jueves, 11 de mayo de 2017

capitulo final tomando el trabajo


CAPÍTULO 6



Esme ne con la cabeza mientras Carslie entraba cojeando en su sala de estar con sus muletas.

—Te ves tan lindo —, dijo con una sonrisa. —Y pensar que era yo quien tenía miedo de partirse una pierna.

Le dirigió una mirada asesina y ella se burló de nuevo.

Cuando ya estaba instalado en el sofá  con la pierna rota apoyada sobre una silla, se acurrucó a su lado y puso su cabeza sobre su hombro. Se sentía tan cálido y sólido, y olía a aire libre y a ese olor tan masculino que había llegado a amar.


Se  había  roto la  pierna  de su último día  en Aspen, cuando había decidido que quería esquiar en una de las laderas más traicioneras. Eso es lo que obtuvo por ser un He-man.

Esme se sere un poco. Había estado tan asustada por él cuando lo vio  caer por la  pendiente.  Era como si  un pedazo della  se hubiera estrellado contra esa montaña.

Habían tenido que quedarse un día más para que pudieran enyesar la pierna hasta  arriba  de su muslo. Habían cambiado sus planes y habían conducido de vuelta, ya que no podía volar con su  nueva pierna rota, y habían llegado a Tucson hacía sólo una hora más o menos.


Carslie le acarició el pelo que había dejado suelto sólo para él, a pesar de que era rizado y rebelde como el infierno.

Es el Día de San Valenn—, murmuró, su aliento cálido como plumas contra su oído, lo que la hizo temblar.

—Oh, sí—. Con toda la "emoción" lo había olvidado. Lo siento. No te he comprado nada.

Volvió el rostro para que estuvieran lo suficientemente cerca para que él cepillara los labios sobre los suyos.

—Hay una cosa que puedes darme.

La travesura brillaba en sus ojos y le llevó la mano hacia abajo para frotar su erección.

—Apuesto a que si.

—Está en mi bolsillo de los vaqueros—, dijo, una chispa determinada en su mirada.

Uh-huh—. Para tomarle el pelo un poco más su dedo se deslizó en el bolsillo más cercano a ella y le pasó los dedos a lo largo de su polla a través del material fino de la parte interior del bolsillo.

—El otro  lado—, dijo sonando como  si  estuviera  apretando  la mandíbula por la tortura a la que lo estaba sometiendo.

Para complacerlo, y para divertirse un poco más, llegó a través de él y de inmediato sint un bulto que no tenía nada que ver con su erección.

Un cálido rubor se apoderó de su piel y se detuvo.

—Vamos—, dijo.

Ella  encontró su miradmientras excavaba y sacaba una caja de joyería que hacía juego con la que le había dado antes, que había contenido la gargantilla de oro. Sólo que ésta era del tamaño de una caja de anillo.


Su corazón latía con fuerza. No era lo que ella pensaba que era. No podía ser. No. Probablemente un par de pendientes para que coincidieran con la gargantilla que estaba dentro de la caja.

—¿Cndo tuviste tiempo para conseguirme algo?

—Lo reco antes de irnos—, dijo en voz baja. —Ábrelo.

Esme tragó saliva y levantó la tapa de la caja para ver un hermoso diamante cuadrado, flanqueado por esmeraldas.

Su mirada saltó a la suya, sus labios se separaron, pero no tenía idea de qué decir. Su mente giraba como si estuviera en un mundo de ensueño.

—Tu regalo del Día de San Valentín para mí, sería que dijeras que sí—. Carslie tomó la caja de su mano y sacó el diamante de la misma. Lo desli en el dedo anular. —Di que te casas conmigo, Esme.

—Yo guau . Sostuvo su mano contra la frente mientras lo miraba.
lo han pasado seis semanas, Carslie.

—Lo suficiente para saber que eres la única mujer que quiero en mi vida—. Deslizó sus dos manos entre las suyas. —Di que sí.

El calor se extend por su cuerpo e incluso desconge su mente y sus palabras. Seis semanas había parecido toda una vida con Carslie. Una vida que quería seguir compartiendo  con él.

No me dejes aquí, cariño—. Le acarició el costado  de su cara. — Podemos tener  un compromiso tan  largo como quieras, pero no voy a dejarte ir.

Una sonrisa aparec en su cara y ella se lanzó contra su pecho y le echó los brazos alrededor de su cuello.

Al mismo tiempo, casi le golpeó la pierna rota de la silla y se echó a reír.

—¿Eso sería un sí?


Movió su boca a la suya y le dio un beso a fondo, dejando que su boca, su lengua, sus labios, le dijeran todo lo que quería que él supiera.

Cuando se retiró, ella sonr y dijo de todos modos.

—Sí—. Se rió y lo abrazó de nuevo. —¡Definitivamente ! Entonces se apartó, se detuvo y le dio una fingida mirada seria. —Con una condición.

Carslie levantó una ceja.

—¿Y cuál es esa?

Esme no pudo evitar una sonrisa burlona.

—De ahora en adelante tienes que dejar que alguien más haga todas tus entrevistas. La única entrevista que estarás haciendo será a mí.

—Tú igual—. Él frotó el anillo en su dedo. —Te amo, cariño. Ella dio un gran suspiro de felicidad.
—Te amo también—. Lo montó y empezó a desabrochar su cinturón.
Déjame darte tu otro regalo del Día de San Valentín...








FIN

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ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina