martes, 18 de octubre de 2011

La novia robada del highlander capitulo 17

Capítulo 17
Motitas de polvo danzaban en la luz del sol cuando entraron en el vasto salón de piedra. El interior estaba oscuro, a diferencia del hogar de Edward, donde la luz del sol iluminaba cada pasillo y cada habitación. El castillo evocaba a otros tiempos, cuando las mujeres vestían con túnicas y los hombres se trenzaban las barbas y alimentaban con añojo a los perros de caza que llorisqueaban a sus pies.
—Encantador —masculló Mike al tiempo que seguían al hermano de Jessica por un pasillo sinuoso hacia los confines más lejanos de la casa.
—Por aquí —dijo el señor del lugar en un tono petulante, indicándoles con un ademán que entraran en una habitación con el piso sucio y vegetación salvaje creciendo en el rincón.
Edward estaba aún atado a la silla en el centro de la habitación; tenía las prendas rasgadas y la sangre le manchaba el cuello de la camisa.
El temperamento de Bella se elevó, y avanzó hacia Kerry Trelawny.
—¡Desátelo ya mismo!
El hermano de Jessica la observó con negros ojos fríos, impasible ante las demandas.
—Te mantendrás callada si sabes lo que es bueno para ti.
—No puede tratarlo de esta manera.
—Puedo tratarlo como mejor me plazca, considerando lo que le hizo a mi hermana.
—¿De qué hablas? —demandó Jessica—. Él no me hizo nada.
—¿Eres ciega, muchacha? —espetó Kerry—. Frente a tus narices, trae a su casa a otra mujer. ¡Te ha faltado el respeto! No le importa nada su promesa de ser tu esposo.
—¡Él nunca ha prometido ser mi esposo! Esa era la idea de nuestro padre, nunca mía, y ciertamente no tuya. Puede hacer lo que quiera con su vida; no me debe nada. Nunca me ha hecho ninguna promesa, ni tampoco yo a él.
—Si fueses una Trelawny legítima, nunca permitirías tal desaire sin propinar un castigo.
¿Sabías que tu amado ha estado durmiendo con esta mujer? —Apuntó hacia Bella con el dedo y dijo—: ¿No tienes moral, muchacha, que le robas el esposo a otra mujer?
—Para que sea su esposo, deberían haber contraído matrimonio. Y eso no ha sucedido. Entonces, técnicamente, ambas partes son libres de hacer lo que les plazca —apuntó Mike.
Kerry movió el dedo y apuntó ahora a Mike.
—No te metas en esto.
Mike elevó las manos.
—Simplemente estoy diciendo lo obvio. Dicho sea de paso, ¿le has dado al tío un poco de agua hoy? Si se muere, todo este esfuerzo terminará siendo en vano, ¿no lo crees?
Kerry arrugó el entrecejo, como si no hubiese pensado en esa posibilidad. Chasqueó los dedos y le gruñó algo a uno de sus hermanos, quien se acercó con una jarra de agua. Él hombre levantó la cabeza de Edward y procedió a inclinar la jarra sobre sus labios. El líquido se le derramó por la comisura de los labios hasta que comenzó a hacer arcadas y a negar con movimientos de cabeza.
—¡Basta! Va a ahogarlo. —Bella dio un salto hacia adelante para quitar la jarra de las manos del hombre, pero Kerry la tomó de la cintura y la levantó en el aire—. ¡Suélteme! — demandó.
—Deja de luchar, demonio cascarrabias —le dijo entre dientes, y gruñó cuando la bota de Bella  hizo contacto con su canilla—. ¡Maldita seas, mujer! El está bien. ¡Mira!
Bella dejó de resistirse y se encontró con los ojos de Edward abiertos y enfocados en ella.
—Edward —suspiró.
—Déjala tranquila, Kerry —dijo con voz ronca—, o te romperé el cuello como si fuese una ramita seca.
Kerry rió con ganas.
—Y, ¿cómo pretendes hacer eso, muchacho? Tengo el control y eso no cambiará hasta que te hayas comportado como corresponde con mi hermana.
—¡Maldito seas, Kerry! —gritó Jessica—. ¿Eres estúpido? No quiero contraer matrimonio con él. no quieres que lo haga.
—Te estoy protegiendo de la vergüenza —contestó su hermano con frialdad—. Deberías agradecerme. Contraerá matrimonio contigo y te hará una mujer respetable hoy, o estará muerto mañana.
—s–
Bella caminaba de aquí para allá con ansiedad en la antesala en la que la habían ubicado, a corta distancia del solárium. A pesar de las estridentes protestas de Jessica, Mike y ella habían sido llevados a otra habitación y encerrados bajo llave.
Bella se abrazó a sí misma y se desplomó en el asiento junto a la ventana que estaba desprovisto de cojines. La habitación estaba privada de todo mobiliario, de hecho; y el polvo se había acumulado en cada alféizar de todas las ventanas sin cortinas. Era evidente que los hermanos Trelawny no creían que los volados fueran necesarios. Pobre Jessica: crecer entre semejante grupo de gente.
Lo único que Bella esperaba era que Mike y la muchacha no se mataran entre ellos antes de que llegase el rescate. Ciertamente, Carlisle se preocuparía por su prolongada ausencia y enviaría ayuda.
No sabía qué pensar. La palabra traidor seguía rondándole la mente. Le resultaba difícil de creer que cualquiera de los leales sirvientes o miembros del clan complotaría contra Edward.
¿Podría eso tener algo que ver con ella? Caroline le había advertido que a la gente de allí no le agradaba su presencia, pero ciertamente ninguno de ellos habría descargado su ira con Edward.
Bella se puso de pie y caminó alrededor del perímetro de la habitación. ¿Qué estaba sucediendo? ¿Qué estaban haciendo? Rezó por que Edward se encontrase bien.
De repente, la puerta se abrió y uno de los hermanos de Jessica apareció allí, con el ceño arrugado en el endurecido rostro.
El cabello necesitaba unas tijeras con desesperación, y las mejillas rogaban por una rasurada.
—Ven conmigo —ordenó, de tal manera que no quedaba lugar para la desobediencia.
—¿Me llevas a ver a Edward? —preguntó Bella.
El hombre no sintió la necesidad de responder. Tan pronto como llegó junto a él, la tomó del brazo con no mucha amabilidad y la arrastró por el pasillo hacia el solárium. Bella sintió una oleada de alivio. Vería a Edward.
El hermano abrió de un golpe la puerta del solárium y la empujó adentro.
—Siéntate —le ladró, señalando una silla que había sido colocada en la habitación.
Edward estaba despierto, y se miraron a los ojos al tiempo que ella caminó hasta la silla y se sentó.
—¿Estás bien? —preguntó.
—¡Silencio! —bramó una voz, obligando a Bella a girar. No había visto a Kerry, que tenía los ojos clavados solo en Edward—. Aquí únicamente hablo yo, a menos que te de permiso para hacerlo.
—Siempre has sido un parlanchín, Kerry —dijo Edward con labios secos y partidos.
—Silencio, muchacho, o serás silenciado en forma permanente.
—Si algo me sucede a mí, tendrás una guerra entre tus manos. ¿Es eso lo que deseas?
—No me preocupa. —Sin embargo, se veía preocupado, notó Bella con la esperanza de que eso lo ayudara a reconsiderar las cosas.
—¿Es esto lo que habría querido tu padre? —preguntó Edward.
—No metas a mi padre en eso. Hace tiempo que está muerto y enterrado.
—Él quería la paz entre nuestros clanes. Esta no es la manera de conseguirla.
—¡Es tu culpa! —tronó Kerry—. Deberías haber contraído matrimonio con mi hermana y no permitir que esta fulana —señaló a Bella con el dedo— «te distraiga».
—Ten cuidado con lo que dices —advirtió Edward—. Te lo diré una sola vez. Isabella no tiene nada que ver con mis sentimientos por Jessica. Siempre he sido honesto con ella. ¿Por qué no le preguntas a ella qué siente? Sospecho que te llevarás una sorpresa.
—Los sentimientos de mi hermana no tienen ninguna trascendencia. Mi padre deseaba que ustedes contrajeran matrimonio, y así lo harán.
—Libera a Isabella. Ella no tiene nada que ver con todo esto.
—Oh, sí. Ella le ha robado a mi hermana tu afecto. Le has roto el corazón a la pobre muchacha.
—Apuesto a que si le preguntas, te dirá que no me ama.
Una nube negra de tormenta descendió al rostro de Kerry al tiempo que caminó hacia
Edward con pasos fuertes como truenos y se inclinó para encararlo.
—Contraerás matrimonio con mi hermana, peste, o…
De repente, la puerta golpeó contra el muro y otro hermano de Jessica ingresó. Realmente, ellos eran miles.
—¡Kerry! —dijo, urgido.
—¿Qué, maldición?
—Jessica se ha ido. Se ha marchado con el hermano de este. —Señaló a Edward.
—¡¿Qué?! —gritó Kerry—. ¿Se ha marchado? ¿Adonde? La hemos encerrado bajo llave…
¡Por el amor de Dios! ¿No se escapó por la ventana de nuevo? Dime que has apostado guardias debajo.
—Sí, y la pusimos en la antigua habitación de nuestro padre para evitar que baje  tubería otra vez.
—Entonces, ¿qué sucedió?
—Nos hemos olvidado de que la habitación de nuestro padre tiene un panel oculto. —Se sonrojó, lo que era bastante sorprendente en un hombre de su tamaño—. Jessica debe de haber pasado por ahí hasta la habitación contigua y luego, se habrá escabullido por la escalera trasera. Se marchó. Junto con el hermano de él —agregó con un tono desagradable, agudizando la mirada en dirección a Edward como si él tuviese algo que ver con la desaparición de Mike y Jessica.
—Esto es muy divertido —Edward dijo con una risotada.
—Cerrarás la boca si sabes lo que es bueno para ti —dijo Kerry echando humo. Bella casi podía ver un hilo de vapor saliéndole de las orejas—. Pues bien —espetó a su hermano—,
¿por qué estás parado aquí? ¡Ve a buscarla!
—Hay más.
—¿Más, qué? ¡Habla, estúpido!
—Había una nota.
—Pues bien, ¿qué demonios dice?

El hermano tragó en seco y tomó el trozo de papel arrugado que tenía sujeto en el cinturón. Lo abrió y leyó.
Querido Curry:
He secuestrado a tu hermana y tengo intenciones de salirme con la mía con ella. Es un bocado exquisito ahora que ha madurado y crecido en los lugares apropiados.
Y, entonces, solo para molestarte, tomaré a tu fastidiosa hermana y me esforzaré por convertirla en una joven mujer propiamente dicha. Solo entonces, si me da la gana, contraeré matrimonio con ella.
Adiós, por ahora, hombre. Cuida a mi adorado hermano.
Tuyo,
El highlander bastardo.



4 comentarios:

Ligia Rodríguez dijo...

Como asi??? Y que es esto???? Jajajajajaja

sory78 dijo...

Mike lo hace a postas para librar a su hermano y por que le gusta... se pone interesante.

Vianey dijo...

Jaja a los hermanos de Jessica les salio mal su plan y haber como los encuentran.

nydia dijo...

jajajajajaja valla les salio el tiro por la culata y ahora que harán..........

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina