jueves, 26 de julio de 2018

Un Alma Compartida Capitulo 28

Isabella

Mis ojos se abrieron y fui recibida por el hermoso rostro de Edward. Sonreí, estirándome.

—¿Nunca duermes?

Su labio se curvó.

—De vez en cuando.

Sonrió suavemente y me dio escalofríos. Nunca sería insensible a la hermosa sonrisa de Edward.

—Eres hermosa. —Luego frunció el ceño ante su propio cumplido—. Estoy seguro de que te lo dicen mucho.

Puse mi mano sobre su áspera mejilla.

—No del modo en que tú lo dices. —Pasé mi pulgar por sus labios—. Nunca de la forma en que tú lo dices.


Él extendió su mano para tomar la mía, mordiendo la yema de mi pulgar.

—Eres importante para mí, Isabella.

Parpadeé. Eso era un poco demasiado profundo para ser la primera cosa que decirme por la mañana.

—Y tú eres importante para mí, cariño.

—Quiero estar contigo cuando conozcas a tu hermano.

Todo se detuvo.

Había estado tratando de conseguir durante toda la semana que Edward hablara conmigo sobre mi hermano. Cada vez que traía el tema, todo se acababa antes de que empezara siquiera la conversación. Estaba desesperada por conocer a mi hermano, pero necesitaba que Edward estuviera bien con ello. Le di tiempo y espacio. Y parecía que mi paciencia había dado sus frutos.

—¿De verdad?

—De verdad. —Acarició mi hombro, recorriendo mi brazo—. Vamos a organizar una cena con Charlie. No es como si Emmett nos fuera a echar de menos por una noche, no como está yendo el club.

Era duro pero cierto.

—Está bien. Le llamaré hoy. —Sonreí.

—No. —Él negó con la cabeza—. Yo le llamaré. No quiero que hables con Charlie sin mí.

Ante mi mirada desafiante, añadió conciliadoramente:

—No es por ti, Ratón. Él puede ser bastante manipulador.

¿Siquiera me importaba? Mmm, no. Ahora no era el momento para estar indignada.

Me iba a encontrar con mi hermano.

Sonreí.

—Prepáralo.

***

Puse mi cabeza hacia atrás en el asiento pasajero del Camaro, escuchando la radio mientras Edward conducía. Trataba de no hiperventilar, pero era difícil respirar tranquilamente. Estaba en camino para conocer a mi hermano por primera vez.

Tenía tantas preguntas sobre mi madre y sobre mi padre. Estaba en deuda con Charlie. Estaba segura que era una situación en la que no mucha gente querría encontrarse.

Fuimos en coche por un largo rato antes de que Edward se detuviera en una casa lo suficientemente grande como para rivalizar con el complejo Cullen. Llegamos ante unas puertas de hierro forjado gigantes, de un intrincado diseño que parecían vides negras y hojas doradas que las cubría, y me senté más erguida mientras mi corazón daba un vuelco.

Whelp… no podía dar marcha atrás ahora.

Alice me ayudó a vestirme para la ocasión trascendental. Nos decidimos por algo discreto, un pantalón negro de talle alto y una holgada camisa blanca remetida. Yo quería llevar tacones, pero Alice se opuso. Dijo que era inútil usar tacones cuando tu cara estaría plantada firmemente en el suelo.

La perra.

Encontré mis zapatillas de ballet negras y me deslicé en estas mientras Alice estiraba mi cabello antes de ponerme maquillaje. Mis largas pestañas con cuatro capas de rímel, y mis labios brillantes, consideré que era suficiente. No quería que pareciera que iba a un club. Quería verme como si estuviera yendo a una cena informal familiar.

Me las arreglé para convencer a Edward para que llevara sus vaqueros (¡Hurra!) con una camiseta blanca bajo su jersey negro con cuello de pico de cachemir. Rodó sus mangas hasta sus antebrazos y yo estaba lista para terminar la noche, casi prefiriendo desnudarlo lentamente y devorar su cuerpo con mi brillante boca. Pero mi cerebro me recordó que ya habría tiempo para la sexy diversión luego.

Edward pulsó un botón y su ventana descendió. Se inclinó hacia fuera y presionó el botón de la caja del pequeño altavoz. Un fuerte zumbido sonó antes de que un hombre hablara por el altavoz.

—¿Sí?

—Isabella Swan y Edward Cullen.

El altavoz sonó de nuevo.

—Por supuesto señor. Adelante.

Las puertas se sacudieron antes de separarse por el medio y abrirse lentamente, permitiéndonos entrar. Tragué saliva.

—¿Cómo de rico es Charlie?

Edward chasqueó la lengua antes de dirigirme una mirada.

—Más rico que yo.

Bueno, eso era sólo genial. Ahora nunca podría ponerme cómoda aquí.

Nos tomó cinco minutos llegar a la casa. Me pregunté si alguna vez llegaríamos allí. Parecía como si Charlie poseyera todo el bloque. Me sentía débil. La casa era enorme. Eso me hizo preguntarme cómo una persona podía vivir en un lugar tan grande. Mi ceño se frunció.

—¿Charlie vive solo?

Edward inclinó su cabeza hacia un lado.

—No estoy seguro. Cuando éramos niños, siempre tenía personas que se quedaban con él. Cuando uno se iba, otro venía. Pero él no tiene a nadie más importante, no.

Edward me ayudó a salir del coche, y mientras caminábamos, la puerta principal se abrió y salió Charlie sonriendo. Iba seguido por otros cinco hombres. Y cuatro de esos cinco hombres me sonrieron. El otro no sonreía, y tenía cicatrices en toda la mitad derecha de su cara. Inmediatamente supe quién era ese hombre. Ese hombre tenía que ser James, el hijo de Charlie. El hombre que perdió a su esposa en la cama de Emmett y después fue obligado a llevar unas cicatrices para toda su vida, todo por amar a una mujer.

Con el corto cabello negro y suaves ojos verdes, sus pómulos altos y una boca llena, no se necesitaba ver mucho para saber que James había sido un hombre atractivo. Tal vez, incluso deslumbrante. 

Pero todo había cambiado.

Mi corazón dolía por él. No lo tomé como algo personal que no quisiera sonreír en señal de saludo. ¿Por qué lo haría? Yo estaba de parte de su enemigo. Una cosa era evidente. Él asustaba la mierda fuera de mí.

Cuanto más nos acercábamos, la enorme sonrisa de Charlie creció. Subimos las escaleras y Charlie tendió la mano hacia Edward. Él vaciló sólo un momento antes de tomarla, sacudiéndola.

—Charlie.

—Edward. —Suspiró—. Tuve dudas. Me imaginé que esta reunión nunca sucedería. —Me miro, soltando la mano de Edward y tomando la mía entre las suyas—. Me alegra que hayas cambiado de opinión, querida Isabella.

Sonreí suavemente.

—Yo —entonces espié a Edward—, sólo necesitaba tiempo para asumirlo todo. Gracias por recibirnos.

Su sonrisa cayó mientras sostenía fuertemente mis manos.

—Te ves tan parecida a ella. Todavía me da escalofríos. —Me miró a los ojos por un rato antes de tomar mi mano y ponerla en el hueco de su codo—. Ven, conoce a mis chicos. —Bajó la voz—: Ellos insistieron en estar aquí esta noche.

—¿Sus chicos?

Más como sus humeantes hombres sexys.

Todos eran tan altos como los demás. Las paredes sólidas de sus cuerpos me tenían riendo mentalmente. No, definitivamente no eran chicos. Estos hombres sonrientes hacían que mi estómago se revolviera de una muy, mala manera. Estaba medio alegre de que Edward no leyera mis señales corporales demasiado bien o podría haber visto mi repentino rubor.

El primer hombre, de cabello rubio y vestido con un traje gris claro, con la camiseta abierta en el cuello, ya lo había conocido, pero Charlie nos lo presentó de todos modos.

—Creo que ya has conocido a Peter Neige.

Peter tomó mi mano libre, plantando un beso rápido en mis nudillos. Su acento francés era una delicia.

—Allo, Isabella. Qué gusto verte de nuevo.

El siguiente hombre tenía el cabello castaño claro y ojos color avellana, y una sonrisa que me sorprendió. Era luminosa y amplia, y cuando habló, su áspero tono me hizo tragar saliva.

—¿Howzit, liefie? —Si su acento no era suficiente para sorprenderme. El hecho de que no había entendido ni una palabra de lo que dijo seguro que lo hacía. Vestía jeans oscuros, una camiseta blanca con cuello en V y un blazer negro. Sonrió con más fuerza—. Esa fue mi lengua materna, Afrikaans. Sólo he dicho “¿Cómo estás, preciosa?”.

—Oh —pronuncié, ruborizándome—. Estoy muy bien, gracias.

Me estrechó la mano como un hombre le haría a otro hombre.

—Quil Ateara.

—Un placer conocerte, Quil. — Él parecía divertido.

—El placer es todo mío, bokki. —Se inclinó hacia adelante y me dijo—: Eso significa cierva. Y con unos ojos como los tuyos, creo que te voy a estar llamando bokkie, pequeña.

Me tomó todo lo que tenía para no estallar a carcajadas. Él era divertido sin querer serlo, y súper dulce. Me gustó mucho Quil Ateara.

El tercer hombre empujó a su amigo fuera del camino.

—Mi turno. —Tenía el cabello corto y oscuro, y unos sonrientes ojos verdes. Tomó mi mano, sacudiéndola ligeramente—. Isabella, hemos escuchado mucho sobre ti. —Se veía hermoso en su traje negro hecho a medida. Sólo tenía un ligero acento, pero era difícil pasarlo por alto—. Seth Clearwater, a su servicio.

—Hola —le dije amablemente mientras le estrechaba la mano.

El cuarto hombre se paró pacientemente, esperando nuestra llegada. Tenía la piel de un tono oliva, el cabello oscuro lo suficientemente largo como para rizarse detrás de sus orejas, y sus ojos verdes enmarcados con oscuras pestañas. El traje gris metálico que llevaba le sentaba muy bien. Parecía como si hubiera hecho un esfuerzo para verse bien. Su sonrisa era reservada. Charlie me llevó hasta él, y él tendió ambas manos para tomar las mías.

—Isabella —fue todo lo que dijo. Y lo dijo en voz baja, casi con dulzura.

Este hombre, sentí, podría haber sido mi hermano.

Charlie hizo las presentaciones.

—Benjamin Lobo. Mina Harris.

Benjamin levantó ambas manos y las sostuvo en su boca, presionando los más suaves besos en ellas. Soltó mis manos, me sonrió y saludó a la persona que estaba detrás de mí.

Edward tomó mi mano, entrelazando nuestros dedos.

Oh, cierto.

Mi novio estaba aquí, y aunque esta manada de hombres tenía mi mente hirviendo, el toque de Lev alivió la tensión en mí de una forma que sólo él podía hacer.

James se quedó en la puerta, sus ojos me buscaban de un modo que sentí intrusivo. No creo que quisiera hacerlo. Ni siquiera creo que supiera que lo estaba haciendo. Charlie miró a su hijo e hizo las presentaciones desde lejos.

—James Dwyer. Mi hijo.

—Hola. —Suspiré, tratando con todas mis fuerzas de no esconderme detrás de Edward.

James hizo un gesto con la barbilla hacia mí con indiferencia.

Me di la vuelta para mirar a Benjamin, quien me quiño un ojo. Sonreí a cambio. Oh sí. Tenía un fuerte presentimiento sobre Benjamin. Él era con quien me sentía más familiarizada. Era un poco extraño.

Charlie dio una palmada.

—Vamos. La cena será servida en el comedor en media hora. Tenemos algo de tiempo para hablar y llegar a conocernos los unos a los otros.

Seguimos a Charlie por el vestíbulo y dos miembros del personal esperaron a que nos acercáramos. Al segundo que estuvimos lo suficientemente cerca, abrieron la puerta doble de forma simultánea y las mantuvieron abiertas con caras rectas, sin emociones. Charlie barrió su brazo para permitirnos la entrada a Edward y a mí primero. Edward me ayudó a sentarme a la izquierda de la cabecera de la mesa, donde Charlie se sentó, y tomó lugar a mi lado.

Benjamin se sentó frente a mí y me sonrió como una colegiala. Estaba tan cerca de mi hermano. Todo lo que necesitaba era que Charlie confirmara mi sospecha. Quería preguntarle en este mismo segundo, pero me dije que tenía que ser paciente. Todo sería revelado a su debido tiempo.

Por veinticuatro años, no supe que tenía un hermano. ¿Qué era otra hora en comparación con una cuarta parte de toda mi vida?

El resto de hombres se sentaron alrededor de la mesa y Edward habló primero, dirigiéndose a James, quien se sentó en el otro extremo de la mesa, lejos del resto de nosotros.

—¿Vamos a tener un problema?

James sonrió cruelmente a mi hombre, con el rostro distorsionado mientras sus cicatrices se tiraban y estiraban con el movimiento.

—No lo sé, Cullen. ¿Vamos?

Las cejas de Edward se estrecharon.

—No hagas eso. No me hagas responsable por algo que mi hermano hizo.

Laredo levantó una mano.

—Vamos, muchachos. Este no es ni el momento ni el lugar.

Edward negó con la cabeza.

—No. Tienes razón. Estoy aquí por Isabella. Vamos a ser civilizados. Pero tenemos que sacarnos esto antes de que su hijo decida atacar al hermano equivocado.

James se inclinó hacia adelante y gruñó:

—¿Civilizados? —Se puso de pie y silbó—: Mira mi puta cara. ¿Esto se ve civilizado para ti? —Sus duros ojos se posaron en mí—. Tu mujer ni siquiera puede mirarme. Está jodidamente asustada de mí.

Mis ojos miraron la mesa, mi rostro pálido. Así que se había dado cuenta de eso, ¿eh? Mierda.

Charlie se levantó lentamente.

—Siéntate, James.

James gruñó:

—No he terminado todavía, viejo.

Charlie habló en voz baja pero con firmeza:

—Sí, sí lo has hecho. —Sus ojos me miraron con simpatía antes de volverse hacia su hijo—. Tu cara no es lo que asusta a Isabella, es tu temperamento lo que la molesta. —Entonces acabó cansadamente—. Siéntate, James. Estás asustando a tu hermana.

¿Qué, qué?

¿James era mi hermano?

Santa mierda en una galleta.

Esa no la vi venir.

Mi cuerpo se sobresaltó en mi silla, causando que mis rodillas golpearan la mesa y el servicio tintineara fuertemente. La mano de Edward cubrió la mía en silencioso apoyo, ignorando amablemente la manera en que temblaba. Mi boca se puso seca. Me forcé a tomar una respiración profunda.

Nadie habló.

No miré a James cuando pregunté tranquilamente:

—Dijiste que no eras mi padre. —Estaba confundida.

Charlie dejó salir un suave suspiro.

—James no es mi hijo biológico. Era el hijo de mi hermano. Haciéndome tu…

Mi ceño se frunció.

—Tío.

Sonrió.

—Mi querida sobrina. No puedo explicar lo agradecido que estoy de que aparecieras en mi camino. Te agradezco por darme esta noche. Amé mucho a tu madre.

Oh, mi Dios. Mi cabeza comenzó a palpitar. Alce las manos para masajear mis sienes.

Charlie se rió.

—Renee solía hacer lo mismo cuando tenía dolor de cabeza.

Mis dedos se congelaron. Abrí mis ojos para mirarlo.

—Sí, lo hacía.

—No parezcas tan sorprendida, Isabella. Conocía todo acerca de ella.

Dudaba eso. Conocía a mi madre mejor que nadie, muchas gracias. James seguía callado. Estaba agradecida. Necesitaba tiempo para aclararme.

—Está bien —asentí—. Tu hermano es mi padre. El padre de James. ¿Dónde está?

—Muerto —lanzó James—. Confía en mí, eres afortunada de no conocerlo nunca. Le gustaba patear mi trasero cada vez que se le antojaba. El diablo sabe qué te hubiese hecho a ti.

Para mi sorpresa, Charlie estuvo de acuerdo.

—Sí, Phil no era un hombre amable. Así que cuando fui tras tu madre, era natural que hiciese una competencia de ello. —Se encogió de hombros—. Renee bailaba como un sueño. Era un ángel. Después de que mi esposa falleciera, pensé que nunca me volvería a enamorar otra vez hasta que ella apareció.

Pero me quedé estancada en algo que dijo.

—Mi madre trabajaba sirviendo, era camarera. No bailarina.

Charlie pareció retroceder, como si no supiese cómo decirme algo importante.

—Isabella —comenzó—, Renee trabajó en mi primer club, Sweet Blood. Era bailarina, querida. Una de las mejores.

Frente a mi mirada confusa, agregó:

—¿Nunca te preguntaste cómo una camarera podría permitirse el hogar que tenías? ¿Nunca notaste que solo trabajaba de noche?

Mierda. Tenía razón. Nuestra casa era más grande que la mayoría y nunca nos faltó nada. Nunca tuvimos problemas de dinero. Nuestras cuentas eran pagadas a tiempo. Tenía lo mejor de todo. Cada noche, me ponía a dormir y se iba a trabajar. Llegaba justo antes de que me despertara para prepararme para la escuela, oliendo a cerveza rancia y…

—Oh, mi Dios —exhalé—. Mi madre era una stripper.

Edward se giró hacia mí y dijo:

—No hay nada de malo en ello. La gente necesita trabajar, Isabella.

—No la estoy juzgando —mentí—. Solo me estoy preguntando cómo es que nunca lo vi.

Charlie sonrió.

—Era tu madre. Era tu mundo. Eras una niña. ¿Cómo podrías haberlo sabido?

Quil Ateara habló entonces.

—Mi madre era prostituta. Vendió su cuerpo a todos los hombres en nuestro vecindario. Incluso algunos de mis boykie estuvieron con ella. —Se encogió de hombros y sonrió ampliamente—. Aun así amaba a mi madre. Dios tenga su alma en paz.

Dios, era adorable.

Seth Clearwater se sumó a la conversación.

—Mi madre era doctora. —Su mirada se apagó—. Era una persona terrible. Fría y amargada. —Me miró directamente—. Solo porque mi madre tuviera una posición respetable, no la hizo una buena persona, lutkica.

Benjamin Lobo habló rapidísimo en un lenguaje que no puede entender. Charlie escuchó intensamente, asintiendo antes de girarse hacia mí.

—Benjamin entiende un poco de inglés, pero solo habla portugués.

Bueno, eso explicaría por qué me estaba mirando tan fijamente. Probablemente no tenía ni pisca de idea de lo que estaba diciendo.

—Dice que a veces la gente hace cosas que están por debajo de ellos para proveer a aquellos que aman.

Una sonrisa apareció en mis labios y sostuve la mano de Edward fuertemente, pasando mi pulgar sobre sus dedos. Hablé gentilmente a Benjamin.

—Sí, me imagino que a veces lo hacen.

Peter sorbió de su copa de cristal con agua.

—No tuve una madre. —Sonrió tristemente—. Mírate como alguien afortunada de tener una, una que te amaba.

Tenían razón. Mi madre era maravillosa. Supongo que solo estaba herida por que quizás no la conocía tan bien como pensaba. Pero todas las cosas importantes… esas las conocía. Recuerdos de ella me devolvieron a mi juventud.

No sé por qué, pero sentía que necesitaba compartirlo.

—Mi madre, Renee, era una mujer dulce. Sonreía todo el tiempo, y reía casi de igual manera. Era como un rayo de luz, tan bella como se puede ser, y siempre tenía tiempo para mí. —Sonreí para mí misma. Era lindo hablar sobre ella—. Me cantaba antes de dormir. Siempre me daba postre. Me ayudaba con mi tarea. —Miré hacía Edward—. Era inteligente.

Apretó mi mano, sonriéndome gentilmente, y seguí.

—Cada vez que estaba de mal humor, me llevaba a la tienda y me decía que llenara el carrito de compras con cualquier cosa que quisiera. Comíamos hasta inducirnos un coma alimenticio. —Me reí—. Siempre contaba los chistes más cursis solo para hacerme reír. Estaba en el consejo de padres y maestros. Hacía mis disfraces de Halloween desde cero. Me llevaba a la playa en los días más helados solo para sentarnos en la arena y sentir la brisa. Era una gran madre. —Mis ojos se llenaron de culpa. Giré mi rostro hacia James—. Y lamento que te hayas perdido eso.

La expresión de James permaneció dura, pero cuando giro para desviar su mirada de la mía, puede ver que estaba afectado.

¿Por qué James no vivió con nosotras? ¿Por qué fue dejado con un padre que no lo quería? No lo entendía.

Enfrenté a Charlie.

—¿Por qué nos separaron?

Charlie corrió su lengua por sobre sus dientes.

—Porque eso hería a Renee, y a mi hermano le gustaba castigarla.

Frunció el ceño, casi perdido en sus pensamientos.

—Mi hermano estaba casado. No tenía hijos con su esposa. Renee no era nada más que un entretenimiento. Traté de razonar con ella tantas veces, pero… —suspiró—, ella amaba a Phil.

Oh, Jesús.

Mi corazón dio un vuelco. ¿Era la otra mujer? ¿Quién diablos era esta persona?

—Phil fue bueno con ella por un tiempo. Tratándola bien. Ella, por supuesto, amaba sus atenciones. —Alzó su ceja mientras aclaraba su punto—. Él era el hermano apuesto.

Ahora entiendo.

—Renee se quedó embarazada solo un mes después de haber dormido con Phil. Todo el club sabía quién era el padre. Renee le pidió que dejara a su esposa. Él se rehusó. Ella le dijo que lo dejaría. Que desaparecería. Le dijo que su bebé necesitaba un padre —Oh, Dios. Sonaba un poco como Irina. Mi estómago cayó. Estaba tan avergonzada—. Él le dijo que después de que tuviera al bebé dejaría a su esposa. Pero sabía que estaba mintiendo. —Se encogió de hombros—. No fue una sorpresa para mí que después de que ella tuvo a James, él siguiera con su esposa. Renee estaba devastada. Planeaba dejar la ciudad. Phil  la atrapó empacando sus cosas. Se puso como un demente.

Charlie miró a James antes de volverse hacia mí.

—La golpeó hasta la mierda. Dijo que si trataba de irse de nuevo, mataría al niño. No tenía duda de que lo haría. Ella no era lo suficientemente estúpida como para volver a intentarlo. Al menos tenía permitido ver a su hijo.

—¿La golpeó? —Mi voz asombrada—. Ella era la persona más dulce en todo el mundo, ¿y la golpeó?

Charlie me estabilizó con su mirada.

—Phil usaba cualquier medio para mantenerla a su lado. Cuando Renee se dio cuenta de que había elegido al tipo equivocado, volvió sus sentimientos hacía mí. —Sonrió—. Yo era bueno con ella. La amaba. Ella se dio cuenta un poco demasiado tarde. Pero cuidé de ella tanto como me lo permitió.

El punto de vista que yo tenía de mi madre se estaba desvaneciendo rápidamente.

—Sí, suena como una verdadera dulzura.

—Nos volvimos descuidados. —Charlie ignoró mi sarcástico comentario y siguió—. No le tomo mucho a Phil para ponerse a sospechar. Nos encontró una noche y fui atrapado con la mano en el jarrón de galletas. Peleé contra mi hermano con dientes y uñas. La pelea fue tan fuerte que rompí sus huesos, tanto como los míos. Pero Renee… había tenido suficiente de nosotros. Se marchó, dejando a James detrás.

Pobre James.

Mi garganta se cerró frente al duro hecho.

¿Cómo pudo?

—Mi hermano trató de matar a James más tarde esa semana. Intentó ahogarlo en la tina. Pero no pudo hacerlo. —Se giró para mirar a James—. No quería amar al niño, pero lo hacía. Un mes después, Phil fue encontrado muerto en la oficina de su casa. Murió de una sobredosis accidental de drogas que presumo no fue tan accidental. La esposa de Phil no quería a James. Sabía que era producto de una infidelidad, así que lo adopté. Él debería haber sido mi hijo desde el inicio. Lo amo. Traté de encontrar a Renee, pero se escondió bien, lo más gracioso es que se fue justo bajo nuestras narices. Ni siquiera sabía que había fallecido hasta hace dos años. —Me miró—. No sabía que tenía una hija.

La esperanza me golpeó desde algún lugar en lo profundo de mí.

—¿Cómo puedes estar tan seguro que no eres mi padre? Dijiste que fueron íntimos…

Pero él ya estaba negando con su cabeza.

—No. Lo siento, Isabella. No soy tu padre. Nunca llevamos nuestra aventura más allá. Solo no es posible que seas mía. —Resopló—. Pero hubiese matado por ser tu padre, dulce niña. Sé eso.

Lágrimas picaron en mis ojos mientras asentía solemnemente.

James había oído suficiente. Se burló de mí desde el otro lado de la mesa.

—Mientras tú estabas recogiendo flores para tu ma, yo estaba escondiendo moretones de mis amigos.

—Lo siento —susurré, mis ojos brillando.

—¿Qué es lo que sientes? Tuviste una buena infancia y a mí me olvidaron. Así es la vida. —Bajé mi mirada hacia la mesa pero habló a pesar del silencio—. ¿Qué? ¿Ya no quieres un hermano? —Mi corazón se rompió. Resopló una risa—. Sí, no lo creo. No soy lo suficientemente bueno para ti. ¿Lo soy? Justo como tu madre.

Edward apretó mi mano tan fuerte que dolió.

—Cierra la boca.

Lo dijo al mismo tiempo que Charlie lo calmaba.

—No hables desde la rabia, hijo. Mejor mantente tranquilo, James.

—No. —James siguió—. ¿Por qué no le decimos acerca de la vez que mi padre me pateó tan fuerte en el pecho que dejé de respirar? O acerca de la vez cuando llegó a casa del club, se bajó sus pantalones, y orinó sobre mí mientras estaba durmiendo.

Las lágrimas estaban bajando por mis mejillas. Mi pecho ardía con cada latido de mi corazón. Luché desesperadamente para no sollozar en voz alta.

Edward gruñó.

—Te lo estoy advirtiendo, James.

—Mientras ella tenía arcoíris y paletas de dulces —comenzó a gritar—, yo tenía quemaduras de cigarrillo marcando mis malditos brazos.

Los hombres que me rodeaban habían comenzado a oponerse con furia frente al arrebato de James. Todo lo que podía hacer era parpadear a través de mis lágrimas y hablar quedamente.

—No lo sabía.

James se paró.

—¿Cómo podías saberlo? Viviendo tu jodidamente perfecta vida en tu jodidamente perfecta casa con tu maldita puta madre —me señaló duramente—. Tuviste la vida que debería haber tenido yo.

Aplaudió lentamente, humillándome.

—Felicidades, Isabella —sus labios se curvaron mientras susurraba—, lo tuviste todo.

En ese punto, Edward había tenido suficiente. Lanzó su silla hacía atrás tan rápido que cayó al suelo. Fue rápido, pero anticipé el ataque antes de que comenzara. James reía cruelmente, sus brazos abiertos, dando la bienvenida al inminente ataque. Los hombres se pusieron de pie, Quil y Seth se apresuraron llevando hacía atrás a James mientras Benjamin y Peter esperaron a ver qué hacía Edward.

Mis brazos se envolvieron alrededor de su cintura y lo apreté fuertemente, clavando mis pies en el suelo mientras me arrastraba.

—Quiero irme ya, cariño. —Algo en la rápida forma que hablé debe haber advertido a Edward sobre esta pelea, porque su agitado pecho y rechinar de dientes, se calmó en un segundo, girándose para envolver sus brazos protectoramente a mi alrededor.

Edward se giró hacía mi hermano y susurró, mortalmente calmado:

—Te vas a arrepentir de tus palabras —hizo una pausa—, me aseguraré de ello.

James abucheó fuertemente.

—Oooh. Estoy tan asustado.

No había manera de endulzarlo. Mi hermano era un idiota. Un cruel y asqueroso idiota. No quería conocerlo. Quería fingir que esta noche jamás había sucedido.

Me dirigí a Charlie, manteniendo mi mirada en el suelo mientras decía:

—Esta fue una mala idea. Lo lamento por los problemas.

Sonaba miserable.

—Isabella, por favor no te vayas.

—Disfruten su cena —respondí mientras Edward me dirigía hacía las puertas dobles. Antes de que llegáramos a la salida, Edward se detuvo a medio camino y se volvió para enfrentar a James una última vez. Lo que dijo me hizo llorar otra vez.

—Isabella puede haber tenido una niñez decente, pero ha tenido que lidiar con su buena parte de dificultades. Ha estado sin hogar durante siete años. Pasó ese tiempo en las calles, durmiendo en callejones y comiendo basura para mantenerse viva. ¿Dónde estabas durmiendo tú hace dos meses, James? —habló calmadamente—. Encontré a Isabella durmiendo junto a una poza de orina, tan escuálida que estaba al borde de la muerte por no haber comido en días.

—Isabella —murmuró Charlie, sacudiendo la cabeza con tristeza—, cariño.

Edward estabilizó a mi hermano con su mirada, quien alzó su mentón en defensa.

—No asumas que la conoces. No sabes nada acerca de ella, saco de mierda.

Lloré sobre la manga de Edward, cansada de que la gente viera mis lágrimas. Edward frotó mi brazo mientras nos dirigíamos a la salida. Mientras abría la puerta principal para que saliéramos, escuché a Quil Ateara hablar, su acento espeso y duro.

—Esa chica es tu hermana. Fue dulce. Y tú… eres un imbécil, boykie.

A lo que James respondió con un resoplido.

—Cierra la maldita boca, Ateara.
**************************************
Hola a todas que les pareció el encuentro de Isabella y James bueno nos vemos mañana con otro capitulo chicas aun anuncio en la pagina hay una publicación de una chica buscando ayuda para escribir su historia asi que si alguien le gusta escribir o quiere intentarlo esta chica busca ayuda en el grupo de facebook esta su publicación y si no la encuentran me mandan un mensaje por facebook para pasarle los datos de ella.

gracias todas por sus comentarios.

12 comentarios:

TataXOXO dijo...

Aghhh James es un imbécil.... Y espero que en algún punto se arrepienta de cono está tratando a Bella... ella no tiene la culpa de que Phil haya sido un maldito.....
Menos mal tiene a Edward, que la ayuda y la protege de todo!!!
Besos gigantes!!!!
XOXO

MELANY dijo...

Como dijo bella santa mierda en la galleta jajaja eso tampoco lo esperaba 😄😅
James su carnal 😲😲
Cómo dije santa cachucha la k de va a armar cuándo se enteren los demás 😨

Unknown dijo...

Ayyy mujer cada día está más buena esta historia y lloro cuando no públicas.
Pero vale la espera Hahahahahahahahaha en serio amo a Edward y Yo q pensé q sólo odiaria a Rosalíe pero no James va ganando Hahahahahahahahaha xoxo

Adriu dijo...

Ohh por todos los cielos no puede ser James su hermano si es tan idiota...
Ohh gracias por el capítulo
Adriu

saraipineda dijo...

Ese James es un hijo de fruta o se Phill Jajajajajajajajajajaja pendejo de m....aaaaaaaa

Unknown dijo...

Gracias a la espera del otro capítulo más!!! 👌🏾👌🏾👌🏾

vani dijo...

Gracias por actualizar..

cari dijo...

No me gusta ese James es un idiota , no sabe nada ojala le pongan una golpiza x idiota te dije q no lo quería de hermano de Bella, 😉😜😘😍💕 Gracias Annel

Kar dijo...

Hola hola Annel estoy poniéndome al corriente con la lectura pero definitivamente James es un patán gracias por el capítulo nena voy con el se hoy
Saludos y besos 😘😘😘

Unknown dijo...

Wow que capituló me encanto tuvo de todo , y bueno James no sabía nada d bella así como bella d el , ojalá y llegue. A conocerse mejor ... gracias y hasta el siguiente... xoxo

Unknown dijo...

OMG!!! Eso no lo vi venir!!! /0\
Pues tal vez bella tiene bonitos recuerdos de su niñez pero como dice edward también ella tuvo su cuota y pasó por muchas cosas malas como la del panadero
Pero si que todos se van a ir de cabeza cuando sepan lo de su hermano xD sobre todo Emmet
Muchas gracias y vaya que extrañaba las actus!!! \^w^/

Anónimo dijo...

guauuuuuuuuuuuuuuuuuuuu
tenia que ser james el hermano? demonios
creo que no solo su rostro es horrible
si no que todo su ser
es una mala persona
la vida lo trato como la mierda
pero bella no tiene culpa
lastima que charlie trato de llevar todo en paz y no pudo
pobrecita bella

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina