sábado, 17 de febrero de 2018

Enredos de Amor Capitulo 16

Capitulo 16
Problemas
Edward
Sostenía la correa de Taigi mientras regresábamos al apartamento. Isabella tuvo que apresurarse para encontrarse con un proveedor de pintura, así que me ofrecí para pasear a Taigi. Sólo pude correr por treinta minutos, pero no me molestaba; sentía que sí había entrenado de todos modos. Antes de que pudiéramos girar por la esquina, Taigi se detuvo, sentando su culo gris en la acera.

―Vamos ―dije, jalando la correa.

Cuando se levantó, intentó caminar en otra dirección.

Arrodillándome frente a él, lo acaricié detrás de la oreja.

―Podemos tomar un buen recorrido mañana, pero tengo que ir a trabajar.

Ladró, tratando de alejarse de nuevo.

―Taigi ―dije como si estuviese hablando con un niño travieso.

Gimió pero me siguió.

En el momento que fui por la esquina, deseé haberlo escuchado.
Se inclinó, casi parecía un lobo y gruñó ante el hombre que estaba de pie frente a nuestro edificio, sosteniendo un ramo de amapolas rojas y blancas. El hecho que sabía qué clase de flores eran prueba que había ido de compras de flores demasiadas veces con mi madre. Cuando llegamos al hombre, los gruñidos de Taigi se hicieron más fuertes.

―¿Taigi? ―Peter se volteó, mirando al perro.


Taigi ladró, mostrándole los dientes.

Buen chico, pensé, tentado a “accidentalmente” soltar la correa.

―Edward…
―Para ti es Dr. Cullen, y, ¿por qué demonios estás frente a mi edificio? ¿Realmente quieres que te destroce la cara? Charlotte no está aquí para amenazarme con la policía.

Levantó la mirada hacia el edificio.

―¿Tú vives aquí?

―Y tú no, así que, ¿por qué todavía sigues frente a mí?

―Ese es el perro de Bella…

Taigi saltó como si fuera a morder el dedo que se había atrevido a señalar en su dirección.

―Deberías irte antes de que lo deje ir ―lo amenacé, soltando algo a Taigi.

El husky saltó más cerca de Peter, haciéndole retroceder rápidamente.

―Taigi, soy yo, Pete…

Nuevamente, le mostró los dientes.

―Aparentemente tampoco quiere ver tu feo rostro. ―Su completa presencia estaba molestándome profundamente, especialmente sabiendo la razón por la que estaba aquí.

―Vine a ver Bella…

―¿Por qué? ―le pregunté tranquilamente―. ¿La extrañas? ¿Sabes que cometiste un error? Todo eso parecen tus problemas, porque ella está bien. ¿No has sido lo suficientemente egoísta por una vida?

Bajó la cabeza, pasando las manos por su cabello marrón arenoso.

―Nunca podré disculparme lo suficiente por lo que les hice. Tienes todo el derecho de odiarme, pero necesito verla. Sé que si hablamos, si tan sólo recordamos lo bueno, en lugar de…

―¿Qué, posiblemente, podría opacar el hecho de que escapaste con la mujer que se suponía que iba a ser mi esposa mientras caminaba hacia el altar? ¿En qué universo vives?

Podía ver que estaba enfadándose por lo fuerte que sostenía el ramo en sus manos. Todo su cuerpo se tensó.

―Esto no te incumbe, Dr. Cullen. Aún amo a Bella, y voy a hacer mi universo, su universo de nuevo…
―Suenas como un acosador demente, y no su pareja ―dije, caminando hacia la puerta, pero me detuve cuando estaba a su lado―. Pero entonces, ¿cómo podrías serlo, cuando ella está conmigo?
―¿Qué? ―espetó―. ¿A qué mierda te refieres a que es tu pareja? No podrían estar…

―¿En una relación? ¿Por qué no? Vamos, usa ese cerebro del tamaño de un maní que tienes, Evans. Ustedes nos dejaron. ¿A quién más íbamos a mirar que a nosotros mismos? Así que, cuando dices que no me incumbe, estás lamentablemente equivocado, porque Isabella está conmigo en todo sentido de la palabra. Y si tú, de cualquier manera, la molestas o intentas contactar con ella, no sólo destrozaré tu cara, me aseguraré que te alimenten por la nariz el resto de tu vida.

Él estaba hirviendo, su cuerpo temblaba.

―¿Tienes miedo que regrese conmigo? ¿Por eso es tu demostración de virilidad? ¿Qué, se han conocido por un corto tiempo y crees que eso se compara a los años que ha pasado a mi lado? ¿Sabes algo sobre ella? ¡Está enamorada de mí, yo fui el primero!

―¿Intentas ponerme celoso ahora? ―Reí―. Por favor entiende, no me importa una mierda qué eran ustedes. Sabe que rompiste con Charlotte, ¿y sabes qué dijo? Deseó que se hubiesen quedado juntos. Eso fue justo antes de tomarme la mano. Así que, deja de gritar sobre que fuiste su primera vez y que te quiere, porque la verdad es que ninguno de nosotros quiere saber nada de ustedes nunca más. Estamos disfrutando de nuestras vidas demasiado como para pensar en tu mierda.

Taigi tomó la oportunidad para levantar su pata y mear los zapatos italianos de Peter.

Me tomó todo lo que no tenía para reír.

―¡Jodido perro callejero! ―gritó, tratando de quitar la humedad de sus zapatos.

Taigi felizmente se sentó a mi lado.

―Intenta apostar a algo nuevo mañana, Evans. Parece que realmente no ganarás hoy ―respondí, dirigiéndome dentro.

Sólo cuando las puertas del elevador se cerraron, Taigi se relajó, recostándose en el piso.

Arrodillándome, le acaricié el estómago.

―Veo a qué se refería ella con que eres una pequeña mente maestra. ¿Por eso querías que fuera en otra dirección? ¿Así no desperdiciaba mi tiempo con él?

Me miró perezosamente, sólo para bajar la cabeza de nuevo, como si ni siquiera debería haberme molestado en pregunta, ya que sabía la respuesta. Genial, ahora estoy adivinando los pensamientos de un perro. Todo esto fue voluntad de Isabella… pero no podía dejar de preguntarme si realmente Peter había sido su primera vez.
Ella fue tan… sexual. El hecho de que cualquier hombre habría rechazado eso me hacía preguntar sobre su cordura.

Cuando salí del ascensor, estaba Jasper, una vez más apoyado contra mi puerta. Parecía que había tenido una noche de mierda.

―¿Tienes resaca? ―le pregunté, abriendo mi puerta y dejé pasar a Taigi; lo llevaría al apartamento de ella cuando fuera a trabajar.

Él asintió.

―Estaba tan molesto conmigo mismo… Estaba tan decidido ayer, y luego, cuando me fui, todo desapareció. ―Se sentó en el brazo de mi sofá, enterrando la cabeza entre sus manos.

Agarré una aspirina y agua, se la entregué.

―No dejaste que mamá te viera así, ¿verdad?

Negó, colocando las píldoras en su boca y bebiendo la mitad de la botella a la vez.

―Estaba profundamente dormida cuando llegue a casa por la mañana. No quería despertarla, así que vine aquí. ¿Porque a qué otro lugar iría?

―Aquí está bien.

Suspiró, sin mirarme.

―Si no funciona, prometo que regresaré a la escuela de medicina. Ni te pediré que me hagas entrar a una buena. Trabajaré duro e iré por mi cuenta…

―Funcionará ―le dije.

Me miró, sus ojos azules confundidos.

―¿Qué?

Sentándome, bebí mi agua.

―No pienses en la escuela de medicina como un plan alternativo. Si no quieres ser un doctor, Jasper, entonces no puedes ser un doctor, sin importar lo mucho que te obligues a ti mismo. Haz música. Tus canciones no son tan malas; las escuché mientras corría esta mañana. Tienes talento.

―¿Quién eres y dónde está mi hermano mayor? Dios, ¿tan borracho estoy? ―murmuró, cayendo al asiento a mi lado.

Le di un golpe en la cabeza.

―Síp, eres tú ―gimió, frotando el lugar―. No lo entiendo. Anoche estabas a un minuto de matarme. Lucías tan decepcionado.
―Jasper. ―Suspiré―. Lo siento. Por años, nunca te he preguntado qué querías hacer con tu vida. Sólo tomé decisiones por ti y te obligué hacer lo que pensé que era lo correcto para ti. No eres yo, y no soy tú. No puedo seguir mandándote, tampoco voy a interponerme en tu camino. Así que, sólo voy a ser tu hermano y hacerme a un lado. Mi único trabajo es alentarte, sin importar qué. Puede que tome un tiempo para adaptarme, así que sé paciente conmigo, pero prometo intentarlo.

No dijo nada por unos minutos, sólo tomó una profunda respiración.

―Gracias, Edward.

―No tengo idea por qué me estás agradeciendo. ―Intenté pasarlo por alto, tomando el cuadro de un lado de la mesa y entregándoselo.

―¿Qué es? ―Se detuvo, simplemente mirándolo―. ¿Es…?

―Nosotros, además de mamá y papá. Sí, Isabella lo pintó. Tenemos copias; aparentemente le va a dar el original a mamá.

―Parece tan real. Por un segundo, pensé: ¿cuándo nos tomamos esta? ―Rió―.
Es asombrosa.

―Realmente lo es ―me dije a mí mismo.


Isabella
Mordí la cuchara y abrí mi yogur mientras ella se acercaba a mí, sus tacones dando golpecitos en el suelo antes de sentarse, colocando una taza de café delante de mí.

―Señora… Doctora Cullen, buenas tardes ―dije una vez que bajé la cuchara.

Ella sonrió.

―Bella, puedes llamarme Esme, está bien. ¿Cómo estás?

―Estoy bien, gracias. Estoy tomando un pequeño receso para el almuerzo antes de empezar mi primera ronda de pintura.

―Vine a echar un vistazo, pero lamentablemente tu cortina ya estaba puesta. Creo que vi otros estudiantes más jóvenes aquí contigo anoche, ¿verdad? ―Agitó su café.

―Oh, sí, me ayudaron a terminar de trazar la pared. Primero pensé que podría hacerlo sola, pero eso me habría tomado semanas. Prometo que cuando terminé, será la primera en verlo.
Asintió, sosteniendo su taza.

―¿Todo está bien?

―Mis hijos. A menudo piensan que no lo sé o no veo todo lo que les sucede. En su mayor parte, les dejo creer que no tengo ni idea. Lo que ninguno sabe es que, ellos, como su padre, tienden a divagar cuando están ebrios.

¿Qué? ¿Por qué me contaba esto?

―No entiendo…

―Anoche, bueno, a la mañana temprano, Jasper llegó como un desastre absoluto a casa, y estaba molesto consigo mismo. Seguía preguntando por qué no podía ser como Edward, y diciendo que no quería decepcionarnos. Luego, hace treinta minutos, viene a mi oficina, con la mente clara y sobrio, con su hermano, diciéndome que ha abandonado la escuela de medicina para irse de gira. ―Rió.

No sabía si era una risa nerviosa o una feliz.

―¿Está triste?

Negó, sólo mirando fijamente.

―En absoluto. Lo que sea que mi hijo quiere hacer, siempre lo apoyaré. Sabía que no le apasionaba la medicina, así que, no estaba muy sorprendida. Lo que me tomó con la guardia baja fue Edward. Estaba esperando tener que calmarlo y recordarle que no puede controlar la vida de su hermano… pero, por alguna razón, no tuve que hacer eso. Y me preguntaba, además de mí, ¿quién más puede pasar por su cabeza dura? Lo siguiente que sé es que te estoy buscando a ti.

¿Por qué estaba tan nerviosa? Echando mi cabello hacia atrás, asentí.

―Los escuché pelear, y después hablé con Edward…

―Gracias, Bella. ―Puso su mano en la mía―. Gracias por estar allí para él. Al principio, me dije que sólo estaba fingiendo estar bien por nosotros, y luego me di cuenta que realmente está feliz. Así que, gracias. Espero no estar poniendo mucho sobre tus hombros. Sé que son amigos, ¿verdad?

Sentía como si estuviera intentando leerme, y tomé un bocado de mi yogur, mirando a otro lado. Deseé no haberlo hecho, porque entonces, vi a Charlotte y su bonito y rizado cabello rubio mientras sostenía su bandeja y se sentaba detrás de nosotras, a tres asientos. Sus ojos se encontraron con los míos y me vi obligada a mirar a Esme. Ella echó un vistazo y Charlotte bajó la cabeza, comiendo su sopa.

―Debe seguir molestándote. Nunca te dije que lamentaba por lo que tuviste que pasar ese día. Ni siquiera puedo imaginarlo.
―No tiene razón de lamentase. Nada de eso realmente me molesta. Una parte de mí siente como si debería estar más triste, pero estoy feliz que no sea así. Sigo pensado que estoy tan feliz que hayamos terminado antes de casarme con él, o todo podría haber sido mucho peor.

―Bien por ti ―dijo, tomando algo de su café―. Yo, por mi parte, me alegro de no tener que preocuparme por ella y Edward de nuevo.

―¿Qué quiere decir? ―Dejé de comer.

―Una vez que Edward te saca de tu vida, te saca completamente y nunca se arrepiente. Cuando lo visité tres días después de la boda, me di cuenta que ya se había desecho de todo lo que le pertenecía a ella. Es sólo el tipo de persona que es.

Sabía que eso no era cien por ciento cierto. Él podía haber arrojado todo lo físico, pero todavía se había aferrado al número de teléfono de ella durante un tiempo, antes de finalmente permitirme borrarlo.

―¿Quién es qué, madre?

Hablando del demonio.

Girando, él vino a nosotras junto a un hombre con el cabello rosa plateado en una cola de caballo corta, los dos sosteniendo sus propias bandejas.

Esme me guiñó, poniéndose de pie.

―Nada, estábamos hablando sobre su trabajo. ¿Cómo estás, querido?

―¿Por qué me cuesta creer eso? ―Le dio una mirada, agarrando el café delante de mí y tendiéndoselo a su amigo.

―Edward…

―Ella es alérgica al café. ―Besó su mejilla, tomando asiento frente a mí.
Esme me miró, y todo lo que pude hacer fue asentir.

―Y, si no era nada, ¿por qué no te quedas?

―Edward Antony Cullen, ¿no le crees a tu propia madre?

―No, sé que estaban hablando sobre mí. Sólo dices mi segundo nombre cuando he hablado demás, o tú. ―Subió las cejas y una sonrisa cruzó por sus labios.

Ella miró al hombre del cabello rosa.

―No entiendo cómo puedes ser su amigo, Dr. Seo.

―Sólo soporto su tortura porque usted es su madre, Sra. presidenta.

Le dio una palmaditas en el hombro, asintiendo antes de despedirse.
A su salida, el Dr. Seo intentó sentarse con nosotros, pero Edward le dio una mirada… una mirada que él ignoró, acercando una silla.

―Dr. Ian Seo. Encantado de conocerla, señorita…

―Isabella Swan, pero puedes llamarme Bella. Me gusta tu cabello. ―Le estreché la mano.

―Ese hombre cruel me hizo teñirlo después de engañarme en una apuesta. Gracias, sin embargo. ―Le frunció el ceño a Edward, que untó la mermelada en su rosquilla, sin prestarle atención.

―¿De qué era su apuesta?

Edward se detuvo a medio mordisco y lo miró fulminante.

―Simplemente intentó advertirme que no tocara algo que era suyo. Lección aprendida. ¿Tienes amigas que le gusten los hombres asiáticos con cabello rosa?

―Ninguna es soltera. ―Reí, negando.

Suspiró.

―Estaré atenta ―añadí.

Él miró a Edward.

―¿Dios sólo debe bendecirte a ti?

―Suena como una conversación entre tú y cualquier Dios en el que creas. ¿Puedes tomar el café e irte? Le estás dando un dolor de cabeza.

No era así, pero sabía que simplemente estaba diciendo eso para que se fuera. Me di cuenta que él había empezado a tomar té cuando estaba cerca de mí.

El Dr. Seo me guiñó antes de ponerse de pie.

―Espero verla más, Srta. Swan.

―Estoy trabando aquí, así que estoy segura que nos encontraremos de nuevo.

Asintió, dándole palmadas a Edward en el hombro, para su molestia, antes de irse.

―Entonces, ¿de qué estaban hablando tú y mi madre?

―¿Qué apostaste contra el Dr. Seo?

Lamió sus labios, tragando antes de asentir.

―Bien, es un empate.

―¿Qué tal tu día? ―pregunté, continuando con mi comida.

Se encogió de hombros.

―Salvé un par de vidas aquí, salve un par de vidas allá…
―Wow, estoy en presencia de la grandeza. ¿Debería inclinarme?

―Si quieres. ―Me guiñó―. ¿Tu mural?

―Está bien. Sólo planeaba marcharme unos minutos, pero la gente sigue apareciendo.

―Ya sé a qué te refieres ―dijo seriamente.

Podía sentir que algo estaba mal. No parecía feliz, tampoco parecía querer decirme qué le molestaba.

―Edward, ¿qué es?

―Esta mañana, cuando volví con Taigi, Peter esperaba frente al edificio… con flores.

―¿Amapolas blancas y rojas?

Asintió.

―Supongo que simplemente no lo ignoraste.

―Intercambiamos palabras.

―¿Sólo palabras?

De nuevo, asintió.

―Aunque Taigi meó sus zapatos.

―Oh, amo a mi perro. ―Reí, echando atrás mi cabello―. No dijo nada para molestarte, ¿o sí?

―De ninguna manera.

―Bien, entonces si no te preocupa eso, a mí tampoco. ―Me puse de pie, tomando mi bandeja―. De verdad debería regresar si quiero llegar a donde quiero hoy. ¿Cena?

―Realmente cocinaré esta vez ―respondió, pero antes de irme, me llamó una vez más―. ¿Isabella?

―¿Sí?

―Tres preguntas: ¿te gustan las amapolas?

―Sí, son mis flores favoritas. ¿Segunda pregunta? ―Sabía que estaba preguntando debido a Peter.

―¿Cuál es tu segundo nombre? Después de todo, gracias a mi mamá, sabes el mío.

Parecía una pregunta aburrida, pero le dije:

―Es Marie. Isabella Marie Swan. ¿Y tu última pregunta?
―¿Quieres ir a una cita conmigo esta noche, Isabella Marie Swan?

―Sí.

―¿Te recojo en la esquina de artes y oficios? ―Sonrió.

Poniendo los ojos en blanco, lo saludé antes de salir. Regresé por el pasillo azul grisáceo mientras estiraba los brazos, preparándome para el trabajo que tenía por delante. Luego, ella salió frente a mí al final del pasillo.

―Charlotte. ―Asentí, tratando de caminar alrededor de ella.

Me llamó.

―Deberías detenerte ahora.

―¿Qué? ―Me giré hacia ella.

Puso sus manos en los bolsillos de su bata, caminando hacia delante.

―Lo que sea que esté pasando entre Edward y tú, deberías detenerte antes de que te enamores de él y realmente te lastime. Edward no se enamora.

―Lo siento. Lo que esté pasando entre Edward y yo no es asunto tuyo…

―Lo engañé porque no me amaba ―interrumpió.

Quería darle una bofetada, pero simplemente siguió.

―Edward es un planificador. Establece metas y tiene toda esta disposición en su mente de la forma que debe ser su vida. Quería casarme a fin de año, pero Edward quería casarse para su cumpleaños treinta y uno. ¿Por qué? Porque su padre lo hizo. Salió conmigo porque cumplí con todos los requisitos que él quería en una mujer. No había pasión en nada de lo que hacíamos; sólo era lógica para él. Yo quería pasión. Quería ser amada de la forma que se ven en las películas. Así que, lo engañé. Y…

―¿Qué tal va tu pasión? ―pregunté―. Tal vez olvidaste con quién estás hablando, pero realmente no me importa una mierda, Charlotte. Si no te sientes amada, te marchas antes de estar con un vestido blanco, caminando hacia alguien. Quieres que sienta lástima…

―No. Como dije, sólo quería decírtelo, porque ya te lastimé. Deberías estar con alguien que pueda amarte, que no esté jugando…

―¡Deja de hablarme! ―le espeté―. No quiero escuchar tus palabras de “sabiduría”; no eres mi hermana o mi amiga. Eres la última persona en el mundo que le pediría un consejo sobre una relación. ¡Métete. En. Tus. Propios. Malditos. Asuntos. Charlotte! ―Alejándome de ella, fui directamente a mi esquina, cerrando la cortina detrás de mí. ¿Por qué no nos dejaban en paz? ¿Por qué debemos ser tan miserables como ellos?

****************************

Que les pareció bueno muchas gracias por sus comentarios a todas también a las lectoras fantasmas gracias nos vemos el lunes con capítulos nuevo.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Omg! Esya pasando de todo en la vida de nuestros personajes amados.... que sigan fuertes y juntos como ahora. Gracias por el capitulooooo...

Melina dijo...

Me encanto. Ellos son un encanto. Gracias gracias.

Laura Natalia dijo...

Ayy tenian q estar esos dos amargando cada vez a Edward y Bella.

Kar dijo...

De que murieron los quemados, de ardidos, par de egoístas gracias a ellos Edward y Bella están juntos y ahora va a intentar separarlos arggggg
Gracias por el capítulo y te leo en el siguiente 😘😘😘😘
Gracias po

crysty.katy dijo...

me encanto el capitulo
buena esa taigi

Maria213 dijo...

Adoro el blog!!! <3

Unknown dijo...

Amo a taigi!! Ese perro tiene un sentido impresionante sabe como catalogar a las personas. Charlotte es una maldita, espero que sufra😈

cari dijo...

Ese par d amargados creen q con decir lo siento ya tienen todo solucionado tal para cual par d idiotas como no les funciono ahora quieren lo q dejaron votado y q creen par d idiotas les hicieron un favor al liberarlos d su presencia y ahora son mas felices q cuando tenían la basura con ellos , la tiraron y todo esta limpio d podredumbre y la basura justo donde debe estar y. Ellos continúan adelante y ahora son mas felices les hicieron un favor al irse y no creo q el tal Peter la quiera ni charlott solo quieren el trofeo perdido pero no se les hizo, ����❤ gracias

Unknown dijo...

🙈🙈🙈🙈 necesito más capítulos!!!

Anónimo dijo...

SIII!!! Taigi muy bien!!!
xD el karma!!!
pero ash... osea despues del daño que les hicieron y simplemente creen que un "Lo siento" todo sera como antes... que estupidos.
y luego charlotte!!! MALDITA BRUJA!!!
El que estes mal con tu pareja no te da el derecho de engañarlo, que HDP
pero mi edward todo celoso xD
Espero que bella le explique y el no se haga una historia.
GRACIAS!!!

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina