jueves, 24 de agosto de 2017

chico de juguete capitulo 3

Capitulo 3

Bella se contemplo en el espejo, por la que parecía ser la enésima vez. .Y que hacia a hoy diferente de cualquier otro día? Bien, hoy iba a una boda con Edward Cullen, no porque quisiera, sino porque el la había obligado mediante chantaje, lo cual no explica completamente la inspección constante de si misma.

No descarto su promesa de dejar su pequeño paquete con la tía de el, y bondadosa como era la señora Cullen, fisgonear y cotillear eran sus pasatiempos favoritos. Podía imaginar el horror de la mujer cuando abriera el bolso y encontrara el pene de juguete con el nombre de Bella grabado en ella. Bella seria conocida como la friki de la calle, un golpe terrible a su reputación brillante.


Bien esto no era una cita. No, esto era simplemente un medio de recuperar lo que era suyo: su paz y dignidad y preservar la buena reputación ganada por no salirse del camino. Cuanto antes, dijese adiós a Edward, mas rápido podría continuar su vida normal.

El vestido de seda color crema especialmente comprado con rosas rojas en relieve alrededor del dobladillo le llegaba a la mitad del muslo y no importaba lo que tirara, ella nunca lo haría mas largo.

Nada mas en su armario podría servir para la boda de su vecina Annaline en una tarde de verano. Annaline había planeado la boda durante un año y eligió un lujoso y bonito local a lo largo de un esplendoroso lago para su día especial. Ademas el único sombrero que poseía, por cortesía de un requisito previo del atuendo inscrito en la invitación, combinaba solamente con ese vestido.

Sin preocuparse mas, agarro su sombrero y bolso y saco su automóvil fuera de la calzada. Habia estacionado enfrente de la casa de estilo pintoresco de cullen y toco el claxon dos veces antes de que saliera Edward. Su tía se había ido mucho antes para ayudar con el catering.

El cuerpo de Bella se convulsiono recordando la sensación de sus dedos inquisitivos encontrando su clímax. Como rápidamente había encontrado ese punto. Como vino con fuerza para el. Y como, locamente, necesito mas. Mas de el.

Cállate”. Su llamamiento cayo en saco roto. Su cuerpo se estremeció cuando se acerco.

El paseaba por el camino flaqueado de rosas, con las manos en los bolsillos de su pantalón. El ajuste perfecto de su chaqueta había vestido amorosamente sus amplios hombros. Llevaba su traje gris con una informal elegancia. Sin corbata, el blanco puro de su camisa, dos botones desabrochados, revelaban el bronceado juvenil de su pecho con tan solo la marca de su tatuaje y su cabello mojado y satinado suficientemente para aumentar la calentura entre sus piernas.

El llego al asiento del conductor, abrió su puerta, y espero.

— .Que? —pregunto ella, permitiendole a su irritación salir a través de ella e infectarle el aguijon. O eso, o mirarlo con una risita de colegiala, como una mujer hecha y derecha suspirando de lujuria entre sus piernas.

Muévete. Estoy conduciendo. — .Podía ser mas arrogante? Aliso el vestido con una mano y se movió. El gris de sus ojos envolvió sus piernas sin asomo de timidez.

Inmediatamente, lamento no salir del coche y caminar hacia el lado del pasajero en cambio. No. Espera. .Que? Debería estar enojada por permitirle conseguirlo todo.

Demasiado tarde para esto ahora.

El mostró su estructura ágil al entrar en su coche, empujo el asiento hacia atrás para acomodar sus piernas largas y se marcharon. Esperando que recibiera su silencio como indiferencia y nada mas. Se aparto de el y miro hacia fuera a la extensión de tierras de vinos del Cabo que se presentaban ante ella; el sol, una bola suave de naranja en el cielo. Vistas en las que normalmente buscaba consuelo ahora le fallaban en su intento de concentrarse en si misma.

Edward Cullen mas que consumirla, se metió bajo su piel, y la abrumaba. .Que era lo que iba a hacer con el?

— .Que era exactamente lo que estaba haciendo en esa tienda de todos modos?

—Rita es una vieja amiga. La ayude con un anuncio online. .Vas a estar de mal humor el día entero? —pregunto inclinando su cabeza hacia ella, prestando atención a la carretera.

—Sabes que los adultos tienden a dejar sus tácticas de intimidación escolar… en la escuela. Ah. Lo siento, soy el único adulto en el coche, así que estas perdonado. Allí, allí.

Su risa demasiado sexy molesto a sus oídos y trajo un resplandor caliente a su interior. Ella lamento que el no pudiese mantener su boca cerrada. Deseaba poder cerrar sus ojos. La vista de el paralizo su moral, la cual, tuvo que admitir, ya estaba en terreno resbaladizo hacia un pozo, para jamas ser encontrada o colocada. ¿Cielos, podría hacerme esto a mí misma?

—Puedo jugar a juegos de adultos tambien, señora Swan.

—Lo dudo.

—Creeme.

Y en eso radicaba el problema. Ella quería probar con el, en cualquier lugar de su cuerpo, por dentro y por fuera, en todas partes, una, dos, tres. .El desafió en su voz era todo palabrería y no acción?

Habia cincelado su vida en un escabroso y estrecho camino y nunca se apartaría de ese camino. Excepto que ahora esquivaba baches, que llegaron en forma del erotismo personificado.

—Bien. Lo intentare…solo si tu estas de humor. .Te haría eso feliz? —Ella sonrió hacia el como si fueran tía y sobrino. Ella esperaba que el entendiera su tono cuidadosamente condescendiente, el que utilizaba con la gente mas joven que ella, menos experimentada, meros niños.

—Sacate las bragas.

Y zas. El arraso su argumento y la envio su disparada fuera de curso.
Ella reprimió su replica en la garganta, el lugar donde guardaba su indignación. La instrucción suave y ronca se hundió en su sangre y tambaleo su respiración.

¿Quien pensó que era? .Creyó que la podría espantar con unas insinuaciones sexuales? ¿Quería que ella se pusiera desdeñosa y remilgada y exigirle no hablarle así? La adrenalina corrió a través de los hilos de sus nervios robandole su sentido común. Bien ella le demostraría que podía jugar a juegos de adultos mejor que el, porque era una adulta.

—Sabes que los niños pequeños no deberían jugar con fuego que ellos no pueden apagar —dijo ella cuando levanto su trasero del asiento y arrastro sus bragas hacia abajo por sus piernas y sobre sus pies. Si ella le sorprendió por el cumplimiento de su orden ridícula, el no lo mostró. Ella le dio sus cálidas bragas. El las llevo a su nariz antes de que las deslizara en su bolsillo.

Trato de no pensar en su acción impulsiva por su orden escandalosa. En lugar de eso, ella arreglo el dobladillo de su vestido y las doblo sobre sus pesados senos. Se nego a darle el gusto de su enojo.

Tenia 34 años, por tanto ella no jugaba juegos sexuales con Edward, pero leía libros y podía imitar los juegos con lo mejor de ellos, seguramente.

Pero la incomodidad que el despertaba en ella no era de un modo no deseado; no, era el tipo de incomodidad que le daba elevando su temperatura y transformando su cuerpo en una peligrosa little sex kitten.

El jugaba con su naturaleza reservada, convirtiendo sus normas de hierro en papilla, y disfrutando cada segundo. .Por que darle tanto poder sobre ella?. Fue por que sabia que el tenia previsto abandonar el país en tres días desde hoy?

Ah, si, fingiendo inocencia, había preguntado a la tía de el, que vino por la mañana temprano a recoger su bandeja, exactamente cuanto tiempo su sobrino tenia previsto visitarla en Ciudad del Cabo. Bella rápidamente empujo a un lado su lapso de decepción momentánea cuando descubrió la corta duración de sus vacaciones, asegurando que ella misma se sentía aliviada de su regreso a su casa y en absoluto estaba decepcionada.

¿Es por esto por lo que cedió ante el tan fácilmente ahora? ¿Así el podía ayudarla a deshacerse de esta feroz sed sexual que el provoco en su interior, y luego largarse para nunca volver a verse otra vez? Ella podía tener una aventura… con un hombre mas joven. ¿Quien lo sabría? Nadie. Ella lo haría su asunto guardándolo discretamente y manteniendolo oculto. .Que estaba mal en eso? No es como si ella hubiese planeado huir con el. Ella mantendría su cabeza fria mientras le daba a su cuerpo lo que deseaba por primera vez en su vida.

Una emoción entusiasmada rodeo su columna vertebral cuando ella contemplo sus manos agarrando el volante. La fuerza subestimada emanaba desde todos los ángulos de su cuerpo, casual pero peligroso, parecido a como conducía. Rápido, pero controlando su Mercedes Benz como si se tratara de un juguete de plástico, el jugo con sus dedos mientras saboreaba te caliente. Habia estado mirándola todo el tiempo. Sus miradas chocaron.

Su respiración se redujo y desapareció en la nada. En ese momento supo que obedecería sus deseos, pasara lo que pasara. La precaución, su vieja amiga, la evito. Temeridad, la talla que nunca había permitido sentir antes, tomo las riendas y la condujo hacia el. Este joven con la habilidad de hacer estallar su cuerpo, pero uno de cuyos talentos ella había cubierto con fecha de caducidad, tan pronto como se fuera de su vida. Tres días.

Sus labios torcidos en una sonrisa. Debió leer su mente porque sus ojos se oscurecieron con un hambre brutal. La carretera por delante de ellos desapareció cuando volaron sobre ella. El no disminuyo su velocidad. A ella no le importo si se estrellaban, esta nueva Bella vivía el momento, o mas exactamente vivía para las siguientes 72 horas, no importaba nada mas que su pene dentro de ella, su bombeo lleno de esperma. Penetrándola, llenándola.
Edward ordenandola arrodillarse delante de el, mientras que el azoto su boca con su polla. Una elegante propagacion de calor entre sus muslos. Miles de diminutos espasmos burlaban su clitoris. Ella realmente podia oler su sexo.

—Cuando te folle, y lo hare, voy a hacerte gritar mi nombre, nena —El puso su atención en la carretera, a tiempo para tomar una curva alrededor de una montana. Ella no podía soportar el dolor en su cono mas tiempo. Necesitaba alejar el dolor, aliviar su tensión extendida hacia arriba y por debajo de su carne. Apretó sus muslos fuertemente.

—Abre tus piernas.

Ella no necesitaba que se lo dijera dos veces. Algún receso normal de funcionamiento de su cerebro confirmo que eran los únicos viajeros en la carretera. Sus piernas algo separadas. Sus dedos enrojecidos para tocarse.

—No —dijo. Una suplica le hizo una sena a su garganta pero murió cuando el ajusto las rejillas de ventilación del salpicadero —Levántate el vestido hacia arriba —Hizo lo que le dijo. Un chorro de aire frió corrió hacia ella. Jadeo por la intrusión fría que abanico su coño caliente. Giro sus caderas, queriendo locamente atrapar la fuerte brisa lo suficientemente fuerte como para extraer un orgasmo de su clítoris, pero este permaneció evasivo.

—Quiero que llegue —suplico sin verguenza.

—Solo cuando te diga que puedes. Cierra tus piernas.

Apago el aire acondicionado. Sus manos grandes y callosas recorrieron sus muslos ya que el le bajo el vestido sobre sus piernas una vez mas.
Esa pequena caricia de el la dejo ciega. Su coño se sintió mas caliente, mas mojado, mas hambriento. Dejo caer su mirada fija en su pene y se estremeció.
Sus pantalones se habian desplegado para acomodar su pene en ereccion. Ella lamio sus labios. Llamas se dispararon a traves de ella.

—Aun no has hecho suficiente como para ganar mi pene —dijo sin ni siquiera mirarla sabiendo que ella había mirado pasmada su pene. Mordió su labio para controlar el temblor. Ella había invertido la situación, estaba loca por la necesidad, para siempre, y el ni siquiera la había tocado aun.

La realidad se movio sigilosamente en ella cuando el lugar para la celebración de la boda apareció a la vista. Trago para disipar la sequedad en su garganta. La ciudad entera en la cual vivía asistiría; era una parte amistosa por no decir mas. Todo el mundo sabia de todo el mundo, todo el mundo entraba y salia de las casas de todos los demás, y nunca un escándalo afecto sus vidas.
!No! Todos estaban felices y despreocupados, y ahora mismo no pertenecía a esa comunidad decente. Ella rehízo su vestido y su cabello, y mierda .Que podía ella hacer con su coño mojado? Ciertamente no podía ir hasta allí con el goteo entre sus piernas. Pañuelos. Ella necesitaba pañuelos, pero se olvido poner un fajo en el bolso.

—Necesito que me devuelvas mi ropa interior —dijo, sacando los guantes de la guantera y peleándose por un pañuelo de papel. Necesitaba limpiar la humedad allí y ponerse sus bragas antes de que se juntaran con la multitud reunida en los aparcamientos reservados para ellos —Rápido.
Rasgo el panuelo de su mano.

—No recuperaras tus bragas, y no limpiaras tu coño.

—Edward, por favor —Esto salia fuera de su escala de juegos de adultos.
Habia aparcado el coche, justo entre otros dos invitados que acababan de llegar. Estupendo, simplemente estupendo.

Tus bragas están en mi bolsillo –El se inclino para susurrarselo al oído 
Y tu cono permanece mojado El giro la puerta del conductor abierta, rodeo el coche y abrió su puerta.

Se quedo sentada durante unos segundos, resistiendo el impulso de de hiperventilar, tratando de absorber lo que le estaba pasando a ella y quien orquesto todas esta sensaciones sexuales esplendidas en ella.
Y a continuacion lo miro, pacientemente esperando decirle que ella no podia jugar el juego, ella no se amano asi, y demostrar de un horrible golpe que el jugaba a juegos de adultos mejor de lo que lo hacia ella. .Realmente quería poner fin a la montana rusa a la que el la envio sin cinturon de seguridad?.

Queria dejar de jugar con el? Ella sentia la respuesta correcta en sus huesos y decidio que los burros podrian volar antes de que ella se rindiera a el cualquier momento antes de finalizar los tres dias.



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ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina