jueves, 11 de mayo de 2017

capitulo 5 tomando el trabajo

CAPÍTULO 5






Esme se acurru junto a Carslie, mientras yacían en su cama. Tenía su brazo alrededor de ella, y su rostro se apoyaba en su pecho musculoso. Estaba absolutamente exhausta de la "fiesta" de la noche anterior. El hecho de haber tenido sexo con tres hombres, había volado su cabeza.


Pero ahora estaba abrazando al hombre con el que ella realmente quería estar.  Olía  tan  bien, tan  masculino.  Después  de  que se  había desvanecido la noche pasada, había despertado en los brazos de Carslie y Emmet y Aarón se habían   ido.  La  había ayudado a vestirse  y habíaido directamente a su casa. Se sentía como borracha, como si hubiera bebido demasiado, y no había consumido nada con alcohol.

Una vez que llegaron a casa de Carslie se dieron un baño de lujo y luego la metió  en  la  cama, sus  enormes  brazos  envueltos  alrededor de  ella, abrazándola con fuerza. Los olores de la ropa de cama limpia y el jabón del baño de la noche anterior eran reconfortantes y junto con el olor masculino de Carslie, la haan sentir como si estuviera en casa.

—Buenos días, cariño—, dijo Carslie con voz ronca mientras apretaba los labios en su cabello.

—Si, buenos—. Se acurru más cerca y descubrió que podría ser una mañana muy buena si el tamaño de su erección era una indicación.

Carslie bombeó sus caderas, frotando su polla contra su vientre, y ella dio un suave gemido.  El correspondió con un fuerte gruñido cuando la puso sobre su espalda y se deslizó entre sus muslos. Estar sobre su espalda hizo que su  culo quemara deliciosamente por los  azotes de  la noche anterior,  sumándose al calor húmedo en su coño.

Él acarició la curva de su cuello.
—Me gustaría poder follarte sin nada entre nosotros—, murmuró. Estaba tomando la píldora, pero nunca tomaba riesgos, sin importar lo mucho que confiara en un hombre. No hasta que ambos fueran plenamente examinados.

Carslie metió la mano en el cajón de su mesilla de noche y sacó  un paquete.  En un  momento  había revestido  su  erección  y  se   dirigió directamente a ella antes de que tuviera la oportunidad de prepararse para llevarlo dentro.

Con un  fuerte  jadeo,  ella arqueó su espalda y envolvió sus  muslos alrededor de sus  caderas. Él bombeó su polla duro y rápido y Esme dio gritos suaves con cada golpe. La sensación de tenerlo dentro de ella y la quemazón continua de su culo y los muslos, la condujeron más y más cerca de un poderoso clímax.

Esta  vez, de que la energía se  disparara a través  de ella, hasta sentir un hormigueo en cada terminación nerviosa de su cuerpo. Profirió un grito largo y Carslie la sigu momentos más tarde con un fuerte gemido, unos pocos golpes más de sus caderas y el pulso de su polla dentro de su núcleo.

Carslie se hund en su contra pesado, pero bienvenido. Esme dio un suspiro de satisfacción y él levantó la cabeza y le dio una sonrisa sensual. Su cabello rubio estaba  desgreñado, sus  ojos azules con los párpados pesados, los músculos acordonados y poderosos mientras se apuntalaba por encima de ella y tenía una sombra de una barba. Nunca había visto a alguien tan sexy como estaba él en ese preciso momento.

* * * * *

Fue sólo cuestión  de días antes  de que Carslie supiera que estaba locamente enamorado de Esme. ¿Amor a primera  vista?  Siempre  había pensado que eso era pura mierda. Ahora ya no podía imaginar la vida sin ella y su personalidad dulce, los colores siempre cambiantes de sus ojos color avellana y el cabello rojo fuego.  Tan elegante y refinada durante el día, y tan caliente y desenfrenada por la noche.

Había tenido  un montón  de relaciones,  sobre  todo  de usar  y tirar, donde él  y  la mujer tenían una aventura y  se  separaban de  manera amistosa. Nunca había querido más que eso. Había muchas mujeres bonitas para disfrutar como para estar atado a una.

Mientras miraba por la ventana de su oficina se preguntó que estaría haciendo Esme en ese momento. Haan decidido que no era una buena idea que los dos trabajaran juntos.


Estarían haciéndolo como conejos todo el tiempo. Se frotó el pene a través de sus pantalones. Ese conejo rosa con el tambor no tenía nada que ver con ellos1 .

El cielo estaba nublado, amenazando con llover como lo estuvo el día en que había entrado en su  despacho. ¿Qué hacía? ¿Una semana? ¡Dios! parecía que habían pasado meses en lugar de días.

En ese mismo momento, ella todavía estaba trabajando de consultora para la empresa en la que su contrato  estaba  a punto de agotarse la semana próxima.  Ella le había dicho que, a menudo entre los empleos, se había tomado tiempo libre, por lo general sus contratos  eran lo bastante lucrativos como para poder permitírselo.

Él sólo tenía que convencerla de que se tomara ese tiempo libre ahora y pasarlo con él, en lugar de gastarlo en busca de un puesto a tiempo completo, o incluso otro contrato de trabajo. No había  tomado unas vacaciones en quién sabe cuánto tiempo, y tenía un personal eficiente que podría prescindir de él durante  un par de semanas. Infierno, un mes, incluso.

Sacó  su  teléfono  celular fuera de su  funda y pulsó  el  mero de marcación rápida en que había programado el celular de Esme.

Ella respondió al tercer timbrado, su voz baja y sin aliento mientras decía, —Hola, Carslie—, con su sexy voz de fóllame” que lo ponía más duro que nunca.

Se  ajustó  la furiosa erección a través  de sus  pantalones.  Podía imaginarla en su oficina ahora, de rodillas, chupando su polla.

¿Qué estás haciendo, cariño? Sus palabras siempre parecía ser bajas  y  roncas  cuando hablaba  con  Esme.  Sentía  que estaba  en  la secundaria de nuevo. Era como si apenas pudiera hablar a su alrededor.



Carslie la imaginaba dando vueltas un mechón de su pelo rojo alrededor de un dedo.

—Mirando a la pantalla del ordenador y pensando en ti.

Un gemido se levantó en su garganta que apenas contuvo.

—¿Y qué estabas pensando?

—Acerca de arrodillarme delante de ti  en tu oficina, con todo  tu personal del otro lado de la puerta—. Sus palabras lo hicieron sollozar de nuevo. —Sería tan caliente el hecho de saber que no tendrían idea de lo que estamos haciendo o tal vez estarían tratando de adivinar si me estoy tirando a su jefe.

—Estás  siendo una chica muy mala, Esme—. No podía dejar de frotar su erección a través de sus  pantalones. Burlarte de mí solo hará que seas castigada.

—¿Quién, yo?—, dijo ella y él la imaginaba haciendo todo lo posible para parecer inocente.Nunca me burlaa  de ti  acerca de querer que vengas aquí, donde estoy trabajando, y me lo hagas en la trastienda.

—Oh, definitivamente creo que te has ganado un castigo... o dos—. Se inclinó hacia adelante jugando con una pluma sobre el escritorio. ¿Algún plan para el primer par de semanas en febrero?

Se la imaginó metiendo un mechón de pelo detrás de la oreja.

—Bueno, no.

—¿Qué dices  sobre esquiar en Colorado?—  Para su sorpresa,  en realidad se  sentía  nervioso por preguntarle y por cuál podría ser  su respuesta.

Una pausa.

—Yo, bueno... no esquiar.

Él sonrió. No estaba diciendo que no.


—Te voy a enseñar, cariño.

—Tengo un miedo de muerte a cualquier cosa  rápida, Carslie.

—Pista de esquí para conejitos1  , dijo pensando en ese conejo rosa de nuevo y casi rió. Vamos a mantener la cosa lenta y fácil hasta que estés lista para avanzar más rápido.

Al  igual  que en su  relación.  Cero  a cien  en cuanto a su  corazón concernía, pero sabía que tendría que ir más lento con ella.

—Claro—, dijo después de otra pausa, y dejó escapar un suspiro de alivio. —Pero te advierto de antemano que no soy loca por la nieve.

—¿Qué hay de chocolate y palomitas de maíz sobre una alfombra de piel de oso delante de una chimenea caliente?

Ella se echó a reír.

—Bueno, la idea definitivamente tiene sus ventajas.

—Bueno. Voy a hacer los arreglos necesarios—, dijo antes de que ella le tirara un beso por el teléfono y él sonrió como un tonto.

* * * * *

Una bola de nieve explotó en la cara de Carslie y se limpió la nieve helada de sus ojos con el dorso de su mano enguantada.

Jovencita, dijo con una sonrisa, el calor en su pecho calentando cualquier enfriamiento  que la nieve pudiera causar. Tendrás que pagar por ello.

—¿Jovencita?— Esme le asestó una vez más, antes de que tuviera la oportunidad de sacar su propia bola de nieve. —Yo era la capitana del equipo de softball—. Le plantó  una entre los ojos, pero no antes de que él le diera con otra en el pecho. —Lanzador principal.

—Sí, bueno, yo era el tackleador de  primera ofensiva—, dijo justo antes de lanzarse por ella y abordarla en un banco de nieve.

Esme reía nerviosamente mientras se retorcía debajo de él y trataba de  liberarse.  Mientras la miraba, ella le quitó el  aliento. Sus  mejillas rosadas por el frío, los labios de rojo, y sus siempre cambiantes ojos de color avellana casi azules como el cielo.

Más nieve se estrelló contra el costado de su cabeza y se echó hacia atrás para ver que se había aprovechado de su lapsus y le dio bien con un puñado de nieve.

Se retorció y se r un poco más, pero aguantó y tiró de ella hacia abajo de modo que estuvo debajo de él de nuevo y tenía  sus manos enguantadas clavadas sobre su cabeza en la nieve.

—Oye, no es justo—, dijo con un brillo en sus ojos.

—Todo vale en el amor y en la guerra—,  dijo, mientras comenzaba a hacerle cosquillas a través de su chaqueta de esquí, debajo de los brazos. Había descubierto que era extremadamente cosquillosa.

Esme se rió y gritó mientras luchaba en contra de su agarre.

Noooooo—. Ella se reía tan fuerte que apenas podía hablar.

Ese es tu primer castigo, dijo mientras Esme reía tan fuerte que estaba teniendo dificultades para respirar.  La dejó y detuvo las cosquillas para que pudiera recuperar el aliento.

Su respiración subía y bajaba por debajo de su chaqueta de esquí.

—¿Por q…qqué? —  Sus labios estaban  empezando a ponerse morados por el frío. Él se haría cargo de eso.

En lugar de responder, la be lentamente,  dejando que su boca le calentara los labios antes de besarla más profundamente. Esme suspiró en su boca y su cuerpo se relajó. Libe sus labios y le tomó la cara entre sus manos enguantadas, aún sosteniéndola  para poder tomarla más a fondo. Su pantalón de esquí estranguló su pene y apretó sus caderas entre sus muslos. Hizo suaves gemidos y envolvió sus brazos alrededor de su cuello.

Él la cogió  por el culo, que probablemente estaba todavía dolorido de la paliza de la noche anterior, que había sido  por lo menos una semana después de la última. Esme envolvió sus piernas alrededor de sus caderas y le sonrió mientras la llevaba hacia su cabaña.

Se encontraban en Aspen, quedándose en una cabaña propiedad de un amigo de Carslie. Era enorme, apenas podría llamarse una cabaña según las normas tradicionales, pero tenía una sensación acogedora.

Cuando estaban en la cabaña, Carslie encend un fuego en la enorme chimenea que también  servía como chimenea en el  dormitorio principal. Esme se había desprendido de sus guantes y estaba temblando mientras él alimentaba el fuego. A pesar de que habían tenido una cantidad ridícula de diversión el último par de semanas en Aspen, la nieve todavía no era su cosa favorita. Con Esme, cualquier cosa era su favorita, siempre y cuando pasara el tiempo con ella.

Él estaba enterrado con la mierda hasta el cuello cuando se trataba de Esme. Hasta encima de su cabeza.

Cuandla habitación  estuvo  calentita,  ayudado por el  sistema  de calefacción de primera que su amigo había instalado en la cabaña de lujo, Carslie la ayudó a salir de su traje para la nieve. Ella aún estaba fría y mientras lentamente la ayudaba a quitarse la ropa, besó todas las partes frías sobre su cuerpo que pudo encontrar.

Apartó  su  capucha y  soltó   su  cabello. Esme  suspiró  mientras comenzaba con su nariz, antes de pasar a besar cada una de sus orejas.

—Carslie—, dijo al final de un gemido. Eres un hombre útil para tener alrededor.

—¿Lo soy?— Él trajo  la boca a sus labios y la calentó con un beso.


—Definitivamente.

Él levantó una ceja y se retiró.

—¿Y cómo es eso?

—¿Debería enumerar las formas?

—Me encantaría escucharlas.

Se pellizcó las cejas como si pensara profundamente.

—Vamos a ver... tienes  excelentes  habilidades de entrevistador y manejas situaciones de grupo casi tan  bien  como trabajas persona a persona.

Carslie sonrió y negó con la cabeza.

Sus ojos se volvieron de un gris ahumado.
Por no hablar de tu capacidad de controlar una situación caliente. La llevó  a la suave alfombra de falsa piel de oso delante de la chimenea tan rápido que ella dio un grito de sorpresa. Tiró de la cremallera de su traje para la nieve, a continuación le quitó las botas, le quitó el traje para la nieve, su franela y luego su ropa interior.

Se retorcía un mechón de cabello con uno de sus dedos mientras lo miraba, desnuda y bella a la luz del fuego. Cada vez que la miraba de esa manera, le robaba el aliento. Su pelo rojo hacia los lados, en una ola de fuego sobre la piel de oso pardo, vacilante ludel fuego en su piel  pálida  y cremosa. La única cosa en ella era su collar de oro, el cual llevaba todo el tiempo para su placer. Sus  pecas  salpicadas con delicadeza sobre sus hombros, sus  pechos eran grandes, sus  pezones duros y maduros para saborearlos. Su mirada se detuvo en los rizos de fuego entre sus muslos. Hablando de saborear...

—Estás  chorreando—,  dijo ella con una sonrisa burlona y Carslie miró hacia abajo para ver que todavía estaba en su traje para la nieve.


Resolvió el problema rápidamente. En un momento estaba desnudo, y entre sus muslos. Juntos, habían ido a hacerse las pruebas, por lo que ya no necesitaban ningún  tipo de barrera entre  ellos. Maldita sea,  amaba la adherencia sedosa de su coño alrededor de su pene.

Se frotó su erección en un puño mientras la miraba y ella llegaba hasta él. Él negó con la cabeza, extend sus muslos amplios y bajó hacia ella.

Sabía tan dulce. Ningún vino podría coincidir con el sabor de sus jugos. Ella gemía y se retorcía mientras le lamía y chupaba su clítoris. Golpeó con los dedos dentro y fuera de su coño mientras implacablemente la empujaba hacia el borde.

—Carslie, por favor—, rogó.

Le encantaba cuando ella le rogaba.

—Este es el castigo por esa bola de nieve—.  La mi mientras ella se retorcía por la pérdida de contacto  entre la boca y su coño. No puedes correrte hasta que yo diga. ¿Entiendes?

Tenía una expresión de dolor, pero asintió con la cabeza y empezó a devorarla de nuevo. Ella sollozó, se retorció y lloró, pero no abandonó hasta que él no pudo soportarlo más.

Metió la polla en su coño en un solo movimiento duro, lo que la hizo gritar. Ella agarró su  culo, clavándole las  uñas profundo en su  carne mientras se metía duro. Sus gritos se hicieron más fuertes y más largos y el sudor brillaba en su frente por luchar tan duro contra el orgasmo.

Su propio clímax se construía dentro de él, una concentración fuerte en la ingle que amenazaba con dispararse a través de su cuerpo y salir por la parte superior de su cabeza.

Cuando nada pudo parar su propio orgasmo, apenas pudo decir  las palabras.

—Córrete,  cariño—, antes  de explotar dentro de ella. Ella gritó al mismo tiempo que él lo hizo y sint las fuertes contracciones de su coño alrededor de su polla mientras palpitaba en su interior. Pensó que iba a desmayarse por la intensidad de su orgasmo.


Momentos  más  tarde, la estaba  abrazando a la luz del  fuego, sin querer dejarla ir.

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ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina