miércoles, 12 de abril de 2017

capitulo 3 Controlada por la Ley

CAPÍTULO 3



La mandíbula de Alice cayó y sus ojos se abrieron cuando Jasper cerró la puerta detrás de ellos. Malditamente increíble. Ella había sido introducida un poco en el bondage y la dominación por uno de sus novios, pero nada como esto.
Había una mesa con floggers y otros dispositivos, un taburete con restricciones, lo que estaba segura era un arnés colgante de esos que parecen una hamaca, cadenas colgando del techo, una especie de máquina con una rampa de metal, y en la parte superior de la rampa agarraderas y apoyos para brazo y vientre, todas de cuero acolchado. Había restricciones de muñecas en las agarraderas y restricciones en la parte inferior de la rampa. Lo que más le llamó la atención, sin embargo, fue la jaula alta de metal contra una pared.
—Um, ¿Jasper? —Lo miró a los ojos y se humedeció los labios. —¿Qué estas planeando hacerme?
Le tomó un lado de la cara con una de sus manos y rozó sus labios sobre los de ella.
—No es lo que me propongo hacerte, es lo que pretendo hacer contigo. Su estómago dio una voltereta, una vez más.
—¿Cómo sabes que quiero hacerlo?
Movió los labios a su oreja y con suavidad la mordisqueó.
—Todos los juegos sexuales que jugamos cuando éramos adolescentes... hemos crecido y también lo han hecho nuestros juguetes. Y deseas probarlos. Quieres que te folle en todas las formas imaginables. Admítelo.
Jasper le soltó el brazo mientras le levantaba la cabeza y la miraba a los ojos. Al mismo tiempo, llevó las manos a sus pezones y apretó, lo que la hizo jadear por el simple placer de lo que había hecho. Ella trató de tragar, pero su garganta estaba seca.
El coño de Alice dolía y sus pezones se pusieron más duros a medida que tomaba los pechos y apretaba los pezones entre sus dedos pulgar e índice. Tenía que admitir que se sentía tan erótico estar con las muñecas esposadas y a merced de Jasper.
Movió las manos de sus pechos a su culo, levantó la falda y le masajeó los globos desnudos, separándolos y liberándolos de nuevo. —¿Estás lista para jugar?
—Sí. —Se sorprendió por la facilidad con que le contestó. —Estoy lista.



La comisura de su boca se volvió una sonrisa devastadoramente sexy.
—Elije una palabra de seguridad.
Palabra de seguridad. Palabra de seguridad. Oh, sí, el ex-novio que le había introducido en el bondage y la dominación había mencionado que la gente muy metida en el BDSM, elegía una palabra que podría usar en cualquier momento que pensara que las cosas se habían ido demasiado de las manos.
Los recuerdos de esa tarde le pegaron duro.
—Sucio, maloliente, mentiroso, engañoso bastardo y prostituta. — Tuvo un momento de furia en sus palabras, al recordar a su ex-mejor amiga, y su ex novio.
Jasper la miró sorprendido.
—Uh, ángel. Eso es un poco mucho. Tal vez es mejor que me digas de dónde vino eso.
Los hombros de Alice se desplomaron y negó con la cabeza, todavía incapaz de creer lo que había encontrado. Ella le dijo a Jasper acerca de su día de infierno y cómo terminó encontrando a su novio con su mejor amiga.
En el interin, le desabrochó las esposas, las volvió a colocar en la bolsa en su cinturón y le frotó las muñecas.
—Por supuesto, eso fue antes de que me detuvieras por exceso de velocidad y tirar basura—, dijo mientras le masajeaba el ligero dolor en los hombros.
—Tu día apestó—Besó la parte superior de su cabeza. —Y me gustaría patearle el culo al hijo de puta. Pero ¿no te parece que terminó muy bien?
Ella le sonrió.
—Ser follada por un policía a un lado de la carretera fue definitivamente caliente.




Él levantó una ceja.
—¿Cualquier policía?
Ahora que sus brazos estaban libres, los envolvió alrededor de su cintura y se acurrucó contra su pecho. Respiró hondo su aroma masculino. Olía tan condenadamente bien.
—Definitivamente no cualquier policía podría haberlo hecho. Jasper dio una risa suave.
—Acerca de la palabra de seguridad. ¿Por qué no eliges sólo una?
—Si insistes—dijo con una sonrisa mientras su mejilla descansaba sobre su pecho. —Bailarina. Siempre quise ser una cuando era niña.
Cuando levantó el rostro y lo miró a los ojos, tenía una expresión seria en su cara.
—Apostaría a que sabes cómo funciona esto. Alice se encogió de hombros.
—En realidad no—Ella tuvo la sensación de que no le caería bien si admitía haber practicado un poco de bondage con un antiguo novio. —Es sólo una de esas cosas que he aprendido con los años.
—Uh-huh.
—En serio—Hizo todo lo posible para parecer inocente. Le dio un manotazo en el culo, duro, y ella gritó.
—Me dirás siempre la verdad o te castigaré.
Su rostro enrojeció mientras le frotaba una de las mejillas de su culo con la mano.




—Un antiguo novio solía atarme de vez en cuando, pero nunca nos metimos en BDSM.
—Tienes varios castigos pendientes—Ahora estaba frotando las dos mejillas del culo. —Cinco razones. El exceso de velocidad, tirar basura, sobornar a un oficial de policía, mentirme... y dejarme.
En sus últimas palabras contuvo el aliento y lo miró a los ojos. Bajó la boca y tomó la suya en un beso duro que le hizo girar la cabeza. Dominó su boca con la lengua, los dientes y los labios. En el momento en que terminó de besarla estaba tan mareada que casi no podía quedarse parada.
Cuando por fin levantó la cabeza y se las arregló para recuperar el aliento, dijo: —Te referirás a mí como oficial Cullen, u oficial en todo momento.
¿Entiendes?
Wow. Esto iba un poco más allá de lo que jugaban cuando eran adolescentes. La hizo calentar lo suficiente como para humedecerse entre sus muslos y sus pezones dolían en el aire fresco de la sala de bondage.
—¿Cinco castigos, oficial? —preguntó, volviendo a sus sentidos. ¿Cinco?
—Más si te los mereces—Dio un paso atrás. —Desvístete, pero déjate los tacones.
El coño de Alice positivamente dolía ahora. Se quitó el suéter y Jasper lo tomó, junto con las otras piezas de ropa de las que se despojó. Cuando no llevaba nada, sino sus tacones, le dio una sonrisa de pura satisfacción masculina.
Fue a una larga mesa de roble construida en la pared y puso su ropa sobre la misma. Mientras lo observaba, se dirigió a una caja fuerte alta, la abrió con una combinación, y luego se quitó el cinturón de armas y lo puso en la caja fuerte, junto con cualquier otro equipo que traía con él, como su radio de hombro. Terminó y cerró la puerta de la caja antes de pasar a la mesa y mirando sobre ella, vio que él había mantenido las esposas, sin embargo.




Uh-oh.
Mientras miraba por encima de su mesa de "juguetes" finalmente se detuvo en algo que parecía un cinturón de castidad, pero había tanto un consolador y como un dilatador anal en él.
Ella se estremeció, mientras él se le acercó con un tubo de lo que estaba segura que era lubricante, junto con el artilugio.
Cuando llegó hasta ella, recorrió con un dedo su espalda por la columna hasta su culo.
—¿Alguna vez has sido follada en el culo antes?
Alice pensó en mentir, pero sabía que iba a ver a través de ella y que significaría el castigo número seis.
—Un par de veces—Ella se quedó mirando el dilatador. —Pero yo no creo que algo tan grande haya estado en mi culo.
—Este es el castigo número uno por exceso de velocidad—Tomó el tubo, sacó un poco de lubricante y lo aplicó generosamente en el dilatador. —Vas a usar esto en todo momento hasta que lo saque de ti.
Whoa.
—Sí, oficial.
Hizo colocar a Alice sus manos sobre una mesa acolchada y pararse con sus piernas abiertas. Se sintió tan abierta y vulnerable a él, y realmente, realmente caliente. Ella dio un grito agudo, luego un gemido mientras empujaba el tapón en su culo. El apretado anillo de su ano, no quería dejarlo entrar, pero resbaló el dilatador hasta que se sintió llena y quiso retorcerse por las sensaciones.
Luego tomó el consolador, sin necesidad de lubricación tan mojada como estaba, y lo clavó en su coño, lo que la hizo jadear por la repentina invasión. El ató  el  arnés  de  modo  que  tanto  el  consolador  como  el  dilatador       se mantuvieron cómodamente en su interior. Mientras ella se estaba acostumbrando a la sensación de ellos, se fue a poner de nuevo el lubricante en la mesa con todos sus juguetes.
—El castigo número dos es por tirar basura—dijo mientras volvía a estar delante de ella. —No hay orgasmo sin mi permiso. ¿Entiendes?
—Sí, oficial—Alice estaba prácticamente temblando de la necesidad de llegar ahora mismo a causa del dilatador en el culo y el consolador en su coño. Por no hablar de que estaba desnuda, con sólo sus zapatos de tacón alto y un arnés en frente a su ex novio de secundaria que se había convertido en un infierno de hombre bien parecido y era policía.
Él la apartó de la mesa acolchada y caminó lentamente a su alrededor.
—Maldita sea, que eres hermosa. Eres aún más hermosa de lo que eras cuando estábamos en la escuela secundaria.
—Yo estaba pensando lo mismo de ti, Oficial Cullen—dijo cuando la enfrentó de nuevo.
Esbozó una sonrisa lenta.
—Ahora, el tercer castigo—Su mirada vagó de la habitación y se detuvo en la jaula alta.—Por sobornar a un oficial de policía, definitivamente necesitas cumplir un tiempo en la cárcel.
Su corazón empezó a tronar.
—¿Me vas a encerrar, oficial?
—Puedes apostar tu dulce culo a que lo haré—Le pellizcó una de las mejillas del culo como si marcara su punto y ella gritó.—Leí tus derechos, te he procesado, y ahora te voy a encerrar.
Jasper le cogió del brazo y ella casi tropezó con él, mientras iban a la celda que era de cuatro pies por cuatro. Las barras eran brillantes, gruesas, de forma cuadrada, y la celda era de más de seis pies de altura.




El vientre de Alice se retorció mientras él la ponía en la jaula y cerraba detrás de ella. Jasper caminó alrededor de la celda y se detuvo en el lado opuesto a la puerta.
—Ven aquí—ordenó y ella obedeció, sintiendo el dilatador y el consolador con cada paso que daba.
—Pon tus brazos entre los barrotes—. Una vez más, hizo lo que le dijo y él la había esposado a la jaula en dos segundos.
Lo miró, sintiéndose esclavizada, pero caliente y excitada al mismo tiempo.
—¿Qué vas a hacer conmigo ahora, Oficial Cullen? —preguntó con un temblor en su voz.
Él comenzó a desabrocharse los pantalones del uniforme.
—De rodillas.
Alice se arrodilló, los enlaces que conectaban las esposas haciendo un sonido de traqueteo, ya que pegaban en el travesaño por encima de ella que cruzaba transversal todo alrededor de la jaula. Esto causó que sus brazos subieran por encima de su cabeza. Antes de que Jasper terminara de desabrochar su pantalón, se agachó y le pellizcó los pezones.
—Hermosa, murmuró.
Ella se arqueó en su toque y gimió por todas las sensaciones que la bombardeaban al mismo tiempo. Liberó sus pezones y terminó de aflojar sus pantalones para que su pene y los testículos fueran liberados. Con las dos manos llegó a través de los huecos y la llevó frente a los barrotes, al mismo tiempo que presionaba la cabeza de su erección contra sus labios.
La visión de su polla le hizo retorcerse y abrió los labios con avidez y lo aceptó en su boca.




Jasper gimió cuando Alice comenzó a girar la lengua por la cabeza de su pene y lo largo de su longitud.
Mierda. Sólo la sensación de su boca sobre su pene le llevaba cerca de un clímax poderoso. No había querido venirse todavía, pero se sentía tan bien y se veía tan podidamente caliente, desnuda con tan sólo los tacones y el arnés. Sabía que tenía que estar cerca del orgasmo por la forma en que ella se retorcía y los gemidos que hacía mientras bajaba sobre él.
Apretó su puño más fuerte en su pelo, amando las hebras de seda contra sus dedos. Su Belleza Americana estaba resultando ser un juguete sexual bien Americano con el que tenía la intención de jugar todo el tiempo que pudiera. Ella lo miró con sus grandes ojos azules y vio su polla deslizar dentro y fuera de su boca.
Esta mañana, él nunca habría pensado que tendría a Alice Brandon en una jaula a su merced y excitada ante la perspectiva de todo lo que quería hacerle. Hacer con ella.
Maldita sea, pero su boca estaba tan caliente, tan húmeda. Chupó más fuerte y un sonido sordo se alzó en su garganta. Empujó su cadera un poco más rápido y ella hizo suaves suspiros que causaron mas sensaciones construyéndose en su ingle.
En realidad se sentía un poco mareado, mientras su ángel chupaba su polla. Ella era más experimentada ahora y la idea le provocó una punzada de celos en el pecho. Alice debería haber sido suya todos estos años. De nadie más.
Jasper apretó los dientes y se centró en la sensación de sus labios envueltos alrededor de su erección. Verla así, esposada, de rodillas y tomándolo profundo era tan erótico que su climax llegó rugiendo hacia él como un tren de carga.
Gritó mientras se estrellaba contra él, y tuvo que soltar su pelo y aferrarse a las barras de la celda para evitar caer de rodillas. Ella siguió chupando su polla, sacando cada gota de semen hasta que no pudo soportarlo más.
La respiración de Jasper era dura y pesada mientras sacaba la polla de la boca de Alice. Lo miró con esos ojos azules inocentes y se lamió los labios.
—Cuánto tiempo sin verte, Alice—se oyó la voz de Carslie. Jasper miró para ver a Carslie casualmente apoyado en el marco de la puerta, con una mirada despierta en su rostro.
Alice gritó y tiró de las esposas contra los barrotes de la jaula, todo su cuerpo volviéndose de una rosa atractivo.
Jasper metió el pene y los testículos de vuelta en el pantalón del uniforme y subió la cremallera. Él y sus hermanos habían compartido mujeres antes. Había pasado una noche muy caliente con Edward y Isabella antes de que los dos se comprometieran. Ahora Isabella estaba fuera de los límites, y con razón. Los otros dos hermanos de Jasper, Carslie y Emmet, eran aún solteros y a todos ellos le gustaba compartir sus juguetes.
Pero esto era diferente. Esta era Alice.
—¿Sientes que puedes dejar que me una a ti esta noche, hermano? —dijo Carslie mientras sus ojos se detenían en el cuerpo de Alice.
Ella abrió la boca y disparó su mirada para encontrar la de Jasper. Le sonrió a su hermano, pero no fue fácil. Por primera vez, cuando uno de sus hermanos quería participar, lo que sintió fue dominio y posesión.

—No ésta vez—dijo Jasper. —Ella es mía.

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ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina