martes, 11 de abril de 2017

Capítulo 2 Controlada Por la Ley



CAPÍTULO 2


Jasper sintió que sus manos no eran suyas cuando se acercó y empezó a cachear a Alice, poco a poco. Ella abrió la boca cuando le dio una palmada hacia abajo, comenzando en sus brazos a los lados de sus pechos. Deslizó sus dedos por las curvas sin ir demasiado lejos, pero ella lo cogió con la guardia baja cuando se arqueó en su contacto y le dio un gemido suave.

—Jasper, yo…
—Necesito asegurarme de que no estás ocultando un arma en tu sostén—dijo en voz baja y ronca mientras movía sus manos alrededor de sus pechos, sus palmas frotando los pezones duros como piedra antes de ahuecarlos.
Oh, sí. Ella tenía un par de armas letales.

Alice se apoyó en sus manos y empujó su culo más atrás para apretarse contra su ingle y su erección. Un gemido se alzó en su interior, al igual que las veces que se había burlado de ella antes de conducir su polla en su núcleo. Como si recordara esos mismos tiempos, restregó sus caderas contra su erección y Jasper pellizcó sus pezones duro.
Dio un grito de asombro, pero sólo movió sus caderas más, frotando su culo a lo largo de su polla. Le pellizcó los pezones duro de nuevo antes de correr sus manos por los lados de su cintura, luego deslizó una mano contra su vientre plano justo por encima de su montículo.
—Oh Dios. —Sus palabras llegaron casi estranguladas. —No sé si podré aguantar mucho más cacheo.
—Eso va a costarte. —Jasper se inclinó sobre su espalda, su cinturón de armas presionando en la parte baja de su espalda mientras le murmuraba al oído:—Creo que estamos hablando de ir a la cárcel.
—Que…
Sus palabras fueron cortadas por un gemido mientras le palmeaba el culo y apretaba los firmes globos. Rozó sus dedos a lo largo del borde de la corta falda desde la parte posterior de sus las piernas al frente, justo debajo de su coño. Apostaría que estaba mojada si la acariciaba entre sus muslos, pero tenía la intención de burlarse de ella, castigándola a su manera por dejarlo años atrás, cuando eran adolescentes.
Sin embargo, esta mayor Alice Brandon era, si cabe, aún más hermosa de lo que había sido antes, por no hablar de que su cuerpo estaba más desarrollado y era sexy.
Jasper continuó su exploración, haciendo caso omiso de su coño y en su lugar deslizando sus manos por sus piernas hasta los tacones de tiras que llevaba. La viva imagen de ella sobre su espalda, vestida sólo con esos tacones, casi le hizo venirse en su pantalón del uniforme.

—Sólo hay un lugar donde no he buscado armas—dijo mientras se movía de nuevo hacia arriba por su cuerpo, sus manos lentamente deslizando sobre sus muslos firmes, hasta la falda diminuta.
Alice temblaba bajo sus manos mientras sus dedos se acercaban a su coño.
—¿Vas a resistirte al arresto, Alice Brandon?
—Depende.
—Ah, ¿sí?
—En cuanto a si tienes o no la intención de hacerme venir, o si te estás burlando de mí.
Contuvo una sonrisa.
—¿Estas sobornando a un oficial de la ley?

—No—jadeó mientras sus dedos se acercaba a sus bragas. —Tal vez.
¡Sí!

—Eso definitivamente te va a costar—murmuró antes de meter los dedos en sus pliegues húmedos.
Ella gritó y trajo una de sus manos desde el capó de su coche para cubrir la suya y presionar más apretado contra su coño. Jasper empujó sus caderas contra su culo al mismo tiempo que hacia círculos en su clítoris.
—Jasper ... oh Dios, te extrañé. —Su cuerpo temblaba debajo de él y cogió el olor de su almizcle. —Te quiero dentro de mí. Quiero que me folles. —Se quedó callado y ella gimió de nuevo. —Por favor—rogó. —Te necesito.
—No tengo un condón—dijo, su polla casi estallando por las costuras de su pantalón de uniforme.

—Estoy tomando la píldora. —Su respiración era pesada. —Y confío  en
ti.

El hecho de que ella confiaba en él envió una descarga caliente a través de su pecho que se combinó con la lujuria que rabiaba a través de su cuerpo.
Técnicamente podría dejar de trabajar, pero todavía no lo había hecho.
Todavía estaba en el trabajo.
—Te necesito—le susurró Alice.
Necesito esto.
Antes de poder detenerse, se desabrochó los pantalones y liberó su erección. Empujó la falda de Alice hacia arriba y sobre el culo de manera que todo lo que podía ver era un tanga y las mejillas de su culo desnudo, y casi se estremeció. Sacó el trozo de tela a un lado con una mano y usó su otra mano para estabilizar su polla en la apertura de su centro.
Alice gimió y se inclinó hacia atrás, tratando de llevarlo dentro de ella. La agarró por las caderas y condujo su polla en un empuje duro.
Alice gritó. Se detuvo, manteniéndose dentro de ella, sintiendo la estrechez de su coño sobre su polla como un puño. Maldita sea, ella se sentía bien.
—Por favor. —Alice retorció las caderas. —No te detengas.
Jasper comenzó a follarla, sintiéndose como si acabara de encontrar un tesoro perdido.


Alice estaba tan perdida en la sensación de Jasper en su interior que apenas podía pensar. Luces rojas y azules continuaban titilando, exponiéndolos a cualquiera que pasara. Su cinturón de armas y la pistola excavaban en su carne como su polla se estrellaba contra su núcleo.
Durante todos estos años, nadie había estado a la altura de Jasper, y le pareció increíblemente más grande y más grueso de lo que había sido cuando era un adolescente.



Movió las manos desde sus caderas a su blusa y la empujó hacia arriba, sobre su escaso sujetador de encaje rojo. Sacó las copas de su sostén, dejando al descubierto su piel al aire frío de otoño. Sus pezones dolían de un modo placentero mientras los pellizcaba y la follaba al mismo tiempo.
—Definitivamente sobornando a un oficial de la ley—dijo mientras golpeaba más duro contra ella. —Parece que necesitas un pequeño castigo para enseñarte una lección que no olvidarás.
—C-castigo... —Alice sentía como si su mente estuviera flotando. —-En- entiendo, oficial.
—¿Lo haces? —Se detuvo por un momento, su cuerpo al ras con el suyo.
—Esto significa el aislamiento conmigo como tu carcelero.
—Por favor no te detengas. —Jadeó, sus palabras eróticas flotando en algún lugar de su mente. —Lo que quieras, oficial. Sólo fóllame.
Hizo girar sus caderas de modo que su gran polla hizo magia dentro de ella y quería gritar.
—Voy a estar tomándote bajo custodia tan pronto como termine el 'cacheo', Sra. Brandon. ¿Entiendes?
Un estremecimiento se desplomó a través de su vientre.
—Cualquier cosa que necesites de mí, oficial.
Le dio un sonido de satisfacción y comenzó a bombear en ella duro y rápido, golpeando sus caderas contra las suyas, golpeando las bolas en su culo.
El cuerpo de Alice se estremeció con la necesidad de venirse. Subió más y más, su mente todavía estaba flotando como si fuera un globo, apenas atado a la tierra. Todo su cuerpo se sintió ligero, el inminente orgasmo se elevaba más y más.
De la nada su clímax se estrelló contra ella y gritó.

Se vino con tanta fuerza que sus brazos colapsaron y se desplomó contra el capó caliente del coche y se encontró apoyando la cabeza en sus brazos. Se sentía desconectada de la realidad mientras su cuerpo se estremecía y su núcleo se cerraba sobre su polla.
Jasper dio un gruñido justo antes de que sintiera su semen brotar a chorros dentro de ella, su polla pulsando mientras su coño daba espasmos. Se metió un par de veces más, dejando que su cuerpo ordeñara el resto de su venida de su polla.
—Ángel. —Apretó la entrepierna contra su culo apretado. —No sabes en que problemas te has metido.
¿Problemas? Infierno, si esto eran problemas sigue con ellos, fue el pensamiento de Alice mientras Jasper sacaba su polla de ella y lo escuchó abrocharse los pantalones del uniforme. ¿Quién habría pensado que su día acabaría así?
—Puedes obtener tiempo por buena conducta—dijo con su voz profunda y sexy mientras la tomaba por las muñecas con las manos, —pero tendremos que ver.
Su mejilla presionaba contra el capó del coche mientras ponía sus manos detrás de su espalda demasiado rápido para que ella reaccione y le esposaba.
—¡Jasper! —gritó mientras tiraba de las esposas de metal que le ataban las manos a la espalda. —¿Qué demonios estás haciendo?
—¿Resistiéndose a la detención, señorita Brandon? —preguntó mientras la ayudaba a volver a una posición de pie. Él no se molestó en tirar hacia abajo de la blusa o la falda.
—¿Qué?…, no, yo… Ella se resistió pisando fuerte en su bota. —¿Qué estás haciendo?

Se inclinó de modo que sus labios estaban cerca de su oído y llevó la mano a su alrededor y pellizcó uno de sus pezones. Ella gimió y sintió más humedad mojar sus muslos. —Tiempo de cárcel, ¿recuerdas?
—Pero…
Él la volvió hacia su coche patrulla, las luces rojas y azules intermitentes iluminaban a través de sus pechos desnudos. La falda estaba por encima de su culo y sentía el aire frío en sus pechos y demás partes del cuerpo que estaban descubiertas. Si no estuviera tan caliente y cachonda por la follada de Jasper, estaría fría. Gracias a Dios esto era Arizona.
Jasper realmente le leyó sus derechos Miranda al tiempo que abría la puerta de atrás de su coche patrulla y la empujaba hacia el asiento, con la mano empujando hacia abajo la cabeza. Su culo desnudo, golpeó el vinilo frío de la silla y se estremeció. ¿Qué estaba haciendo? ¿Encarcelándola? ¿Después de eso?
El corazón de Alice latía mientras él cerraba la puerta detrás de ella. No sabía lo que estaba sucediendo, pero no podía encarcelarla de esta manera.
A través de la rejilla que separa el asiento de atrás del de adelante, lo vio jugando con su coche, levantando el techo del convertible y apagando las luces. Cuando se agachó y metió la cabeza en el coche, se tomó un momento antes de agarrar algo desde el interior. Parecía que su bolso, luego cerró la puerta. Mientras caminaba de vuelta al patrullero, las luces de su coche brillaron indicando que había usado el control remoto para cerrar las puertas. Puso las llaves en su bolso y lo cerró.
Jasper llegó al patrullero, se metió adentro, tiró el bolso en el asiento junto a él y apagó las luces intermitentes. Se sentó allí entumecida del shock, las luces se reflejaban un poco en su convertible y cerró la puerta detrás de él. Su cuerpo todavía sentía su tacto, todavía recordaba la plenitud de tenerlo dentro de ella. Pero ahora estaba esposada, casi desnuda, y sentada en el asiento trasero de su coche de policía.

El entumecimiento se convirtió en un fuego lento de cólera que comenzó a subir dentro de ella.
—¿Qué coño está pasando, Jasper?
—Te voy a llevar en custodia.
Puso el coche en marcha y dio la vuelta de modo que se dirigían en la dirección opuesta, hacia la ciudad. Habló por la radio del hombro, pero no oyó, ni entendió una palabra de lo que dijo. Todo su cuerpo empezó a temblar.
—¿Es esto lo que haces, Oficial Cullen? ¿Follar a las mujeres que detienes por exceso de velocidad, y luego llevarlas en custodia? —Por las luces de tablero de instrumentos, vio la esquina de su boca curvarse.
—Sólo a ti. Creo que tenemos un pequeño interrogatorio que hacer.
Alice perdió totalmente el habla. Se sentía tan vulnerable, sin embargo, por alguna estúpida razón, se sentía increíblemente encendida. Era como uno de los adolescentes juegos de rol que ellos solían hacer, pero esta vez ella no sabía qué esperar. ¿Debería reportarlo a él por acoso sexual como tuvo que hacer hoy más temprano con el chico de su oficina?
Esto fue un poco más allá de acoso sexual.
Pero, cómo lo había deseado. Después del día que había tenido, se había sentido tan bien con sus manos callosas sobre ella, su gran polla dentro de ella.
Dios, se estaba volviendo loca.
Llegaron a otra calle en el lado oeste de la ciudad, no muy lejos de donde había estado conduciendo y ella frunció el ceño con confusión. Había muy pocas casas en la calle, separados por grandes lotes. Condujo hasta el camino de entrada de una casa y abrió la puerta del garaje.
Un soplo de alivio se levantó de su pecho. Jasper estaba sin ninguna duda llevándola a su casa.

Incluso después de todos estos años, confiaba completamente en él, pese a las esposas. Después de haber apagado el poderoso motor, bajó la puerta del garaje y se bajó del coche patrulla. Abrió la puerta de atrás, la tomó de la parte superior del brazo y la ayudó a salir del coche.
La emoción dio vueltas en su vientre después de que cerró la puerta detrás de ellos y se detuvo a mirarla, sus hermosos ojos marrones encontrándose con los suyos. Era la primera vez que había sido capaz de ver sus ojos en toda la noche y contuvo el aliento. Eran el mismo marrón chocolate con largas pestañas oscuras y su cabello corto y oscuro con el tipo de corte que esperarías que tuviera un policía. De lo que ella podía decir con su uniforme, su cuerpo estaba incluso más en forma que lo había estado cuando había jugado fútbol en la secundaria. Era todo un hombre ahora, eso estaba claro.
Su mirada se movió de la suya y lentamente viajó a sus pechos al descubierto. Agachó la cabeza y se pegó a uno de sus pezones con la boca caliente y amamantó. Alice contuvo el aliento luego dejó escapar un suave gemido cuando él movía los labios a su otro pezón. Ella quería sus manos libres de las esposas para correr sus dedos por el pelo corto y oscuro.
Levantó la cabeza y la miró de nuevo. Sus pezones estaban duros, doliendo y un poco fríos por la humedad y la temperatura fresca de garaje.
Sus ojos se encontraron y se miraron fijamente.
—Que me aspen si no te he echado de menos—dijo mientras le tomaba la cara entre las manos. —Quince años, y el simple hecho de verte me hace sentir como si nunca te hubieras ido.
Ella tragó.
—Me siento de la misma manera. No puedo creerlo, pero lo hago.
—Ni siquiera te he besado, aún—murmuró mientras sostenía su cara entre sus manos. —Bienvenida a casa.

La boca de Jasper se encontró con la suya en un beso suave que fue tan diferente de la salvaje forma en que hicieron el amor al costado de la carretera. Su cuerpo lo conoció, dándole la bienvenida, deseándole.
Sus lenguas se encontraron y ella suspiró en su boca. Su sabor familiar y la forma en que la besó trajeron muchos recuerdos. Los dulces noches que habían compartido, aprendiendo uno del cuerpo del otro, el salvaje, indomable sexo que floreció cuanto más llegaban a conocerse y más habían aprendido sobre el otro.
Cuando Jasper levantó la cabeza, su respiración se había elevado y sintió que se sonrojaba de la cabeza a los pies.
—Quítame las esposas. Quiero tocarte. Él negó con la cabeza.
—Todavía estás en custodia, y tengo algún interrogatorio que hacer.
El vientre de Alice dio un salto por la ruda forma en que lo dijo, mientras que al mismo tiempo sus ojos tenían tal sensualidad. Ella se dejó llevar a su casa, a través de un lavadero en el que había un montón de ropa sucia, y a una gran aireada cocina combinaba con una sala familiar.
Era una casa muy bonita, pero definitivamente se parecía a un apartamento de soltero. Un par de zapatillas de correr tirado en una mesa de café que tenía un par de latas de cerveza vacías y un paquete de hojaldre de queso medio lleno. Pasando del sofá de piel en forma de L y mesa central había un televisor de pantalla grande, y ella sólo podía imaginarlo relajándose y viendo deportes. Antes, cuando habían salido, había estado en todos los deportes imaginables y siempre había disfrutado sentada a su lado mientras él se metía en los juegos, y se reía cuando se ponía en pie para gritar a los jugadores en la pantalla. No cabe duda de que no había cambiado ni un poco en ese sentido.

Jasper le guió a una mesa de roble cuadrada en la cocina, la sentó en una de las sillas y se sentó frente a ella. La luz que colgaba sobre la mesa era de cristal, provocando reflejos de varios colores en las paredes. Había unos pocos platos sucios esparcidos por el mostrador y un escurreplatos completo, de limpios.
Su camisa estaba arriba y sobre sus pechos, su sujetador debajo de ellos, haciendo que sus pechos se elevaran. Se sentía expuesta, vulnerable y un poco más que encendida.
—Mis brazos están empezando a doler—dijo mientras su mirada se encontraba con la suya. —¿Por favor puedes quitarme las esposas?
Él negó con la cabeza oscura.
—Todavía no, señorita Brandon. Tienes que responder algunas cosas. Levantó una ceja.
—¿Debo llamar a mi abogado?
La comisura de su boca se torció antes de que su expresión fuera seria otra vez. —¿Por qué me dejaste como lo hiciste cuando nos graduamos?
Alice se echó hacia atrás por la sorpresa. No esperaba esa pregunta.
—Yo, bien…
—La verdad. —Su expresión era sombría. —¿Habías dejado de quererme?
Ella cerró los ojos por un momento y pensó en el día en que ella le dijo que se iba. Fue la cosa más dura que jamás había hecho.
—Tenía mucho miedo. Abrió los ojos mientras las palabras salían de su boca.
—Éramos tan jóvenes, y yo… no estaba preparada, Jasper.

—Te podrías haber quedado. Extendió sus grandes manos sobre la mesa.
—Te hubiera dado todo el tiempo que necesitaras.
—Lo sé. —Dijo en un susurro. —Pero eras todo lo que había conocido durante dos años, y yo quería asegurarme de que no me estaba perdiendo lo que la vida tenía para ofrecer. No quería tener hijos, o incluso pensar en ellos. Cada vez que habláramos, yo tendría una sensación extraña en la boca del estómago.
Una expresión de dolor cruzó el rostro de Jasper, para ser reemplazada por la máscara firme otra vez.
—¿Por qué no me dijiste eso en lugar de sólo romper? Acabo de preguntarte, ¿dejaste de amarme? Porque seguro como el infierno que no pude olvidarte.
—No tuve citas con nadie el primer par de años—, admitió, —porque no pude superar lo tuyo.
—¿Por qué no regresaste?
Se mordió el labio inferior al recordar aquellos días en que ella le había extrañado tanto que había dolido.
—Después de la forma en que me fui no pensé que me quisieras.
—Me tomó un par de años superarte también. —Su mirada clavó la suya y ella no podía apartarla. —Pero finalmente lo hice. Finalmente seguí adelante y te convertiste en una parte de mi pasado.
El pecho de Alice dolía, y quería llorar. Había sido una estúpida por apartar su amor. Se había dado cuenta demasiado tarde, o lo que ella había pensado que había sido demasiado tarde.
—Y ahora entras de nuevo en mi vida y está sucediendo de nuevo. —Negó con la cabeza. —Maldita sea, Alice. Te deseo… deseo tu cuerpo, incluso más de lo que lo hice entonces.

¿Y mi corazón? Sofocó el pensamiento antes de que saliera adelante.
Había terminado. Todo lo que quedaba era lujuria.

Jasper apretó sus manos en puños y apretó los dientes aún más duro. Estaba admitiendo cosas ante Alice, que no había admitido para sí mismo en años. Le había dicho que lo que quería era su cuerpo, cuando una parte de él también anhelaba su corazón una vez más.
¡Han pasado quince malditos años, Cullen! ¿Qué coño estás pensando?
Ella te dejó.
—Las cosas han cambiado mucho desde entonces. Su voz era ronca, traicionando algunas de sus emociones, y quería darse una patada en culo.
—Lo sé—dijo en voz baja. —Y no sabes cuánto lo siento.
—¿Mucho? —Se levantó y retiró de la llave de las esposas y las alzó para que pudiera verlas.
Gracias a Dios iba a tener las esposas fuera.
—Realmente lo siento.
—Bien. —Se embolsó las llaves de nuevo.
—¡Hey! —Frunció el ceño. —Lo prometiste. Él negó con la cabeza.
—No. Te dije que te estaba tomando en custodia, y eso es exactamente lo que estoy haciendo.
Alice se dejó caer contra su asiento, una expresión de incredulidad en su rostro. —Hemos hablado. ¿Qué más quieres de mí?

—Mucho. —La tomó del brazo y la ayudó a ponerse en pie. Ella trató de sacudirse de su brazo, pero él la agarró fuerte mientras la guiaba hasta la habitación que había querido llevarla toda la noche.
Caminaron por el pasillo hacia la gran habitación más lejos, y abrió la puerta.

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ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina