viernes, 1 de junio de 2018

Un Alma Compartida Capítulo 7

Capítulo 7
Isabella 
¿Qué mierda, Edward?

Oh Dios. Estaba en problemas.

—¿Y quién mierda es Isabella? —murmuró Emmett mientras levantaba el rostro.

Al verme, me observó de arriba abajo antes de volverse hacia Edward.

—¿Hay algún motivo por el cual estemos discutiendo esto frente a… quien sea que sea ella?

Edward aclaró:

—Esta es Isabella.


Mis palmas comenzaron a sudar. Casi me desmayé en ese instante, pero clavé mis uñas en el brazo de Edward para estabilizarme.

—Ah. Ya veo. —Emmett volvió a beber su café antes de mirarme—. Siéntate. Por favor.

Su “por favor” no sonó como un pedido, sino como una orden, pero aun así, habló suavemente.

Mi estómago se sintió chistoso de repente. Miré a Edward con ojos como platos y susurré:

—¿Es una trampa?

Mirándome, palmeó la mano en su codo, sacó una silla y me ayudó a sentarme. 

—Relájate. Sólo estamos charlando.
Emmett dobló el periódico y lo apoyó en la mesa frente a él.

—Entonces, Isabella, ¿robar billeteras es un hábito tuyo?

—No —respondí suavemente por el dolor de mi garganta.

Entonces Edward habló.

—Tenías setecientos dólares en tu billetera. 

Emmett miró a su hermano.

—Soy consciente de eso.

Edward se estiró hacia la bandeja de fruta, tomó con cuidado un puñado de frutas, y se metió una en la boca. Masticando, gesticuló hacia mí.

—Sólo tomó cien. —Se metió otra uva en la boca—. El resto lo dejó.

Emmett alzó las cejas de una forma similar a como había visto hacerlo a Edward. Me miró con dureza.

—No eres una buena ladrona.

Edward giró la cabeza para mirarme.

—Eso es porque no es una ladrona.

—Ya veo —murmuró Emmett mientras se rascaba la barbilla—. De acuerdo. ¿Y por qué está aquí?

Fruncí el ceño. No me gustaba que hablaran de mí como si no estuviera.

—Se quedará conmigo hasta que recupere su camino. La contraté. Es la nueva chica del bar. Y con su historial, estoy seguro que podrá detener los problemas antes de que comiencen. Me asistirá a mí. 

Edward miró a su hermano y dijo llanamente: 

—Isabella no tiene hogar. Robó el dinero porque estaba hambrienta.

—Ya veo. —Pero Emmet no parecía verlo. Además, me miraba como si fuera una 
cucaracha que deseara aplastar. 

Habló directamente con Edward: 

—Tú serás el responsable si ella la caga. Iré por tu trasero, hermanito.

Edward me miró.

—No la cagará. Tiene mucho que perder.

Quería protestar. Quería explicar que una persona sin nada no tenía nada que perder. Pero guardé silencio. Esta charla era sobre mí, no conmigo. Claramente.

Y entonces Emmett se dirigió a mí: 

—Creo que ya habrás adivinado que mi nombre es Emmett. Y aunque Edward está a cargo de los pisos en Bleeding Hearts, soy el jefe. —Tomando un tenedor, me señaló con él—. Aquí no hay nada de esa mierda de “tres errores y te vas”, pequeña. Una cagada, y te vas. Sin segundas oportunidades.

No respondí, simplemente porque no quería decirle que se metiera el tenedor por el trasero. Pero ante el silencio prolongado, comprendí que era necesaria una respuesta. 

—Entiendo.

Emmett sonrió, y pude ver lo apuesto que era. 

—Me alegro. Bienvenida a bordo.

Él y Edward eran parecidos, sólo que Edward era más alto, y Emmett tenía más músculo. Ambos tenían cabello oscuro, peinado elegantemente. Ambos tenían ojos del color del coñac. Ambos tenían labios carnosos, y ambos llevaban sus trajes muy bien.

Desde ese momento Emmett me ignoró. Aunque sí habló con Edward.

—Te necesito hoy. ¿Tienes un momento después del almuerzo?

Edward comió otra uva y se me hizo agua la boca.

—Sí. ¿Has pensado en la idea del curso de primeros auxilios que propuse?

No había comido fruta fresca hacía mucho. Quería sentir el jugo dulce para ver si era como lo recordaba.

Emmett respondió: 

—Sí. Lo vamos a hacer. Todo el personal de seguridad y de la barra lo hará.

Mientras van rotando pueden elegir un día libre para hacerlo, y se les reembolsará su tiempo. —Hizo una pausa—. ¿Y Edward? Alimenta a tu maldita mascota antes de que colapse.

Mirando a Emmett, salté en defensa de Edward. 

—No tengo hambre.

Justo cuando lo decía, mi estómago gruñó de la forma más escandalosa posible. Y duró lo que parecieron días. 

Me volví a Edward, con las mejillas encendidas.

—Estoy bien, de verdad.

Pero él estaba frunciendo el ceño, pareciendo avergonzado. Se inclinó hacia mí y habló muy bajito: 

—Lo lamento.

Le susurré:

—No te disculpes. Has sido muy generoso, Edward. —Me estiré para apretar su brazo—. No podré agradecértelo lo suficiente.

Murmuró en voz baja: 

—Desearía que me hubieras dicho que tenías hambre. No soy muy bueno leyendo a la gente, Isabella.

¿Cómo había cambiado tan rápido la situación? ¿Por qué yo me sentía culpable?

Ante su expresión de tortura, me disculpé. Obviamente estaba avergonzado.

—Lo siento. Es que has sido tan amable, que no quiero parecer desconsiderada. 
La próxima vez te lo diré, lo prometo.

Asintió mientras una mujer de cabello gris con gafas y vestida de negro entró sosteniendo un plato de huevos y tocino con setas salteadas. Olía increíble. Lo apoyó frente a Emmett y le sonrió a Edward. 

—Buenos días señor Cullen. ¿Qué le gustaría hoy?

Edward curvó los labios. 

—Buenos días Carmen. Me gustaría un omelette. Y Isabella quiere…

Los tres me miraron. Edward esperó pacientemente y Carme me sonrió alentadoramente. Emmett me miró como un halcón.

—Oh —dije—. No soy exigente. Cualquier cosa estará bien.

Carmen rió. 

—Cualquier cosa no es una comida, cariño. —Sonrió—. Puedo hacerte huevos y tocino, panqueques, tostadas, waffles, avena o cereales, o tengo algunas tortitas recién horneadas. ¿Cuál prefieres?

Le sonreí. 

—Huevos y tocino suena genial. 

Ya estaba salivando al ver el plato de Emmett.

—¿Revueltos?

—Claro.

Me guiñó. 

—Volveré enseguida.

No me sorprendo fácilmente, pero lo que sucedió a continuación me dejó sin habla. Emmett se puso de pie con su plato, caminó alrededor de la mesa, y lo puso frente a mí. Volvió a su asiento, se reclinó, y todo sin una sola palabra.

Miré el plato un momento antes de volver a mirarlo a él. Me miró, sus ojos cortantes, y me pregunté si este hombre era tan duro como hacía creer.

—Gracias —dije sinceramente, con suavidad.

Rompió el contacto visual, levantó su periódico lo suficiente para no verme, y siguió leyendo.

—De nada.

Comí despacio, saboreando cada bocado de los esponjosos huevos revueltos, las suaves y condimentadas setas, y el crocante tocino. Era perfecto, y en secreto deseaba caminar hasta la cocina y abrazar a Carmen.

Edward me vio comer. Lo hizo tan obvio que sin darme la vuelta ni dejar de comer, lo notaba.

Estaba llevando otro bocado a mi boca cuando oí la puerta abrirse. Una mujer gritó: 

—¡Estoy en casa!

La comida se sintió de repente más pesada en mi estómago. A las mujeres nunca les gustaba. Encontraban algún problema conmigo, y nunca podía entender por qué, ya que intentaba ser amable con todos.

Una morena alta y despampanante con cabello ondulado, una enorme boca y brillantes dientes blancos entró en el comedor empujando un carrito con una adorable niñita en él. Llevaba jeans, tacones altos y un suéter color caramelo. Sus ojos se posaron inmediatamente sobre mí. Su sonrisa cayó. 

—Lo lamento. No sabía que teníamos compañía.

Avanzando, se inclinó para besar a Edward en la mejilla y murmuró:

—Hermano. —Se volvió e hizo lo mismo con Emmett. Ambos aceptaron con gracia 
sus besos. Ella no tenía que aclarar que Emmett y Edward eran sus hermanos. Cualquiera podía ver la relación.

Caminó al asiento más alejado, acercando el cochecito hacia ella, desabrochando a la niña y sacándola.

—Soy Alice —murmuró distraídamente. 

Edward respondió por mí mientras masticaba. 

—Esta es Isabella, la nueva chica del bar. —Y entonces hizo lo increíble.

Sonrió.

Era una sonrisa amplia y brillante y perfecta. Sus dientes eran blancos y perfectamente derechos. Tenía un único hoyuelo marcado en su mejilla, y su rostro se transformaba por él.

Mi Dios.

Mi corazón tembló al notar lo hermoso que era Edward. Quiero decir, siempre me pareció atractivo, pero ahora era algo increíble. Delicioso.

La mujer, al ver la sonrisa de Edward, le dio a la niñita y de nuevo, me sorprendí de que él la aceptara sin quejas, sentándola en su regazo y abrazándola suavemente antes de besarle la cabecita. Alice me miró de nuevo, su sonrisa desvaneciéndose. 
Me recibió al igual que Emmett. No estaba segura de mí. Y yo no la culpaba.

Su pequeña sí que era hermosa. Tenía los ojos claros de la familia y el cabello oscuro, pero su cabello se elevaba en hermosos rizos y ahora lo llevaba recogido en dos coletas. Era difícil mirarla y no sonreír. Era adorablemente regordeta, y tenía pestañas tan largas que parecía una muñeca de porcelana. 

La mirada de Alice se volvió dolorosa. Necesitaba hacer algo y rápido.

Me puse de pie y me detuve a un metro de ella. Me miró, y alzó una ceja. Estiré mi mano.

—Lo lamento, es que estaba comiendo. No quería ser descortés. Me llamo Isabella.

Sus ojos se entrecerraron ante mi mano y después de un instante, la tomó. 

—Llámame Alice. Todos lo hacen.

Ella liberó mi mano y yo me senté, tomando mi tenedor. Miré a Alice quien observaba a su hermano y a su hija con ternura. No pude evitar sonreírle.

—Es preciosa.

—Lo sé. —Nas sonrió suavemente—. Y ella también.

Emmett se puso de pie, caminando hacia Edward. 

—Dame a mi niña.

Edward se la pasó, y Emmett le besó la mejilla con amor, hablando suavemente en su oído mientras ella le quitaba el pañuelo decorativo y se lo metía en la boca. De repente me sentí confundida. ¿De quién era ella?

Carmen trajo otro plato y, al ver el que estaba frente a mí, sonrió y le dio a Emmett el plato. Mientras pasaba frente a Alice se inclinó y le besó la frente antes de dejar otro plato frente a Edward. 

Mientras se dirigía a la puerta le preguntó a Alice: 

—¿Quieres algo querida.

Alice de repente parecía cansada. 

—No, comí en el avión. Pero gracias Carmen.

Edward dijo:

—Me gustaría preguntar por qué llegaron antes, pero siento que ya sé la respuesta. ¿Cómo estuvo el vuelo? ¿Vanessa molestó mucho?

Entonces la niña comenzó a hablar. 

—Nesa. Neeesa. Neeeeeesa. 

Miró a Emmett y dijo: 

— Emme. Mi nessa. Nessa. —Miró a Edward y metió una mano en la boca de Emmett. 

Me sorprendió que no ofreciera resistencia y simplemente sonriera—. Papá. Papá. —Y luego de Alice—. Nesssa. Neeeesa. Mi ia. Ia. 

Y entonces me miró, parpadeó y se volvió hacia Emmett murmurando un dudoso: 

—heeena.

Emmett sonrió levemente y vanessa mostró una sonrisa llena de dientes, sus ojos sonriendo igual que los de Edward.

Me volví hacia Edward y sonreí. 

—Se parece a ti.

Se volvió hacia mí, sus ojos divertidos. 

—Eso tiene sentido. —Hizo una pausa antes de añadir—, después de todo, es mi hija.
*******************************
Hola a todas que les pareció la llegada de Nessa 
 Gracias por sus comentarios nos vemos el lunes.

14 comentarios:

Letty Martínez dijo...

Hay ese Emmet Hahahahahahahahaha muy buen capitulo nena muchas gracias
Creo q cada vez amo más a este Edward :-) nessa es su hija???
Como esta eso? Pensé q era hija de Alice¡¡.

Unknown dijo...

Estos hombres parecen muy duros pero son muy tiernos y considerados, muy bueno el gesto de Emmett.
Y la niña, primero pensé q era de Alice, luego de Emm y resulta q es de Edward.

MELANY dijo...

Emmet no es tan malote
Cómo que es su hija ,😰😲
Que no llego con Alice ??este Ed siempre con sorpresas !!

Kari Salinas dijo...

Gracias por el capítulo Emmett asusta a cualquiera más sorpresas con Edward

Chayley dijo...

Ok... nadie para ser lo que es. Y tengo tantas incógnitas, quien es Bella? Como terminó en la calle? Y Nessa??? Me encanTa la historia... besos

carola dijo...

Tiene una hija??!!!! Me he quedado sin palabras...
Esta buenisima la historia!

saraipineda dijo...

Demonios jajajjajajaja pero que paso aquí jajajajaajaja primero Emmet todo agresivo después Alice toda seria y ahora un hermosa bebé e mmmmmm jajjajajaja gracias nena

beata dijo...

Gracias por el capítulo

Me queda la duda de saber quién es el padre de Nessa

crysty.katy dijo...

haber como es esto llega con alice pero es hija de edward

Anónimo dijo...

Quedé mega confundida con Nessa. La hija de todos jajajajaja

Unknown dijo...

OMG!!!
Como que si hija??? Alice solo es como su niñera??? Después de todo donde trabajan no es exactamente un lugar rosa y con arcoíris.
Muchas dudas!!!
Gracia por el capi
Y pues si, todos según muy rudos pero de buen corazón!! ^w^

Parcialmente Populares dijo...

Me encanta!!!

TataXOXO dijo...

Ohh así que Nessa es la hija de Edward... espero que Bella le caiga bien a la bebé.... que hermosa!!!! Aunque la miraron raro, parece que teniendo el apoyo de Edward, no hay problema ;)
Besos gigantes!!!!
XOXO

cari dijo...

Q enredo Nesa es hija de Edward llega con Alice y Emmett es un oso tierno 😉😘💕 Gracias

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina