Capitulo
16
Problemas
Edward
Sostenía la correa de
Taigi mientras regresábamos al apartamento. Isabella tuvo que apresurarse para
encontrarse con un proveedor de pintura, así que me ofrecí para pasear a Taigi.
Sólo pude correr por treinta minutos, pero no me molestaba; sentía que sí había
entrenado de todos modos. Antes de que pudiéramos girar por la esquina, Taigi
se detuvo, sentando su culo gris en la acera.
―Vamos ―dije, jalando
la correa.
Cuando se levantó,
intentó caminar en otra dirección.
Arrodillándome frente
a él, lo acaricié detrás de la oreja.
―Podemos tomar un
buen recorrido mañana, pero tengo que ir a trabajar.
Ladró, tratando de
alejarse de nuevo.
―Taigi ―dije como si
estuviese hablando con un niño travieso.
Gimió pero me siguió.
En el momento que fui
por la esquina, deseé haberlo escuchado.
Se inclinó, casi
parecía un lobo y gruñó ante el hombre que estaba de pie frente a nuestro
edificio, sosteniendo un ramo de amapolas rojas y blancas. El hecho que sabía
qué clase de flores eran prueba que había ido de compras de flores demasiadas
veces con mi madre. Cuando llegamos al hombre, los gruñidos de Taigi se
hicieron más fuertes.
―¿Taigi? ―Peter se
volteó, mirando al perro.
Taigi ladró,
mostrándole los dientes.
Buen chico, pensé, tentado a
“accidentalmente” soltar la correa.
―Edward…
―Para ti es Dr. Cullen, y, ¿por qué demonios estás frente a
mi edificio? ¿Realmente quieres que te destroce la cara? Charlotte no está aquí
para amenazarme con la policía.
Levantó la mirada hacia el edificio.
―¿Tú vives aquí?
―Y tú no, así que, ¿por qué todavía sigues frente a mí?
―Ese es el perro de Bella…
Taigi saltó como si fuera a morder el dedo que se había
atrevido a señalar en su dirección.
―Deberías irte antes de que lo deje ir ―lo amenacé, soltando
algo a Taigi.
El husky saltó más cerca de Peter, haciéndole retroceder
rápidamente.
―Taigi, soy yo, Pete…
Nuevamente, le mostró los dientes.
―Aparentemente tampoco quiere ver tu feo rostro. ―Su completa
presencia estaba molestándome profundamente, especialmente sabiendo la razón
por la que estaba aquí.
―Vine a ver Bella…
―¿Por qué? ―le pregunté tranquilamente―. ¿La extrañas? ¿Sabes
que cometiste un error? Todo eso parecen tus problemas, porque ella está
bien. ¿No has sido lo suficientemente egoísta por una vida?
Bajó la cabeza, pasando las manos por su cabello marrón
arenoso.
―Nunca podré disculparme lo suficiente por lo que les hice.
Tienes todo el derecho de odiarme, pero necesito verla. Sé que si hablamos, si
tan sólo recordamos lo bueno, en lugar de…
―¿Qué, posiblemente, podría opacar el hecho de que escapaste
con la mujer que se suponía que iba a ser mi esposa mientras caminaba hacia el
altar? ¿En qué universo vives?
Podía ver que estaba enfadándose por lo fuerte que sostenía
el ramo en sus manos. Todo su cuerpo se tensó.
―Esto no te incumbe, Dr. Cullen. Aún amo a Bella, y
voy a hacer mi universo, su universo de nuevo…
―Suenas como un acosador
demente, y no su pareja ―dije, caminando hacia la puerta, pero me detuve cuando
estaba a su lado―. Pero entonces, ¿cómo podrías serlo, cuando ella está
conmigo?
―¿Qué? ―espetó―. ¿A qué mierda te refieres a que es tu
pareja? No podrían estar…
―¿En una relación? ¿Por qué no? Vamos, usa ese cerebro del
tamaño de un maní que tienes, Evans. Ustedes nos dejaron. ¿A quién más íbamos a
mirar que a nosotros mismos? Así que, cuando dices que no me incumbe, estás
lamentablemente equivocado, porque Isabella está conmigo en todo sentido de la
palabra. Y si tú, de cualquier manera, la molestas o intentas contactar con
ella, no sólo destrozaré tu cara, me aseguraré que te alimenten por la nariz el
resto de tu vida.
Él estaba hirviendo, su cuerpo temblaba.
―¿Tienes miedo que regrese conmigo? ¿Por eso es tu
demostración de virilidad? ¿Qué, se han conocido por un corto tiempo y crees
que eso se compara a los años que ha pasado a mi lado? ¿Sabes algo sobre ella?
¡Está enamorada de mí, yo fui el primero!
―¿Intentas ponerme celoso ahora? ―Reí―. Por favor entiende,
no me importa una mierda qué eran ustedes. Sabe que rompiste con Charlotte,
¿y sabes qué dijo? Deseó que se hubiesen quedado juntos. Eso fue justo antes de
tomarme la mano. Así que, deja de gritar sobre que fuiste su primera vez y que
te quiere, porque la verdad es que ninguno de nosotros quiere saber nada de
ustedes nunca más. Estamos disfrutando de nuestras vidas demasiado como para
pensar en tu mierda.
Taigi tomó la oportunidad para levantar su pata y mear los
zapatos italianos de Peter.
Me tomó todo lo que no tenía para reír.
―¡Jodido perro callejero! ―gritó, tratando de quitar la
humedad de sus zapatos.
Taigi felizmente se sentó a mi lado.
―Intenta apostar a algo nuevo mañana, Evans. Parece que
realmente no ganarás hoy ―respondí, dirigiéndome dentro.
Sólo cuando las puertas del elevador se cerraron, Taigi se
relajó, recostándose en el piso.
Arrodillándome, le acaricié el estómago.
―Veo a qué se refería ella con que eres una pequeña mente
maestra. ¿Por eso querías que fuera en otra dirección? ¿Así no desperdiciaba mi
tiempo con él?
Me miró perezosamente, sólo
para bajar la cabeza de nuevo, como si ni siquiera debería haberme molestado en
pregunta, ya que sabía la respuesta. Genial, ahora estoy adivinando los
pensamientos de un perro. Todo esto fue voluntad de Isabella… pero no podía
dejar de preguntarme si realmente Peter había sido su primera vez.
Ella fue tan… sexual. El hecho de que cualquier hombre habría
rechazado eso me hacía preguntar sobre su cordura.
Cuando salí del ascensor, estaba Jasper, una vez más apoyado
contra mi puerta. Parecía que había tenido una noche de mierda.
―¿Tienes resaca? ―le pregunté, abriendo mi puerta y dejé
pasar a Taigi; lo llevaría al apartamento de ella cuando fuera a trabajar.
Él asintió.
―Estaba tan molesto conmigo mismo… Estaba tan decidido ayer,
y luego, cuando me fui, todo desapareció. ―Se sentó en el brazo de mi sofá,
enterrando la cabeza entre sus manos.
Agarré una aspirina y agua, se la entregué.
―No dejaste que mamá te viera así, ¿verdad?
Negó, colocando las píldoras en su boca y bebiendo la mitad
de la botella a la vez.
―Estaba profundamente dormida cuando llegue a casa por la
mañana. No quería despertarla, así que vine aquí. ¿Porque a qué otro lugar
iría?
―Aquí está bien.
Suspiró, sin mirarme.
―Si no funciona, prometo que regresaré a la escuela de
medicina. Ni te pediré que me hagas entrar a una buena. Trabajaré duro e iré
por mi cuenta…
―Funcionará ―le dije.
Me miró, sus ojos azules confundidos.
―¿Qué?
Sentándome, bebí mi agua.
