Capitulo 3
Bella
No tenía lo que se diría
un plan.
Está
bien. No tenía ningún tipo de plan.
Después
de pasar otra noche sin frutos en mi callejón, mi cuerpo estaba frío, congelado
hasta los huesos. Sólo quería ir a algún lugar cálido. Desafortunadamente, era
pasada medianoche, y no había muchas opciones hasta donde podía ver.
Podría
entrar en alguna tienda por un rato, pero ellos esperarían que comprara algo, y
dado que no tenía dinero y me veía como que no tenía dinero, sacarían mi culo
de allí antes de que pudiera incluso decir “bú”.
Estaba el
restaurante de comida rápida con el anuncio rojo y amarillo brillante, pero no
creía que pudiera verme envuelta en olor de hamburguesa y frituras sin estallar
en lágrimas de deseo.
Decidí
dar la vuelta y caminar en la dirección opuesta, cuando noté un grupo de
hombres dejando un edificio. Estaban riendo y lucían felizmente ebrios. Ebrios
estaba bien. Las personas hacían cosas extrañas cuando estaban bebiendo.
Mi
estómago retumbó y mi decisión estaba hecha. Encontraría al hombre más borracho
del club, y lo seduciría. Cuando se desmayara, tomaría su billetera y me
largaría felizmente. Podría hacer que una pequeña suma de dinero durara
bastante si tenía que hacerlo.
Necesitaba
comer. Me avergonzaba que tuviera que recurrir a acciones tan bajas, pero estaba
harta de ser yo. Mina era amigable, y honesta, y amable. Ser yo no me estaba
llevando a ninguna parte. Estaba flotando río abajo sin un camino.
En
el anuncio blanco sobre la puerta se leía “Bleeding Hearts” en una simple y
elegante letra. Preparándome, empujé una de las gigantescas puertas dobles, y
puse un pie dentro.
Un
hombre alto y corpulento con un corte de cabello militar y un impecable traje
miró hacia mí. No estaba feliz.
—¿Perdida?
Sacudí
mi cabeza antes de tragar fuerte y murmurar:
—Sólo
estoy buscando algún lugar en el que beber.
Eso
cambió su actitud lo suficientemente rápido. Abrió el segundo par de puertas y
música RnB alta estalló en el vestíbulo.
—No
recibimos a muchas damas por aquí. El bar es a la izquierda. Ten una buena noche.
Me
habían llamado un montón de cosas en mi vida, pero nunca dama. De repente me
arrepentí de estar aquí por la razón por la que estaba. De todas formas, caminé
hacia dentro y me sentí inmediatamente más calentita. Un escalofrío de gusto me
puso la piel de gallina.
¡Por
fin!
Podía
haber cantado de la felicidad, pero tenía cosas más importantes en las que
pensar. Antes de dirigirme al bar, algo me hizo girarme a la izquierda.
Dos
mujeres con magníficos cuerpos se balanceaban provocativamente, vestidas con
nada más que trozos de tela cubriendo sus partes privadas.
Ah.
Lo supe entonces.
No
recibimos a muchas damas aquí abajo.
Mis
mejillas se tornaron rosa brillante mientras los hombres gritaban hacia las
bailarinas. Mi estómago se revolvió. El gorila debió haber pensado que era una
pervertida total.
Dejé
caer mi cabello sobre mi rostro para esconder mis flamantes mejillas y encontré
un taburete vacío en una esquina de la habitación, en las sombras. Era el lugar
perfecto para buscar al hombre que me ayudaría a alimentarme.
Mis
ojos escanearon el lugar alumbrado con la tenue iluminación del club. Había
demasiados de ellos. Tendría que acercarme.
Permanecí
en mi taburete un tiempo antes de hacer mi movimiento. Mi corazón corrió cuando
la ansiedad me inundó. Respiré profundo y exhalé lentamente. Enderecé mi
espalda. Encontraría a mi salvador justo aquí, en este mismo cuarto.
Simplemente aún no sabía
cómo lucía.
*******
Edward
Edward
Fui
atraído a ella inmediatamente. La intriga me mantuvo prisionero.
Mi
ceja se frunció mientras la miraba. ¿Qué estaba haciendo ella en un lugar como
éste? Estaba claro que no pertenecía aquí.
Por
sus ojos supe que no pertenecía a ningún lugar. Era tan pequeña que su abrigo
negro le quedaba al menos tres tallas más grande, y la manera en la que se
cubría el rostro con su largo cabello oscuro era tan aniñada que me dolió el
pecho.
Esto
era nuevo. Me sorprendía. No sabía si eso era bueno o malo, pero me hizo dar un
paso hacia ella.
Me
las arreglé para ver un ojo inocente observando abiertamente a través de su
cabello a las chicas en el escenario. Obviamente, no había venido a ver chicas
bailando. Por la conmoción en su rostro, no sabía que Bleeding Hearts era un
lugar de strippers.
Entrando,
se movió para cubrir su rostro con su cabello una vez más antes de bajar su
rostro y escurrirse al lado oscuro de la barra. Me complacía que escogiera ese
punto. Era el punto en el que normalmente me sentaba yo. Calor se expandió a
través de mi cuerpo.
El
club estaba casi lleno. Mientras las noticias de la muerte de Ryle corrían, Emmet
corrió la voz de que abriría el club a amigos y familia. Sin coste. Las bebidas
estaban a cargo de la casa. Esto, por supuesto, significaba que mi aguda visión
tendría que ser aún más aguda esta noche. A Emmet no le gustaban los problemas.
Yo evitaba que lo problemas surgieran.
Las
chicas detrás de la barra sirvieron a los clientes, sonrisas pegadas a sus
rostros, a pesar de que trabajarían hasta los huesos. Las propinas compensaban
las manos que las tocaban de más y los ojos que se las comían con la mirada.
Emmet
apareció por una puerta. Sus ojos encontraron los míos casi instantáneamente y
sacudió su barbilla hacia mí en saludo. Se lo devolví.
Cuando
era más joven, Emmet me enseñó que era grosero ignorar un saludo. Nunca fui muy
bueno en entender las señales de otras personas. Las charlas eran dolorosas. No
me gustaba hablar a menos que me hablaran, e incluso entonces, hablaría poco a
menos que me preguntaran algo.
Mi
hermano era un tipo duro, pero también era paciente. Y crecer con él no fue
fácil, de eso estaba seguro. Nunca me alzó la voz, incluso cuando me decía que
estaba siendo irracional. Era amable y comprensivo, y me explicaba las cosas de
manera que pudiera entenderlas.
Tenía
seis años cuando mis padres se dieron cuenta de que había algo mal conmigo.
Nuestro perro, Mishka, corrió hacia la carretera y fue atropellado por un coche.
Cuando mi padre me dijo que no había sobrevivido, simplemente asentí y corrí a
mi cuarto para procesarlo.
Allí
fui encontrado, horas después, cubierto de sangre después de golpear mi cabeza
contra la pared, una y otra vez. Mi padre me llevó a la sala de emergencia. Me
había abierto un lado de la cabeza hasta el hueso. Me cosieron, pero incluso
así, no lloré.
Cuando
el doctor preguntó si esto era algo que me sucedía con regularidad, mi padre se
enojó. Dijo que no había nada malo conmigo y que había sido un accidente. El
doctor explicó calmadamente que él podría brindarnos ayuda, pero mi padre me
agarró y me llevó a casa.
En
el coche, se giró hacia mí y dijo:
—Eres
mi hijo y te amo. No hay nada malo contigo.
Pero
mientras los años pasaban, quedaba claro para cualquiera que me conociese que
algo no estaba bien conmigo.
A
pesar de que sonreí en una ocasión, nunca me reí. Era capaz de recordar casi
cada detalle de cada conversación que había tenido alguna vez. Era inteligente
en un sentido poco normal, y podía hacer grandes cálculos en mi cabeza. No
entendía o procesaba las emociones de la manera en la que otros lo hacían. No
lloraba. Y jamás mentía.
Las
personas me llamaban cíborg.
No
me gustaba.
Mi
hermana, Alice, golpeaba la mierda fuera de los niños que se atrevían a
molestarme. Emmet nunca tuvo que alzar un dedo. Todo lo que tenía que hacer era
lanzarles una mirada y correrían asustados.
El
tiempo pasó, y Emmet me ayudó mientras Alice me amaba incondicionalmente. Emmet
me enseñó a responder a las personas de manera casual, y me ayudó a leer
señales. Aún no era bueno recibiendo indicaciones de otros. Si no me decías lo
que estabas sintiendo, lo más posible es que no lo supiera.
Alice
me dijo que no había nada malo conmigo. Que no era mi culpa ser más inteligente
que lo demás. Dijo que si el resto del mundo no tuviera mierda en vez de
cerebro, yo no sería tan especial, así que debería estar agradecido.
La
joven se movió entre la multitud de una manera aparentemente casual, pero noté
más en su manera de observar a los hombres con ojo de halcón.
Tramaba algo. Y descubriría exactamente
qué.
***********
Bella
Bella
Era
más difícil de lo que parecía, escoger a un hombre al qué seducir.
No
ayudaba que la mayoría de los hombres del club estuvieran a finales de los
cuarenta y cincuenta, ni que olieran a sudor y vodka, y a ese rancio olor a
humedad que la gente conseguía cuando han estado bebiendo mucho. Era gracioso
que me molestara por el olor, cuando yo podría oler igual de mal. Debería estar
agradecida si alguno de estos hombres se fijaba en mí.
Cuando
un hombre agarró mi mano y gritó en mi oído:
—¿Parte
del entretenimiento?
Sacudí
mi cabeza presa del pánico, retiré mi brazo y corrí lejos, de vuelta a mi
esquina.
Regañándome
mentalmente, me recompuse. Pudo haber sido un buen candidato. Seguro, era viejo
y gordo y estaba quedándose calvo, pero usaba buenos anillos y seguro que
tendría una billetera llena. Cerrando mis ojos, suspiré.
¿Qué
estoy haciendo?
Me
burlé, sacudiendo mi cabeza antes de ponerme de pie. No podía acostarme con
ninguno de estos hombres; no importaba cuán hambrienta estuviera. Y era
estúpido pensar que lograría llevar a cabo mi ridículo plan.
Enderezándome,
me moví para dejar el club. Justo cuando pasaba a un grupo de hombres
alborotados, un atractivo hombre de mediana edad se inclinó sobre la barra para
hablar con una de las gloriosas camareras.
Me
calmé, y todo lo demás desapareció.
La
billetera del tipo colgaba unos centímetros fuera de su bolsillo trasero.
No
era mucho, pero era suficiente.
Mis
pies me llevaron hasta él antes de que incluso decidiera qué hacer. Realmente
no quería robar la billetera de este hombre. Sólo quería vivir un día más. No
era personal. Era mi vida.
A
un metro del hombre, permanecí de pie con mi espalda hacía él, y con dedos
veloces, saqué la billetera suavemente. La metí en mi abrigo, con el corazón
corriendo a kilómetros por hora, miré ami alrededor hasta que encontré la luz
neón del baño de señoras.
No
me detuve a pensar. Corrí.
Caminando
a través del estrecho pasillo, abrí la pesada puerta. Estaba vacío. Miré ami
alrededor con los ojos bien abiertos antes de correr a uno de los muchos
cubículos vacantes, me senté en el inodoro con la tapa baja y comprobé cómo me
había ido.
La
billetera pesaba. La abrí con dedos temblorosos. Mi maldición flotó en el aire
y entonces me reí mientras sacaba un montón de billetes de cien dólares. No los
conté todos, pero estaba segura de que había cerca de setecientos dólares allí.
Dejando caer la billetera en el suelo, metí el dinero en mi bolsillo y me moví
para desbloquear la puerta. Tan rápido como mis dedos tocaron el frío metal, mi
consciencia me dio una mirada.
¿Por
qué estaba cargando ese tipo tanto dinero?, me pregunté. Quizás retiró esa cantidad específica y era
para algo importante. Y yo se lo estaba quitando. Él seguramente trabajó duro
por ese dinero, y allí estaba yo, robándolo.
Saqué
el dinero de mi bolsillo, un ceño fruncido estropeaba mi frente. No necesitaba
todo el dinero. Sólo necesitaba suficiente para sobrevivir algo de tiempo.
Sacando
dos de los billetes de cien, coloqué los otros de nuevo en la billetera. Pero
mi conciencia aún no estaba feliz. Suspirando, tomé otros cien y los coloqué de
nuevo en la billetera, quedándome sólo con uno.
Cien
dólares no era nada. Podría hacer que duraran. Me alimentarían por dos semanas,
tres a lo máximo. Me las arreglaría para conseguir algo más para entonces.
Satisfecha
con mi botín, sostuve la billetera, abrí la puerta del cubículo, y me congelé.
No
escuché la puerta abrirse, pero había un hombre alto recostado contra la pared
y claramente había estado allí un rato. Sus ojos marrones claros estaban
directamente sobre mí, sus brazos cruzados sobre su pecho y mirando hacia la
evidencia en mi mano. Sólo dijo una palabra.
—Explícate.
*****************************************
Hola a todas que les ha
parecido el primer encuentro de ellos y de un poco de cómo es Edward gracias
por sus comentarios bueno nos vemos el viernes con capitulo nuevo
16 comentarios:
Bueno, eso dejó un suspenso, quiero saber qué sigue.
Gracias por publicar esta historia. El hambre y la pobreza vista de forma tan cruda siempre nos hace replantearnos las cosas.
Joder lo que nos mata nos hace más fuertes para sobrevivir la vida es Canija gracias ansiosa por el siguiente cap linda graciassssssssssss graciassssssssssss graciassssssssssss
Es difícil ver la vida como la está viviendo Bella por qué no conforme con tener hambre vive en la calle gracias por el capitulo espero pronto el otro
Oh Dios! No puede ser que dejes hasta ahi el capitulo. En la mejor parte! Pobre bella. No nos hagas esperar mucho porfis
😲😲😲te cacho bells se quedó cardíaco 😨😈
Amo tus adaptaciones y esperaba esta con ansias pero ahora segun lo que explican y lo q alcance a entender es q Edward tiene un cierto grado de autismo????
Aun q esta con hambre su conciencia no la deja tomar mas q lo q nesecita, no es tan mala persona , y el tenia q ser quien la viera OMG ya quiero ver q le dice Bella y si el le creé 😱😬😉 gracias no nos tortures mucho con la espera 😘💕
Vaya tela.... No es capaz ni de robar... Gracias por el capítulo
Hola hola Annel Bella no es mala pero el hambre es canija .solo tomó lo suficiente para poder sobrevivir, espero que su argumento sea suficiente para Edward entienda su desesperación, gracias nena por el capítulo, y sube pronto el siguiente por favor 🙏🙏🙏
Saludos y besos 😘😘😘😘
Pienso lo mismo que es un leve caso de Autismo
Me encanta, como será su encuentro!!!
OMG la encontro!!!
Me encanta por favor continúa
OMG!!! Ya la encontró mi edward
Pero aww!!! Bella es buena o sea cuando se está desesperada y más con hambre no se piensa bien y sin embargo ella lo hizo.
Ay muchas gracias!!!
Vaya que me dejo intrigada ya quiero que le va a hacer edward 7u7
A pesar del hambre Bella intenta ser.lo más honesta posible y sólo tomar lo necesario y no demás. Es interesante la personalidad de Edward.
Ouch, parece que la descubrió.... Sólo espero que esta vez la ayude y no la castigue, después de todo, sólo robo lo necesario para comer, dejó el resto en la billetera...
Besos gigantes!!!
XOXO
Desgraciadamente para algunas personas el hambre esta cañón.
Nos seguimos leyendo
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