domingo, 9 de abril de 2017

capitulo 1 Controlada por la ley









 《La historia no es mía es una adaptación  de la autora CHEYENNE McCRAY  los personajes son propiedad de Stephanie Meyer 》
*historia contiene escenas de sexo explicito todo relacionado con BDSM**

ARGUMENTO:

Alice Brandon ha tenido un día del infierno, lo que incluye atrapar a su novio y a su mejor amiga teniendo un affaire. Además de eso, es detenida por un policía… quien resulta ser su novio de la secundaria, el que dejó cuando se graduaron.

Pero las cosas se ponen calientes demasiado rápido. A un lado de la carretera.
En contra de su coche. Con las luces azules y rojas destellando.

Lo que está sucediendo es un tema tabú, una línea que Jasper Cullen nunca soñó que cruzaría. Sin embargo, no puede creer en su suerte. La chica típicamente americana de la que se había enamorado años atrás, estaba ahora a su merced en más de un sentido. Él tiene una celda muy especial y algunas esposas sólo para ella, por no mencionar algunas otras sorpresas traviesas. Un pequeño tiempo detrás de las rejas podría ser todo lo que Alice necesita para convencerse de ponerse bajo su protectora custodia para siempre.





CAPÍTULO 1


Alice Brandon aceleró el motor de su pequeño deportivo convertible plateado mientras volaba por uno de los más oscuros caminos secundarios de Tucson. El ruido del potente motor cortaba a través de la noche y el viento soplaba su cabello alrededor de su cara. No le importaba que el clip se hubiera caído o que los extremos de los mechones picaran sus ojos y sus mejillas.
¡Maldito sea él! Ese hijo de puta total.
La parte de atrás de los ojos de Alice dolían y apretó los dientes. No iba a llorar más por un hijo de puta como James Wright.
Tragó una bocanada de aire fresco de la noche y las luces de Tucson le guiñaban como una alfombra reluciente. El camino en que estaba no era exactamente desolado, sólo era un poco alejado de la ciudad y algunas de las casas más agradables fueron construidas dispersas, de tal manera que había una milla entre cada casa, si no más.
Cuando atrapó a James en la cama con su ex mejor amiga victoria, Alice había estado observando por un momento, incapaz de creer lo que veía. Había llegado a casa de James con comida china, entró en su apartamento con la llave que le había dado y escuchó ruidos provenientes de la habitación.
Ruidos que sonaban sospechosamente como la cabecera de la cama golpeando contra la pared, y sonidos de gemidos y lamentos.
Todo se había sentido irreal. Dejó su bolso en el sofá, junto con la comida. Sus oídos zumbaban y su piel se sentía estrecha a medida que avanzaba por el corto pasillo hasta la puerta de su dormitorio.
James estaba entre los muslos de victoria, follándola lentamente. Ambos estaban desnudos y su mejor amiga se estiraba entre sus cuerpos y masajeaba sus bolas.
—Eso es, bebé—se quejó James. —No eres un pescado frío en la cama. victoria hizo una risita y luego la besó mientras ella retiraba la mano y envolvía sus piernas alrededor de sus caderas.
¿Pescado frío?
¡Pescado frío!
Alice había agarrado la cosa más cercana a ella, uno de sus zapatos para correr en el umbral, el inicio de un rastro de ropa que llevaba a la cama.
La recogió del suelo, y con toda la furia acumulada en ella, la había arrojado directo a la cabeza del imbécil.
Hizo una mueca con cierta satisfacción mientras guiaba el coche deportivo por la carretera desierta, superando el límite de velocidad por unos buenos cincuenta kilómetros por hora.




Había dado a James un buen golpe, lo suficiente para hacerlo casi caer de victoria y dejar una huella inmediata en la mejilla de la suela del zapato para correr.
—¿Qué carajo? —James se había visto momentáneamente desorientado, hasta que miró a Alice y la vio de pie con las manos apretadas en puños. Extendió su mano hacia el lado de la cabeza. —¡Perra!
—¡Alice! —Gritó victoria, tratando de trepar por debajo de James, pero él la inmovilizó. —Puedo explicarlo! ¡En serio!
—Váyanse al infierno los dos—. Alice estaba tan enojada que todo su cuerpo temblaba. —Y espero que disfruten de su mutua compañía mientras se pudren allí.
Ella había girado, cogió el bolso del sofá, junto con la bolsa de comida china para llevar, y cerró la puerta detrás de ella.
Ahora, el olor de la comida sentada a su lado en el asiento del acompañante estaba haciendo revolver su estómago.
Fuego y furia la arrasaron. Quitó la mano derecha del volante, cogió la bolsa de papel de comida para llevar y arrojó la bolsa de comida china del convertible, sin importarle una mierda lo que ensuciaba. Todo el mundo podía irse al infierno.
Luces rojas y azules brillaban detrás de ella.
—¡Mierda! —Resistió golpeando su cabeza contra el volante mientras desaceleraba el coche. Genial. Justo lo que necesitaba.
Joder. Joder. ¡Joder!
Alice apretó los dientes movió el coche hacia la banquina, aparcó el convertible y apagó el motor. Dejó las luces encendidas y las dos manos en el volante, claramente visibles, como le habían dicho una vez que tenía que hacer cuando era detenida por un oficial de policía.



Su corazón latía con fuerza y solo su rabia a James y victoria le impedía llorar.
¡Qué gran día de mierda!
Desde el principio. Un compañero de trabajo había estado sobre ella de nuevo y había presentado una denuncia por acoso sexual con recursos humanos, su hermano y la cuñada, que odiaba dejaron un mensaje que venían de Spokane a quedarse con ella durante una semana, su madre llamó porque necesitaba dinero de nuevo, y Alice había tenido un neumático desinflado en la mañana y había llegado tarde a trabajar. Había ganado algunos puntos extra.
No.
Su jefe era un total hijo de puta
Así que, para colmo, su mejor amiga -ex mejor amiga- y su novio estaban engañándola, y ahora había sido capturada por exceso de velocidad. Y, probablemente, por tirar basura, también.
¿Podría empeorarlas cosas? No te burles de Dios, Alice.
Sus hombros cayeron y esperó a que el policía se detuviera e hiciera su día aún mejor. Tierra y rocas crujían bajo los neumáticos del patrullero, y el brillo de las luces intermitentes la hizo parpadear. Los brillantes destellos de las luces rojas y azules casi la cegaron por su espejo retrovisor, el motor del patrullero tenía un poderoso repiqueteo mientras veía al policía acercándose del lado del conductor del coche. Ella podía ver su uniforme, pero no su rostro.
El rostro de la fatalidad.


Ella movió su mirada desde el espejo retrovisor y miró directo a la oscuridad. Las luces dispersas de las casas en la carretera desierta estaban borrosas y sus ojos quemaban.




No voy a llorar.¡ No voy a llorar!
—Licencia y registro, señora—dijo una voz profunda y sexy que sonaba... familiar. Demasiado familiar.
Ella inclinó la cabeza y su mandíbula se abrió.
¿Jasper Cullen?
Bajó el portapapeles y en los destellos de luz vio los planos de su duro rostro y su expresión de sorpresa.
—¿Alice? —dijo su nombre de esa manera que nunca había dejado de hacer que su ropa interior se humedeciera y sus pezones se pusieran duros.
—Hola, Jasper—logró decir con voz débil.
Sí, se había burlado de Dios y su día sólo empeoró.
El policía que acababa de detenerla era el mismo hombre al que había abandonado al final de su último año de escuela secundaria.



La polla de Jasper Cullen se endureció a la vista de la Belleza Americana que había sido su primera experiencia sexual, ambos habían sido vírgenes en la escuela secundaria, pero no mucho después de que habían empezado a salir en su tercer año, las cosas habían avanzado bastante rápido.
Había caído enamorado de la rubia de ojos azules. Muy duro. Después de dos años de noviazgo, había arrancado su corazón, partido en dos y pisoteado las partes cuando le dijo que las cosas no iban más entre ellos porque se iba al Este a la universidad y que sería muy difícil mantener una relación.
Toda la planificación que habían hecho, ambos irían a la Universidad de Arizona y entonces él entraría en la academia de policía. Obtendrían puestos de trabajo sólidos, se casarían y tendrían tres hijos. Los dos se habían reído y, ahora que lo pensaba, amado. Pero ella había roto con todo eso cuando dejó Tucson.
En este momento ella estaba mirándolo con esos grandes ojos azules que incluso ahora le hacían querer besarla. El cabello de Alice se había enredado alrededor de su cara y el jersey que llevaba se había desviado de sus hombros, dejando al descubierto la parte superior de sus brazos donde su blusa sin mangas terminaba, suficiente carne para intrigar a un hombre. Sus pechos eran más generosos de lo que recordaba.
Con el portapapeles en la mano, él preparó sus palmas en la puerta de su convertible y la miró de pies a cabeza. Recordó succionar esos pezones que ahora estaban en punta debajo de su blusa. Había sido el cielo puro deslizarse entre esos muslos magníficos que eran visibles debajo de una falda corta que se había subido tan alto, que apenas cubría su pubis y un coño que amaba follar.
—Alice Brandon. —Dijo su nombre con fuerza y ella hizo una mueca de dolor.
—¿De nuevo en la ciudad y dando un pequeño viaje de placer?
La garganta de Alice trabajó mientras tragaba.
—Es bueno verte, Jasper.
—Uh-uh, —Jasper ajustó su agarre sobre la puerta de su coche y apretó la mandíbula. —Cincuenta kilómetros por hora sobre el límite de velocidad, por no hablar de tirar una bolsa por la ventana directo a mi patrullero. Apuesto a que es muy bueno verme.
—¿Lo siento? —Mordió su labio inferior mientras fijaba su mirada en ella.
—He tenido el día más jodido de mi vida, ¿de acuerdo? Y ahora un par de multas sólo lo completan perfectamente.
Jasper se apartó del coche.
—Fuera del vehículo.




—¿Qué? —Los ojos de Alice se agrandaron. —¿Me vas a arrestar?
—¿Quiere ser acusada de desobedecer la orden directa de un oficial de policía, señorita Brandon?
Cerró los ojos brevemente y luego los abrió. Sus hermosos senos subieron y bajaron cuando ella dio un profundo suspiro.
—Por supuesto que no, Oficial Cullen.
Alice no podría haber tenido la intención de encenderlo con la forma en que dijo su nombre, pero su pene fue del dolor a duro como una roca. Él sólo podía imaginarse llevándola a casa, esposada y flagelándola en su habitación especial de bondage. ¿Qué pensaría ella si él la encerrara y la follara a través de los barrotes? ¿O deslizara su bastón de mando en su coño? La castigaría por haberlo dejado, asegurándose de que ella disfrutara cada minuto de ello.
Mierda. Esta línea de pensamiento lo estaba matando.
Verla abrió una compuerta de emociones que él había enterrado, quince años atrás. Él había matado el amor, la lujuria, evidentemente, todavía estaba ahí.
Retrocedió y Alice abrió la puerta y salió.
Ante las luces rojas y azules, se fijó en su diminuta falda rojo oscuro que tenía que estar jalando hacia abajo, y el suéter rojo sobre una camiseta roja sin mangas. Sus piernas estaban desnudas de cualquier media, tal y como le gustaban sus mujeres.
Puso su portapapeles en el capó.
—Extiende tus manos en el capó del coche, amplía tu postura.
—¡Estás bromeando!
—Ahora.
Gruñendo en voz baja, lo que sonó como hijodeputa, le obedeció.



Cuando ella se inclinó un poco, su postura ampliada, se fue detrás de ella y se quedó parado, dejándola anticipar lo que iba a hacer con ella.
—¿Estás aquí de visita Alice? —Dijo mientras su mirada viajaba por toda la longitud de su espalda, deteniéndose a descansar en su lindo culo.
—Vivo aquí ahora. —Dio un audible suspiro. —Sólo volví de Boston para estar cerca de mi mamá, ¿de acuerdo?
Sus manos se morían de ganas de tocarla. Dios, cómo la había extrañado.
No se dio cuenta de cuanto hasta este preciso momento.
—¿Estás aquí para quedarte? —Él mantuvo la voz baja y con autoridad.
—¿Esto es parte de ser arrestada? ¿Preguntas a la gente que detienes hasta que ruegan ser encarcelados?
Bien podrían haber saltado chispas anta las luces de su coche patrulla, sólo por el tono de su voz. Todavía tenía agallas, él podría decir eso de ella. Se permitió una sonrisa porque no podía ver su rostro, de espaldas todavía a él.
Jasper se acercó a ella para captar la suave fragancia de su perfume.
Después de tantos años todavía olía igual. Dulce e irresistible.
Apenas resistió tocarla. Habían hecho un montón de juegos de rol, cuando eran novios, y uno de ellos fue "cachéame", donde él era el policía y ella era el conductor que había detenido. Incluso una prostituta que había tomado en custodia. Habían tenido una gran imaginación en aquel entonces.
Ella debía haber estado pensando en la misma línea, ya que cambió su postura un poco y su voz salió un poco ronca.
—Entonces, va a registrarme, Oficial Cullen, ¿o a mirar mi culo?
Un gruñido bajo retumbó en la garganta de Jasper y casi lo dejo salir, la agarró por las caderas y presionó la erección en su culo.




—¿Quieres ser cacheada, ángel? —Le preguntó, usando el apodo que le había regalado cuando empezaron a salir.
La oyó tomar una aguda respiración.
—Ha sido un largo tiempo—susurró.
—Demasiado tiempo—dijo antes de que pudiera detenerse.
Volvió la cabeza y lo miró por encima del hombro. En las luces, vio que sus labios estaban húmedos, debía haber pasado su pequeña y preciosa lengua rosa sobre ellos. Su mirada se encontró con la de él y la sostuvo.
—Cachéame—dijo en un ronroneo bajo y sensual que decía "fóllame" y le dieron ganas de agarrarla y golpear su polla en su coño ahora.
Alice miró hacia otro lado, arqueó la espalda, inclinó su rostro hacia el cielo.
Su corazón tronó. Su Belleza Americana se parecía más a una diosa en estos momentos. Su pelo azotado por el viento formaba un halo dorado alrededor de su cabeza con las luces del coche reflejando en el brillo de su pelo. Sus pechos estaban en altos y firmes, y su parte inferior redondeada sólo rogaba por sus manos o su polla.
—¿Tratando de escapar de una infracción? —Descansó las manos a cada lado de ella en el capó caliente del coche, logrando mantener su cuerpo alejado de tocar el de ella…a duras penas.

—Por supuesto que no. —Le temblaba la voz. —Estoy cooperando con la ley.
Jasper no pudo resistirse a acariciar su cabello. Olía tan condenadamente bien.

Alice dio un pequeño gemido y se movió hacia atrás para que su culo estuviera en contacto con su ingle.




Mierda. No debía tener el pensamiento que estaba teniendo. No debería estar haciendo lo que estaba haciendo. Él era un policía, por amor de Dios, y nunca había cruzado una línea como lo haría si le hiciera a Alice lo que su cuerpo pedía a gritos hacer. Para hacer frente a los últimos quince años.
Se apartó para no inclinarse más sobre ella, y que no estuviera presionando su culo contra su polla. Su aliento salió duro y desigual.
—Cachéame—dijo en esa voz baja, seductora que lo había puesto de rodillas tantos años  atrás.



No hay comentarios:

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina