lunes, 31 de octubre de 2011

La novia robada del highlander capitulo 21

Capítulo 21 
Bella parpadeó y abrió los ojos. Sentía la mente confusa, y no podía enfocar la vista con claridad en el espacio sobre ella. Todo estaba oscuro.
Arrugó el entrecejo, intentando recordar si había bebido algo durante la cena. El cuerpo nunca toleraba bien el alcohol, por lo que ella se mantenía alejada de él en general. Pero, ¿quizás había necesitado calmar los nervios?
A medida que luchaba por recobrar la conciencia, las imágenes comenzaron a colmarle: James de pie en la habitación. ¿Había sido un sueño? No era posible que su hermanastro hubiese traspasado los muros del castillo Gray.
Su imaginación se había acelerado con desenfreno durante meses. Creía que había logrado tenerla bajo control. Era obvio que no, ya que aún tenía semejantes fantasías.
Bella intentó sentarse, pero sentía las extremidades como hechas de madera. Se concentró, pero no logró más que un mínimo movimiento antes de sentirse inmovilizada.
Se dio cuenta de que no estaba en su habitación, ni en su cama, y que había algo que la mantenía inmóvil.
Se sacudió las telarañas que le cubrían la mente y se obligó a sí misma a despertar. Hizo presión con las manos hacia arriba contra una superficie dura e inflexible. La mente le trabajaba febrilmente. Lo último que recordaba era entrar a la capilla y ver el féretro de Carew.
La realidad la inundó.
Ella estaba encerrada en el ataúd de Carew.
El pánico le anegó las venas. Gritó por ayuda y aporreó la tapa, la madera le lastimaba las manos pero no se movía, el sonido de su propio terror le colmaba los oídos.
—Cálmate, querida hermanastra —se oyó la fría voz de James—. Simplemente te estaba dando a conocer tu final lugar de descanso. Creí que te agradaría un adelanto de tu futuro.
Un instante después, la mitad superior del ataúd se abrió, derramando dentro una débil luz de vela y un aroma a aire húmedo. Bella inhaló frenéticamente.
—¿Qué has hecho? —demandó saber con voz ronca. Tenía las manos y los pies atados.
Un par de ojos negros se clavaron en ella con una mirada cruel.
—Simplemente sustituí un cuerpo por otro. No fue tan difícil. Le di de beber al vejete, un trago tras otro, en la taberna local, hasta que me dio la información que quería. Después, le corté el cuello en un callejón. Sabía que el maldito señor haría traer el cuerpo a la casa. Simplemente me ubiqué en su lugar en el último instante y aquí me tienes.
—Eres un malvado —dijo Bella con voz áspera, angustiada por saber que lo más probable era que nunca encontrarían el cuerpo de Carew.
—Algunos podrían pensar eso. Ciertamente tú y mi padre. Mi propia sangre no confía en mí, una pena.
—Les has dado razones.
—¡Ninguna razón! —lanzó con brutalidad, tomándola de los hombros como si fuese a sacudirla. Con una maldición, retiró rápidamente las manos—. ¿Y tú qué sabes de eso? Te trató como a una princesa. Todo lo que la amada Bella quería, lo tenía. Tu madre me arruinó la vida.
Creyó que me borraría del mapa por completo al tener otro hijo, como si ambos estuviesen en lo mejor de sus vidas.
—Lo estaban.
—¡No, no lo estaban! No había lugar para otro hijo en la vida de mi padre.
—No eras tú quien debía decidirlo.
—Pero ciertamente hice algo al respecto, ¿verdad?
Bella lo miró fijo. El horror le apretaba el pecho al entender lo que estaba diciendo.
—¿William? —dijo ella con voz afligida.
—Sí. El querido y dulce William. Era un chiquillo muy adorable. Una lástima que se haya caído por el acantilado. Tu madre debería haber sabido que no podía dejarle solo. Debería haber obligado a mi padre que regresase a Londres, donde algo así no habría sucedido. No tenía a nadie a quien culpar más que a ella misma, y lo hizo muy bien luego del inoportuno fallecimiento del muchacho, ¿no es verdad? Nunca logró superar la pena. Fue muy desagradable en verdad.
—¡Tú lo mataste!
James se encogió de hombros.
—Digamos que nació bajo una estrella desafortunada, como tú. El destino sí que es veleidoso. Si solo tu madre hubiese escogido a lord Keaton en lugar de mi padre, quizás estaría viva ahora, y tú no estarías a punto de morir.
—Pero, ¿por qué? —preguntó Bella, la mente se movía a paso frenético mientras los pocos minutos que le quedaban de vida se escurrían. No podría disuadirlo ahora. Tenía que mantenerlo hablando.
—¿Por qué quiero verte muerta?
—Sí.
—Si tú y tu madre no hubieran aparecido en la vida de mi padre nunca, yo sería muy adinerado. Piensa esto: joven, con un título de nobleza, rico. ¿Por qué habría de odiarte por cambiar eso? Si no puedes entenderlo, creo que eres más estúpida de lo que pensé.
—¿Por qué no podías aceptar que tu padre quería un nuevo comienzo?
—Porque no se lo merecía. Tenía una esposa; y se murió. Yo era el heredero. Nadie más debería haber recibido un centavo. Ciertamente no tú.
—Te dejó mucho. Tres propiedades, una mina en funcionamiento, dinero.
James se inclinó hacia adelante muy cercano al rostro de Bella. Tenía el aliento cálido y maloliente.
—Debería haberme dejado todo. Selló tu destino cuando te dejó un fideicomiso.
—Puedes tenerlo.
—Eso es lo que pretendo, querida. Me tomaste por estúpido, ese fue tu primer error.
Tenías que saber que te perseguiría, no deberías haberme hecho hacer todo este esfuerzo. Tu amante no ayudó mucho al enviar a los policías de Bow Street tras de mí, o sus amigos sabuesos.
Eran peor que la ley; de hecho, uno de ellos estuvo cerca de atraparme. No me sorprendería si ha descubierto hacia dónde me dirigía y se está acercando a nosotros en este preciso momento. Por lo que espero no te importe si termino con esto rápido. No puedo prometerte que no te dolerá, sin embargo. Tú sí que me has traído problemas.
—James, escúchame.
—Me temo que no tengo tiempo —comentó mientras extraía un pequeño cuchillo del bolsillo de la chaqueta, la hoja de metal destelló maléficamente en la luz—. Quédate quieta ahora.
No quisiera resbalarme y tener que comenzar todo otra vez.
Al tiempo que el cuchillo descendía, Bella abrió la boca para gritar, pero la mano de James le selló los labios, silenciándola.
—Veo que tienes intenciones de hacer esto más difícil. —Con la mano libre, le introdujo un pañuelo en la boca—. Ahora, ¿en qué estaba?
La hoja del cuchillo le tocó el cuello, y Bella luchó salvajemente entre los gritos silenciados. De repente, James aflojó la mano y giró la cabeza.
—Silencio —siseó, y lanzó la mirada al vestíbulo.
Bella se quedó inmóvil, el corazón le retumbaba en los oídos. Rogó por que hubiese alguien allí. Sin importar las consecuencias, lucharía. Él no tomaría su vida así.
El ataúd se cerró de un golpe, envolviéndola una vez más en la oscuridad. No sabía si James estaba aún allí o si había huido. Escuchó, desesperada por alguna señal de que no estaba sola.
Unos sonidos apagados llegaron a sus oídos, pero no podía distinguir qué sucedía.
Luego, la luz le inundó los ojos cuando la tapa del féretro se abrió.
—s–
Edward golpeó a la puerta de la habitación de su tío, casi sin esperar a que Carlisle lo invitase a pasar antes de abrir la puerta de un golpe.
El hombre estaba sentado en su escritorio, con una botella de oporto abierta junto a él y un vaso vacío en la mano. No parecía sorprendido de ver a Edward.
—Entra, hijo. Bebe conmigo.
—¿Qué haces aún despierto? —preguntó Edward,  cerrando la puerta tras él.
—Han sido días duros. Le ponen los nervios de punta a uno.
—¿Y qué te está poniendo los nervios de punta ahora, tío? ¿Quizás tu conversación con Caroline?
—¿Tú sabes?
—Sí, lo sé. También sé que ha desaparecido. ¿Por qué no se me ha comunicado?
El tío inclinó la botella de oporto sobre el vaso y lo llenó hasta casi el borde.
—No necesitabas más preocupaciones.
—Eso no lo decides tú. Soy el señor aquí, ¿o te has olvidado? ¿Qué sucedió con Caroline?
—Se marchó.
—¿Adónde se marchó?
Carlisle se encogió de hombros.
—No lo sé.
—¿Y no se te ocurrió enviar a alguien en su búsqueda? Podría estar herida, o algo peor.
—No, muchacho. No está herida. Se marchó porque así lo quiso. No regresará.
—No dejaría a Nathaniel aquí.
—No podía llevarlo con ella.
Edward apretó la mandíbula.
—¿Qué demonios está sucediendo?
Carlisle señaló la silla frente a él con un ademán de la mano.
—Siéntate. Necesitamos hablar.
Edward tomó asiento.
—Pues bien, habla. ¿Dónde está Caroline y por qué se ha marchado?
—No puedo decir con seguridad dónde está. Quizás en Londres, a estas alturas, o quizás en un barco de camino a América. Siempre hablaba de marcharse al exterior.
—Nunca le escuché decir eso.
—Tal vez no estabas prestando atención. Escuché más que tú, era mi trabajo hacerlo.
Como la mano derecha de tu padre, y ahora tuya, tenía que saber qué sucedía en el castillo Gray.
Sospecho que hay muchas cosas que no sabes. Pero no valía la pena decir ninguna de ellas. —
Hizo una pausa, luego agregó—: Y había algunas cosas que no podía decir.
—¿Como por ejemplo?
—He jurado guardar el secreto y tomo mi juramento muy enserio.
—¿A quién le has jurado guardar el secreto? ¿A Caroline? Nathaniel te escuchó decirle que yo era su padre.
Carlisle suspiró y miró fijamente a la bebida en la mano.
—No sabía que el muchacho estaba allí.
—¿Por qué habría pensado él que yo era su padre? No hay una sola alma viva que creería eso.
—Nunca pensé que alguien lo creería. Pero no había estado hablando de ti en ese
momento.
—Entonces, ¿de quién?
Carlisle enlazó los dedos alrededor del vaso al tiempo que clavó la mirada en Edward.
—Tu padre.
La comprensión golpeó a Edward como un puñetazo en el estómago.
—Jesús.
—Sí. —El tío suspiró cansinamente—. Tampoco podía creerlo. Primero engendra a un bastardo que niega reconocer, después se atreve a traer a otro mocoso a esta casa.
La ira de Edward tomó el primer lugar.
—Más vale que Nate no haya escuchado esas palabras de tu boca.
—Nunca lo ha hecho, te lo juro. Caroline protegía mucho al muchacho. Pero ahora comprendes por qué no podía llevarlo consigo. Es tu hermano, muchacho. Tu sangre. Ella sabía que solo era una cuestión de tiempo antes de que te enterases de esto. Me sorprende que no hayas notado la semejanza antes. Sospecho que Mike sí la notó; siempre reía con suficiencia cuando veía al pequeño. Me imagino que estaba esperando a disparar esa bala en particular cuando supiera que causaría más daño.
Edward se puso de pie y caminó de un lado a otro de la habitación. Nate, su hermano.
Aparentemente, todos sabían la verdad menos él.
—Entonces, ¿por qué soy el último en enterarme? ¿Y qué le hizo pensar a Caroline que debía irse? Nunca la hubiera echado; ella tenía que haberlo sabido.
—Lo sabía. Pero no se marchó por miedo a que te enteraras.
Edward lo miró por sobre el hombro.
—¿Por qué, entonces?
—Le enfrenté acerca del incidente contigo el otro día, con la familia Trelawny. Tú tenías que estar preguntándote cómo fue posible que alguien ingresase aquí. Fue alguien de la casa.
—¿Y ahora vas a decirme que esa persona fue Caroline? ¿Por qué haría una cosa así?
—Eso debería ser una obviedad: porque la habías rechazado. De la misma manera que lo hizo tu padre cuando se enteró de que estaba embarazada. Supongo que la estúpida muchacha tenía grandiosas ilusiones de que tu padre se divorciaría de tu madre y contraería matrimonio con ella, que legitimaría a su hijo aun cuando no lo había echo con Mike.
Un pensamiento que Edward había a menudo empujado al fondo de su mente trepó hasta la superficie. Mike había sido una vez un niño pequeño muy parecido a Nate, preguntándose dónde estaba su padre y porqué el hombre no lo amaba lo suficiente como para aclamarlo como propio.
Provocó en Edward un sentimiento de vergüenza de tener a Anthony Masen como padre, y sintió pena por su madre, quien había tenido que vivir con la infidelidad abierta de su esposo.
Durante años, Edward había albergado rencor hacia su madre en secreto, creyendo que había sido demasiado dura e intransigente con su padre. Ni una sola vez había ella intentado hacerle ver a Edward desde su punto de vista, pero él no la habría escuchado de todos modos. Había sido terco.
Quizás esa era la razón por la cual ella siempre había compartido un lazo de unión más fuerte con el hijo que no era propio. Mike nunca la había juzgado. Ambos habían sido los receptores del duro castigo, mientras que Edward había vivido en su castillo de cristal, como Mike le había dicho una vez.
—Entonces —dijo Carlisle, terminando de relatar su historia—, fui a ver a Caroline cuando MIke y lady Isabella partieron en tu búsqueda hacia el castillo Trelawny, y le dije que sabía lo que había hecho. Ella se largó a llorar y me contestó que tenía que hacerlo, no iba a permitir que otro hombre la usase y la descartase. Entonces, planeó con la familia Trelawny para vengarse de ti. Estaba aterrada de pensar qué le harías tú cuando te enteraras, y sabía que cuando descubrieras su engaño, te enterarías de la procedencia del muchacho. Tú habrías partido tras ella para recuperar a tu hermano, por lo que se marchó y lo dejó aquí para que estuviera contigo.
—Tenemos que hallarla. Nathaniel estará devastado sin ella.
—Sospecho que será difícil encontrarla, si ella no quiere ser hallada.
—¿Tiene algún amigo que tú conozcas? ¿Alguien que pueda saber dónde podría haber ido?
Sus padres, por lo que él podía recordar, habían muerto ambos, y ella nunca había mencionado a otros parientes.
—Lo averiguaré —dijo Carllisle—. La he visto conversar con esa sirvienta tímida. ¿Cómo se llama?
Edward hurgó en la mente.
—¿Margery?
Carlisle asintió con un movimiento de cabeza.
—Sí. Hablaré con ella y veré si hay algo más que pueda averiguar.
Edward estaba perdido y no sabía qué más hacer. Sabía que no lograría dormir esa noche. Ya eran pasadas la una de la mañana, y Bella de seguro estaba durmiendo. No debería despertarla, pero deseaba verla.
Se encaminó hacia la puerta.
—Quiero saber cualquier cosa que averigües —le informó a su tío—, sin importar cuan insignificante parezca ser el dato. Quiero que Nathaniel se mude a la habitación contigua a la mía.
Será vigilado a toda hora, no quiero que lo dejen solo. Y no se mencionará nada de todo esto. Yo decidiré qué decirle al clan. ¿Lo comprendes?
—Sí —contestó Carlisle con brusquedad.
Edward se marchó. El hecho de que Carlisle había mantenido todo eso en secreto, tanto tiempo después de la muerte de su padre, no le sentaba nada bien. No debería haber ningún secreto bajo su techo. Pero se encargaría de su tío en el momento adecuado.
¡Nathaniel era su hermano! Aún no podía creerlo, sin embargo, se preguntaba por qué no lo había descubierto antes.
Nate debía de haber sido concebido durante uno de los peores períodos del matrimonio de sus padres, poco después de que su madre se hubiese marchado y regresado a Londres. Su padre se había enfurecido y se había vuelto aun más amargado. No parecía importarle a quién hería.
Caroline había sido apenas una niña, y conociéndola como la conocía, Edward dudó de que ella se hubiese negado a su padre.
El viejo señor no toleraba que le dijeran que no, y Caroline no había tenido lugar dónde ir.
Era obedecer o ser echada. Y Edward no tenía dudas de que era exactamente lo que habría hecho su padre.
¡Que el hombre se pudra en el infierno! Le había negado a Edward su hermano. De alguna manera, les había negado a sus dos hermanos al alentar la enemistad de Edward con Mike.
—¡Ahí estás, milord! Gracias a Dios que lo encuentro.
Edward levantó la vista y vio a su mozo de cuadra corriendo por el pasillo.
—¿Qué sucede, Jamison?
—Peters me envía en su búsqueda. Hay visitas, milord.
—¿Visitas?¿A esta hora?
—Dijeron que era imprescindible hablar con vos. Como el centinela los reconoció como amigos nuestros, les permitieron pasar. Espero que no se hayan equivocado.
—¿Quiénes son?
—El señor Whitlock, milord. Ha venido con su esposa, lady Alice, y también lord
Anthony Tremayne. Dijeron que debían hablar con vos inmediatamente. Lo esperan en la biblioteca.
Edward ya estaba girando la esquina hacia el pasillo principal antes de que el mozo pudiese terminar de decir la frase.

chikas estamos a 2 ultimos capitulos de esta historia espero me regalen un comentarios y si veo varios pues de regalo les subire los ultimos capitulos asi que comenten ;P

7 comentarios:

Silvinha dijo...

OLÁ, pobre Eduard,só tem problemas e como será quando descubrir o sequetro de Bela?!!! Esse cap me deixou muito ansiosa por saber o qu vai se passar,espero que seja pronto. Até mais!!!!!

Vianey dijo...

Ufff que descubrimientos tan interesantes y los que se vienen estaran aun mas no??

Anónimo dijo...

quiero mas...

Anónimo dijo...

dios no nos hagas esperar mucho plis plis soledad

Daniela Galeano dijo...

PORFA LOS CAPISSS ME MUEROOOO POR LEERLOS!

sory78 dijo...

Bella en peligro y Edward preocupándose por la estúpida de Caroline cuando encima lo traiciono. Porfa sube los otros capítulos que estoy que me muerdo las uñas...Besos

nydia dijo...

dios pobre Bella que ará James con ella....Me encanta....Besos...

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina