Capitulo
33
Edward
A unas pocas cuadras
de donde estaba Isabella, me tropecé con un viejo vagón de tren rojo que resultó
ser una cafetería. Sonriendo, decidí entrar y tomar una taza de café. Había
caminado toda la mañana y luego de vuelta a la playa durante horas esperando
oír de Isabella. Algo de cafeína definitivamente era necesario si quería tener
la resistencia para ir tan duro como planeaba cuando finalmente tuviera a mi
mujer de nuevo en mis brazos.
—Quiero un café solo,
grande —dije a la camarera mientras me deslizaba en la cabina. Todo el interior
del restaurante estaba modernizado para funcionar como cafetería, aun así, gran
parte del interior original de vagón de ferrocarril estaba intacto. Estaba sentado
en un asiento auténtico de tren cuando mi teléfono vibró en mi bolsillo. Ver el
nombre de Isabella en la pantalla hizo que todo mi cuerpo al instante saltara a
la vida. Lo rocé para abrir y me sorprendí al descubrir que no era un mensaje
en absoluto.
Era una foto. O fotos,
en realidad. Unas muy inesperadas. Una foto de sus hermosas tetas, una foto
de sus sexys piernas, y una foto de su muy follable trasero. Las tres tomas
eran similares a nuestro primer intercambio de mensajes, las fotos que
había dejado en mi teléfono cuando salió de mi oficina furiosa. Pude ver
que estas fotos fueron tomadas recientemente por las líneas de bronceado
que ahora marcaban su piel. Me estaba sacando el dedo medio entre su
clavícula esa primera vez, faltaba notablemente en las nuevas fotos. Las
guardé en mi iPhone y le respondí de inmediato.
Edward: ¿Dónde estás?
Esas son mis tetas, piernas y trasero. Voy por ellos.
Mientras me sentaba
en la cafetería esperando su respuesta, tuve una sensación de Déjà vu. Ese tipo
paseando una cabra de hoy tenía absoluta razón. Aquí estaba, sentando en un
vagón de tren, mirando fotos de tetas, piernas y trasero de una mujer que me
volvía loco. De nuevo. No había coincidencias en mi vida. Este viaje que
tomamos, aunque jodido por el giro que hizo, estaba destinado a suceder.
Isabella: Estoy fuera
con Rosalie. No volveré por unas horas.
Pasé mis dedos por mi
cabello con frustración. Necesitaba verla ahora.
Si eso no era
físicamente posible, al menos necesitaba saber con seguridad que estábamos en
la misma página.
Edward: Dime que
tengo razón. No puedo esperar más. ¿No fuiste infiel e hiciste esto por Chloe y
por mí?
La espera mientras
respondía fue agonizante.
Isabella: Le pedí a Jacob
que fingiera estar conmigo. Es el primo de Emmet. Nunca te he sido infiel
realmente.
Edward: Deberías
haber hablado conmigo.
Isabella: Sé eso
ahora. Fue estúpido.
Edward: Lo fue, y voy
a ponerte sobre mi regazo y azotar tu trasero como castigo más tarde.
Isabella: ¿Lo
prometes?
Edward: Quiero
prometerte un montón de cosas, cariño. Pero preferiría hacerlo en persona. ¿A
qué hora vuelves?
Isabella: No estoy
segura. Te mandaré un mensaje cuando vuelva al apartamento. ¿Dónde estás?
Edward: A un par de
cuadras, sentado en un tren.
Isabella: ¿Un tren?
Edward: No te
preocupes. Está inmóvil. No voy a ninguna parte sin ti.
Isabella: ¿Lo
prometes?
Edward: Nada me
apartará de ti, Isabella.
Me senté en ese tren
por más de dos horas esperando. Isabella había dicho que me mandaría un mensaje
cuando llegara al apartamento y mi paciencia estaba disminuyendo. Incapaz de
sentarme por más tiempo, caminé por la pasarela hasta que mi teléfono
finalmente vibró.
Isabella: He vuelto.
Edward: De camino.
El apartamento del
hermano de Rosalie estaba en la sexta planta, unidad
6G. Presioné el botón
del ascensor y esperé pacientemente. La luz sobre las puertas lentamente se
iluminó con cada número mientras subía los pisos.
La maldita cosa iba a
paso de tortuga y aún tenía que bajar. No podía esperar tanto. Encontrando la
puerta de las escaleras, empecé a subir el primero de seis pisos. Para el
tercero, debería haber empezado a desacelerar, pero en su lugar, empecé a
tomarlos de dos en dos. Mi corazón estaba latiendo fuera de mi pecho, aun así,
ni siquiera estaba un poco falto de aire.
Necesitaba llegar a ella. Al
principio del sexto piso, corrí el resto del camino arriba. Cuando alcancé su
planta, abrí la puerta del pasillo y continué corriendo. La adrenalina latía a
través de mis venas cuando llegué a la unidad 6G.
Intenté respirar
profundamente para calmarme, pero fue imposible relajarme. Mi pecho se
levantaba y bajaba. Necesitaba verla tan desesperadamente.
Toqué y esperé.
Cuando finalmente
abrió, me congelé por un momento.
Isabella.
Dios, era jodidamente
increíble.
Estaba de pie en la
puerta, llevando solo un sujetador rosa y bragas y sus puntas estaban teñidas
de rosa eléctrico a juego. Nunca en mi vida había visto tal belleza. Me quedé
ahí por un minuto entero, solo observándola. Entonces, finalmente hablé:
—¿Qué significa el
rosa eléctrico?
Me miró a los ojos.
—Amor. Significa que
estoy enamorada.
Mis ojos se cerraron.
Por un segundo, pensé que podría desmoronarme ahí en el umbral y llorar. Era
tan jodidamente feliz, mis emociones necesitaban una salida.
—Me asusta entrar.
—¿Por qué? —Su rostro
momentáneamente cayó.
—Porque hay tanto que
quiero hacerte, tanto que siento ahora mismo, que me asusta no ser gentil.
Sus mejillas se
sonrojaron un poco.
—No quiero que seas
gentil. Quiero que seas tú. Un mandón imbécil estirado con un inesperado lado
dulce. Un padre que va a amar a su hija incondicionalmente sin importar qué y
nunca dejarla atrás. Y un compañero dominante en la cama que a veces lo necesita
un poco rudo. Quiero todo de ti, Edward.
Di un paso dentro y
cerré la puerta detrás de mí.
—Oh, vas a tener todo
eso, definitivamente. Mi boca, mis manos, mis dedos, mi cuerpo, mi polla.
—Tomándola en mis brazos, la besé con todo lo que tenía.
Entre besos, se
disculpó una y otra vez.
—Siento lo que hice.
Pensé que era lo correcto.
—Sé que lo hiciste.
Solo prométeme que nunca me alejarás de nuevo, nena.
—Lo prometo.
La sorprendí
levantándola y acunándola en mis brazos.
—Ya que respondiste
la puerta con ese atuendo, supongo que Rosalie no está aquí.
—Tiene familia en
Playa Hermosa. Se va a quedar con su primo esta noche.
—Recuérdame enviarle
un regalo de agradecimiento. Quizá un auto.
Empecé a caminar por
el pasillo en busca de su dormitorio. Cuando la dejé en el borde del colchón,
me di cuenta de que su pie estaba vendado.
—¿Qué pasó aquí?
—Arreglé mi tatuaje.
—¿El de la pluma? —¿Cambió
el que había replicado en mi pecho?
—Sí. —Se inclinó
hacia el vendaje y lentamente quitó parte de atrás.
Contuve la
respiración hasta que me di cuenta de que no había cambiado el tatuaje, le
había añadido algo. Justo como yo había hecho, mi nombre estaba escrito sobre
la pluma. Edward.
Sin palabras, me
incliné y la besé. Cuando nos separamos por aire, apuntó sus ojos abajo de
nuevo a su pie para que siguiera.
—¿No quieres ver el
resto de los cambios que hice?
Entrecerré mis ojos.
—¿Más tinta?
—Adelante, quítalo.
—Se mordió su labio inferior y levantó su torneada pierna.
Si había alguna duda
en mi mente de que era la mujer perfecta para mí, ver lo que había hecho,
habría eliminado hasta la última pizca. Miré abajo, las emociones ahogándome.
—No sé qué decir. Es
hermoso. —Escrito en la misma caligrafía que mi nombre encima de la pluma,
estaba Chloe, debajo.
—Te amo, Edward. Y a
tu hija también. Sé que es pronto y que tenemos que ir despacio, pero quiero
ser parte de su vida. Quiero estar involucrada.
Tenías razón. Solo
por como las cosas resultaron con mi padre, no significa que no pueda
funcionar. Quiero recogerla de clases de baile y quemar galletas con ella los
fines de semana. Quiero verla crecer y aprender de su increíble padre. No solo te
amo, Edward… —Atrapé una lágrima que caía por su mejilla—. Amo a Chloe también.
Oír esas palabras se
sintió como si un gran peso fuera levantado de mis hombros. Me ama, y a mi
hija también. Fue la primera vez desde que era un niño que sentí que tenía
una familia de verdad de nuevo.
—Vine aquí con tantas
emociones reprimidas, que estaba nervioso de no ser gentil contigo. Pero, de
alguna manera, me suavizaste. Te amo también, hermosa… más que a nada. Estoy más
controlado ahora, aunque aún necesito estar dentro de ti. Dime… —Empecé a
quitarme la ropa—.
¿Quieres que te haga
el amor ahora y te folle duro después; o quieres que te folle duro ahora y me
guardo lo dulce para la próxima vez?
No respondió de
inmediato. Me quité rápido mi ropa y cuando enganché los dedos en mi bóxer, me
detuve y la miré por una respuesta.
—¿Qué va a ser, Isabella?
—Me bajé los bóxers, revelando que ya estaba totalmente preparado para ella,
para la opción que me diera.
Se lamió los labios.
—Follar primero.
Dulce después.
—Buena elección. —Estaba
sentada en el borde de la cama. Le quité las bragas y sentí la humedad ya entre
sus piernas antes de levantarla—.
Envuelve tus piernas
alrededor de mi cintura.
Nos moví a la pared,
sujetando su espalda contra la misma, y no desperdicié tiempo en levantarla
sobre mi polla.
—Jodeeeer. —Dejé
escapar un gemido cuando la bajé sobre mí. Era increíble que hubieran pasado
menos de dos semanas desde la última vez que estuve dentro de ella. La manera
en la que lo había ansiado, hizo parecer una eternidad el tiempo que estuvimos
separados. Intenté ir despacio al principio, asegurándome de que su cuerpo estaba
listo para mí. Pero cuando gimió y me dijo que me amaba y amaba mi polla dentro
de ella, todas las apuestas terminaron.
La embestí duro y
rápido. En un punto, me preocupó estar haciéndole daño por el sonido de su
cuerpo golpeando repetidamente contra la pared.
Pero cuando intenté
ir con más calma, me rogó que fuera incluso más duro.
No había nada mejor
que escuchar a la mujer que amas decirte que amaba tu polla y lo quería más
duro. Nos corrimos largo y duro, gritando mientras nos liberábamos al mismo
tiempo. Estaba seguro de que los vecinos tenían que haberlo oído. Diablos,
quería que lo oyeran. Quería que todo el puto mundo supiera lo que esta
mujer me hacía.
Murmuré contra sus
labios:
—Jodidamente te amo, Isabella
Swan Venedetta.
—También te amo,
Trajeado. Creo que me enamoré de ti antes incluso de conocerte.
Sonreí con
suficiencia.
—Debió haber sido mi
increíble encanto por mensaje.
—En realidad, eras
bastante imbécil. Fueron las fotos que mantenías en tu teléfono las que me
hicieron darme cuenta que había un hombre hermoso bajo ese corazón de acero.
—Me gustan las fotos
que recibí esta mañana mucho más que las que hubo antes de conocernos. Tal vez
deberíamos hacer fotos diarias como parte de la compensación que me debes por
el dolor que me has hecho pasar.
—Puedo hacer eso. Es
fácil.
—No dije que sería toda
tu compensación.
—Déjame adivinar,
¿tomarás un pago adicional en forma de mamadas?
—Eso suena como un
principio.
Sus cejas se alzaron.
—¿Un principio?
¿Cuánto tiempo voy a estar en deuda contigo para resarcirme exactamente?
Acuné sus mejillas.
—Diría que sesenta
deberían servir.
—¿Sesenta días? Creo
que puedo manejar eso.
—Años, Isabella.
Espero sexys fotos y mamadas durante los próximos sesenta años.
Su rostro se volvió
serio.
—En realidad, no hay
nada que me gustaría más.
—Bien. Porque
realmente no tenías opción en el asunto. Esta fue la primera y última vez que
me dejarás.
5 comentarios:
😂😂😂😂😂 😘❤😜😍Gracias
Lo amé totalmente muchas gracias por compartir esta historia😘😘😘
Aaaa!!! YEI!!! Ya hubo reconciliación!!! 7u7
Y vaya que manera!!!
Ay me encanto lo que bella hizo ^w^
Ahora tendré que hacerme mi tatuaje de una pluma, chance e igual me consigo a mi trajeado 7u7 *w* xD
muchas gracias por el capítulo y por la historia
Ahh q bonita reconciliacion 😍😚
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