sábado, 15 de octubre de 2011

La novia robada del highlander capitulo 14

Capítulo 14
¿Edward iba a contraer matrimonio?
Durante lo que dura un instante, Bella se sintió aplastada por un peso demoledor. Sin embargo, casi inmediatamente, una sensación de ira comenzó a encenderse en ella.
¿Por qué no había mencionado él ese pequeño dato antes de que ella se hubiera entregado a él? Había montado un increíble acto de que le importaban los sentimientos de los demás; le había dicho que sería mejor que no hicieran el amor; ni una vez había dicho que era porque pronto se convertiría en esposo.
—¿Te encuentras bien? —preguntó Mike, el ceño arrugado con preocupación.
Bella luchó por recomponerse.
—Estoy bien. Simplemente estoy sorprendida. Edward no me había mencionado su compromiso.
—Suele guardarse el dato.
Las consecuencias eran evidentes; Edward no quería que una conquista potencial supiese de sus prontas nupcias.
Y, sin embargo, a Bella le costaba creer que esa era la razón por la cual Edward no le había contado acerca de su prometida. Buscó una explicación razonable, pero nada encajaba.
Lo único que supo en ese momento es que no quería estar allí.
Se alejó de la puerta.
—Creo que hablaré con él más tarde. Si me disculpas.
Bella giró, sintiendo con claridad que estaba escapando y sin importarle en qué dirección iba, mientras que fuese lejos del sonido de la risa de Edward con la otra mujer.
La mano de Mike en su brazo la obligó a detenerse.
—El no vale la pena, Isabella. No dejes que esto te afecte. Enfréntalo y demuéstrale que no te importa.
¡Pero si me importa!
Cuan ingenua se debió haber visto, lanzándose a sus brazos. En el transcurso de una noche, había crecido; aunque no estaba segura si le agradaba. Sus sueños nunca la habían herido de esa manera.
Unas lágrimas le azotaron los ojos. Se estaba comportando de manera ridícula, pero parecía no poder evitarlo.
Mike la rodeó en un abrazo y le acarició la espalda con las manos.
—Me tienes a mí, ¿sabes? Te tengo mucho aprecio, en caso de que no lo hayas notado.
Sin embargo, Bella no podía darle a Mike falsas esperanzas simplemente para aliviar su propio dolor. Parpadeó para detener las lágrimas, inclinó la cabeza hacia atrás y lo miró a los ojos.
Durante un fugaz segundo, parecía que eran los ojos de Edward los que observaba. Ambos hermanos eran hombres extraordinariamente apuestos, con amplios hombros y una mirada donde una mujer podía perderse.
Quizás, habría sido mejor si hubiese conocido a Mike primero. Sabía desde el principio qué clase de hombre era, no mantenía en secreto que era un granuja. Lo que ella no podía aceptar era el engaño.
—Mike, yo…
La besó, tomando a Bella completamente por sorpresa.
Apenas se las ingenió para despegar la cabeza del beso cuando escuchó una voz sibilante.
—Hijo de perra.
Un instante después, Mike fue arrojado de un tirón y yacía en el suelo. La mano se elevó para quitar la sangre que de repente comenzó a brotarle de un corte en el labio.
Bella abrió los ojos de par en par en dirección a Edward. Tenía el cuerpo rígido y el rostro lleno de furia. Fulminaba a su hermano con la mirada. Las manos cerradas en puños tan apretados que los nudillos se le palidecieron y se volvieron blancos.
MIke observó la sangre que le manchaba la mano y se rió con sorna de su hermano.
—Eso no estuvo bien, viejo. Pero supongo que es la manera en que los cobardes logran tener el control, golpeando por la espalda a quién no está mirando. Si me hubieses dado un golpecito en el hombro e invitado a salir, lo habría hecho con gusto.
—Vete de aquí —gruñó Edward a con los dientes apretados—. Empaca tus cosas y vete de aquí, ¡maldición!
Mike se puso de pie con dificultad y se sacudió, mostrándose calmo e indiferente.
—¿Me estás echando? Quizás debas preguntarte a ti mismo por qué. Luego, tal vez quieras explicarle la razón a tu prometida. Creo que se merece saberlo, ¿no lo crees tú?
Bella se había olvidado de la mujer cuya risa musical le había provocado tal dolor en el corazón, y a quien no quería ver, o que la viera. Ahora, no tenía alternativa.
Lentamente, quitó la vista de Edward, cuya mirada brutal no podía sostener, y la dirigió hasta la mujer que estaba de pie en la puerta de la oficina.
Llevaba puesto un vestido simple que necesitaba enmendarse, y tenía el cabello suelto y levemente salvaje. Sin embargo, nada de eso le quitaba su sensacional belleza. Tenía los ojos verdes como las colinas escocesas, y la expresión en su rostro era picara y traviesa. A pesar de que se veía unos pocos años mayor que una colegiala, era evidente que no era una niña.
—Hola —dijo la muchacha, algo se rompió en el interior de Bella al ver la amable sonrisa. Una mirada a los ojos le dijo que era genuinamente cálida; parecía tener todas las cualidades que un hombre querría en su esposa.
Y Bella no podía permanecer allí de pie ni un segundo más.
Se levantó la falda y salió corriendo junto a Mike quien extendió los brazos para atraparla.
Edward bramó su nombre, pero ella no se detuvo. No sabía a dónde se dirigía, pero no importaba, siempre y cuando no tuviese que ver el escarnio de Edward, la burla de Mike, o la pena de la adorable Jessica Trelawny.
—s–
Derek tuvo que esforzarse con cada fibra de su cuerpo para no salir corriendo tras Bella.
No sabía qué fue lo que lo había hecho mirar hacia la puerta justo a tiempo para ver a Mike besándola. Una ira explosiva se había gestado en su interior y había salido disparado hacia la puerta.
Nunca antes había sentido deseos de tomar a su medio hermano por el cuello y acogotarle hasta matarlo. Sin embargo, al ver al bastardo besando a Bella, con el cuerpo junto muy ceñido al de ella, lo único que Edward sintió fue una furia asesina y asfixiante.
Aquella furia aún le corría por las venas cuando enfrentó a su hermano. Casi sin poder controlar las emociones que le quemaban la piel, dijo:
—Espero que estés fuera de aquí en la mañana. Si siquiera miras en la dirección donde se encuentra Bella, recibirás un golpe y no sabrás de donde provino.
—Dios mío, tanta devoción por una invitada de la casa. Es solo una invitada, ¿verdad? De seguro un santo como tú no hará nada malo.
—Te doy hasta que cuente diez para salir de mi vista. No habrá más advertencias.
—Te olvidas: tu querida madre me proveyó de un techo en su testamento. Si es aquí o en otro lugar, no me interesa.
Mike se limpió la sangre del labio con un pañuelo.
—Eso aún te molesta, ¿no? El hecho de que tu madre me amara. Apuesto a que te preguntabas por qué le importaba tanto. No era su hijo, después de todo. Ese era tu trabajo, o se suponía, pero nunca has estado a la altura de las circunstancias, ¿verdad?
Edward luchó para frenar la necesidad urgente de embestir contra su hermano. El bastardo siempre había sido capaz de encontrar sus puntos débiles y explotarlos.
Lo que decía era verdad. Edward sí se había preguntado por qué su madre nunca parecía tenerle el mismo cariño que le tenía a Mike. Eso había creado un abismo entre ellos que no pudo cerrarse, incluso después de su muerte.
—No te engañes —le dijo a Mike con tirantez—. Has sido simplemente un peón en la guerra entre mi madre y mi padre.
—Él era mi padre también, muchacho. No lo olvides.
—Así decía tu madre, pero ambos sabemos que ella tenía un problema con los hechos. La bebida y la prostitución tienden a afectar la memoria. —A pesar de que Mike ni siquiera parpadeó, Edward notó que la punta de la flecha había dado en el blanco.
—Tienes memoria selectiva —contestó Mike con habilidad—. Aunque prefieres creer que el amorío de nuestro padre con mi madre fue un único y desafortunado incidente, mi propia madre no era lo suficientemente estúpida como para creer eso. Sin embargo, tú existías en este mundo artificial donde yo era el demonio solitario, arruinando tu vida perfecta. Lo que tienes miedo de admitir es que nuestro padre podría bien haber dejado una horda de bastardos corriendo por la campiña  listos para hacer sus reclamos. ¿Qué harás entonces, me pregunto?
—No estarás aquí para preocuparte por eso.
—Por favor, ambos —rogó Jessica, tirando de la manga de Edward, en un intento de alejarle. Sin embargo, la animosidad entre los hermanos había estado en ebullición durante mucho tiempo y el volcán había finalmente hecho erupción.
Mike negó con un movimiento de cabeza.
—Aún vives en tu castillo de cristal, veo. Será mejor que cuides tus pasos, o podrás terminar de pie entre una montaña de esquirlas. Te dejaré en el atascadero que has creado. Un dilema bastante intrigante, ¿verdad?
Lo que Mike pretendía estaba claro, y Edward no podía dejar de preguntarse por qué no le había dicho nada a Jessica. No podía ser que estuviese salvaguardando sus sentimientos. Estaba tramando algo, pero Edward no podía determinar qué era.
Jessica posó una mano sobre el brazo de Edward.
—Edward, debes ir a ver a lady Isabella. Se veía muy angustiada.
—Sí, hermano —se burló Mike—. Debes escuchar a tu futura esposa. Ve a consolar a lady Isabella. No la he forzado a que me besase, aunque estoy seguro de que prefieres pensar que no es así. La dama tenía ganas, y yo estaba más que disponible. ¿Puedes decir lo mismo?
Con una sonrisa desdeñosa y burlona, Mike se alejó por el pasillo, dejando a Edward hirviendo y preguntándose si lo que su hermano había dicho era verdad. ¿Podría Bella haber buscado la atención de Mike? ¿Podría ella desearlos a ambos?
Edward se rastrilló el cabello con la mano, casi sin notar que Jessica se acercaba a ubicarse frente a él.
—¿Quieres hablar? —le preguntó en voz baja.
Edward la observó a los inocentes ojos que siempre lo habían mirado con confianza. Nunca la había engañado; ella sabía lo que opinaba del matrimonio entre ellos, aunque todos los habían empujado a ese final. El error de Edward es que nunca había rechazado esa posibilidad abiertamente.
Megan se merecía algo mejor. Solo que él no sabía qué era en ese momento.
—Sí —le dijo—. Quiero hablar.
Ella asintió.
—Ve a ver a lady Isabella primero. Mándame a llamar cuando estés listo. —Sonreía con nostalgia al ponerse en puntas de pie y plantarle un suave beso en la mejilla.
—s–
Bella estaba de pie en medio de la terraza, con los brazos cruzados abrazándose el pecho. Detrás de ella, las puertas francesas que daban a su habitación estaban abiertas, los vestidos desplegados sobre la cama; en el piso, los baúles estaban abiertos y esperando ser empacados.
La tarde había pasado sin noticias de Edward. Estaba complacida de que mantuviera esa distancia; de otro modo, ella podría haber hecho o dicho algo estúpido. De seguro, él debía estar pensando lo peor de ella. Primero se había lanzado a sus brazos, luego, parecía que había hecho lo mismo con su hermano. Peor, la prometida de Edward había sido testigo de su vergüenza.
Era demasiado. Había ido de mal en peor. Bella cerró los ojos y una lágrima se deslizó por la mejilla.
No se había permitido examinar sus sentimientos muy a fondo, pero no podía negar más cómo se sentía. Se estaba enamorando de Edward, y más allá de todo, ese era su peor error.
Bella caminó sin rumbo por la terraza, deteniéndose al borde del perímetro de adoquines para admirar el cielo nocturno. Un puñado de estrellas brillaba a través del frondoso dosel, una luna plateada bañando los árboles con un velo de plata.
El sonido de una ramita rompiéndose captó su atención en el bosque frente a ella.
—¿Hola? —dijo, tratando de escuchar una respuesta, pero nadie le respondió.
Bella negó con un movimiento de cabeza y se reprendió a sí misma por su nerviosismo.
Lo más probable era que se tratara de un pequeño animal andando a través de la frondosa maleza. Debía dejar de pensar que cada sonido extraño o cada suceso inusual tenían algo que ver con James. Sin duda, su hermanastro estaba aún rascándose la cabeza, preguntándose adónde se había ido ella.
Incluso si se las había ingeniado para descubrir su paradero, la probabilidad de que atravesara el agreste terreno de las Tierras Altas para encontrar el castillo Gray y luego escabullirse dentro sin ser detectado era casi nula.
Sin embargo, Bella no pudo evitar que se le erizara la piel de los brazos al girar para apresurarse a regresar a la habitación…
Y se encontró con una figura oscura que la agarró con una mano de acero.


2 comentarios:

nydia dijo...

diossssssss no puede ser quien aparecio alli.....Besos nena sigue asi.................

sory78 dijo...

Dios.... quien podrá ser????
Podre Bella. Espero ansiosa el capituo.

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina