CAPÍTULO 4
Esme arrancó su
boca de la de Aaron y
culminó con un grito que debió haber desgarrado
a través de la casa entera. El orgasmo la golpeó con la
fuerza de un tsunami y se sintió como si estuviera
siendo estrellada contra las rocas por la
poderosa fuerza del agua. Sentía un silbido en la cabeza y
todo su ser quería disolverse y derramarse en el piso como si estuviera
hecho de
agua.
Pero no podía dejarse ir y
colapsar en una masa de huesos, como quería hacer. Su cuerpo
se resistió y se agitó contra los tres hombres,
tratando de conseguir que dejaran todo lo que estaban haciéndole.
Pero Carslie cayó de rodillas, movió la mano de Emmet fuera de su camino y empezó a lamer y
chupar, lavando
su coño y lamiendo los jugos desbordando
de su cuerpo.
¡Hijodeputa! No la dejaría y
las lágrimas rodaron por su
cara y sollozó
por las excesivas sensaciones. Demasiado, ¡demasiado!
—P… por favor—, rogó. —No puedo aguantar
más.
La cosa equivocada para decirle a un Dom. Si tú le dices que no puedes soportarlo más, él te demostrará cuanto más puedes tomar.
Ese maldito Emmet se mantuvo follándola en el culo con el dedo y Aarón
ahora palmeaba sus pechos mientras
la besaba.
Al fin, cuando estaba segura de que iba a morir, Carslie
se detuvo y dejó de lamer su coño. Se levantó y tomó su rostro entre las manos, robándola de Aaron y besándola
con fuerza. Los
otros
dos hombres detuvieron el asalto a su cuerpo y ella se perdió totalmente.
Se apoyó en Carslie y comenzó a caer, pero él la cogió por los brazos y la abrazó. Los olores de su almizcle y el olor de la testosterona y
la colonia se filtraban a
través de sus sentidos.
Carslie sacudió
los rizos que se habían escapado de su clip fuera de su
rostro.
—Fuiste una niña tan mala Esme, voy a tener que
buscar el castigo perfecto para ti.
Todo lo que salió de su boca fue un gemido suave. Él la cogió en sus brazos y dejó que su
cabeza se recostara contra su pecho. ¿Qué habían hecho con ella? Habían minado su fuerza como si la hubieran tomado para
ellos mismos.
Vagamente se dio cuenta de que los hombres estaban aún vestidos
mientras miraba a
Aarón
y Emmet caminar por delante de ellos, y sentía la camisa
de gamuza suave de Carslie contra su cuerpo. No había forma en que fuera salir de esta
casa por sus propios medios.
Tendría que llevarla a su casa. En este momento ni siquiera le importaba
si estaba desnuda
cuando lo hacía.
Pero él se la llevó a un enorme cuarto de baño, todo en granito, caoba y
los accesorios más
ricos que jamás había visto. La luz de las
velas
parpadeaba en todas las superficies
disponibles.
Un inmenso hidromasaje tomaba una de
las esquina del cuarto de baño, Aarón ya lo estaba llenando de agua y dio un leve zumbido cuando empezaron los chorros. La iluminación puntual era baja y les dio una sonrisa cansada y muy saciada mientras miraba a
los tres hombres fornidos. ¿Cómo puede una chica
tener tanta suerte?
Su mirada se fijó en Carslie mientras él la miraba. Sí. ¿Y cómo tuvo tanta suerte de encontrarlo a él? Se
olvidaría de
todo el mundo, siempre y
cuando pudiera estar con Carslie.
Perezosamente vio Aarón y Emmet quitarle sus zapatos de tacón alto. De alguna manera descubrieron la
manera de desabrocharle el
liguero y lo hicieron rodar hacia abajo, junto con sus medias, y las arrojaron encima
de sus zapatos.
Carslie la acomodó en
uno
de los asientos en la bañera de hidromasaje de granito. Fue una buena cosa que la superficie en que estaba sentada fuera texturada, porque de lo contrario, se habría deslizado directo bajo el agua.
—Mmmmm ... — escapó de sus labios mientras miraba a los hombres desvestirse. Todos esos músculos y cuerpos
firmes.
Sus ojos se abrieron. Y, ¡oh Dios mío! ¡Mira el tamaño de esas pollas!
Los tres hombres estaban dotados
tan bien que ella no creía que fuera
capaz de tener los tres a la vez. Porque sabía que eso era exactamente lo que habían planeado.
Si ese tipo de experiencia era algo parecido a lo que acababan
de hacerle pasar, no había manera de que fuera a sobrevivir. Por no hablar de que Carslie planeaba castigarla. Que era exactamente lo que iban a hacer
con ella.
Los hombres se metieron en la bañera, Carslie, por un lado de ella, Emmet
en el otro y Aarón directamente enfrente. El hidromasaje era grande, pero aun así, íntimo.
Carslie puso su brazo alrededor de sus hombros y la besó en la parte superior de la cabeza.
—¿Estás bien?
—Claro—. Se hundió contra él. —Si sentir como si hubieras sido
golpeado por un tsunami, y
luego arrastrado hacia el mar es sentirse bien.
Soltó una carcajada baja.
—Oh mi amor, ni siquiera
hemos comenzado todavía.
La forma en que Esme lo miró con los labios entreabiertos y cómo sus ojos se agrandaron, le hizo endurecer aún más bajo el agua. Esos hermosos ojos castaños parecían más verdes en la luz de las velas.
Empezó a abrir la boca como si
fuera a decir algo, pero
la cerró, conteniendo todas las palabras que podrían haber salido. Chica inteligente. Sabía
que si pedía clemencia sólo conseguiría más.
Si no supiera que la habían llevado al cielo y de vuelta, no la empujaría. Pero él no tenía ninguna duda de que
había disfrutado de todo lo que
le habían dado.
La besó suavemente, luego con
más urgencia. A medida que el beso de Esme
aumentaba, emparejándose con el suyo, pudo sentir y percibir su cuerpo más vivo, podía sentir su fuerza regresando. Envolvió sus
brazos alrededor de su cuello y
se aferró mientras él profundizaba el
beso e hizo suaves, pequeños sonidos de gimoteos.
Cuando se alejó, sus labios formaron una pequeña mueca.
—Tengo algo sobre lo que esos labios se puede envolver ahora mismo—, murmuró. Esme levantó una ceja y miró con ojos hambrientos,
mientras él mismo se elevaba hacia el asiento de al lado, de modo que su pene totalmente erecto se encontraba fuera del agua revuelta de la bañera de hidromasaje.
Tomó a Esme por los hombros
y la movió para que se
colocara de rodillas entre sus muslos. Se acercó y cogió su erección con su pequeña mano y
llevó
la boca más cerca. Sus ojos permanecían fijos en él mientras que deslizaba su boca sobre su pene.
Carslie apretó los dientes y contuvo
la necesidad inmediata de llegar al orgasmo en su dulce boca. ¡Maldición! se sentía bien, como la seda húmeda. Poco a poco comenzó a moverse arriba y
abajo de su longitud como lo hizo
en su oficina. Jugueteó con sus bolas en una mano y entonces se dio cuenta de que Emmet se había acercado, había tomado su otra mano y la había envuelto alrededor de su polla.
—Eso es, nena—, dijo Emmet mientras movía su mano
hacia arriba y abajo de su erección y
seguía chupando la polla de Carslie.
Aarón se trasladó al otro
lado de ellos y agarró su
otra
mano,
llevándola a
su polla, de
manera que ella estaba recorriendo con sus manos arriba y abajo, sobre las erecciones de Emmet y Aarón y succionando la
de Carslie.
—Simplemente perfecto—, dijo Aaron en voz baja mientras inclinaba la cabeza hacia atrás.
Carslie sintió un loco afán posesivo sobre Esme, pero lo mantuvo para sí mismo mientras disfrutaba de la sensación de ella chupando y
lamiendo su polla. Tratando de alejar su mente del orgasmo construyéndose dentro de él, tomó la parte de atrás del cabello de Esme y quitó las horquillas. Las tiró
a un lado y resonaron en el piso del baño.
Luego arregló el pelo rojo, de manera que cayera sobre los hombros y se desplomara sobre su espalda. Todo lo que llevaba era su collar de oro y su piel cremosa desnuda,
al igual que la ligera dispersión de pecas en los hombros. Dios, ella era hermosa.
Cuando supo que estaba en el filo del auto-control, llevó las manos a su cara y tomó sus mejillas.
—Eso es suficiente cariño.
Emmet tomó su mano y la llevó fácilmente hacia él flotando en el agua.
—Mi turno—, dijo mientras agarraba su pelo y acercaba sus labios a su erección. A medida que ella lo tomaba en su interior, Carslie
quería matar a su hermano. Este acto íntimo de Esme debería ser suyo y sólo suyo.
Ella dio un suave gemido mientras se concentraba en chupar la polla de Emmet, Carslie se distrajo bajando en el asiento de al lado y pellizcando y
tirando de los pezones de Esme. Gimió
alrededor de su boca llena de polla y
Carslie aumentó la presión sobre los pezones.
Aaron se acomodó detrás
de ella, movió su
pelo grueso a un lado y la
besó en la nuca antes de dejar que
sus manos recorrieran su
cuerpo. Carslie miró a su hermano Emmet, cuya mandíbula estaba tensa y sus
manos en
puños en el cabello de Esme.
De
repente, Emmet sacó de un tirón su erección de la boca de Esme.
—Eso estuvo muy bien, nena—, dijo con los dientes apretados. — Pero tengo otros planes para mi polla y
el lugar en donde la voy a
poner.
Carslie dejó escapar un gruñido bajo y
Emmet
le miró con una expresión
que se volvió divertida, probablemente porque podía ver
la posesividad en la mirada de Carslie.
Aarón ya estaba llevando a Esme entre sus muslos y el
estómago de Carslie se
apretó mientras la veía bajar hacia él. Su
cabeza se balanceaba y el cabello flotaba en el
agua turbulenta de la bañera de hidromasaje.
—¿Dónde la has encontrado?— Dijo Emmet mientras retrocedía hacia abajo para que su polla estuviera bajo
el agua otra vez. —Ella es una condenada muñeca.
Le tomó una gran cantidad de auto-control calmar los celos que rabiaban a través de él, pero Carslie forzó
una mirada despreocupada en su rostro.
—Ella llegó para una entrevista
de trabajo ayer. Las cosas
fueron... bien. Mejor de lo que cualquiera de nosotros se esperaba.
Emmet dio un silbido.
—Voy a decir. Se puede entrevistar conmigo en cualquier momento.
Carslie apretó el puño bajo el agua y Emmet sonrió.
—Hay algo acerca de Esme que se te ha metido debajo de la piel. Nunca te he visto mirar o
actuar de esta manera.
Carslie contuvo el aliento, pero no se molestó en decir nada. En su lugar, echó un vistazo a Esme mamando a
Aarón. Eso sólo hizo que el dolor en sus entrañas fuera más intenso.
Se movió detrás de ella y
la apartó de Aarón, que levantó una ceja y se deslizó más abajo en la bañera
de hidromasaje.
La llevó hacia el lado opuesto de la bañera y la sostuvo en sus brazos.
Esme inclinó la cabeza para mirarlo
y sonrió. Arrastró su boca sobre
la de ella y corrió sus labios a
su oreja.
—Creo que has tenido demasiada diversión, disfrutaste demasiado de chupar sus pollas. Podría tener que castigarte un poco más duro de lo que había planeado.
A pesar de que hacía calor en el cuarto de baño, Esme se estremeció. Los tres hombres estaban secándola con la más suave y gruesa toalla que recordaba haber sentido
jamás. En el momento en que terminaron, los extremos de su pelo estaban secos y su piel sólo ligeramente húmeda.
—He decidido sobre el castigo de Esme—. Carslie miró a Aaron luego a Emmet. —Ella tiene que ser azotada por los tres por venirse sin permiso, cuando estábamos complaciéndola.
Y torturándome, pensó mientras
su vientre estallaba por el miedo y la anticipación. Ella siempre podía usar su palabra de seguridad si era demasiado, pero quería vivir esa
fantasía,
por esta vez, era demasiado
como para dejarlo
ir.
—Lo tienes—, dijo Aaron mientras se dirigía a una
fornida silla cubierta de terciopelo. Vio con sorpresa como él la dio vuelta y dobló por la mitad para que se posicionara como un banco de nalgadas. Movió algunas piezas
ocultas de madera y arregló un lugar para que estuviera de rodillas.
Ella miró
a Carslie, su corazón latiendo mucho más rápido
ahora. Su expresión se había vuelto severa, la expresión de un Dom listo para lidiar con un castigo.
—En posición, Esme.
Asumiendo automáticamente su papel de sub, Esme dijo:
—Sí, Carslie, —e
inmediatamente cruzó la habitación hacia el banco de
nalgadas de terciopelo acolchado. Ella era
muy consciente de su desnudez, la única cosa en su cuerpo era el collar de filigrana de oro, marcándola como
propiedad de Carslie.
Se arrodilló en el tablero acolchado
y se inclinó sobre el respaldo
del banco de líneas
simples. Su vientre apretado contra la cima y su culo estaba en el aire. Todavía se sentía sensible debido a su flagelación de la noche anterior,
y ella sabía que esto iba a
doler.
—¿Sabes por qué estás siendo castigada,
Esme?—, preguntó Carslie
mientras permanecía de pie junto a ella y
frotaba la palma de
la mano sobre una de las mejillas de su culo.
Esme asintió con la cabeza, tratando de relajar su cuerpo mientras se preparaba para lo que vendría.
—Llegué al clímax
cuando se me ordenó que no lo hiciera—, dijo ella, puso su cara de manera que la mejilla quedó apoyaba en el terciopelo
acolchado. La sangre corría a
su cabeza y estaba empezando a
sentirse un poco mareada.
—Eso es correcto—, dijo poco antes de que su mano aterrizara en la mejilla que había estado frotando.
Esme gritó, y luego otra vez cuando azotó el otro lado de
su culo. Eso quemó condenadamente mucho. El calor barrió sobre ella, comenzando como un dolor candente, donde le había dado la palmada,
para propagarse a través de su cuerpo y la cara, alcanzando sus brazos, sus piernas.
Una bofetada tras
otra cayó sobre su culo y lloró. No
se atrevió a pedirle que se detuviera o
sólo la azotaría más. Poco a poco, el dolor
se convirtió en dulce placer que hizo a
su coño mojarse y crecer una sensación de tirantez en su vientre.
Dio un suspiro de alivio cuando Carslie dio un paso atrás, pero se tensó de nuevo cuando dijo.
—Emmet, tu turno.
—Es un placer.
Esme esperó la primera bofetada, pero en lugar de
eso ella sintió sus labios y su lengua en su culo ardiente, tranquilizándola.
Y entonces él la mordió.
El dolor era intenso y la hizo gritar. Hizo suaves sonidos guturales mientras la mordía de
nuevo, chupaba su
carne y luego, la
mordía otra vez. Aún más
lágrimas rodaron por sus mejillas. Siempre le sorprendía cómo el dolor podía convertirse en placer. Ella nunca antes había tenido un hombre mordiendo su
culo después de ser azotado, y
a pesar del dolor, de
alguna manera era erótico.
Emmet dejó de morder y
colocó suaves besos en cada lugar que había mordido, lo que la hizo gemir. Se
apartó, y en voz baja dijo:
—Es tuya ahora, Aarón.
Esme se apoyó en el banco de nalgadas.
¿Cuánto más podría tomar? Aaron no
se hizo esperar.
La azotó rápido, a diferencia de los lentos,
metódicos golpes
de Carslie.
Aarón era breve,
afilado
y agudo en cada contacto en contra de su culo y los muslos. Ella gritó, dolorida, pero queriendo venirse, al mismo tiempo.
De repente se detuvo la paliza y
Esme se sintió extrañamente eufórica a
pesar del dolor que se irradiaba por todo su cuerpo. Su coño dolía por que
Carslie estuviera dentro de ella. Quería sentir esa plenitud de nuevo mientras él la estiraba amplia y la tomaba profundo.
Él la ayudó a pararse, la atrapó cuando se tropezó y la giró para que lo enfrentara. Su beso fue fuerte y urgente, tomando su boca con la suya y
por un momento se perdió en el remolino de su mente por su
beso.
Carslie rompió el beso y lo cogió por el cuello mientras la agarraba por los muslos y la levantaba para que pudiera envolver sus piernas alrededor de sus caderas. Sus muslos
quemaron por los azotes cuando los tocó. Por encima del hombro vio a Aaron y
Emmet,
ambos con un intenso deseo en sus ojos. Los de Aaron eran de un marrón ahumado, mientras que los ojos
marrones y el pelo rubio de Emmet parecían
casi negros.
Cuando llegaron a la cama, Carslie se
volvió
y los acomodó a
los dos en la cama enorme por lo que ella lo quedó horcajadas y
él mirándola hacia arriba. Ella contuvo la respiración.
Nunca había tenido un Dom que se permitiera a sí mismo quedar debajo de ella. Siempre habían estado en la posición dominante.
Sus ojos azules eran intensos mientras los pliegues acunaban su polla, mojándola. Un paquete de papel de aluminio cayó sobre la cama junto a
ellos y Esme miró hacia arriba para ver a Emmet ya
enfundado y
distribuyendo una cantidad abundante de lubricante sobre su erección. Tragó saliva,
mirando la polla desnuda
de Aarón, a
sabiendas de lo que venía después.
Con dedos temblorosos tomó el paquete de aluminio levantándolo de la cama, lo abrió con los dientes y sacó la goma blanda. Con su corazón latiendo con fuerza, ella retrocedió
para
poder rodar el condón hacia abajo,
sobre la erección de Carslie. Estaba tan húmeda, tan
caliente, tan lista para este momento.
—Eso es, cariño—, dijo Carslie mientras se levantaba y él la agarraba
por la cintura. Contuvo la respiración mientras lentamente la deslizaba sobre su gruesa
y larga polla llenándola por completo.
Automáticamente empezó
a cabalgarlo, amando la sensación de él
moviéndose dentro y fuera de su coño. Le encantaba que estuviera ahí, lo amaba en su interior.
Entonces Aarón estuvo en frente
de ella, de rodillas sobre la cama,
y
Emmet detrás, su pene empujando el anillo apretado de su ano.
Ella se tensó y sus ojos
se abrieron. Esto estaba sucediendo realmente.
Sin embargo, Carslie dijo:
—Puedes hacer esto, nena. Puede hacerlo y te va a
encantar.
Esme gimió cuando Emmet separó sus nalgas, abriéndolas y empezó
llenarla desde atrás. Había tenido un montón de sexo anal y había tenido
tapones insertados, pero nada tan grande como la polla de Emmet.
Sus músculos se cerraron sobre él mientras se abría paso en su interior y gimió más
fuerte cuando estuvo completa y profundamente enterrado dentro de ella.
Su culo quemaba por el contacto de sus
caderas contra su carne dolorida, pero el dolor de su entrada y el dolor de los azotes se mezclaron
en dulce placer.
—Oh Dios—, gimió. Las dos pollas estaban tan profundamente dentro de ella que se sentía como si estuvieran casi tocándose.
Emmet y
Carslie empezaron a
follarla lentamente y gimió con cada golpe. Fue diferente
a todo
lo que jamás había experimentado o esperaba experimentar en su vida.
Carslie llevó su cara hacia abajo y la besó con fuerza antes de que Aaron
empuñara su
pelo y la atrajera hacia
arriba, de tal manera que su pene se presionaba contra sus labios. Abrió la boca y lo dejó deslizar en su interior. Él la
agarró
fuerte del pelo mientras follaba su
boca y Carslie y Emmet follaban su
coño
y culo.
Movieron las manos sobre ella al mismo tiempo, manteniendo sus movimientos lentos y rítmicos. Las sensaciones eran salvajes, intensas, increíbles.
Los tres hombres la llenaban por completo. Su culo y sus muslos
picaban, añadiéndose al placer del momento.
Su orgasmo
se acercaba, otra tormenta aún mayor que la anterior.
Ella sabía que cuando llegara ese momento iba a
perder todo el control.
Los hombres empezaron a follarla más rápido, construyendo lo que ya era, en un pico alarmante en su interior. Sin pensarlo, comenzó a luchar contra ellos, a luchar contra lo que estaban haciéndole.
—Aguanta, cariño—, dijo Carslie mientras se elevaba, más y más duro.
Sus ojos se humedecieron
y se tragó sus gemidos
con la polla de Aarón en el interior de su boca.
—Eso es—. Carslie agarró
sus caderas
ardientes mientras Emmet continuaba golpeando en su
culo. —Aguanta, aguanta.
Esme estaba
a punto de llorar. Todo su cuerpo estaba tenso y se sentía como si fuera a explotar.
—Córrete ahora, cariño—, dijo Carslie,
y eso fue todo lo que le tomó.
El cuerpo de Esme se sentía como si fuera
a partirse. Aaron soltó un gruñido, su corrida llenó su boca y tragó de forma automática mientras se agitaba.
Cuando Aarón sacó su polla de su boca, dejó escapar el grito que no había sido capaz de dar rienda suelta hasta ese momento.
Sentía tanto el clímax de Emmet y como el de Carslie, sus pollas
latiendo dentro de ella mientras su cuerpo se apretaba en torno a los dos. Parecían no terminar nunca, el placer y el dolor, hasta que finalmente se derrumbó, mientras ellos rodaban a
un lado y se encontró entre Emmet y Carslie.
La oscuridad cayó sobre ella y
se desvaneció.
1 comentario:
Hola.. Cuando vuelvs a actualizar
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