lunes, 8 de enero de 2018

Dulce Arrogante Capitulo 14

Capitulo 14
Edward

Debería haber estado trabajando en lugar de estar jugando. Mi escritorio estaba lleno de pilas de documentos, había, al menos, cien correos electrónicos en mi bandeja de entrada que necesitaba responder, y aquí estaba, escribiéndole a una columnista de sesenta años otra vez.

Querida Alice,
La mujer que he estado viendo últimamente ha expresado un interés por ser amarrada. Estaba preguntándome si podía darme algunas instrucciones para un primerizo, novato del bondage. ¿La cuerda sería una buena inversión? ¿O sugiere algo más por las líneas de las esposas de cuero? ¿Tal vez algunas corbatas de seda que es menos probable que dejen marcas en las muñecas? Debería anotar que planeo enterrar mi rostro en su pequeño y apretado coño, así que habrá una buena cantidad de jaloneo en las restricciones mientras se retuerce en la cama por los múltiples orgasmos.
—Cincuenta Sombras de Cullen, Manhattan.


Solo tomó veinte minutos para que apareciera una respuesta en mi bandeja de entrada. Había esperado una gran respuesta llena de su usual sarcasmo. Debería haber sabido mejor que no podía anticipar nada de lo que tenía que ver con Isabella Swan.

Querido Cincuenta,
¿Podría sugerirle que revise la mesa de noche de su compañera?
Tal vez, ya que esta mujer que está viendo expresó un interés, fue a comprar algunas cosas después del almuerzo.

Esta mujer iba a ser mi muerte; simplemente lo sabía.

Una hora después, mi secretaria llamó por el intercomunicador.

—¿Señor, Cullen? Tiene una llamada en la línea tres.

—¿No te pedí que no me interrumpieran?

—Sí. Pero dijeron que era urgente.

—¿Quién es, y qué quieren?

—Mmmm. No pregunté.

—Escucha… —¿Cuál demonios era su nombre? ¿Ellen? Maldición—. La razón de tu trabajo es pasar las llamadas, ¿estoy en lo cierto?

—Sí.

—¿Y considerarías que, interrumpirme cuando te he pedido no hacerlo sin tener el nombre de quién llamó, es estar haciendo tu trabajo de forma correcta?

—Yo…

Mi paciencia estaba acabándose.

—Averigua el nombre de quién llama y la razón de la llamada tan urgente. Un minuto después el intercomunicador volvió a sonar.

—¿Qué?

—Es una señora Moreau. Dijo que le dijera que la razón de su emergencia es que su esposo está muerto.

Levanté el teléfono.

—Tanya.

—Edward. Necesito tu ayuda.

—Ya estoy en eso. Te lo dije ayer.

—Necesito más que eso.

Me quité los lentes y los arrojé al escritorio. Frotándome las manos sobre el rostro, inhalé profundamente. Habían pasado años desde que había tenido una conversación educada con ella, pero contrario a la creencia popular, no era un completo imbécil. Acababa de perder a su esposo por un ataque al corazón a la edad de treinta y uno. Inclinándome en la silla, exhalé un suspiro de veneno e inhalé una fresca compasión.

—¿Qué puedo hacer por ti, Tanya?

—No quiero dirigir una compañía por mi cuenta. No puedo hacerlo.

—Claro que puedes. Contratas a alguien en quien puedas confiar si es muy abrumador.

—Confío en ti, Edward.

Solía confiar en ti también. Fue físicamente doloroso morder mi lengua.

—No estás en un estado para hablar de negocios ahora.

—Siempre estoy en estado de hablar de negocios. Tú también. Es la única cosa que tenemos en común. Nuestras emociones toman un segundo plano en un acuerdo.

—Creo que te equivocas, y simplemente no eres capaz de verlo claramente ahora. ¿Pero en qué crees que te gustaría que te ayudara?

—Quiero fusionar con Cullen Financial Holdings.

—¿Quieres que compre Inversiones Gainesworth? ¿Como… manejarlo completamente?

—No. Inversiones Gainesworth y Cullen Financial Holdings combinadas serian una fuerza motriz. Quiero dirigirla contigo.

—¿Disculpa?

—Me escuchaste bien. Quiero fusionarme. Ser un equipo de nuevo.

—Tanya, no quiero ser insensible, pero… acabas de perder a tu esposo. ¿No crees que deberías esperar más tiempo antes de buscar un nuevo compañero? ¿Un poco de duelo tal vez? No estás pensando con claridad.

Suspiró.

—Alec y yo estábamos separados.

—No lo sabía.

—Lo encontré follando con mi asistente de veintitrés años.

—Lamento escucharlo.

—No, no lo lamentas. Estás pensando que se cosecha lo que se siembra.
Yo también lo haría.

Sorprendentemente, de hecho, no era así.

—Aun así, sufriste una perdida. Tu hija debe necesitarte ahora. Déjame terminar de congelar a los accionistas de comprar demasiadas acciones, y mantener tu ventaja a salvo. Podemos discutir de negocios después que hayas tenido tiempo de pensarlo con claridad.

—Ese es el discurso de Edward para tendremos una conversación después que haya decidido lo que quiero.

—Tanya, ve con tu familia. Los negocios pueden esperar.

—Bien. Pero revisa tu calendario. Tienes una cita este viernes con una señora More a las diez; dirá que es una referencia de Bob Baxter. No lo es.
Soy yo. More… Moreau. Hice la cita hace dos semanas. Estaba planeando acércame a ti de esa forma.

—Te veré en el servicio esta noche, Tanya.

Después de colgar, revisé mi calendario. Por supuesto, había una cita, para el asesoramiento de una nueva cliente, con la señora More el viernes. Y estaba anotada como una referencia de Bob Baxter. Tenía que concedérselo. Normalmente yo llamaría a alguien que refiriera un nuevo cliente, sacaría alguna información del referido. Pero Tanya era lista. Sabía que no había forma de que llamara a Bob Baxter. No había tal cosa como una llamada de diez minutos con ese hombre. Me tendría al teléfono durante tres horas y haría imposible que declinara una invitación a cenar antes de colgar.

Sin poder concentrarme, decidí ir al gimnasio por un rato. Correr y levantar pesas siempre me ayudaba a despejar la cabeza. Alrededor de los seis kilómetros en la cinta, mi cabeza todavía daba vueltas. Destellos de mi vida estaban parpadeando en mi mente al azar.

Los ojos de Isabella abriéndose esta mañana, acurrucada en mi cama.
Sonriéndome cuando me encontró mirándola.

Tanya y yo abriendo una botella de champán en la oficina, la noche que nuestro portafolio de manejo de activos alcanzó un billón de dólares por primera vez.

Isabella, arrodillada, mirándome mientras deslizaba ese círculo de plata alrededor de la cabeza de mi polla.

Entrando en la oficina de Tanya después de llegar temprano de un viaje de negocios, listo para celebrar otro trato cerrado. Encontrándola arrodillada, tomando la polla de Alec en su garganta.

Corrí más y más rápido. Pero mientras más rápido iba, más rápido se reproducía el recuerdo en mi cabeza.

Ver la aguja de Emmet perforarme la piel y la tinta derramarse sobre el nombre Tanya.

Alec y yo, mano a mano, mirando mientras colgaban el primer aviso de nuestra oficina tres semanas después de la graduación.

Mi madre. Mi madre. Frágil, yaciendo en la cama del hospital, tratando de pretender que estaba bien.

¿Qué demonios?

Corrí más rápido.

El tatuaje de pluma de Isabella.

Tanya sentada en la esquina de mi escritorio.

Alec corriendo a mi lado en la cinta.

Miré a mi izquierda. El jodido Alec estaba corriendo a mi lado. La visión era tan clara, que por un segundo creí que de verdad era él.

Cuando finalmente me detuve, había estado corriendo tan rápido, que me tomó cinco minutos en total recuperar el aire. Apoyando mis manos en las rodillas mientras jadeaba, derramando sudor por todas partes, cerré mis ojos con fuerza. Mierda. Mierda. Mierda. Justo cuando finalmente todo empezaba a parecer sencillo, ¿por qué de repente se sentía complicado?

No tenía ni idea en el momento, pero la sensación era una premonición de cosas por venir.

***

No era un gran bebedor, nunca tomé drogas. El sexo era mi único vicio.
Y cuando estaba estresado, lo necesitaba incluso más. Como un demonio.

Sabía que no debería haber estado pensando en follar a Isabella de camino a un velorio, pero no pude evitarlo. Se veía absolutamente impresionante en ese pequeño vestido negro. Se había recogido el cabello, incluso aunque no le gustaba de esa forma. Probablemente sentía que debía ocultar otra vez las puntas de colores. También parecía nerviosa. Que me jodan, si esa extraña vulnerabilidad que estaba exhibiendo no me hacía querer follarla hasta dejarla sin sentido aún más. La división separándonos del conductor estaba completamente cerrada, y eso no estaba ayudando. La tentación de levantarla sobre mi regazo estaba haciéndose más fuerte con cada minuto.

Debió haber estado leyendo mi mente cuando dijo:

—Parece que quieres atacarme, Cullen.

—¿Me perderías el respeto si te dijera que, a pesar de a dónde nos dirigimos esta noche, en lo único que puedo pensar es en quitarte las bragas y dejar que te corras en mi rostro?

—Ya sé que eres un bastardo sucio. Así que, no es sorprendente. Pero esto puede ser un poco bajo incluso para ti —bromeó.

—Algo que descubrirás sobre mí… cuando estoy estresado, me pongo particularmente cachondo. El sexo distrae mi cabeza de lo que sea que me está molestando. En realidad, es lo único que ayuda.

—Ya veo. ¿Está buscando mi ayuda, señor Cullen?

—No me llames señor Cullen a menos que te vayas a poner en toda la onda de sumisa, en cuyo caso, estaría más que feliz por ponerte en mi rodilla en este momento. Podríamos jugar ese juego si quieres. —Mis pensamientos vagaron mientras caía hipnotizado por sus labios ligeramente separados—. Dios, quiero follar tu boca ahora mismo.

Pareció removerse en su asiento.

—¿Ah sí?

—Sí. Y devolverte el favor. Podemos compararlo con comernos el estrés.

Estalló en risas.

—Me alegra que creas que es gracioso porque estoy a diez segundos de enterrar mi rostro bajo ese vestido.

—No podemos. Vamos a estar en la sala de velación en cualquier minuto.

Mi voz sonaba ronca y necesitada, mientras deslizaba mi mano debajo de su vestido, acariciando su muslo.

—No si acordamos llegar tarde.

—¿Es en serio?

En lugar de responderle, levanté el teléfono para llamar a mi chofer.

—Louis, no estamos listo para ir a la sala de velación. Nos gustaría dar una vuelta por un rato. Da la vuelta de regreso en unos treinta minutos.

—No hay problema, señor Cullen.

Ella se mordió el labio y sacudió la cabeza con incredulidad hacia mí, y eso hizo que mi polla se pusiera más dura. No podía ir a un velorio con una erección. Así que, éste era un asunto urgente de todos modos.

La espalda de Isabella estaba contra el asiento de cuero. Deslizando el material del vestido sobre sus muslos, me arrodillé bajo ella y separé sus piernas. Quitándole lentamente la tanga de encaje con mis dientes, pude sentir la humedad de la tela contra mi lengua.

Mierda. Estaba empapada.

Su trasero se removió debajo de mí, mientras no perdía tiempo en mover mi lengua en un lento movimiento de arriba abajo sobre su coño. No solo estaba usando la lengua, sino toda la longitud de mi lengua para devorarla, deteniéndome lo suficiente para chupar su clítoris. Nunca había estado así de mojada por mí. Nunca.

Isabella pasó sus largas uñas a través de mi cabello y tiró. Mi boca estaba cubierta por su excitación mientras seguía en ello, antes de decidir que no podía soportar más. Metiendo mis dedos en su interior, los moví dentro y fuera mientras alzaba la mirada a sus ojos brillantes.

—De verdad necesito follarte.

—Sí. Por favor… —murmuró.

Oh, definitivamente podía acostumbrarme a Isabella Swan rogando.

Bajando el cierre de mis pantalones, los dejé caer por mis piernas antes de reposicionarla para que quedara encima. El cuero estaba frío debajo de mí. En segundos, se enterró en mi polla, provocando que pusiera los ojos en blanco.

Su vestido estaba subido hasta su cintura, su trasero desnudo expuesto mientras me montaba y la miraba a los ojos. La sensación de hundirme en ella había sido tan increíble como imaginé que sería. No pude evitar sacar las horquillas de su cabeza, deshaciendo su moño, mirando los rizos caer mientras me follaba. Justo como la noche de la gala, no protestó; sabía que no lo quería así de todos modos.

Las otras veces que habíamos tenido sexo parecía amable en comparación a esta experiencia en el auto. Esto era más rudo, carnal… puro, sexo sin adulterar de la mejor forma.

Cuando dejó salir un tenso gemido, me corrí más fuerte de lo que podía recordar correrme. Se sintió tan bien dejar salir la tensión que había estado aumentando todo el día. Nada; ni siquiera mi extenuante entrenamiento, había sido capaz de tranquilizarme como estar dentro de ella lo hizo. No solo eso, sino que la muerte de Alec fue un duro y doloroso recordatorio de mi propia mortalidad y un recordatorio de lo que era importante. La vida simplemente era muy corta para no follar así todo el jodido tiempo.

—Somos un desastre ahora —dijo mientras se bajaba de mí.

—Te juro por Dios, que nunca te has visto más hermosa para mí, Isabella. —Era la verdad. Su rostro estaba sonrojado, su cabello era un desorden. Pura alegría ante la muerte. Estaba tan agradecido de no tener que enfrentar esta noche solo. Agradecido de estar vivo.

Sacó su polvo compacto y se miró en el espejo.

—Pasé de lucir como la princesa Grace a Roseanne Rosannadanna1.

Eso me hizo reír.

—Y me encanta.

Hice que Louis se detuviera en Macy’s para que Isabella pudiera usar el baño para arreglarse el cabello y comprar bragas nuevas. Oficialmente íbamos tarde para el velorio.

Cuando estacionamos en la sala de velación, mi ansiedad estaba otra vez por las nubes. Isabella ahora tenía su cabello en una coleta. Frotó mi espalda y dijo:

—Estará bien.

Gracias a Dios estaba aquí conmigo.

No solo iba a ser difícil ver el cuerpo de Alec, sino que era la primera vez que había tenido que estar cara a cara con Tanya después de mucho tiempo. Pero tal vez la parte más dolorosa era el hecho de que todo esto me recordaba a la última vez que puse un pie en una casa de velación: cuando
mi madre murió.

La fila sobresalía por la puerta, un mar de poliéster blanco y acolchado.
Miembros viejos de la alta sociedad de Manhattan estaban discutiendo sobre sus portafolios de acciones cuando deberían haber estado cerrando la jodida boca. No podía ver más allá de las personas frente a mí. No es que quisiera ver algo ahí. Quería ir a casa, a mi lugar seguro dentro de Isabella.

Teniendo que ir con urgencia al baño, susurré al oído de Isabella:

—Mantén el lugar en la fila. Voy a ir a buscar el baño.

—Bien —dijo, luciendo un poco cautelosa porque la dejara sola.

La dejé en la fila y seguí el camino de alfombras persas hacia el baño.
Después de haber orinado como un caballo de carreras, estaba de camino a donde Isabella cuando vi a la madre de Alec, Phyllis, reconfortando a una niña en el pasillo. La niña estaba llorando, y me rompió el corazón.

Aunque la niña me daba la espalda, parecía que tenía cuatro años de edad. Tenía que ser la hija de Alec y Tanya. Nunca la había visto antes.
Solo había sabido que Alec había embarazado a Tanya muy pronto después que me enteré de su romance. En ese momento, esas noticias solo lo habían empeorado. Pero en este momento, no sentí nada más que simpatía por una niña que había perdido a su padre. Conocía bien esa clase de dolor.

Phyllis parecía sorprendida de verme, pero no podía pasar a su lado sin presentar mis condolencias.

Sentí nauseas mientras lo hacía.

—Hola, Phyllis. Siento mucho lo de Alec.

Luciendo consternada, simplemente asintió y sostuvo a la niña con más fuerza antes de alejarse. Fui tras ellas cuando noté que un pompón negro se había caído del cabello de la niña sobre la alfombra.

Aclarándome la garganta, caminé más rápido para alcanzarlas.

—Discúlpame. Se le cayó algo a ella.

Cuando la niña se dio vuelta, fue la primera vez que tuve un vistazo de ella. Arrodillándome y tendiéndole el pompón, había olvidado lo que se suponía que diría después. El aire me había sido arrebatado por completo.

No había palabras… solo un completo estado de incredulidad y confusión.
Porque si no lo supiera mejor, habría pensado que estaba mirando el rostro de mi madre.

1 Personaje ficticio creado por la comediante Gila Radner. Apareció por primera vez en el
programa Saturday Night Live y se caracteriza, entre otras cosas, por su apariencia desaliñada


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Hola a todas ya regrese. Que les pareció el capitulo que creen que pasara ahora que sepa la verdad bueno nos vemos el miércoles actualización y mañana habrá adelanto del siguiente capítulo que anteriormente les había comentado de los martes de adelanto.

También quería agradecerles a todas por sus buenos deseos ya estoy bien fue un dolor de muelas ya la edad está pasando factura jejejejeje bueno chicas muchas gracias a ustedes por leer y por iniciar un año más con ustedes muchas gracias a todas.


9 comentarios:

Ana dijo...

Graciaaaas 😉

Belu dijo...

😱 es su hija? Se me hace que ahora empieza la tormenta y me da cosa por Bella
Gracias por actualizar. Me alegro que estés mejor !
Feliz año

crysty.katy dijo...

ohhh por dios es su hija no puede ser nooo y justo ahora que todo iba tambien entre ellos

Kar dijo...

No por favor está pequeño descubrimiento como va a afectar a Bella

Melina dijo...

Dios. Que cruel. Muero por ver la reaccion de bella. Y que hara ed.

cari dijo...

No, no se vale q hdp x q se lo oculto tantos años y ahora lo descubre d casualidad x q y ahora q todo parecía esta bien con Bella no se vale solo falta ver la reacción d el con esto d la nena 😖, gracias 😘❤

Anónimo dijo...

Aaaq!!! Nooo!!!!
No puede ser su hija... que HDP si Tanya le negó a su hija
Pero de ser así y lo más probable es que lo sea bella se sentirá mal y a!!! Caos total
No! No nos puedes dejar así!!!
Necesito el siguiente capítulo.
Por favor!!!
Gracias :D

vani dijo...

Oh noooooo...
Ahora bella no va a querer interferir en una futura familia... gracias

Laura Natalia dijo...

Ohh por Dios
No lo puedo creer justo cuando las no podrian ser mas complicadas.

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina