Capitulo 6
Todos estamos
respirando con dificultad cuando finalmente se alejan, de pie a cada lado de la
cama, con los ojos llenos de lujuria mirando mi cuerpo.
—Menos mal. —Papi
suspira—. ¿Ves con lo que estoy tratando?
Te dije que necesito
ayuda para mantenerla domada. —Me guiña un ojo, y me río, abro mis piernas y me
aseguro de que mis rodillas estén dobladas, tentando. Mordisqueo mi labio
inferior, aleteo mis pestañas y gimo.
—Eres una traviesa,
¿no?
Me río. —Sí, Tío Emmet.
¿Las chicas traviesas no consiguen que sus culos sean follados? ¿O sus bocas?
—He tenido suficiente juego con las corbatas de seda que soy capaz de darme vuelta
sobre mis rodillas, agarrar las barras de metal y menar mi culo—. Estoy lista
para mi castigo, Tío Emmet. —Sacudo mis caderas, con las nalgas al aire, presiono
mis piernas juntas, de manera que mi pequeño clítoris reciba algo de atención.
—Joder, ¿estás
seguro, Edward? Este es culo caliente. —Miro, encontrándolo a mi derecha,
desnudo y su polla gruesa está dura y lista. Pasa la mano por su polla, lo
acaricia desde la raíz hasta la punta y una caída de líquido pre-seminal se
forma a lo largo de la hendidura. Él está probándome. Yo me muero por probarlo.
Tengo tantos agujeros y tan pocas pollas.
—Quiero que folles mi
culo. Dámelo.
—Ya oíste a la mujer.
Dale lo que quiere, Emmet.
Miro a Edward, con
una sonrisa amplia. —Gracias, Papi.
Meneo mi culo. —Polla,
¿por favor?
Tío Emmet ladra una
carcajada. —Muchacha descarada. —Él golpea mi culo, luego arrebata la botella
de lubricante que no había visto antes en la mesilla de noche. Un chorro rápido
y está bombeando su polla y cubriéndola con la capa de lubricante antes de
arrastrarse sobre la cama detrás de mí. Otro chorro y el gel fresco se deslizan
a lo largo de la raja de mi culo, dedos romos siguiendo a su paso.
Él hace círculos en
mi agujero, esos nervios sensibles queman a la vida con su toque, la sensación
de lo prohibido correr a través de mí, con ansias juguetonas desbordándose. Mi
coño se tensa, cada vez más mojado, el dolor aumenta con cada segundo que pasa.
—Joder, sí. —Estoy
tan necesitada. Empujo un poco hacia atrás contra su toque.
—Ella es una pequeña
puta, ¿no? —Emmet desliza un dedo grueso en mi culo, con la agradable plenitud
enviando un escalofrío por mi columna vertebral.
—Oh, sí. Mi nena es
una puta caliente. —La cama se hunde y Papi está a mi lado, con la polla dura
una vez más, la mano bombeando la verga que conozco tan bien.
—Papi. —Lloriqueo,
centrándome en esa polla que quiero chupar—. Dile que me folle, Papi. Lo
quiero.
Como un rayo, empuña
mi cabello y tira mi cabeza hacia atrás, así estoy mirándolo a los ojos.
—¿Quieres que tu tío ponga su polla en ti, niña mala? ¿Que ponga esa polla en
tu coño?
Gimo y retrocedo
cuando los dos dedos empujan más allá del anillo de los músculos de mi agujero.
—Sí, sí, sí…
—Chupa mi polla como
una chica buena y quizás te conseguiré lo que quieres. —Apunta la cabeza de su
verga hacia mi boca, y la abro con entusiasmo, tragando cada centímetro de lo que
me alimenta.
—¿Quizás? —Tío Emmet
empuja otro dedo dentro de mí, añadiendo una pizca de dolor a mi excitación.
Está jugando con mi culo como un profesional, trabajando dentro y fuera,
cortando y estirándome.
La polla de Papi sabe
tan bien, salda y dulce, arrugas y líneas familiares que se sienten como a
casa. Trago su alrededor, lo chupo hacia abajo, lo tomo como si follara mi
cara. No puedo moverme, solo gemir alrededor de la polla de Edward.
Un cuarto dedo casi
rompe mi culo a la mitad y yo grito, mucho placer y un poco más de dolor
golpeando a través de mí. Tío Emmet rápidamente alivia el dolor al llegar y
tocar mi coño, hormigueos de relámpagos se extienden desde ese dulce clítoris.
El grito cambia a gemido y él continúa. Golpea y folla mi coño y culo, dándome
y preparándome para esa polla gorda suya.
—Ella tiene un culo
un poco hambriento aquí, Edward.
Me empujo contra su
mano mientras él me trabaja de nuevo.
—Bueno, aliméntala
entonces, hermano. Estoy un poco ocupado aquí.
Me río alrededor de
la polla de mi papi, y él la saca de mi boca, yo gimo y hago pucheros.
—Papi…
Él golpea mis
mejillas con su polla, una vez a cada lado. —Eres una niña mala. Se buena o no
hay polla para ti, señorita.
—Lo prometo. —Asomo
mi labio inferior, y me da lo que quiero, regresa esa polla a mi boca, y
mientras yo hablaba con Edward, Emmet ha estado ocupado. Su polla está lista en
mi ano, buscando la entrada y me alejo un poco, fuera de su alcance, y trabo
miradas con Edward.
Toma mi mejilla. —Él
está cubierto, nena. Siempre voy a cuidar de mi niña.
Suspiro y me relajo,
vuelvo a mi hombre, la polla de Tío Emmet empuja mi culo, con la polla entrando
y saliendo de mi boca. La abrazó, acaricio el placer de cerca y lo nutro.
Esa polla gorda y
gruesa se facilita dentro de mí, lentamente, pero con seguridad recibo pulgada
tras pulgada. El ardor es abrumador, casi empujando lejos mi excitación, pero
es demasiado bueno para ser malo. Es demasiado de ambos, y entones el placer triunfa,
gana impulso y me rodea. Estoy perdida en esa ola mientras
Tío Emmet se asienta
completamente, con sus bolas descansando contra mi coño.
—Oh, joder. Dulce
culito. —Me da nalgadas y yo gimo, me muevo de nuevo contra él, satisfaciendo
cada uno de sus golpes—. Apretado y caliente.
—Sí. —Papi toma mi
mejilla, me acaricia—. Ella tiene el cuerpecito perfecto. Hecho para follar.
—Cierro mis ojos, deleitándome con su alabanza—. Sin embargo, eres una chica
mala, siendo follada por tu papi y tu tío.
Aumento mi succión,
trabajo con Tío Emmet mientras él me folla, tomo y doy, y tomo un poco más.
Mi coño se está
batiendo, doliendo, y necesitando cada segundo que pasa. Necesito ser follada
más duro, necesito que mi rostro y mi culo sean follados duro. Que sean usados.
Lloriqueo, gimo,
retrocedo y avanzo, miro a los ojos de mi papi, rogando con mi mirada. Uno o el
otro, o ambos, maldita sea.
—Oh, ¿eso es lo que
quieres, pequeña zorra? —Arquea una ceja, leyéndome como un libro.
Él desliza su polla
fuera de mí, con un hilo de saliva conectando mi boca con la cabeza de su
polla. —Papi…
—Cambio de planes,
hermano. Tenemos una chica muy necesitada.
—No creo que pueda
dejar ir este culo, hombre. —Él empuja dentro de mí y ambos gemimos mientras
presiona con fuerza contra mis caderas.
—Joder, Papi. Lo
necesito. Demasiado.
Edward acaricia una
mano bajo mi espalda. —Shh… ya te entendí.
Estoy perdida en
placer por un momento y luego se ha ido, en culo vacío, los agujeros muriendo
por algo. Las corbatas desaparecen y Edward se pone debajo de mí. Me incorporo,
lanzándome sobre su polla, suspiro al tenerlo dentro de mí sin nada entre
nosotros. —Oh, Papi. Es tan bueno.
Cojo mi ritmo
habitual, olvidando completamente que hay otro hombre, otra polla, en la
habitación.
Bueno, al menos hasta
que las manos ásperas están acariciando mi espalda, haciéndome bajar hacia el
pecho de Edward hasta que estamos descansando en la parte superior de ambos.
—¿Edward? —Sé que mis
ojos están abiertos de par en par.
—Oh, pequeña. Estás a
punto de conseguir algo por lo que has estado muriendo. —Él se impulsa hacia
arriba dentro de mí, empujando más profundo—. Vas a ser follada por tu papi y
tu tío, porque eres una zorra traviesa, ¿no?
La cama se mueve detrás
de mí, la polla de Emmet está colocada en mi culo una vez más y empuja hacia
adelante hasta que estoy llena en ambos agujeros, rellena y explotando de
placer inducido por las pollas. Ambos hombres están respirando con dificultad,
jadeando, y todavía aferrándose conmigo atrapada entre ellos. Estoy ensartada.
Y me encanta.
—Es tan apretada, Edward.
—Jodidamente húmeda y
caliente.
—Oh, sí, zorrita,
¿no?
Lloriqueo, apretando
el coño y el culo, extrayendo un gemido de ambos. Es tan bueno, solo tenerlos
dentro de mí y sentir ese estiramiento. —Lo soy. Tu zorra a la que le gusta la
leche, Papi. Es tan bueno.
Comienzan a moverse
entonces, alternando empujes, entrando y saliendo de mi coño y mi culo.
Empiezan lento, pero descubren el ritmo y trabajan juntos. Lentamente, pero con
seguridad aumentan el ritmo, gruñendo y gimiendo, follándome más duro y más
duro.
—Sí, follen mi culo,
mi coño. Dénmelo todo.
Es más entonces, el
endurecimiento de los músculos que no sabía que tenía, el clítoris palpitante,
y mi placer está creciendo con cada aliento, embistiendo a través de mí como el
viento de un tornado, envolviéndome en franjas de rayos, y todo lo que puedo hacer
es jadear y gemir.
—Tómala. Toma esa
maldita polla. —Tío Emmet está machacando dentro de mí junto con mi papi,
abrumando mis sentidos.
Ni siquiera sé lo que
estoy sintiendo, en algún lugar entre el placer y el dolor, y cosas que nunca
he sentido antes, pero amo cada segundo. Está gritando a través de mí, los
nervios gritando a los cielos y bailando con cada embestida.
—Papi… —gimoteo—. Tío
Emmet…
Tío Emmet golpea más
duro, empujando profundo. —Dulce culo. Puta sucia.
—Quiero venirme… por
favor.
Como si mis palabras
fuera un desafío, me folla en serio, bombeando dentro y fuera de mis agujeros,
dejándome jadeando y gritando, subo más duro y más alto. Diferentes músculos se
retuercen y tensan, la liberación placentera impregna todo mi cuerpo. No puedo
respirar, no puedo pensar más allá del próximo escalofrío recorriéndome. Lava
se está construyendo en mis venas, cambiando y moviéndose hacia mi coño, hacia
mi culo.
Estamos conectados y
trabajando hacia el mismo objetivo, en la búsqueda de nuestra propia
liberación.
Estoy gruñendo y
gimiendo, los hombres me hacen eco con cada movimiento, maldiciendo y alabando,
y moviéndose el uno con el otro.
—Es tan bueno. —Mis
pezones se frotan contra el pecho de Edward y me desplomo contra él, no
tratando de ayudar, sino simplemente tomando lo que están entregando.
Ellos empujan y tiran
de mi cuerpo a su antojo, pareciendo arrastrar incluso más placer de mí.
—Joderjoderjoderjoderjoder…
Mi coño está tan
apretado, mi culo siguiendo su ejemplo, apretando y ordeñando, y disparando al
éxtasis aún más cerca del borde. La manera en que sus cuerpos se mueven contra
mí, para que de alguna manera alguien esté frotando el pleno nervio de mi clítoris.
Manos aprietan mis
caderas, sosteniéndome como si fuera solo un agujero para ser follado. Más duro
y más duro, más rápido y más rápido.
—Damedamedamedame…
—Vamos, putita. Vente
en nuestras pollas. Dáselo a Papi.
Ahí está, justo ahí
al alcance, y sus palabras me empujan a ese borde de manera que puedo abrazar
el placer, bañarme en él. No sé si estoy yendo o viniendo, o bailando o
muriendo. Todo es demasiado y no lo suficiente. Sé que estoy chillando y
gritando, no, estoy fuera de mi mente con la felicidad, pero no puedo pensar.
El mundo podría terminar y no lo sabría.
Estoy sin huesos,
escurrida y lista para solo morir en el acto como una chica feliz. Tío Emmet
ruge, se queda al ras contra mi culo antes de que se haya ido y yo gima la
pérdida. Pero Papi se mueve a mi espalda, se cierne sobre mí, su mirada llena
de pasión simplemente perfora la mía.
Él mueve sus caderas,
empuja dentro de mí suavemente, una pulgada dentro, una pulgada fuera,
agradable y fácil.
Suspiro, alcanzando y
acariciando su rostro. —Papi…
Besa la palma de mi
mano. —Así es, nena. Solo tú y yo. Ya sabes lo que quiero ahora.
Niego con la cabeza.
Acabo de venirme como una explosión nuclear. No puedo hacerlo de nuevo. —No…
Él asiente. —Sí,
cariño. Ven a la polla de Papi. Agradable y fácil.
Gimo, pero sacudo mis
caderas contra él, como él dice.
Agradable y fácil,
diminutas réplicas se están deslizando a lo largo de mi columna vertebral,
tomando control de mi cuerpo mientras me acuesto pasiva debajo de él.
Todavía no he cogido
el aliento, todavía no me he venido abajo por todo lo alto de estar con ambos,
mi papi y Tío Emmet.
Estaba llena de
ellos, teniendo en cuenta el sueño de dos hombres juntos entregados en bandeja,
y ahora mi papi solo quiere un pequeño orgasmo.
Gimo, con el placer
subiendo un escalón más arriba. Más cerca de mí, pero no del todo a su alcance.
Mi coño se aprieta alrededor de la polla de Papi, ordeñándolo un poquito.
—Esa es mi chica.
Sabes que quieres hacerme feliz, mi amor.
Asiento, me muevo un
poco más, más duro y llevándolo más profundo, abrazando su polla en mi coño.
Las astillas de goce se deslizan a lo largo de mi espina dorsal, bailando
alrededor de mi coño, tirando de las cuerdas de placer, dándome más.
—Sí. —Suspiro y él se
inclina, captura mis labios en un beso abrasador.
Nuestras lenguas
enredadas, saboreando, acariciando y tocando la una a la otra, conectadas y
explorando. Gimo y jadeo en su boca mientras se presiona más profundamente en
mi coño.
Nuestras lenguas se
retiran, los labios tocándose apenas mientras respiramos el uno del otro, compartiendo
ese último atisbo de intimidad.
Mi liberación está
ahí ahora, fluyendo a través de mí, masajeádome de pies a cabeza, y es fuerte y
dulce al mismo tiempo. Transcendental y la más suave conexión con el placer que
nunca he tenido.
La mirada de alegría
del rostro de Edward simplemente lo hace todo mejor, puro y más potente con esa
expresión que aumenta mi más elevada excitación. Me sigo viniendo, una y otra
vez mientras se congela en el fondo de mi coño, con la polla latiendo y
palpitando en mi calor, y alargando mi orgasmo más y más.
Estoy jadeando y
resoplando, suspirando su nombre mientras su cuerpo da sacudidas encima de mí,
con mi nombre en sus labios. Es tan hermoso, como si el tiempo se detuviera en
este mismo momento.
Su semen me llena, y
disfruto de la humedad adicional entre mis piernas, la prueba de su deseo por mí.
Todo está ahí, el tacto, el sabor, el olor. La perfección en un solo paquete.
Un hombre. Mi papi.
Pero, ¿en serio?
Follar a Tío Emmet fue malditamente bueno también.
Estoy exhausta, y
parece que Edward también. Él cae al lado, un rastro de semen todavía queda en
la estela de su retirada. Me acurruco contra él, descaso en su pecho, escucho
el latido de su corazón y me dirijo poco a poco hacia el sueño.
Me doy cuenta que
estamos olvidando un cuerpo y levanto la cabeza para mirar alrededor de la
habitación. Tío Emmet está sentando en una silla, poniéndose los calcetines y
los zapatos cuando lo espío. —¿Tío?
—Vuelve a dormir,
Angel. —Me guiña el ojo—. Pero gracias por dejar que me uniera a ustedes.
Sonrío y estoy segura
que parezco una loca ebria. —Ha sido un placer. Literalmente.
Él se pone de pie,
moviendo la cabeza y sonriendo. —Estoy seguro de que lo fue. Recuérdale a Edward
que tenemos la graduación de la universidad de mi hijo en un par de semanas,
¿de acuerdo?
Voy a salir.
Hmm… tengo un primo…
Bueno, ex-primo.
Interesante.
5 comentarios:
OMG 😲😲😲😲😲😲
Calor calor
Será jasper 😄😄
Está bola es insaciable, ahora quiere al primo, bueno el primo será 😄😄😄
Y el castigo fue muy duro 😜 seguro se porta muy mal para q la sigan castigando esta niña no aprende es muy traviesa 🔥🔥🔥🔥🔥😜😘❤ gracias
Wow y el q sigue ..... gracias 🔥🔥🔥
OMG! Es una chica de papi (sin duda yo también lo prefiero) pero como disfrutó el castigo del tío Em ... que caliente y traviesa 🔥 😋 ya está pensando en el primo. Muchas gracias por el capítulo.
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