―No pienses en la escuela de medicina como un plan
alternativo. Si no quieres ser un doctor, Jasper, entonces no puedes ser un
doctor, sin importar lo mucho que te obligues a ti mismo. Haz música. Tus
canciones no son tan malas; las escuché mientras corría esta mañana. Tienes
talento.
―¿Quién eres y dónde está mi hermano mayor? Dios, ¿tan
borracho estoy? ―murmuró, cayendo al asiento a mi lado.
Le di un golpe en la cabeza.
―Síp, eres tú ―gimió,
frotando el lugar―. No lo entiendo. Anoche estabas a un minuto de matarme. Lucías
tan decepcionado.
―Jasper. ―Suspiré―. Lo siento. Por años, nunca te he
preguntado qué querías hacer con tu vida. Sólo tomé decisiones por ti y te
obligué hacer lo que pensé que era lo correcto para ti. No eres yo, y no soy
tú. No puedo seguir mandándote, tampoco voy a interponerme en tu camino. Así
que, sólo voy a ser tu hermano y hacerme a un lado. Mi único trabajo es
alentarte, sin importar qué. Puede que tome un tiempo para adaptarme, así que
sé paciente conmigo, pero prometo intentarlo.
No dijo nada por unos minutos, sólo tomó una profunda
respiración.
―Gracias, Edward.
―No tengo idea por qué me estás agradeciendo. ―Intenté
pasarlo por alto, tomando el cuadro de un lado de la mesa y entregándoselo.
―¿Qué es? ―Se detuvo, simplemente mirándolo―. ¿Es…?
―Nosotros, además de mamá y papá. Sí, Isabella lo pintó.
Tenemos copias; aparentemente le va a dar el original a mamá.
―Parece tan real. Por un segundo, pensé: ¿cuándo nos tomamos
esta? ―Rió―.
Es asombrosa.
―Realmente lo es ―me dije a mí mismo.
Isabella
Mordí la cuchara y abrí mi yogur mientras ella se acercaba a
mí, sus tacones dando golpecitos en el suelo antes de sentarse, colocando una
taza de café delante de mí.
―Señora… Doctora Cullen, buenas tardes ―dije una vez que bajé
la cuchara.
Ella sonrió.
―Bella, puedes llamarme Esme, está bien. ¿Cómo estás?
―Estoy bien, gracias. Estoy tomando un pequeño receso para el
almuerzo antes de empezar mi primera ronda de pintura.
―Vine a echar un vistazo, pero lamentablemente tu cortina ya estaba
puesta. Creo que vi otros estudiantes más jóvenes aquí contigo anoche, ¿verdad?
―Agitó su café.
―Oh, sí, me ayudaron a
terminar de trazar la pared. Primero pensé que podría hacerlo sola, pero eso me
habría tomado semanas. Prometo que cuando terminé, será la primera en verlo.
Asintió, sosteniendo su taza.
―¿Todo está bien?
―Mis hijos. A menudo piensan que no lo sé o no veo todo lo
que les sucede. En su mayor parte, les dejo creer que no tengo ni idea. Lo que
ninguno sabe es que, ellos, como su padre, tienden a divagar cuando están
ebrios.
¿Qué? ¿Por qué me contaba esto?
―No entiendo…
―Anoche, bueno, a la mañana temprano, Jasper llegó como un
desastre absoluto a casa, y estaba molesto consigo mismo. Seguía preguntando
por qué no podía ser como Edward, y diciendo que no quería decepcionarnos.
Luego, hace treinta minutos, viene a mi oficina, con la mente clara y sobrio,
con su hermano, diciéndome que ha abandonado la escuela de medicina para irse
de gira. ―Rió.
No sabía si era una risa nerviosa o una feliz.
―¿Está triste?
Negó, sólo mirando fijamente.
―En absoluto. Lo que sea que mi hijo quiere hacer, siempre lo
apoyaré. Sabía que no le apasionaba la medicina, así que, no estaba muy
sorprendida. Lo que me tomó con la guardia baja fue Edward. Estaba esperando
tener que calmarlo y recordarle que no puede controlar la vida de su hermano…
pero, por alguna razón, no tuve que hacer eso. Y me preguntaba, además de mí,
¿quién más puede pasar por su cabeza dura? Lo siguiente que sé es que te estoy
buscando a ti.
¿Por qué estaba tan nerviosa? Echando mi cabello hacia atrás,
asentí.
―Los escuché pelear, y después hablé con Edward…
―Gracias, Bella. ―Puso su mano en la mía―. Gracias por estar
allí para él. Al principio, me dije que sólo estaba fingiendo estar bien por
nosotros, y luego me di cuenta que realmente está feliz. Así que, gracias.
Espero no estar poniendo mucho sobre tus hombros. Sé que son amigos, ¿verdad?
Sentía como si estuviera intentando leerme, y tomé un bocado
de mi yogur, mirando a otro lado. Deseé no haberlo hecho, porque entonces, vi a
Charlotte y su bonito y rizado cabello rubio mientras sostenía su bandeja y se
sentaba detrás de nosotras, a tres asientos. Sus ojos se encontraron con los
míos y me vi obligada a mirar a Esme. Ella echó un vistazo y Charlotte bajó la
cabeza, comiendo su sopa.
―Debe seguir molestándote.
Nunca te dije que lamentaba por lo que tuviste que pasar ese día. Ni siquiera
puedo imaginarlo.
―No tiene razón de lamentase. Nada de eso realmente me
molesta. Una parte de mí siente como si debería estar más triste, pero estoy
feliz que no sea así. Sigo pensado que estoy tan feliz que hayamos terminado
antes de casarme con él, o todo podría haber sido mucho peor.
―Bien por ti ―dijo, tomando algo de su café―. Yo, por mi
parte, me alegro de no tener que preocuparme por ella y Edward de nuevo.
―¿Qué quiere decir? ―Dejé de comer.
―Una vez que Edward te saca de tu vida, te saca completamente
y nunca se arrepiente. Cuando lo visité tres días después de la boda, me di
cuenta que ya se había desecho de todo lo que le pertenecía a ella. Es sólo el
tipo de persona que es.
Sabía que eso no era cien por ciento cierto. Él podía haber
arrojado todo lo físico, pero todavía se había aferrado al número de teléfono
de ella durante un tiempo, antes de finalmente permitirme borrarlo.
―¿Quién es qué, madre?
Hablando del demonio.
Girando, él vino a nosotras junto a un hombre con el cabello
rosa plateado en una cola de caballo corta, los dos sosteniendo sus propias
bandejas.
Esme me guiñó, poniéndose de pie.
―Nada, estábamos hablando sobre su trabajo. ¿Cómo estás,
querido?
―¿Por qué me cuesta creer eso? ―Le dio una mirada, agarrando
el café delante de mí y tendiéndoselo a su amigo.
―Edward…
―Ella es alérgica al café. ―Besó su mejilla, tomando asiento
frente a mí.
Esme me miró, y todo lo que pude hacer fue asentir.
―Y, si no era nada, ¿por qué no te quedas?
―Edward Antony Cullen, ¿no le crees a tu propia madre?
―No, sé que estaban hablando sobre mí. Sólo dices mi segundo
nombre cuando he hablado demás, o tú. ―Subió las cejas y una sonrisa cruzó por
sus labios.
Ella miró al hombre del cabello rosa.
―No entiendo cómo puedes ser su amigo, Dr. Seo.
―Sólo soporto su tortura porque usted es su madre, Sra. presidenta.
Le dio una palmaditas en el
hombro, asintiendo antes de despedirse.
A su salida, el Dr. Seo intentó sentarse con nosotros, pero
Edward le dio una mirada… una mirada que él ignoró, acercando una silla.
―Dr. Ian Seo. Encantado de conocerla, señorita…
―Isabella Swan, pero puedes llamarme Bella. Me gusta tu
cabello. ―Le estreché la mano.
―Ese hombre cruel me hizo teñirlo después de engañarme en una
apuesta. Gracias, sin embargo. ―Le frunció el ceño a Edward, que untó la
mermelada en su rosquilla, sin prestarle atención.
―¿De qué era su apuesta?
Edward se detuvo a medio mordisco y lo miró fulminante.
―Simplemente intentó advertirme que no tocara algo que era
suyo. Lección aprendida. ¿Tienes amigas que le gusten los hombres asiáticos con
cabello rosa?
―Ninguna es soltera. ―Reí, negando.
Suspiró.
―Estaré atenta ―añadí.
Él miró a Edward.
―¿Dios sólo debe bendecirte a ti?
―Suena como una conversación entre tú y cualquier Dios en el
que creas. ¿Puedes tomar el café e irte? Le estás dando un dolor de cabeza.
No era así, pero sabía que simplemente estaba diciendo eso
para que se fuera. Me di cuenta que él había empezado a tomar té cuando estaba
cerca de mí.
El Dr. Seo me guiñó antes de ponerse de pie.
―Espero verla más, Srta. Swan.
―Estoy trabando aquí, así que estoy segura que nos
encontraremos de nuevo.
Asintió, dándole palmadas a Edward en el hombro, para su
molestia, antes de irse.
―Entonces, ¿de qué estaban hablando tú y mi madre?
―¿Qué apostaste contra el Dr. Seo?
Lamió sus labios, tragando antes de asentir.
―Bien, es un empate.
―¿Qué tal tu día? ―pregunté, continuando con mi comida.
Se encogió de hombros.
―Salvé un par de vidas aquí,
salve un par de vidas allá…
―Wow, estoy en presencia de la grandeza. ¿Debería inclinarme?
―Si quieres. ―Me guiñó―. ¿Tu mural?
―Está bien. Sólo planeaba marcharme unos minutos, pero la
gente sigue apareciendo.
―Ya sé a qué te refieres ―dijo seriamente.
Podía sentir que algo estaba mal. No parecía feliz, tampoco
parecía querer decirme qué le molestaba.
―Edward, ¿qué es?
―Esta mañana, cuando volví con Taigi, Peter esperaba frente
al edificio… con flores.
―¿Amapolas blancas y rojas?
Asintió.
―Supongo que simplemente no lo ignoraste.
―Intercambiamos palabras.
―¿Sólo palabras?
De nuevo, asintió.
―Aunque Taigi meó sus zapatos.
―Oh, amo a mi perro. ―Reí, echando atrás mi cabello―. No dijo
nada para molestarte, ¿o sí?
―De ninguna manera.
―Bien, entonces si no te preocupa eso, a mí tampoco. ―Me puse
de pie, tomando mi bandeja―. De verdad debería regresar si quiero llegar a
donde quiero hoy. ¿Cena?
―Realmente cocinaré esta vez ―respondió, pero antes de irme,
me llamó una vez más―. ¿Isabella?
―¿Sí?
―Tres preguntas: ¿te gustan las amapolas?
―Sí, son mis flores favoritas. ¿Segunda pregunta? ―Sabía que
estaba preguntando debido a Peter.
―¿Cuál es tu segundo nombre? Después de todo, gracias a mi
mamá, sabes el mío.
Parecía una pregunta aburrida, pero le dije:
―Es Marie. Isabella Marie Swan.
¿Y tu última pregunta?
―¿Quieres ir a una cita conmigo esta noche, Isabella Marie Swan?
―Sí.
―¿Te recojo en la esquina de artes y oficios? ―Sonrió.
Poniendo los ojos en blanco, lo saludé antes de salir.
Regresé por el pasillo azul grisáceo mientras estiraba los brazos, preparándome
para el trabajo que tenía por delante. Luego, ella salió frente a mí al final
del pasillo.
―Charlotte. ―Asentí, tratando de caminar alrededor de ella.
Me llamó.
―Deberías detenerte ahora.
―¿Qué? ―Me giré hacia ella.
Puso sus manos en los bolsillos de su bata, caminando hacia
delante.
―Lo que sea que esté pasando entre Edward y tú, deberías
detenerte antes de que te enamores de él y realmente te lastime. Edward no se
enamora.
―Lo siento. Lo que esté pasando entre Edward y yo no es
asunto tuyo…
―Lo engañé porque no me amaba ―interrumpió.
Quería darle una bofetada, pero simplemente siguió.
―Edward es un planificador. Establece metas y tiene toda esta
disposición en su mente de la forma que debe ser su vida. Quería casarme a fin
de año, pero Edward quería casarse para su cumpleaños treinta y uno. ¿Por qué?
Porque su padre lo hizo. Salió conmigo porque cumplí con todos los requisitos
que él quería en una mujer. No había pasión en nada de lo que hacíamos; sólo
era lógica para él. Yo quería pasión. Quería ser amada de la forma que se ven
en las películas. Así que, lo engañé. Y…
―¿Qué tal va tu pasión? ―pregunté―. Tal vez olvidaste con
quién estás hablando, pero realmente no me importa una mierda, Charlotte. Si no
te sientes amada, te marchas antes de estar con un vestido blanco, caminando
hacia alguien. Quieres que sienta lástima…
―No. Como dije, sólo quería decírtelo, porque ya te lastimé.
Deberías estar con alguien que pueda amarte, que no esté jugando…
―¡Deja de hablarme! ―le
espeté―. No quiero escuchar tus palabras de “sabiduría”; no eres mi
hermana o mi amiga. Eres la última persona en el mundo que le pediría un
consejo sobre una relación. ¡Métete. En. Tus. Propios. Malditos. Asuntos. Charlotte!
―Alejándome de ella, fui directamente a mi esquina, cerrando la cortina detrás
de mí. ¿Por qué no nos dejaban en paz? ¿Por qué debemos ser tan miserables como
ellos?
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Que
les pareció bueno muchas gracias por sus comentarios a todas también a las
lectoras fantasmas gracias nos vemos el lunes con capítulos nuevo.
10 comentarios:
Omg! Esya pasando de todo en la vida de nuestros personajes amados.... que sigan fuertes y juntos como ahora. Gracias por el capitulooooo...
Me encanto. Ellos son un encanto. Gracias gracias.
Ayy tenian q estar esos dos amargando cada vez a Edward y Bella.
De que murieron los quemados, de ardidos, par de egoístas gracias a ellos Edward y Bella están juntos y ahora va a intentar separarlos arggggg
Gracias por el capítulo y te leo en el siguiente 😘😘😘😘
Gracias po
me encanto el capitulo
buena esa taigi
Adoro el blog!!! <3
Amo a taigi!! Ese perro tiene un sentido impresionante sabe como catalogar a las personas. Charlotte es una maldita, espero que sufra😈
Ese par d amargados creen q con decir lo siento ya tienen todo solucionado tal para cual par d idiotas como no les funciono ahora quieren lo q dejaron votado y q creen par d idiotas les hicieron un favor al liberarlos d su presencia y ahora son mas felices q cuando tenían la basura con ellos , la tiraron y todo esta limpio d podredumbre y la basura justo donde debe estar y. Ellos continúan adelante y ahora son mas felices les hicieron un favor al irse y no creo q el tal Peter la quiera ni charlott solo quieren el trofeo perdido pero no se les hizo, ����❤ gracias
🙈🙈🙈🙈 necesito más capítulos!!!
SIII!!! Taigi muy bien!!!
xD el karma!!!
pero ash... osea despues del daño que les hicieron y simplemente creen que un "Lo siento" todo sera como antes... que estupidos.
y luego charlotte!!! MALDITA BRUJA!!!
El que estes mal con tu pareja no te da el derecho de engañarlo, que HDP
pero mi edward todo celoso xD
Espero que bella le explique y el no se haga una historia.
GRACIAS!!!
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