaptación!!

lorenita dijo...

estuvo hermosa!!!!!!!! me encanto!!! grax por esta adaptación....

Anónimo dijo...

hola lastima que termono espero que pronto tengas la otra paraa seguir leyendo saludos hasta pronto

Anónimo dijo...

Increible me encanto en verdad perdon no habia tenido la oportunidad de comentar, pero excelente adaptacion..

Caresme

Karen B. dijo...

Awww acabo de terminar la historia fue increible de principio a fin ...me encanto :)!

marissa dijo...

oh que bueno al fin este pobre conocio la paz y la felicidad de pertenecer al amor sincero y desinteresado de bella,padre historia,me temo que leei primero la de la novia robada y luego esta,pero de todos modos le agarre el hilo,por favor sigue subiendo historias te lo agradeseremos infinitamente.

alilu dijo...

Yo me quedé con las ansias de saber que paso con Alice y Jasper!!!! Cómo se llama la historia? Y quien es la autora?
Gracias por tu gran trabajo

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina