Capitulo
26
Isabella
El miércoles por la
noche, Edward cenó con Tanya y Chloe. Tuve dificultades para sentarme en casa y
mantener mi mente lejos de cómo se verían los tres juntos a la mesa del comedor
compartiendo una comida. Así que, en lugar de ir directamente a casa, pasé por
la tienda de tatuajes de Emmet y Rosalie y comimos algo de sushi y sake. A las
nueve y media, cuando ya era hora de cerrar, estaba lo suficientemente llena y
borracha como para estar lista para ir a casa.
Quitándome mi ropa de
trabajo, conecté mi teléfono y me metí en la cama. Justo cuando cerraba los
ojos, la campana sonó. Ya que no me había enviado mensajes de texto durante
toda la noche, tuve la sensación de que Edward podría pasarse. Fui a la puerta
y apreté el botón para abrirle la puerta, luego deslicé el pestillo de la
cerradura de la parte superior y esperé a escuchar pasos en la puerta.
La abrí, sonriendo,
justo cuando sus nudillos llamaban suavemente a la puerta.
Ver al hombre al otro
lado hizo que mi sonrisa cayera inmediatamente.
—¿Papá? ¿Qué estás
haciendo aquí?
Se quitó el sombrero
y lo cruzó sobre su pecho.
—¿Puedo entrar?
—Por supuesto.
Esta mañana, le había
pedido a Dios una señal sobre cómo debería manejar mi relación con Edward. Me hizo
pensar si enviar a Charlie Swan era algún tipo de mensaje retorcido.
Caminé hacia el
armario de la cocina.
—¿Puedo darte algo de
beber? —Nerviosa, accidentalmente dejé que la puerta de madera golpease después
de que cogiera una copa para mí.
Mi padre se sentó en
la mesa.
—Agua está bien.
El olor de Old Spice
llenando mi cocina me llevó directamente de vuelta a mi infancia.
—Creo que voy a
necesitar algo más fuerte —dije, abriendo una botella de Merlot.
—Está bien, entonces
en ese caso, tomaré lo mismo que tú.
—Vino, entonces. —Serví
dos copas y le di una.
Sonrió.
—Esto es agradable.
Nunca pensé que disfrutaría de una copa de vino con mi hija esta noche.
Corté por lo sano.
—¿Qué te trae por
aquí, papá?
Tomó un sorbo y luego
dejó escapar un largo y lento suspiro. Su expresión se tornó seria.
—He estado pensando
en venir a verte por un tiempo, pero seguí postergándolo porque no quería
molestarte.
—Entonces, ¿por qué
esta noche?
—Se sentía como que
era el momento.
—Di lo que viniste a
decir.
—El día que me
visitaste, me hiciste una pregunta directa que realmente no supe cómo
responder. Querías saber si me hubiera quedado con tu madre, si Sue no me
hubiera querido o si quizás nunca la hubiese conocido. No estaba preparado para
esa pregunta entonces.
—¿Has descubierto la
respuesta?
—He pensado mucho en
ello estos últimos días. La conclusión es, si Sue no hubiera aparecido, creo
que hay una gran probabilidad de que tu madre y yo todavía estuviéramos casados
a día de hoy. Es difícil para mí admitirlo porque no quiero culpar a Sue de mis
acciones y decisiones personales.
—Pero ese día también
me dijiste que no te arrepientes de las elecciones que tomaste, lo que
significa que no te arrepientes de hacernos daño. Eso es muy difícil de
aceptar.
—No. Eso no es lo que
quise decir. Te amo y me arrepiento de hacerte daño, pero no me arrepiento de
enamorarme de Sue.
—¿Cómo puedes afirmar
que nos has querido cuando te fuiste así?
Mi padre apoyó la
cabeza entre sus manos antes de decir:
—No es así de simple.
Hay diferentes tipos de amor, Isabella.
—El amor por tus
hijos debe ser lo primero.
Cerró los ojos como
si mis palabras picasen, luego hizo una pausa antes de seguir hablando.
—A veces la vida te
lanza una bola curva, algo que nunca viste venir.
Tenemos que tomar
decisiones sobre si queremos ser fieles a nosotros mismos u honorable con los
que amamos. Si nunca hubiera conocido a Sue, probablemente hubiera sido muy
feliz con tu madre porque no habría conocido la diferencia. Pero dado que la
conocí y desarrollé una fuerte conexión con ella, supe lo que me estaría perdiendo
si lo dejaba ir. No había vuelta atrás.
—¿Y qué fue
exactamente lo que Sue tenía que ma no? ¿Fue puramente sexual?
—De ningún modo. Es
difícil de explicar. Es solo un nivel de química,
Isabella, una especie
de atracción magnética entre dos personas que nunca había sentido con tu madre
o con nadie. Podría haberlo ignorado. Elegí no hacerlo. Fue egoísta. No lo
niego.
—Pero no te
arrepientes.
—No hay una sola
respuesta afirmativa o negativa a esa pregunta.
Lamento que tú y tu
hermana se vieran afectadas por mis acciones, pero no me arrepiento de seguir a
mi corazón. Me habría arrepentido de todas maneras. Escogí la ruta egoísta, la
que les hacía más daño, y por eso, lo siento.
—No sé si podría
hacer lo mismo si hubiese estado en tu situación.
—Entonces eres una
persona mejor que yo, cariño.
—Me acabas de decir
que, a pesar de ello, estarías con mi madre hoy en día si no hubieras tomado la
decisión egoísta. Tus hijas se habrían evitado años de inseguridad. Por ejemplo,
no tendría los problemas de confianza que tengo con los hombres hoy en día. Mi
madre no hubiera estado casi hospitalizada por depresión. Puede que no te
hubieras sentido más satisfecho si te hubieras quedado, pero tu familia hubiera
estado mejor.
—Las lágrimas
empezaban a saturar mis ojos—. Así que, básicamente, hemos sufrido las
consecuencias de tus acciones.
—Y por eso, lo siento
de verás, Isabella. Es lo que realmente vine aquí a decirte, más que nada.
Continué asintiendo
en silencio, tratando de procesar todo.
—No sé si estoy lista
para aceptar tus disculpas, pero lo aprecio y estoy contenta de que hayas
venido. He aprendido mucho de esta conversación.
He necesitado
orientación últimamente.
—¿Esto tiene que ver
con ese hombre rico que estás viendo? Me miró bastante mal el día que te
recogió de mi calle. Realmente cuida de ti.
Aparentemente tenemos
mucho en común. Porque lo sepas o no, te quiero mucho.
—¿Sabes qué? Tú y Edward
tienen mucho en común, más de lo que probablemente puedas suponer. —Sollocé.
Él es tú, y yo soy Sue
ahora.
Chloe es quien fui
una vez.
Antes de salir para
volver a casa, mi padre se quedó por una segunda copa de vino. También puse
algo que había cogido durante un viaje que Edward y yo hicimos a la Pequeña
Italia.
Las cosas no estaban
en absoluto arregladas entre papá y yo, pero acordamos mantenernos en contacto.
Al menos una relación con un hombre en mi vida iba en la dirección correcta. Desafortunadamente,
la visita de papá solo me dejó más atormentada sobre Edward.
***
Las señales estaban
por todas partes esa noche.
Edward me había
llamado para decir que Chloe tenía fiebre alta e infección de oído. Al parecer,
no podía dormir y le pidió que se quedara y le leyera para olvidarse que estaba
enferma. Le dije que cuidara de su pequeña y que nos veríamos al día siguiente.
Mientras tanto, se me
ocurrió conectarme y me di cuenta que Ida había enviado sus respuestas que iban
a ser publicadas en el periódico de mañana. Una de ellas era la respuesta a mi
correo electrónico. Antes de leerlo, saqué mi copa de vino del fregadero y vertí
el resto de la botella. Tomé una respiración profunda para prepararme.
Querida Sue,
Por mucho que pareces
estar enamorada de este hombre, creo que ya conoces la respuesta correcta a tu
dilema. Todas las apuestas están descartadas cuando hay un niño implicado.
Aunque me indicaste
que su ex es la causa del fin de su relación, aparentemente ella ha llegado a la
conclusión de que cometió un error, uno que quiere rectificar por el bien de su
hija. El hecho de que la decisión de poner fin a su relación no fuera
directamente de él (sino solo a consecuencia de que ella se fuera) me lleva a
creer que aún podría albergar sentimientos por ella. Según indicas, son bastante
compatibles, lo cual es aún más preocupante. Me suena como que esto podría
convertirse en una situación complicada para ti a medida que pase el tiempo.
También has
mencionado que no quieres hacerle daño. Tal vez, si él sintiera que le has
hecho daño de alguna manera, podría superarte más rápidamente. Podrías, por
ejemplo, darle la impresión de que hay alguien más en escena.
Haz lo correcto y
encuentra un hombre sin equipaje. Devuélvele éste a su familia. Cuando se trata
de involucrarse con hombres que tienen hijos, tengo un lema: inteligencia sobre
el corazón.
Tenía el estómago
hecho un nudo. A pesar que Ida acababa de ayudarme a solidificar la conclusión
que estaba empezando a pensar, todavía era difícil de absorber la dureza de
esta respuesta. Sabía que lo correcto era alejarse, pero ¿cómo te alejas de lo
mejor que te ha pasado?
Ella también tenía
razón: no había manera de que Edward me dejara ir fácilmente, a menos que
pensara que lo había traicionado. El engaño era la única cosa que nunca
toleraría. La idea de engañarlo de esa manera era tan dolorosa, que me provocó
piel de gallina. Sin embargo, sinceramente, no podía ver otra solución.
Ciertamente no había manera de que pudiera mirarlo a los ojos y decirle que no
lo quería. Tenía que conseguir que rompiera conmigo por ira, y solo había una
manera de hacerlo.
¿Estaba loca por
considerar pretender engañarlo solo para que me dejara? ¿O era un movimiento
honorable y desinteresado por el bien del bienestar de una niña? Casi no podía
creer lo que estaba considerando.
Después de darle
vueltas toda la noche, llegué a una decisión e ideé un reacio plan de juego.
Mañana, me daría una última noche con él, disfrutaría de él, me permitiría
amarlo por última vez. Después, empezaría el proceso de distanciamiento hasta
que pudiera encontrar la manera de hacer que pareciera que había otra persona.
Me recordé que, si bien no podía volver atrás y cambiar mi propia infancia,
tenía el poder de cambiar la de Chloe.
Esto iba a doler
muchísimo. No podía hacerlo sola. Solo había una persona que sabía no trataría
de convencerme de no hacerlo.
Cogí el teléfono y le
envié un mensaje a Emmet.
Isabella: Necesito tu
ayuda.
4 comentarios:
Tonta tu buen corazón es tu perdición 😓 Gracias
Nooo!!!
Sabía que eso haría bella y aquí estoy otra vez de Magdalena
Espero que edward vea la columna de Alice y se dé cuenta de lo que planea hacer :’(
Pobre Bella tomar esta decision fue muy dificil para ella.😢😢
Uyyy...
Esto huele a plan descabellado y... Doloroso
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