lunes, 23 de julio de 2018

Un Alma Compartida Capitulo 27

Isabella

Era la tercera noche consecutiva que Edward y yo íbamos a casa temprano por la falta de clientes. Era preocupante. Si las cosas seguían del modo como estaban, la mitad del personal del Bleeding Hearts se quedaría sin trabajo.

¿Era tan terrible que la única cosa en mi mente fuera sexo?

Edward y yo nos habíamos familiarizado completamente el uno con el cuerpo del otro. No había lugar en su alto y fuerte cuerpo que mis labios no hubieran rozado, un lugar que no había aspirado, lamido o suspirado con placer. Pero el acto principal… aún tenía que suceder. Por las intensas miradas que Edward me había dado desde el otro lado de la sala durante toda la noche, tenía la sensación de que esa noche sería la noche.

Al final resultó que no me equivocaba.

¡Hurra!


A medida que nos desnudábamos para la cama, vi con asombro como Edward se despojaba de todo, su cuerpo musculoso desnudo, paseándose hacia donde yo estaba en nada más que un par de bragas y un sujetador blanco. Con ojos entornados, se subió encima de mí y desabrochó el gancho delantero de mi sujetador.

El material cayó y mis pequeños pechos reaccionaron ante su mirada de adoración, mis pezones se tensaron con excitación. Su manos acariciaron mi cintura y luego más arriba, más allá de mis costillas hasta que me tocó donde necesitaba, pasando sus pulgares sobre mis brotes apretados.

En respuesta a mi pequeño jadeo, su dura polla se sacudió ligeramente y el húmedo líquido preseminal cubrió toda su cabeza, pidiendo a gritos ser lamido. Se alzaba sobre mí y me encantaba la sensación de ser tan pequeña debajo de él, la sensación de que podía dominarme, pero a sabiendas de que nunca lo haría.

Era algo muy poderoso, el causar un deseo tan feroz en la persona que amas.

Inclinó su cabeza y tomó un sensible pezón en su boca. Era algo que hacía a menudo. No estaba segura si era porque sabía cómo de húmeda me ponía cuando lo hacía, o si era sólo porque le gustaba poner mis pezones en su boca. De cualquier manera, funcionaba para los dos.

Él fue hacia el centro, pellizcando y luego lamiendo los picos de mis pechos, y haciéndolo una y otra vez hasta que estaba gimiendo de necesidad. Mi cuerpo se sentía hueco y rogaba porque lo llenara.

Sus hábiles dedos trabajaron rápidamente para quitar mi ropa interior. Un tirón rápido y eran historia, nada más que un pedazo de satén en el suelo de la habitación.

—Dobla tus piernas. Las rodillas, nena —ordenó, y yo obedecí, doblando las rodillas y dándole una vista sin restricciones de mi centro húmedo.

La mirada de Edward brillaba con calor. Pasó sus grandes manos por mis rodillas y acarició con sus manos mis muslos hasta que sus dedos tocaron suavemente mis labios externos.

Su dedo del medio se burlaba de mí, recorriendo suavemente mi necesitada entrada, recubriéndose con mi excitación. Mis mejillas se tiñeron de color rosa mientras mi corazón latía más fuerte, más rápido. Lo necesitaba.

—Por favor —susurré.

Él concedió mi deseo, la punta de su dedo se deslizó dentro de mí a un ritmo deliberadamente lento. Poco a poco, se movió dentro de mí. Un gemido se me escapó mientras agarraba las sábanas, retorciéndolas en mis manos. Mi coño se apretaba con avidez, aspirándolo, suplicando más.

Su gruñido envió escalofríos por mi cuerpo.

—Eres tan pequeña, nena. Tan apretada.

Cuando sentí la punta de un segundo dedo que intentaba unirse al primero, gemí suavemente y mis rodillas cayeron hacia afuera, permitiéndole más espacio para que Edward trabajara. Él quitó el primer dedo de mi cuerpo y me quejé, suplicando que volviera.

Sus ojos se encendieron, mientras hablaba en voz baja.

—¿Más?

—Más —pronuncié con firmeza.

Dos dedos tocaron mis pliegues, corriendo arriba y abajo a través de mi humedad, preparándose para entrar en mí. Contuve la respiración mientras se detenía allí mismo. Estos se empujaron dentro de mí poco a poco hasta que estaba llena.

Era perfecto. Estaba tan encendida. Quería más, pero no estaba segura de poder tomarlo.

Edward declaró:

—Soy más grande que esto, nena. Tengo que probar con tres, ¿bien? No quiero hacerte daño.

Tres dedos sonaban como uno de más, pero tenía razón. Era grande, y esa gran polla podría hacerme daño si no estaba preparada lo suficientemente bien. Mi voz suave, le dio permiso.

—Está bien.

Los dedos se retiraron de nuevo y vino un tercero. Esta vez, estaba agradecida por la lentitud con la que le gustaba burlarse de mí. Los tres dedos dentro de mí eran un poco dolorosos. Hice una mueca y gemí en voz alta, y no de una manera atractiva.

Edward sacó los dedos y frotó su pulgar sobre mi clítoris. Mi cuerpo reaccionó enseguida.

—Está bien —dijo—. Podemos esperar, Ratón. No hay prisa.

¿Estaba jodidamente bromeando?

Mi cabeza se levantó de la cama.

—¡No! He terminado de esperar. Te quiero dentro de mí, Edward. Por favor —susurré, mis ojos suplicando—. Cariño, por favor.

Sacudió la cabeza.

—Eres tan pequeña. Te voy a hacer daño.

No me importaba en ese momento. Yo quería que estuviéramos juntos en todos los sentidos de la palabra. No más esperas.

—Edward, soy una niña grande. Puedo manejarlo… —Mi protesta fue cortada cuando su cabeza descendió hacia mi entrepierna, su boca chupando mi clítoris. Sus dedos volvieron a donde yo los necesitaba, dos dedos se empujaban dentro de mí, tirando ligeramente.

Me estaba follando con los dedos mientras su boca hacía cosas deliciosas en mí, y yo estaba en el cielo.

Mi cabeza cayó sobre el colchón, con mis ojos en blanco, y un largo gemido fue forzado a salir de mí.

Estaba más húmeda que nunca. Alguien estaría durmiendo en una mancha de humedad esta noche. Y dado este increíble asalto que estaba soportando, no me quejaría si fuera yo.

No estaba preparada para que el tercer dedo se uniera, pero cuando lo empujó dentro de mí, Edward mordisqueó mi clítoris. Y casi perdí mi mente de deseo.

No me dolió mucho esta vez, y cada vez que se retiraba y luego empujaba dentro de mí, podía sentirme a mí misma como aceptaba lo que me daba. Mi cuerpo estaba agradecido.

De la nada, comenzó.

Mis palmas empezaron a sudar. Mis piernas se pusieron rígidas. Mis ojos se abrieron, y mis labios se abrieron en un gemido silencioso. Susurré:

—Oh, Dios. Sí. Más.

Edward no necesitaba que preguntara. Me folló con los dedos con más fuerza, tratando desesperadamente de que entraran más allá de sus nudillos. Su lengua salió a jugar, chasqueando donde más lo necesitaba y entonces absorbiendo mi palpitante brote.

Mi estómago se tensó. Jadeé con dureza y gemí en voz baja.

—Mierda. Oh, mierda. Me vengo, bebé.

En el momento en que me golpeó, mi espalda se inclinó sobre la cama, mi cuerpo convulsionaba, rígido de placer. Era una sobrecarga. Los dedos de Edward no me dejaron, luchando para mantenerse dentro de mi canal pulsante, mientras su mano agarraba mi muslo con fuerza, tirando de mí hacia abajo.

Mi respiración se atascó a medida que continuaba jadeando. Un último temblor, y mi cuerpo estalló poniéndome la piel de gallina. Levanté la cabeza para mirar a Edward a los ojos.

—Te necesito.

Algo sobre la forma en que lo dije le debió haber dicho a Edward que iba en serio, porque sus dedos se retiraron lentamente y luego se puso encima de mí, sus labios adorando los míos en un profundo beso húmedo, que sentí hasta en mis pies. Se apartó para agarrarse a sí mismo y guiar la cabeza de su polla hacia mi coño caliente e hinchado. En el momento en que su punta besó mi raja anhelante, él se echó hacia atrás para mirarme. Alcanzando el otro lado de la cama, abrió el cajón para sacar un condón.

Lamí mis labios.

—¿Podemos hacerlo a pelo?

Se echó hacia atrás, parpadeando hacia mí.

—No lo sé. ¿Podemos?

Asentí.

—Podemos.

Dudó así que lo tranquilicé.

—¿Te acuerdas de cuando tuve esos terribles calambres por el período? —Él asintió. Me sentí avergonzada al exponer mi mentira—. No eran calambres por el período. Tenía dolores porque Alice me llevó a ver a la hermana de Laurent. Me puse un dispositivo de control de natalidad.

Le sonreí suavemente, pasando mis dedos sobre sus labios.

—Estoy limpia. No hay bebés para mí. Podemos hacerlo sin nada. —Añadí rápidamente—: Si quieres, quiero decir.

Eso fue lo que dije. Lo que quise decir era: si confías en mí.

Tiró el paquete de condones por la habitación y me sonrió.

Jodidamente me sonrió.

Me golpeó con tanta fuerza que me olvidé de que necesitaba oxígeno para vivir. Respiré temblorosamente.

—Oh vaya. Tu sonrisa.

Estaba abrumada.

Él sonrió. Me sonrió a mí.

Todo era por mí.

Sonriendo cayó sobre mí y sentí su sonrisa en mis labios mientras me besaba. Era todo lo que quería, y ahora lo tenía, me hizo darme cuenta de que haría cualquier cosa para mantenerlo.

Se acomodó en mi centro, se levantó sobre sus codos para mirarme, y empujó. La cabeza entró sin problemas, pero pronto me sentí estirada y fue difícil evitar pestañear. Apreté los dientes y cerré los ojos, respirando profundamente.

Edward flaqueó, se quedó inmóvil un momento, pero le sonreí, asintiendo.

—Edward, quiero esto.

Sus manos se deslizaron bajo mi cuerpo para envolverse alrededor de la parte baja de mi espalda y me miró a los ojos.

—Lento y constante, bebé.

Me preparé.

—Lento y constante.

Él empujó ligeramente y mi cuerpo luchaba por aceptarlo. Estaba mojada, pero su polla era gruesa y larga, y me pregunté si esto iba a funcionar de la manera en la que lo había planeado en mi cabeza.

Cerré los ojos y respiré por las embestidas iniciales. Cuanto más empujaba en mí, más fácil se volvía. 

Mi cuerpo ya no luchaba, y la fricción de Edward enviaba chispas por mi espina dorsal. Abrí los ojos para mirarle y sus caderas se sacudieron irregularmente.

Habló con los dientes apretados.

—Se siente increíble, Ratón. Sólo un poco más.

Mis manos se apoderaron de sus antebrazos, clavando mis uñas mientras se sumergía en mí, ya no tenía miedo de hacerme daño. Mantuvo un ritmo durante mucho tiempo antes de que pusiera mi mano sobre su áspera mejilla y tirara de él hacia abajo para darle un largo beso.

Me sentía caliente y estirada, y su cálido toque me enviaba en un frenesí.

—Estoy lista.

Las palabras traviesas se sentaron en la punta de mi lengua hasta que finalmente respiré contra sus labios.

—Fóllame, Edward.

Se hizo evidente que Edward no sería capaz de meter todo lo largo de él en mí. Esta noche no, de todos modos. Mi suposición era que tomaría varias sesiones amatorias para llegar allí. Por suerte para él, estaba lista para el reto.

Agarrando mis caderas, se condujo dentro de mí, empujando tan duro y profundo como podía sin hacerme daño. Mi pecho se movía con respiraciones temblorosas. Él me estaba volviendo loca. Mi coño palpitaba a su alrededor y eché la cabeza hacia atrás, gimiendo.

Sus brazos se pusieron rígidos con las venas sobresaliendo en ellos, y su ceño se frunció mientras trataba de mantener el control sobre sí mismo, pero yo no quería que Edward estuviera controlado. Quería que se sintiera tan indefenso como yo. Quería que se perdiera, como yo lo había hecho. Quería a Edward de todas las maneras en que pudiera tenerlo.

Le quería de una manera que nadie más lo hubiera tenido.

Mi núcleo convulsionó una vez más y Edward dejó escapar un grito, sus caderas sacudiéndose violentamente.

—Isabella.

Ver a Edward encendido de esta manera hacía que luces bailaran delante de mis ojos. Mi coño se apretó y apretó. Mis uñas encontraron un hogar en los hombros de Edward. Jadeé con dureza hasta que un suave grito salió de mí, enviando a mi cuerpo a volar mientras mi sexo latía sin control a su alrededor.

Los empujes de Edward se volvieron erráticos. Bajó su cabeza, su nariz presionando el lateral de mi cuello, y dejó escapar un largo gruñido animal. Mis brazos se envolvieron a su alrededor, sosteniéndolo cerca mientras se acercaba a su cresta. Se quedó inmóvil, su cuerpo poniéndose rígido, y su polla se sacudió dentro de mí, bañándome con un calor húmedo. Su liberación fue dura y prolongada. Me mordió el cuello mientras se hacía con el control de su rígido cuerpo. Su aliento calentaba mi cuello, me besó allí y me sonrió.

Edward era mío ahora en todos los sentidos.

Quería que él supiera que yo era suya en todos los sentidos, también.

Pasé mis manos por su húmeda espalda mientras su erección se suavizaba en mi interior. Volviendo mi cara, presioné un suave beso en su frente y hablé en voz baja.

—Te amo, Edward. Mucho.

Dejó de respirar un momento. Su respuesta llegó en forma de apretar sus brazos fuertes a mi alrededor, tirando de mí aún más cerca de él. Sonreí, mis ojos cerrándose con satisfacción.

No esperaba que me dijera que me quería de vuelta. Ni siquiera estaba segura de si lo hacía. 

Simplemente necesitaba que él supiera cómo me hacía sentir y cómo lo necesitaba.

Estaba buscando algo a largo plazo, y mi Edward… él me daría algo a largo plazo.

Mi corazón le pertenecía.

Que el Señor ayudara a la persona que tratara de interponerse entre nosotros.

Mi cabeza estaba descansando en el pecho de Edward, y escuchaba el latido de su corazón. Eran casi las cuatro de la mañana cuando susurré:

—Háblame sobre Irina.

La mano de Edward, entrelazada con la mía sobre su pectoral derecho, se puso tensa. El pulgar que acariciaba mi mano se quedó quieto.

—No me gusta hablar sobre ella.

Sabía eso. Había visto como reaccionaba cuando mencionaban su nombre, pero esto era importante para mí. Tenía que decírselo de una manera que él pudiera entenderlo.

—Estoy por aquí, Edward. Voy a conocerla algún día. Es tu deber, como mi hombre, informarme a qué me enfrento. —Dejé que eso hiciera efecto—. Te amo. Amo a Vanessa. Ahora soy parte de tu vida y sé que es difícil para ti, pero dame algo, cariño, lo que sea.

Se quedó callado un largo rato, pero escuché que incrementaba el latido de su corazón. Dejó salir un suspiro largo.

—Ella era muy hermosa.

Auch. No era un muy bien principio.

Continuó.

—Era intocable. Todo el mundo sabía que los Denali estaban fuera de los límites hasta que llegara el momento en que su padre escogiera con quién debería casarse. Así que cuando Irina se acercó a mí, fui cauteloso. Nos hicimos algo así como amigos. Me gustaba escucharla hablar. Pasó un mes y ella me besó. Le dije que no estaba buscando una relación; me dijo que ella tampoco y que lo que hiciéramos juntos se quedaría en privado, así que su padre no lo sabría.

Nada demasiado sórdido hasta ahora. Seguí escuchando.

—Imagínate mi sorpresa cuando llegamos a la habitación y descubrí que Irina estaba muy familiarizada con el sexo. Me aturdió. Ella sabía cosas que ni siquiera yo conocía. Debería haber sido una señal de que algo estaba mal, pero me dije que Irina era mi amiga. Tuvimos sexo varias veces durante tres meses, siempre usando protección. —Sonaba abatido—. Ella insistía con la protección. Nunca pensé que estuviéramos en riego. Nunca pensé que ella sería de las que se pondría a manipular condones.

Un pequeño jadeo salió de mí.

—¿Estás diciendo que te engañó para dejarla embarazada?

—Sí y no —dijo calmadamente—. Su padre forzó la situación. Lo había planeado todo desde el principio. Todo salió a la luz después de que se confirmara el embarazo. Su familia entera se encontró con Emmett, Alice y conmigo en la casa de Emmett. Su padre, el bastardo presumido, me dijo que debía casarme con Irina e ir a trabajar con él, con su firma, Zakon.

Sacudió su cabeza.

—No me conocía lo suficientemente bien como para adivinar que mi respuesta iba a ser que no. Irina estaba totalmente sorprendida. Me dijo que nunca se casaría con un retardado como yo de todas maneras.

Un jadeo más fuerte se escapó de mí.

—¡No lo dijo! —gruñí—. ¡La muy perra!

Besó mi frente.

—Lo dijo, pero no creo que lo dijera en serio. Solo fue después de que descubrió que no quería casarme con ella que se volvió desagradable. Creo que esperaba que tuviéramos a Vanessa, la criáramos juntos, y quedáramos como amigos. Cuando le dije a Irina que quería el bebé pero no el matrimonio, su padre pasó al plan B. Nos dijo que Irina tendría que terminar el embarazo si se quedaba sin esposo. Les dije que harían eso sobre mi cadáver.

Resopló fuerte.

—Les pagué mucho dinero para evitar que Irina se hiciera un aborto. Se mudó aquí, contraté a Esme para que la cuidara, y para asegurarme de que no maltratara al bebé. Mientras siguió entrando dinero, el padre de Irina, Eleazar, estaba feliz con la situación.

—¿Por qué? —le pregunté—. ¿Por qué te quería en su firma? ¿No sabía que te habías negado a ser parte de la firma de tu propio padre?

Asintió.

—Sí, lo sabía. Eleazar Denali era parte de Chaos. Trabajaba como subordinado de mi padre. Sabía demasiado bien que no me uniría. Intentó forzarme porque sabía lo mucho que a mi familia le había beneficiado que yo conociera la bolsa de valores como la palma de mi mano.

Mis cejas se alzaron.

—¿Tienes acciones? —Luego se fruncieron—. Espera. ¿Como de rico eres?

Su cuerpo se sacudió en silencio.

—Lo suficientemente rico para proveer a mi hija. Ella nunca va a necesitar nada más.

—Está bien, entonces él te quería porque estaban pasándolo mal para conseguir dinero.

Se encogió de hombros.

—Por lo que sé estaban extremadamente bien.

Bastardos.

—Solo eran codiciosos, entonces.

—Sí, eso me temo. Es como los ricos que se quedan ricos, Ratón.

Algunas personas estaban podridas hasta las entrañas.

—¿Y ahora?

—Les pago dinero que no necesitan, e Irina no desaparece con mi hija. —Su voz salió en un gruñido —. Esto me enfada. Se mudó a otro estado solo para fastidiarme. Solo para hacer las cosas difíciles, para que así no pudiera ver a mi Nessa.

Habló en voz baja:

—La odio.

No lo culpaba. Tenía razón en odiarla. La historia de que era una chica victima de los numeritos crueles de su padre no me lo creía. Ella seguía con ello sabiendo muy bien lo que estaba haciendo. Irina Denali era una cabrona.

—La extraño —le dije, dándome cuenta que no estaba siendo de ayuda—. Extraño a Vanessa.

Edward no dijo nada, solo pasó su cálida mano arriba y abajo por mi brazo.

—Debería estar en casa, Edward. Pertenece aquí.

Pellizcó ligeramente mi mentón, forzándome a mirarlo a los ojos.

—¿Confías en mí?

—Sí —susurré inmediatamente, porque confiaba en él.

Plantó un suave beso sobre mis labios, hablando contra ellos.

—Entonces confía.

Sus palabras hicieron que me estremeciera.

Sonaba como si tuviera un plan.

Sonaba como una promesa.


Edward

— Isabella —susurré en la oscuridad.

Con su espalda en mi pecho, ella encajaba perfectamente contra mí. Nadie me había fascinado como esta pequeña criatura.

Mi Isabella. Mi Ratón.

Me dijo que me amaba. Parecía sincera. Quería creerle.

Le creía.

Su ligero gruñido me dijo que se estaba quedando rápidamente dormida. Mis brazos alrededor de su cintura se apretaron un poco. No quería dejarla ir nunca.

—No sé qué es el amor —empecé tranquilamente—, pero si pudiera amar a alguien… —presioné un suave beso detrás de su oreja, acercándola—, te amaría a ti. Mucho.

No sabía cómo ser lo que Isabella necesitaba, pero me prometí intentar con todas mis fuerzas ser un hombre del que ella estaría orgullosa. El pensamiento de decepcionarla me ponía ansioso.

Ella tenía fe en mí. Creía en mí.

Decepcionar a Isabella no era una opción.

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Hola a todas perdón por no subir el viernes pero les dejo el capitulo largo así que nos vemos el miércoles pero no se les olvide que mañana martes habrá adelanto del capitulo también en un ratito actualizare desenmascarado .

13 comentarios:

Unknown dijo...

Tengo mucha intriga, que es lo que hará Es respecto a Nessi?

TataXOXO dijo...

Espero que de verdad puedan lograr quitar a Irina del camino, después de todo, ella es la que no quiere a Nessie como se merece.... y espero que puedan formar una familia real!!!
Besos gigantes!!!!
XOXO

Unknown dijo...

Pobre Nessi con «Madre» q le.tocó no más no se puede y la ratón y Edward por fin están juntos

Anónimo dijo...

yo digo que los accidentes pasan
la mama de vanessa puede morir en algun accidente raro por ahi
y la pequeña quedaria con la custodia completa de su padre
eso seria bueno
me encanta que bella y ed se relacionen cada vez mas
y su amor siga creciendo
gracias por el cap eres la mejor <3

MELANY dijo...

Al fin de le hizo a beldd jiji
Cuál será el plan de Ed🙂
Me encanta la pareja rara k hizo este par 😍

vani dijo...

Gracias por actualizar!!!

cari dijo...

❤😘💕😜😍😘❤😘💕❤ gracias

Anónimo dijo...

Gracias a la espera de otro cap!!!

Unknown dijo...

:) Gracias!!!!

Adriu dijo...

Ohhh este capi totalmente genial...
Y ahora sabemos que pasó con Irina la muy..... Hay que hacerle pagar x llevarse a Nessa
Pero ya Edward tiene un plan qué bueno
Gracias por el capítulo
Adriu

Kar dijo...

Hola hola Annel wow!!! Que calor sabía que Edwards era un Dios pero lo que acabo de leer me lo confirma ji ji
Dejando de lado que es muy bueno en el sexo me encanta que ambos se amen tal como lo hacen y espero ansiosa leer que tramo para recuperar a Vanessa, realmente amo a ese hombre
Gracias por el capítulo nena, te leo en el siguiente
Saludos y besos 😘😘😘

flor dijo...

Hola, desde ayer estoy leyendo tu historia. Me encantó!!!! Espero el siguiente capítulo , besos!!

Unknown dijo...

Aaaa!!! Ya por fin 7u7 pasó de tooodo!!!
Y espero que el plan de edward consista en mostrar como realmente es Irina.
Los quiero ver a los 3 juntos :D

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina